Capítulo 9. Un agosto para callar bocas (o intentarlo) 29 de agosto de 2023 Pese a todo el caos, los malditos giros de las normas y mi desconfianza hacia la camada de jóvenes sub-20 que parecían sacados de una escuela de danza, terminamos el mes de agosto con un desempeño que ni yo mismo me esperaba. Todo comenzó contra el Progresul Găiața. La primera parte fue una maravilla. Dominamos el partido y nos fuimos al descanso con un 1-3 en el marcador. Pero, como siempre, el fútbol tiene la capacidad de arruinarte el día. En la segunda parte, sufrimos una remontada de esas que te quitan años de vida. Fuimos mejores en todo, menos en lo más importante, defender cuando cuenta. Al final 3-3 y el vestuario después del partido, un velatorio. El segundo partido, en casa contra el Comlosu Mare, fue otra historia. Aquí no hubo carajas. Aquí hubo apisonadora. Ganamos 7-1 y Andrei Cărăbaş (MPC, 22 años) estuvo en plan Dios del fútbol. El chico hizo lo que quiso, asistió, marcó y dejó a la defensa rival con la autoestima por los suelos. Con el subidón, nos fuimos a enfrentarnos al Liebling. De nuevo, fuimos muy superiores. Cărăbaş volvió a estar en modo FIFA y, como sorpresa del día, debutó Andrei Petrov (DFC, 15 años), el hijo de Vasil. ¿La actuación del chico? Cumplió. No fue brillante, pero tampoco dio pena. Lo que viene siendo un debut decente. Luego llegó el Moșnița Nouă, un partido en el que fuimos mejores, llegamos más, disparamos más, pero nos faltó puntería. Di descanso a Cărăbaş para que jugara un imberbe en su lugar, y eso se notó. Perdimos fluidez, y ellos, en una de esas jugadas random que no te explicas, rascaron un empate. El cierre del mes fue contra el equipo universitario de Timisoara. Tuvimos la pólvora mojada, ellos defendieron como si su vida dependiera de ello, y nos fuimos con un empate sin goles. Para el espectador, aquello debió ser una tortura. Para mí, una confirmación de que hay mucho trabajo por hacer. Con todo esto, vamos cuartos en la tabla, a cuatro puntos del líder. ¿Me molesta no estar en la cima? Por supuesto. ¿Es un milagro que estemos tan bien tras lidiar con la normativa absurda? También, aunque todo el mundo está igual. Pero no lo voy a admitir en voz alta. Mi orgullo sigue intacto. Bueno, casi... Hablando de orgullo, no puedo dejar de mencionar a los dos mejores jugadores del mes. Andrei Cărăbas (MPC, 22 años), el genio del mediocampo, ha sido la revelación. Tres goles, cuatro asistencias y mejor jugador del partido en tres ocasiones. Su cara de niño bueno esconde un talento que pocos tienen en esta liga. Lo admito, ha sido espectacular. Luego está Fabian Novac (DLC, 34 años). Seis goles en cuatro partidos. Brutal. Este tipo juega como si cada balón fuera el último de su vida. Gol tras gol, me ha demostrado que la veteranía es un grado y que un delantero pequeñín puede hacer estragos en esta categoría. Sorprendentemente, los sub-20 han rendido. Sí, lo he dicho. Han rendido. No todos, claro, pero en general han estado mucho mejor de lo que esperaba. He tenido que utilizar a diez diferentes durante este mes. Y aunque algunos han estado más perdidos que yo en un curso de cocina, la mayoría han demostrado que pueden jugar en el equipo. Por ahora. ¿Me gusta que tenga que depender tanto de ellos? No. Pero la vida no es perfecta y hay que joderse. El balance del mes me deja con un sabor agridulce. Por un lado, estoy satisfecho con los resultados. Por otro, sé que estos partidos eran los "asequibles". Septiembre será otra historia. Tendremos enfrentamientos duros, como contra el Timișul Șag (2º) y el Giarmata (5º). Y no puedo olvidar el partido de Copa contra el Sarbianca, que espero superar sin dramas.
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