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The Quiet Man


Viggo

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Recuerdo como si fuera ayer mismo, el primer día que mi padre me llevó a Goodison Park. Desde aquellos dos asientos que me parecieron un inmejorable altar divino, divisaba ante mis ojos un verdadero espectáculo teñido de azul. Mis sentidos permanecían embriagados con el colorido que presentaban aquellas gradas repletas de aficionados y apenas oía a mi padre hablar con el estruendo de los cánticos inundando mi espíritu de una fuerza difícil de explicar.

“Ya formas parte del Gwladys Street Terrace. Feliz Cumpleaños”
dijo en un susurro, con su boca a escasos milimetros de mi oído.


El
era una de las graderías del estadio del Everton FC, conocida principalmente por albergar los aficionados más impetuosos y ruidosos de los Toffees.

Sí, aquel día era mi cumpleaños y mi padre me acababa de regalar el mejor regalo posible a un chico de 10 años, enamorado del fútbol, como todos aquí en Liverpool, y enamorado del Everton FC, aunque sólo fuera por llevar la contraria a Martin Ricks, un descerebrado compañero de clase que, por aquel entonces, me hacía la vida imposible.

Los dos años de secundaria que compartí con aquel matón de poca monta antes de que acabara con su juventud en una academia militar, los pasé en el suelo, por culpa de su propensión a dar una paliza a cualquiera que le llevase la contraria.

Con la espalda y las posaderas malheridas y con la imagen de su cara rojiza y pálida mirándome amenazante, fraguó en mi un odio insano hacia aquel miserable y a desarrollar el mismo odio al Liverpool FC, cuya camiseta, roja como la sangre que enrojecía su rostro, portaba día tras día aquel niño del demonio que sin duda creía que higiene era el nombre de una ciudad griega.


Desde aquel asiento azul como el cielo que cubría en óvalo perfecto aquel templo del fútbol, pocos partidos me perdí desde entonces. Tan sólo mi estancia en la Universidad me privó de asistir a algunos partidos de los Blues, pero me desvivía por conocer qué había sucedido cada jornada, sufriendo cada derrota como si hubiera sido mía.

Me licencié en periodismo y tuve la fortuna de, tras un tiempo en un periódico local redactando necrológicas y sucesos locales, poder acabar con mis huesos en la redacción de la
y, tras pasar un período de aprendizaje que se me antojó eterno y esclavo, acabé encargándome de la sección de deportes de la región, especial y lógicamente, de todo lo que representaba el fútbol en la ciudad de Liverpool.

Una verdadera religión. Quizá la mayor después de los Beatles.


Mi padre siempre me dijo que trabajar era algo que debías hacer en la vida, pero que trabajar en lo que a uno le gustaba era lo mejor que a uno le podía pasar. Él nunca lo consiguió y por eso siempre me consideré un privilegiado.

No sólo disfrutaba yendo al campo jornada tras jornada, sino que disfrutaba aún más redactando las crónicas de las victorias toffees y, por qué no confesarlo, aún más sobre las derrotas de los Reds.

Mi orgullo era poder escribir sobre todo aquello y que él pudiera leerlo y compartirlo conmigo.

Aquel recuerdo, de la tarde en que mi padre me dio el mejor regalo posible, era lo que me empujaba a escribir cada línea, a trabajar duro cada día, para dedicárselo a él y para no olvidarle nunca.


Leí hace tiempo que las casualidades son las cicatrices del destino.

Aquella frase cobró mayor valor aquel día que, dos días después del fallecimiento de mi padre y recién incorporado a mi rutina diaria, recibí el encargo de mi redactor jefe de entrevistar al que iba ser el nuevo entrenador del Everton CF.

Por lo visto, durante los cuatro días en los que todo se había precipitado en mi vida, con la repentina muerte de mi padre y el viaje a Doolin, la ciudad irlandesa que le vio nacer y donde quiso descansar por siempre, mientras tanto, en casa, en el club de mi vida, todo se había precipitado, paradójicamente, en una sucesión de acontecimientos igualmente inesperados.


David Moyes había anunciado dos días atrás su dimisión como entrenador del Everton FC por problemas personales y en apenas dos días, la cúpula directiva Blue había anunciado al que iba a reemplazar al escocés de Glasgow que llevaba capitaneando al equipo desde el 2002.


