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EL COMIENZO DE UN SUEÑO

Mi nombre es Wei Li Wang y como muchos ya habréis adivinado soy ciudadano chino. Nací en Beijing (o Pekín como la denominan los occidentales), el 10 de Agosto de 1976, en el seno de una familia adinerada siendo el primogénito y único hijo de la misma, de forma que, como podéis ver tuve mucha suerte.

Creo que se puede considerar que tuve una infancia feliz, sobre todo, teniendo en cuenta que diariamente son abandonados muchos niños por los problemas económicos de sus familias y las restricciones de natalidad impuestas por el gobierno para controlar la numerosa población del país. De pequeño, me crié en las escuelas más prestigiosas de Beijing, siempre en un ambiente distinguido, mis amigos eran los niños de las familias más importantes del país y esto me hacía sentir fuera de lugar, yo me consideraba uno más, no me consideraba especial o diferente, mientras que el resto de mis compañeros se consideraban superiores a la mayor parte de la población, después de todo eran los que iban a determinar el futuro del país en unos años... o por lo menos eso era lo que creían ellos., aunque la realidad es que pocos de mis viejos amigos han llegado a ser alguien realmente importante.

Por eso, siempre fui una persona solitaria, mis padres siempre consideraron que era un chico tímido y así me presentaban cuando se reunían con alguna personalidad importante, para excusarse por mi comportamiento poco cordial aunque la verdad es que mi comportamiento tenía más que ver con la incomodidad que sentía en aquellas situaciones.

Mi padre es un hombre de negocios, un pez gordo de las inversiones financieras muy centrado en su trabajo y siempre muy ocupado, por lo que nunca le veia demasiado y por eso no estaba muy apegado a él. Por su parte, mi madre siempre estaba en casa, nunca ha necesitado trabajar y siempre ha estado muy pendiente de mí, intentando convertirme en lo que mi padre quiere que sea, o sea, lo mismo que él, un gran hombre de negocios que sea respetado en los círculos más prestigiosos de la sociedad china, sin embargo, a mí eso nunca me ha interesado demasiado.

Según fui creciendo, pasando la pubertad y llegando a la adolescencia, las cosas no cambiaron demasiado. Mis padres intentaban por todos los medios darme la mejor educación posible y empezaban a intentar involucrarme en grupos de la alta sociedad, juntando con otros chicos de familias ricas, en su mayoria los tipicos niños pijos que supongo existen en otros los países, pero a mi tampoco me interesaba demasiado, salvo excepciones femeninas ya me entendéis xD. Yo me quejaba mucho de esto a mi madre, nunca a mi padre porque algo así lo habría enfurecido. Mi madre siempre me decía que me comprendía pero no tenía ningún tipo de poder sobre mi padre y no había nada que hacer, lo cual creaba un sentimiento de culpabilidad en ella que aliviaba dándome todos los caprichos que quería.

Gracias a ello fue como tuve mi primer contacto con el mundo del fútbol. Conseguí que me pusieran televisión con satélite en mi habitación y casualidades de la vida un día puse un canal y me encontré con la final de la Liga de Campeones, nada más y nada menos que un FC Barcelona - Sampdoria. Era el 20 de Mayo de 1992, tenía 15 años y ese día me enamoré, no sé que fue, en realidad si lo sé, fue todo. Me encandiló absolutamente todo, pero sobre todo como los aficionados del ganador trataban a los jugadores como héroes. Ese día, cambiaron dos cosas en mi vida, la primera fue que desde entonces mi equipo favorito es el FC Barcelona y la segunda es que quería ser futbolista.

Como podéis imaginar, esto segundo no hizo mucha gracia a mi padre que me lo prohibió pero yo estaba enamorado de ese deporte y quería conseguir aquello por todos mis medios, así que acudí a mi madre esperando que me ayudara como solía hacer siempre. Sin embargo, esa vez también se negó, dijo que no iba a dejar que tirara mi futuro y no sólo eso sino que quitaron la televisión de mi habitación y hasta me prohibieron ver partidos de

Todo esto me hundió, durante varios meses prácticamente no hablé, no porque estuviera enfadado, que lo estaba, sino porque no tenía ganas, sentía que me habían quitado las ganas de vivir y no había día que no me maldecía por no haber nacido en España, allí seguro que me dejaban intentar cumplir mi sueño.

