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Anecdotario

Respuestas destacadas

Ten cuidado con tu amigo que eso de que las noches más divertidas las pasa ahí y luego ocurra eso...;)xD

Luego me paso y cuento alguna que recuerde.

Bueno...cuento yo una que creo que he sido la vez que mejor me he sentido haciendo una broma (;)). Bueno, pues hace dos años más o menos fuimos a Londres con el instituto. A mi me tocó en la habitación con mi mejor amigo, pero el último día nos dijeron que el graciosillo de la clase iba también con nosotros en la habitación porque no habías más sitio. Bueno un día se estaba duchando el gracioso, y yo había descubierto que se podía abrir el pestillo del baño desde fuera. Llamé a todos los del viaje, se metieron en mi habitación, abrí la puerta, y ahí aparecio el personaje haciendo lo que se suele llamar gayola retratada por todos xD

Bueno...cuento yo una que creo que he sido la vez que mejor me he sentido haciendo una broma (;)). Bueno, pues hace dos años más o menos fuimos a Londres con el instituto. A mi me tocó en la habitación con mi mejor amigo, pero el último día nos dijeron que el graciosillo de la clase iba también con nosotros en la habitación porque no habías más sitio. Bueno un día se estaba duchando el gracioso, y yo había descubierto que se podía abrir el pestillo del baño desde fuera. Llamé a todos los del viaje, se metieron en mi habitación, abrí la puerta, y ahí aparecio el personaje haciendo lo que se suele llamar gayola retratada por todos xD

Más que anécdota es una putada para el chaval. Ahí el "graciosillo" fuiste tú.

Pobre ;)xD xD

A mi en un viaje a la nieve me abrieron la puerta del baño mientras cagaba, pero no eran 50, era un compañero de mi habitación que quería hacer un submarino en el minusculo aseo, luego de que cagara y se fuera la peste, se hizo. ;)

Juayer, cuando tenga edad una noche me voy contigo a ese sitio... ;)

Qué grande, la hostia.

En un viaje que hicimos a Paris en la escuela al acabar 2º de ESO y dar el paso al instituto.

Estábamos en un hotel rollo pueblo del viejo oeste, en Disneyland, y en la habitacion de al lado teníamos a 3 chicas, una de las cuales es mi amor platónico de toda la vida. Lo bueno es que habia una puerta que comunicaba las habitaciones, pero eso es insignificante.

En fin, que una de tantos lios en los pasillos, nos quedamos la susodicha chica y yo, solos en el pasillo, sin poder entrar a las habitaciones...yo porque mis amigos se habian ido y ella porque se la habia dejado dentro. Lo gracioso, es que yo iba vestido solo con un pantalón de futbol, y ella solo llevaba una camiseta, eso si, le cubria casi hasta las rodillas...

En fin, tuvimos que salir a la calle, para ir al edificio general, a pedir una copia de su llave. Ya nos veis, a los dos medio despelotados, corriéndo por las calles de tierra, escondiéndonos en arbustos cada vez que veiamos venir a gente, y luego entrar con las pintas a la recepción e intentar pedir al recepcionista una copia de la llave...

Al final lo conseguimos...y no, no pasó nada con la chica...MAS QUISIERA YO!!! ;)

Juayer, cuando tenga edad una noche me voy contigo a ese sitio... ;)

Qué grande, la hostia.

Jajaja, si es la discoteca a la que voy siempre, porque ponen siempre música del estilo que me gusta y me queda al lado de casa, 2x1 en bebidas, entrada gratuita hasta las 2... normalmente no pasa ninguna cosa de esas, pero mira, el tío se debió escapar del zoo xD

También me acuerdo una noche, la que celebré mi 17º cumpleaños, íbamos camino a la parada del autobús porque debían ser las nueve de la mañana y era hora de volver a casa, que fuimos a celebrarlo a Viladecans y un pavo borrachísimo con un amigo no menos borracho nos intentaban convencer de que eran policías de la secreta. Así como diez o quince minutos, hasta que intentó ir a por una chica que venía con nosotros y le tuvimos que parar. Ahí no pasó nada, pero a los dos minutos se empeñó en que yo le había mirado mal y vino a por mí, a lo que un tío que no conocíamos de nada se levanta de golpe y le pega un puñetazo que lo deja tumbado en el suelo y sangrando. El chaval va y me dice: "¿qué hago, tío? tengo la condicional". Total, que le convencimos de que no pasaba nada, que se fuera a su casa tan tranquilo, pero el pobre se fue todo acojonado (y con razón), aunque fijo que el borracho de mierda al día siguiente no se acordaba nada, cuando consiguió levantarse dijo: "no pasa nada, lo he esquivado" xD

Las anecdotas que recuerdo, casi acaban en la policia. ;)

Ya dire alguna otra si me acuerdo xD

Editado por Bosko

Llegamos en pleno martes por la tarde, a eso de las 5 pm, al United Center. No sabíamos exactamente dónde quedaba, aunque sí sabíamos que estaba a las afueras del Loop, del centro de Chicago. Pillamos un taxi de los amarillos, de los de toda la vida, conducido por un sudamericano que nos preguntó nuestro motivo, sabiendo que no había partido. Íbamos para pillar las entradas que meses antes habíamos reservado por Internet. Se sorprendió al saber que íbamos a estar por allí sin ser día de partido, aunque no sabíamos por qué.