Se trataba de un joven entrenador de 36 años, desconocido en las Islas a nivel profesional y, curiosamente, nacido en Doolin, Irlanda.


(...)



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Moses Martin me causó buena impresión desde el primer momento. Cuando me puse en contacto con él para cerrar la fecha para poder realizarle la que iba a ser su primera entrevista oficial, me comentó la posibilidad de celebrar nuestro encuentro en el
“Kilkenny’s Road”
un pub de Liverpool, al abrigo de unas cuantas pintas.


El
“Kilkenny’s Road”
es un pub irlandés situado muy cerca del Albert Dock de Liverpool. Bajo el abrigo de un callejón oscuro e inhóspito, resulta difícil encontrarlo si uno no es un habitual de aquel escondido rincón.

Lo regenta un fornido irlandés de pelo rojizo y su adusta mujer que le gana en tamaño y temperamento.

Es un pub pequeño, de apenas cuatro mesas y cuyas paredes están llenas de fotografías y objetos de la bella Irlanda, sin duda, objetos de valor y recuerdos de todos los que allí buscan una forma de sentirse como en casa, cuando uno está lejos de ella.

Cuando yo llegué, Moses me llevaba ya dos cervezas de ventaja. La primera vez que le ví, tenía una mirada taciturna, como ensimismada en un vacío melancólico tan sólo rellenado por los recuerdos. Era la mirada del emigrante, la reconocía muy bien, pues había visto esa mirada grabada a fuego en los ojos de mi padre toda mi vida.


Vestía con un pantalón de pana marrón, una camisa blanca descolocada con un desorden elegante sobre el cuerpo y una chaqueta de piel marrón mal colocada en el respaldo de su silla. Me fijé en sus manos, grandes e inquietas, desprovistas de anillos y un pasado. Fue entonces cuando observé que, desde hacía un buen rato, se había percatado de mi presencia y me miraba fijamente con una sonrisa canina.

Lo que descubrí después, fue que aquel joven emigrante de 36 años, llevaba toda una vida fuera de su tierra, viviendo o malviviendo de una carrera de futbolista que nunca le llevó a ser profesional sobre un terreno de juego, pero con una viveza y carisma de liderazgo innata y desapercibida que le llevó a entrenar con éxito varios equipos de divisiones regionales hasta que, quizá por una de esas cicatrices del destino, acabó con sus huesos, y por arte de algunas situaciones desconocidas por mi hasta la fecha, en el banquillo de todo un equipo de la Premier League.

Dicen las malas lenguas que el cargo se lo ofrecieron primero a varias personas y que Moses fue el único que dijo sí, sin pensarlo ni una vez y sin poner una sola condición. Muchos creyeron que era por debilidad de carácter, pero está claro que no le conocían lo suficiente.


Años después de aquel primer encuentro, en el que a duras penas pude mantenerme en pie tras una batalla dialéctica y de pintas que mi sentido común me recordaría durante dos días en forma de un terrible dolor de cabeza, oí de mi mujer la mejor descripción posible de Moses Martin que nunca nadie consiguió proferir.

Le estábamos viendo por televisión. Daba una rueda de prensa en uno de los momentos más importantes que el club vivía desde hacía mucho tiempo y todo el aparato mediático de las Islas centraba sus ojos en aquel irlandés tactiturno que parecía nunca poner puntos en las íes.

Con el rictus serio y aquella sonrisa desdibujada en la comisura de los labios, respondía una a una cada pregunta, cada acometida de la prensa, con un cariz estoico y armonioso que no podía más que provocarte una total afiliación a su persona.

El canalla siempre cayó bien a sus amigos, pero mucho más entre sus enemigos.


“El hombre tranquilo”
- dijo mi esposa con la mirada fija en la pantalla y con tono solemne.


The Quiet man
”.


Así le conocerían desde los acantilados de Moher hasta la eternidad que sólo se reserva a los que merecen ser recordados.


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Noooooooooooooooooooooooooooooo!!

Desmond Hume!!!!!!!! Sera Flashback?? Sera Flashforward?? Cual sera la tactica del equipo?? 4-8-15-16-23-42??

Todavia no me leido toda la intro pero viendo quien la firma, tengo por seguro que sera buena.

Saludos crack!!

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Puff Viggo que anda pasanda que apareces y desapareces cada meses. Ya solucionaste el tema con Telefonica? xD.