He de reconocer que casi llegue a odiar a mi padre por aquello pero un día cambio todo, mi padre vino a mi habitacion después de cenar y me habló como nunca lo había hecho. Ese día me demostró que era mi padre, que me quería, que se preocupaba por mí, me dijo que estaba muy preocupado por verme así pero que tenía que comprender yo tenía cualidades para llegar a ser alguien mucho más importante que un simple futbolista. Yo no compartía su opinión, soñaba con levantar algún día la Liga de Campeones y ser mundialmente famoso pero entendía la preocupación de mi padre. Además, mi padre accedió a volver a ponerme la televisión en mi cuarto y dejarme ver fútbol. Creo que fue la primera vez que cedió en su vida.

Eso me retornó la alegría y me hizó volver a ser el mismo que antes. Comencé a ver un montón de partidos de todas las ligas, española, italiana, inglesa, etc. coincidiendo con el comienzo de las mismas. Pero sobre todo veía los partidos de mi Barça, los partidos de aquel Dream Team que para mí también llevaba mi sueño de ser futbolista.

Así, seguí viendo partidos e incluso un día mi padre me sorprendió y me llevó a ver un partido de la selección China. Aquel fútbol era muy distinto del que yo veía por la tele, había una diferencia enorme, pero aún así lo disfruté enormemente, fue uno de las días más felices de mi vida.

Y por fin, el día de mi 17 cumpleaños, un 10 de Agosto de 1993 mis padres me regalaron la oportunidad de jugar un partido de fútbol. Mi padre, había conseguido que el entrenador de un equipo me diera unas cuantas clases para enseñarme un poco lo básico y después jugar un partido con el equipo. Esto me hizo inmensamente feliz, fue el mejor regalo que me han hecho en mi vida.

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China en Wikipedia

Pekín en Wikipedia

Muy buen comienzo, esperando mas actualizaciones xD

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MI PRIMER PARTIDO

Nunca había destacado demasiado en los deportes, no era del todo malo pero tampoco era bueno aunque la verdad es que no me esforzaba demasiado porque no me entusiasmaban mucho los deportes que practicaba en la escuela, pero esta vez era diferente. Las pruebas comenzaban a principio de mes, por lo que todavía tenía un par de semanas para ponerme en forma, de forma que empecé a correr todos los días y a hacer abdominales. Las agujetas me estaban matando pero la ilusión hacía que siguiera saliendo a correr, no quería hacer el ridículo y que se rieran de mí, después de todo pensaba que esa prueba podía ser mi primera y quizás mi única oportunidad de convertirme en futbolista profesional.

Así llegó el 1 de Septiembre de 1993 me presenté en el campo del Beijing Guo’an, que por aquellos entonces acababa de ser fundado, para comenzar las pruebas. Allí conocí en primer lugar al entrenador del equipo que me dijo que era amigo de mi padre ya que fueron compañeros de colegio hacía ya muchos años.

Poco después comenzamos a hacer diferentes ejercicios de calentamiento y después pasamos a realizar distintos ejercicios con el balón. Primero comenzamos con los típicos ejercicios de pase, primero en corto y luego más en largo para pasar luego a hacer ejercicios de remate de cabeza y para terminar estuve disparando a puerta con el entrenador haciendo las veces de portero.

Lo recuerdo como si fuera ayer mismo, fue muy emocionante y el entrenador me dijo que se había quedado sorprendido, no lo hacía mal de todo pero sobre todo me dijo que era increíble que no hubiera querido descansar ni un rato, estaba impresionado con mi estado físico, aunque la verdad es que creo que lo que me hacía no cansarme era la ilusión que tenía más que otra cosa.

Finalmente, antes de marcharme un empleado del equipo se acercó y me dio una camiseta del equipo como regalo. Todavía la conservo y la guardo con especial cariño.

Así pasaron un par de semanas y tras varios entrenamientos había mejorado mucho, aprendí muy rápido y ya era capaz de hacer pases con bastante precisión e incluso calculando la potencia que debía darle al balón. Quizás parezca algo básico pero para una persona que no había jugado al fútbol en su vida era muy importante y hacía que me sintiera orgulloso de mí mismo.