Lo supimos al llegar. Tuvimos que sobrepasar mil y una parcelas sin edificar, o con edificios que se perfilaban antaño fábricas de cualquier tipo ya abandonadas. Varios coches sin cristales, algunos calcinados, y un ambiente al más puro estilo suburbio estadounidense. Supimos, vaya si supimos por qué se sorprendió nuestro querido taxista. Antes tan siquiera de parar el taxi y mi hermano pagar, la puerta de mi hermana se abrió. Fue abierta, mejor dicho, por un señor de mediana edad, quizás rozando los 60, de raza negra, vistiendo guantes -estábamos a uno o dos grados centígrados- y un bonito gorro azul de punto. Nos saludó con una gran sonrisa de oreja a oreja, y cuando nos quisimos dar cuenta, no había ni rastro del taxi. Ni del taxi, ni de ningún coche, ni de ningún ser viviente. Tan solo los sonidos de las sirenas de policías daba señales de vida cerca. Pero se antojaba lejos.

Nos dijo en un buen inglés: Tickets?, muy famirializado con los extranjeros que van a por las entradas de partidos, ya sea de la NHL o de la NBA. Mi hermano le siguió, y aunque me sentí reticente, no tuve otra elección. Al cruzar una esquina, vimos a tres de sus compañeros que se calentaban las manos en un cubo enorme sin fuego. No sé si era algo budista, como lo de imaginarte algo cuando no lo hay, o qué. El caso es que el buen hombre nos llevó a la ventanilla del tipo blanco, pelirrojo y gordo que atendía. Conseguimos nuestras tres entradas, y nos dispusimos a volver ávidos al hotel. Nuestro compañero negro se quedó un buen rato pegado a mi hermano, que le despachó con un billete de un dólar. ''Com'on!'' exclamó, siempre simpático, el hombre. Mi hermana le dio diez más, y se fue tan feliz, más contento por la retribución de su trabajo.

Y emprendimos la marcha. Una marcha que se hizo eterna. Nuestro paso era cada vez más ligero. Las sirenas de la policía no nos daban seguridad; todo lo contrario. Y más viendo cómo los semáforos se ponían en rojo y no veíamos ni personas ni coches tan siquiera por las carreteras. Mi hermana, a medio camino del centro de la ciudad, atisbó un taxi -de los blancos, los ''rápidos''- y nos metimos en él. El taxista, un hombre de raza negra, puso el seguro rápidamente. Mi hermano intentó innovar en cómo decirle el destino, aunque terminó diciéndole el nombre del hotel, como toda la vida se ha hecho. Con el seguro puesto, me fijé en la placa de identificación que tiene todo taxista. El número de la licencia estaba borrado y pintado encima con rotulador negro. Tanto su nombre como su apellido hacían pensar que se trataba de un hindú, pero era más negro que Will Smith. Muchas paranoias me creé en menos de diez minutos.

Fue lo que tardamos en llegar al hotel, sanos y salvos, perfectamente. Dos días después, fuimos al partido, hora y media antes de que comenzase. Y parecía otra cosa: mil y un policías, tanto dirigiendo el tráfico como en las entradas, muchísima gente que ya se acercaba al partido, y en general un ambiente de seguridad y muy muy familiar. Viejas abonadas de los Bulls con sus enormes hamburguesas que al descanso desaparecieron. Quizás les tocaba dormir pronto.

Y bueno, siempre recordaré esta anécdota. Cómo vi a ese hombre abriendo la puerta de mi hermana y guiándonos. Momentos de incertidumbre, aunque no lo parezca ;)

Bueno, antes de irme a dormir, otra anécdota divertida, de un cacheo.

Estábamos esperando hace unos meses a la salida del isntituto de nuestras amigas todos los chicos. Y estaban las motos de mis amigos en la acera. Total, que vienen dos nacionales, se paran y piden los permisos de conducir y los papeles y toda la pesca de las motos, y mientras lo revisan pues nos piden a todos DNI. A uno de las motos, le dicen:

-Dáme todo lo que lleves.

Y mi amigo, ni corto ni perezoso, se saca un euro del bolsillo y lo pone encima de la moto contestándole que lo sentía y que no tenía más.

Por la vacilada, los dos policías se pusieron hijos de puta y empezaron a cachearnos a todos. A mi me estuvieron mareando más de cinco minutos, que si una zapatilla, que si la otra, que si quítate la gorra, que si mirar en la cartera mil veces, que si mirar en la funda de las gafas de sol... en fin, así, de ese palo con todos.

Al final, llegaron a un amigo que tenía una moto de cros, y el policía se acerca y le dice:

-Oye, que tú no me has abierto el cajón -y le pega dos golpes al sillín mientras dice- Va, ya estás tardando.

Mi amigo le contestó con dos golpes en el sillín seguidos de:

-Es que esta moto no tiene cajón.

a lo que el policía contestó.

-De cuánto es la moto?

Y mi amigo, alucinado, le señaló los papeles que aún tenían en la mano los policías y la matrícula

Total, que empezaron a ponerse chulos los policías y añgunos de mis amigos también, y yo deseando irme porque tenía en los cojones los porros, y estaba intentando que mis amigos se callasen. Al final los policías se fueron de muy mala leche después de haber intentado multar a mis amigos por aparcar las motos en la acera, cosa que por algún motivo, no hicieron.

Y yo, casi me quedo sin porros.

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