Se va Topenko y regresa Viggo. Genial je

Vuelve Moses ahora en el Everton. Tiene un buen equipo los Blues de Liverpool, a ver que ocurre.

Suerte y un gusto volver a tenerte por aca.

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Mucha suerte en tu nueva historia Viggo, los Blues tienen un gran equipo y siempre me han caido simpaticos xD

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Eikichi Onizuka

Exacto!! Has pillado el homenaje a esa gran serie que me tiene robado el sueño.

La táctica del equipo no será precisamente esa, pero te aseguro que como haya equipos que me pongan el autobús, soltaré al humo negro. xD

Bienvenido amigo!

Dar Stor

Buenas Darío. Efectivamente la constancia no es uno de mis apellidos, me temo. Y sí, tras casi dos meses y 10 días, y gracias a un amigo de mi cuñao que trabajó en Telefónica y Orange, ya tengo Internet en casa. Todavía estoy esperando que me llame Orange para venir a mi casa.

En fin. Aquí andamos de nuevo.

También vuelve Moses Martin, pero ojo, con aquel del Everton solo comparte el nombre, pues es un personaje diferente.

Gracias por pasar

Bodeguero

Un placer tenerte por aquí amigo, como siempre.

Sgt.Pepper

Bienvenido. Material hay de sobras para hacer grandes cosas esta temporada y procurar a corto plazo hacer del Everton una referencia en la Premier.

Gracias por pasar

Gracias a todos por su seguimiento.

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Acostumbrado uno a Doolin, Liverpool provoca, de inmediato, una sensación más precisa y cercana de lo que supone estar fuera de casa.

La capital siempre me gustó como ciudad, pero acostumbrado a los grandes valles verdes y a la costa salvaje de Doolin, aquí uno se siente invitado a una fiesta de la que apenas conoces a nadie y de la que sólo estás deseando marchar.


Liverpool es una ciudad en constante crecimiento, pero que no ha perdido todavía el desarraigo portuario, la mezcla de culturas y cierto aire alternativo que me hace sentir más cómodo y más ubicado que entre la pomposidad y monumentalidad de una gran ciudad.

Llegué una mañana de oscuras y enorme nubes que apenas dejaban pasar un rayo de sol y toda la ciudad se me apareció dormita y tranquila. Las calles estaban desiertas y no había un alma, en una ciudad que parecía abandonada incluso por los pájaros.

Con un pequeño mapa y unas indicaciones realizadas por un pariente irlandés, acabé encontrando aquel
“ pequeño lugar de mierda que me haría sentir como en casa”
, tal y como lo había descrito el bueno de Flynn.


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El Kilkenny’s Road era un pequeño reducto irlandés que permanecía escondido al tiempo y al mundanal ruido al final de un angosto callejón apenas iluminado por una intermitente farola.

Un olor a cloaca y dos enormes y repletos cubos de basura no eran un reclamo especialmente atractivo para cualquiera que echara un vistazo desde la calle principal.

Cuando entré por la puerta, no obstante, todo cambió.

Ante mi apareció un pequeño bar de apenas cuatro mesas y paredes llenas de fotografías, remos de madera y redes de pesca y con una enorme bandera irlandesa adornando el dintel de una gran viga de madera que atravesaba de punta a punta el bar.

Tenía tres pasillos de iguales dimensiones, como las tres naves de una iglesia, separadas por cuatro enormes columnas de maderas repletas de arañazos y pequeñas fotografías de rostros desconocidos. Al fondo, como el altar de aquel templo pagano, presidía en un pequeño escenario un enorme piano de cola que parecía aguantarse en el aire gracias a un milagro sobre aquel muermo de madera.

Lo que me llamó la atención sin duda, fue la enorme fotografía colgada sobre el piano de pared a pared, en la que se veía, salvajes y en color, los maravillosos acantilados de Maher.


"Bienvenido!"
– escuché a mi espalda. Aquel saludo procedía de una voz gutural, salida del mismo infierno y la había proferido un enorme gigantón pelirrojo que limpiaba con saña una fila de jarras sobre la barra.

"Qué va a ser?"
-preguntó.

"Una pinta y un catre?"
- solté sin pensar demasiado.

"Lo primero es lo primero joven"
- contestó, sirviendo ipso facto una jarra dorada como el oro líquido.