Finalmente, llegó el día en que me iban a dejar jugar un partidillo con el equipo, ese día no cabía en mí y tenía unas ganas tremendas. Al llegar al campo el entrenador me preguntó que de que quería jugar, yo por supuesto le dijo que de delantero que mi máxima ilusión era meter un gol. Él se rió sabedor de que no era el sitio más adecuado para mí pero aceptó mi decisión.

Antes de comenzar me estuvo explicando diferentes aspectos tácticos, en aquel momento no me pareció importante y no le hice demasiado caso aunque sí recuerdo perfectamente una frase: “Si el fútbol sólo fuera pegarle patadas a un balón, todo el mundo podría hacerlo como un profesional.”

Así calenté con los jugadores del equipo que me acogieron bien en su mayoría y me desearon suerte para el fututo, decían que era muy poco habitual ver a un joven con esa ilusión por el fútbol. Comenzamos el partido y estaba convencido de que podía hacerlo muy bien, pero la verdad es que la diferencia entre ellos y yo era enorme y casi no tocaba el balón, además cuando lo hacía siempre me la quitaban o acababa dando un mal pase o disparando muy lejos de la portería.

Nos tomamos 5 minutos de descanso para beber un poco de agua y el entrenador me dijo que no me desanimara que perdiera el miedo y lo hiciera como cuando entrenábamos solos. Aquellas palabras de ánimo me dieron alas y la segunda parte lo hice mucho mejor, aunque estoy seguro de que el entrenador les dijo que me dejaran rascar bola para que no me fuera hundido.

Así comencé a hacer un par de pases peligrosos y me empecé a sentir más a gusto, empecé a pasármelo realmente bien. Ya al final del partido en una jugada un jugador se fue por la banda centro al área y la pelota me venía perfecta para rematar de cabeza, no lo dudé ni un segundo salté para rematar y cuando tenía la pelota justo al lado un defensa me empujo un poco y le di muy mal, de forma que el balón salió alto.

Esa había sido mi ocasión de meter un gol y no la había aprovechado, me sentía tan frustrado… y fue entonces cuando desde el suelo escuché el grito del entrenador PENALTY y casi lloré de la emoción, sobre todo cuando me dijeron que podía tirarlo yo. Coloqué el balón en el centro y le pedí al portero que, por favor, intentara pararlo, no quería irme con la sensación de que me habían dejado meter un gol, quería meterlo por mis medios. El portero aceptó el reto y comencé la carrera hacia el balón golpeándolo sutilmente de forma que el balón entro suavemente por el centro de la portería ante la mirada del portero que se había tirado hacia un lado.

Había metido un gol, no me lo creía, estaba increíblemente contento y me sentí orgulloso cuando todos empezaron a aplaudir y a felicitarme por haberlo marcado. Muchos jugadores me dijeron que estaban sorprendidos porque había tirado el penalty a lo Panenka y yo sólo podía sonreír, estaba en una nube.

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Beijing Guo'an en Wikipedia (español)

Beijing Guo'an en Wikipedia (ingles)

Panenka wn Wikipedia

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LA GRAN SORPRESA, CAMBIO DE VIDA

Durante los siguientes años seguí jugando al fútbol siempre que podía y a pesar de que sabía que en China era muy difícil llegar a ser futbolista profesional no me daba por vencido y le ponía todo mi empeño.

En el aspecto social, todo iba de maravilla, mi padre estaba encantando con lo amable y educado que era ahora, con lo diferente que me mostraba ahora ante el resto de gente. Por su parte, mi madre estaba feliz de verme tan contento, para ella eso era suficiente.

Así, llegó el día de mi 18 cumpleaños, el día que me convertía en un hombre. Un día que iba a cambiar mi vida. Para celebrarlo mi padre organizó una gran recepción e invitó a las personas más influyentes que conocía para presentarme en sociedad. La verdad es que era un día más importante para él que para mí, comenzaba mi edad adulta y eso implicaba que comenzaban las obligaciones y que comenzaba el momento en el que tenía que convertirme en lo que mi padre desaba que fuera.

Era una velada animosa, donde la gente charlaba alegremente durante la cena, nada hacía pensar que se tratase de la gente más importante de todo el país, bueno… nada excepto la decoración, la comida, la ropa, … supongo que en realidad todo hacía pensar aquello pero ya me había acostumbrado y me parecía completamente normal.

