Buenas tardes amigos viajeros y futboleros! No, no estamos en Japón. Estamos en Budapest a 26 de abril. Por lo que he podido comprobar a lo largo del último mes, los almendros se encuentran entre los primeros árboles en florecer en Hungría. Es posible admirar sus hermosas flores de color rosa pálido desde finales de marzo, pero no fui consciente de ello hasta mediados de abril. Aunque los almendros se pueden encontrar en casi cualquier parte del país, el lugar más perfecto es la colina Gellért en Budapest. Hay muchos almendros en la colina, pero el más popular se encuentra en el lado sur de la colina, sobre la Capilla de la Roca. No es de extrañar que sea un lugar tan popular, ya que el árbol en flor está acompañado de una vista impresionante de la capital húngara. Este mes de abril ha estado cargado de encuentros al sumar dos partidos de la Magyar Kupa a nuestro habitual calendario de un encuentro semanal, por lo que ha sido el mes con más partidos de la temporada con un total de seis. De ellos, hemos logrado ganar solo la mitad, por lo que, a priori, se nos ponían las cosas muy difíciles para escalar posiciones. La primera derrota del mes llegó justo con el primer encuentro fuera de nuestro estadio. El 1-0 que imperó en el marcador tras el pitido final del árbitro es, sin duda alguna, el resultado más inmerecido de esta temporada. No sólo fallamos un penalti en el minuto 76 que hubiera supuesto el empate, es que disparamos 10 veces entre los tres palos y nuestros jugadores llegaron a realizar 15 pases clave a lo largo del encuentro. El cambio del sistema al 4-2-3-1, tras un partido tan dominante en cuanto a ocasiones, no me producía temor, si no más bien me trasmitía seguridad de que los buenos resultados terminaría llegando y así se lo hice saber en el vestuario a los chavales tras el encuentro. Era momento de mostrarles confianza, no de apretarles. Pocos días después llegaría el primer partido entre semana del mes. Visitábamos el estadio del BVSC Dreher y se imponía la lógica. Jaime volvió a lucir en la posición de mediapunta y ganamos el encuentro por dos goles que tardaron mucho en llegar. Nuestro dominio fue apabullante y el resultado extremadamente corto. Su portero, Benedek Kovacs, hizo una actuación digna de una llamada de la selección nacional. Con esta victoria nos colábamos en las semifinales de la Copa y a solo 2 partidos de lograr un título nacional tras muchos años en blanco. Pocos días después recibíamos en casa al Debreceni con muchos de los no habituales sobre el césped. Tamás Kiss realizó un partido encomiable y de nuevo, nuestro equipo dominó el partido de principio a fin generando muchísimas ocasiones de gol y hasta 18 pases clave. Aunque el 1-0 llegó muy pronto, el resto de goles tardaron en llegar y no fue hasta la segunda mitad en la que sentenciamos el partido con 3-0 que nos distanciaba de uno de los equipos que seguían nuestra estela y que, al igual que nosotros, no había logrado puntuar en la jornada anterior. Sin partido entre semana pudimos preparar nuestra siguiente salida con tranquilidad y, sobre todo, con piernas frescas. Un encuentro calcado al anterior. El equipo dominó generando otros 18 pases clave. Anotamos otros tres goles. Todos esos goles igual de espaciados a lo largo del encuentro. Volvimos a dejar la portería a cero. Tuvimos un 66% de la posición y nos traíamos tres puntos que nos colocaban en la cuarta posición de la tabla. Por primera vez en la temporada nos situábamos en una posición en la que depender de nosotros mismos para ser equipo de competición europea la próxima temporada. Nuestros rivales directos también se dejaban puntos esta jornada y lográbamos meterle 3 puntos de margen al quinto clasificado, el Academia Puskas que tan solo había logrado 2 puntos de los últimos 9 disputados. La ironía es que nuestro siguiente encuentro, semifinal de la Magyar Kupa nos llevaba a repetir escenario y rival. Pero lo que no fuimos capaces fue de repetir resultado. Viendo la solvencia con la que logramos la victoria en liga, di minutos a los suplentes para contar con un equipo ambicioso y fresco sobre el césped, pensando que así repetiríamos victoria y lograríamos el pase a la final. En el minuto 9 mis decisiones daban frutos y Popovic nos adelantaba en el marcador. A partir de ese gol, espoleados por una afición que clamaba venganza por el partido de liga. El equipo local, que marcaba justo la última posición de salvación en la liga, empataría el partido solo cinco minutos más tarde. Procuramos mantener nuestro estilo y unos minutos antes del descanso anotábamos el 1-2. Estábamos jugando un buen partido y en el vestuario le pedí a los chavales que continuaran esta línea que nos metería en la final. Un espejismo. En apenas 15 minutos los locales anotaban dos goles que colocaban el 3-2 en el marcador. Tocaba luchar a remolque. El minuto 72 empatábamos el partido. 3-3 y nuestros futbolistas con las piernas más frescas respecto a nuestro rival. Todo parecía muy positivo hasta que en el último minuto del partido. Frederik Winther cometió un infantil penalti que Michael Eberwein se encargaría de anotar para llevar a los locales a la final de la Magyar Kupa. Volvimos a casa con un gran desánimo. Yo el primero. No teníamos consuelo. Nos creímos en la final. Nos veíamos luchando por un título. Ahora tocaba ver la final en la tele desde casa. Palazo. Pocos días después, el último partido del mes traería a nuestra casa al Vasas, un rival en tierra de nadie. Con la suficiente distancia como para saber que ya sería equipo de la primera división la próxima temporada y sin opciones de meterse arriba a falta de 5 partidos para terminar el campeonato. Pero nosotros seguíamos en Mezokovesd. Más de 5.000 personas en las gradas vieron nuestro peor desempeño del año. Ni uno solo de nuestros futbolistas hizo un buen partido. Ni los que salieron como titulares ni los que entraron desde el banquillo. Un afortunado gol de Holender al minuto 26 dio la victoria a los visitantes y nuestra desánimo se agudizaba. Nuestros rivales ganaban también y aunque manteníamos la cuarta posición, cualquier traspiés nos echaba de Europa. Terminamos un mes complicado, en el que logramos alcanzar la cuarta posición pero en el que la derrota en Copa nos ha dejado muy tocados. Quedan 4 partidos por delante. Nuestros rivales serán el Gyor (11º) fuera de casa, Kecskemeti (8º) en nuestro estadio, Szeged (12º) como vistantes y el Zalaegerszegi (7º) como locales. Lo que a priori parecen cuatro con los que afianza esa cuarta posición, pero para ello tendremos que levantarnos todos anímicamente, yo el primero. Nos leemos a finales de mayo!
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