Emmet McCloud era un enorme irlandés de casi dos metros de altura y una nuez tan grande como su cabeza. Verle y no echar a correr eran dos sentidos contradictorios, pero desde el principio me provocó un sentimiento afín, casi de hermandad de trincheras.

El súcubo, era Aileen, su mujer. Todo temperamento. Un ser con lo peor de las mujeres y lo mejor de...nunca lo supe.

Ambos se convirtieron desde el principio en mis dos únicos conocidos en la ciudad y me sirvieron, cada uno a su manera, de apoyo en el nuevo camino que emprendía mi vida.


Cuando me vieron por primera vez, ninguno me reconoció – McCloud lo único que leía era las revistas porno que escondía bajo el fregadero de la barra y a Aileen sólo le preocupaba el fútbol cuando había partido y la caja del bar rebosaba de clientes hambrientos y sedientos de victoria-.

Así que sin muchos reparos y sin ningún lujo, aquella noche me dieron una habitación en la buhardilla del edificio que tenían como bar.

No era el Palace – como si supiera acaso como es-, pero tenía el suficiente grado de intimidad que necesitaba para plantearme en serio si me acababa de meter, de nuevo, en un callejón sin salida.


Con dos cojones, pero sintiendo el dolor ahí, a la altura de las amigdalas.


Moses Martin.



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Información general del club
:


vive un momento de bonanza deportiva importante. Considerado el 6º equipo en la carrera de la Premier, el equipo puede vivir una gran temporada gracias a su participación en la Copa de la UEFA.

El
del club es rico en títulos pero ansía recuperar viejos laureles ya lejanos y romper todos los
posibles.Actualmente está entre los cinco equipos ingleses con mejor palmarés deportivo.

Los
a nivel de club son ambiciosos. Por un lado se espera hacer un buen papel en la Premier, logar la clasificación a competición europea y hacer una buena participación este año en Europa. Un sueño sería ganar la Fa Cup, el último de los títulos obtenidos, ganada ante el Manchester United en 1995.


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Staff Técnico
:


La contratación de Moses Martin a razón de €775m anuales por dos temporadas viene a engrosar un notable
que posiblemente efectúe más incorporaciones en el apartado técnico y en la red de ojeadores.

Dentro de la organización deportiva, cobrará importancia la
que se piensa constituir en buena parte de las ligas europeas, primando los valores deportivos a los económicos, aunque no se descarta algún acuerdo comercial con aras de potenciar el marketing y potencial económica del club ( EEUU, China u Oriente)


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La banca
:


La buena noticia es que las
disponen de
€18,2M limpios para fichajes
en este mercado de verano, cantidad que podría aumentarse por beneficios en traspasos de jugadores del primer y segundo equipo.

La mala noticia es el crédito bancario que arrastra el club de €43,5M y de €29M a cuenta del presidente del club, lo que eleva la
deuda a €72,5M
.

En cuestión de
el equipo mantiene una política correcta pero que convendrá seguir muy de cerca.En cuanto a las renovaciones y nuevas altas, la política será la de ajuste del cinturón y la de compensación de fijo+ variable, en función del rendimiento y de la escala real de importancia y presencia en el primer equipo.


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Primer equipo
:


Actualmente el
tiene en nómina un total de 22 jugadores. Se prevén pocas incorporaciones en la primera plantilla y no se descarta alguna salida si las condiciones económicas son favorables.

La primera decisión a tomar por el técnico, será el tratamiento a seguir con los 4 jugadores cedidos en la primera plantilla.

Según el
el primer equipo tiene una plantilla compensada, joven ( 25 años de media) y ambiciosa y prácticamente completa en todas sus líneas. Si bien es cierto que no todos los jugadores del primer equipo convencen en cuenta a su potencial rendimiento, este primer cuatrimestre permitirá hacer una foto real de la situación y rol en el equipo de cada uno.

No se descarta la cesión de alguno de los jóvenes valores del equipo, siempre y cuando se garantice un mínimo de minutos que permita desarrollar su experiencia en competiciones de primer nivel.


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Cantera
:


El primer informe que solicitó Moses Martin fue la de elaborar un completo report acerca de la situación actual de la
y
.

El
remarca algunos de los nombres de los canteranos interesantes para ser promocionados en el primer equipo o en aquellos con pocas opciones de desarrollo ( por potencial o competencia de puesto) que pudieran irse traspasados o cedidos.

Moses Martin ha decidido apostar muy fuerte por la cantera blue.



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