Capítulo 2 – Niebla sobre Selhurst Park Los días en la nueva ciudad deportiva del Crystal Palace transcurrían entre análisis de plantilla, charlas tácticas, y recorridos casi obsesivos de los hermanos Ruiz por cada rincón del complejo. Chalo tomaba notas constantemente; Mateo hablaba con preparadores, médicos, psicólogos deportivos. El plan avanzaba. Faltaba una pieza clave: el director deportivo. Y ambos lo tenían claro: era Michu. Pero antes de fichar, antes de pedir siquiera un refuerzo, había algo innegociable: entender a fondo lo que ya tenían. Por eso, esa mañana, en la pequeña sala de análisis junto al campo principal, Chalo conectó su portátil al proyector. La pantalla iluminó el espacio con el escudo del club. Mateo cerró la puerta tras de sí y se sentó sin decir palabra. —Vamos uno por uno —dijo Chalo. En la pantalla apareció el listado oficial: la plantilla del Crystal Palace tras un verano convulso. Habían perdido piezas importantes antes incluso de su llegada. Tyrick Mitchell se había marchado. Marc Guéhi, vendido también. Kamada, perdido a coste cero. Solo Mateta había dejado dinero real en las arcas: 34,5 millones. Y con ese escaso margen, la dirección anterior había fichado a Jack Stacey, Domina, Djed Spence, Magasa, Talbi, Elyounoussi, Ben Davies y Saúl. Todo por apenas 47 millones en total. Un parcheo, en palabras de Mateo. Un intento desesperado por reforzar posiciones sin plan claro. Ahora la plantilla era la que era, y Chalo lo sabía. Porteros como Walter Benítez y Dean Henderson, defensas con piezas nuevas como Talbi, Spence, Ben Davies, Magassa, Stacey y algunos supervivientes como Daniel Muñoz ,Chris Richards , Holding o Lacroix. En el medio, nombres mixtos: la solvencia de Lerma y Hughes, el dinamismo de Eze, el físico de Doucouré y las incógnitas de Saúl, França, Elyounousi, el talento de Wharton . Arriba, confiaban en el gol de Nketiah , la velocidad de Ismaïla Sarr,el físico de Edouard y los minutos de calidad que pudiera aportar Domina. Pero no era suficiente El informe era claro: el equipo estaba incompleto. —En el lateral izquierdo vamos justos. Centrales sin salida limpia. El doble pivote es lo más equilibrado. Sarr vive aislado. Dependemos del talento de Eze y los goles de Nketiah. —resumió Mateo, mientras las estadísticas y vídeos de cada jugador se sucedían uno tras otro. Chalo tomó cartas en el asunto; - subirán a hacer la pretemporada con el equipo varios chicos, tengo en mente que gente como Kporha, David Ozoh, Sayki y Whitworth estén en dinámica del primer equipo y puedan ayudarnos, pero necesitamos entrar en el mercado de fichajes cuanto antes-. La niebla sobre Selhurst Park no era solo el cielo gris de Londres. Era el resultado de una mala gestión previa, de un presupuesto congelado por el conflicto UEFA y de una plantilla construida sin un proyecto deportivo real. Chalo apagó el proyector. La sala quedó en silencio. —Hay que ser pacientes —dijo—. Pero si conseguimos traer a Michu… esto se puede arreglar. Esto se puede reconstruir. Mateo no dijo nada. Solo asintió. Porque sabían que resistir, a veces, era el único camino antes de empezar a construir. ... Al día siguiente.. Estaban a punto de redactar la propuesta formal al Burgos CF, club donde Michu ejercía como director deportivo, cuando recibieron un correo de presidencia solicitando una reunión urgente, ese mismo mediodía. En la sala de juntas, Steve Parish los esperaba con gesto más serio que de costumbre. El tono no era el mismo que en días anteriores. Se quitó las gafas, dejó su teléfono boca abajo sobre la mesa, y fue al grano. —Antes de que avancemos más, tengo que ser completamente honesto con vosotros. El club tiene un problema. Chalo se acomodó en su asiento. Mateo frunció el ceño. Parish prosiguió: —Hemos recibido una notificación de la UEFA por un asunto de conflicto de intereses y multipropiedad. Algunos fondos relacionados con nuestros inversores actuales también tienen participación en clubes europeos, y eso podría impedirnos competir en competiciones UEFA si no se resuelve pronto. Hubo un silencio incómodo. Sabían que sin el aporte económico que supone jugar Europa League ni el prestigio de esta competición sería muy difícil la reconstrucción que tenían en mente. —¿Y qué significa eso exactamente? —preguntó Mateo. Parish suspiró y les miró con franqueza. —Estamos negociando vender un porcentaje del club a un nuevo inversor: el propietario de los New York Jets, de la NFL. Es un tipo ambicioso, con ganas de expandirse al fútbol europeo. Yo seguiré en el cargo, eso os lo aseguro. No habrá cambios internos en la dirección ni en el área deportiva. Pero hasta que eso se cierre, no podré autorizar nuevos contratos de alto nivel. Y eso incluye traer a Michu… por ahora. Chalo cruzó los brazos. No protestó. No alzó la voz. Solo pensó. Sabía que no podía planificar una pretemporada sin saber qué recursos tendría. Sabía, también, que fichar tarde en verano podía ser letal en una Premier cada vez más salvaje. —¿Cuánto tiempo necesitáis? —preguntó con su tono pausado, casi quirúrgico. —Una o dos semanas como máximo. Estamos avanzando rápido. Pero necesito que aguantéis. Que os centréis en observar, analizar, y preparar escenarios. En cuanto tengamos luz verde, Michu será lo primero. Mateo asintió con más comprensión que entusiasmo. —Lo entendemos. Pero que no se escape. Es clave para todo esto. —Lo sé. Y haré todo lo posible para asegurar que no lo fichen antes desde España. Al salir de la sala, los hermanos Ruiz bajaron en silencio por las escaleras de cristal que conectaban la zona ejecutiva con los campos de entrenamiento. Afuera, lloviznaba con la precisión habitual del clima londinense. El futuro estaba en pausa. Pero Chalo lo tenía claro: si había que esperar, esperarían. Y cuando llegara el momento, estarían listos para tomar el control total del proyecto.
Archivado
Este hilo está archivado y por tanto cerrado a incorporar nuevas respuestas.