Entonces mi padre, se levantó y pidió la atención de todos los asistentes antes de comenzar un discurso en el que decía lo orgulloso que estaba de mí y todas las esperanzas que tenía depositadas en mí, llegando a decir una frase que hizo que me llenara de orgullo “estoy seguro que algún día las ilusiones de todo el país estarán depositadas en mi hijo”. Aunque, para ser honesto esa no fue la frase que cambió mi vida y que me convirtió en lo que soy hoy, sino fue aquella en la que para sorpresa de todos, incluido yo, anunció que me iba a marchar a la prestigiosa Universidad de Oxford para continuar mis estudios.

Esa noche no pude dormir, iba a marcharme a Europa, nada más y nada menos que a Inglaterra, la cuna del fútbol, iba a tener la oportunidad de vivir mi sueño. Durante aquella noche me sentí la persona más afortunada del mundo, nunca había imaginado que mi padre iba a aceptar algo así, siempre pensé que me mandaría a alguna Universidad Americana tipo Harvard y la verdad es que no me habría quejado pero al final había tenido en cuenta la ilusión que me haría ir a Europa, aunque yo no le había dicho nada, mi padre había hecho lo que yo deseaba por dentro y para mí, no podía haber nada mejor que aquello.

Así que prácticamente de la noche a la mañana me encontré en un avión rumbo a Londres para trasladarme posteriormente hasta Oxford y empezar una nueva vida, una vida que debía convertirme en un gran hombre de negocios como mi padre pero que yo deseaba que me convirtiera en una gran estrella del fútbol mundial.

Todo había cambiado, sentía que cada segundo estaba un poquito más cerca de mi sueño. Todo aquello era increíble.

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Inglaterra

Londres

Oxford

Universidad de Oxford

Universidad de Harvard

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APROVECHANDO LA OPORTUNIDAD

Cuando llegue a Oxford todo era muy diferente de lo que me había imaginado. Tenía la visión de que los ingleses eran personas muy serias, formales y educadas. Pero allí era totalmente diferente, por lo menos los jóvenes no eran así, eran juerguistas y completamente despreocupados. He de reconocer que al principio el cambio me asustó y las primeras semanas me costó adaptarme pero después todo fue maravilloso, bueno todo no, pero eso os lo contaré más tarde.

Cuando llegué tenía dos prioridades, la primera era jugar al fútbol, por razones evidentes, y la segunda estudiar, dado que no quería decepcionar toda la confianza que mi padre había puesto en mí, por lo que no me quedó demasiado tiempo para fiestas pero aún así intenté aprovechar lo que pude para conocer la cultura nocturna inglesa.

Pero vamos a lo importante, o sea, al fútbol. Me informé de que en Oxford existía un equipo que por aquel entonces acababa de descender de la First Division (la Coca-Cola League actual), se trata del Oxford United. Por lo que decidí que mi prioridad era entrar en el club fuera como fuese.

Todavía recuerdo la suerte que tuve y es que el equipo organizaba por aquellos entonces unas pruebas para juveniles de cara a la nueva temporada, por lo que sin dudarlo ni un segundo me apunté a las mismas ante la extrañeza de los encargados del club que nunca habían visto a un chino jugar al fútbol.

Las pruebas comenzaron y la verdad que las cosas no pudieron comenzar mejor para mí, el primer día no tocamos para nada el balón, sólo realizamos diferentes pruebas físicas tanto de velocidad como de resistencia y dejé impresionados a los técnicos del equipo. El aspecto físico era mi punto fuerte y lo aproveché para causar una buena sensación en mi primer día.

Las pruebas se prolongaron durante otros dos días, el primero de ellos fue un entrenamiento dedicado al trabajo técnico para intentar evaluar cuál era la capacidad técnica de los que nos presentamos y que cualidades teníamos en el manejo del balón. Creo que en esto no sobresalí de la media, ni para bien ni para mal, aunque para mí era meritorio ya que el resto de compañeros que hacían la prueba llevaban muchos años jugando en equipos infantiles al fútbol y yo casi no había desarrollado mis habilidades.

Finalmente, el tercer día realizamos un partidillo, recuerdo que me colocaron de interior en la banda derecha y la verdad es que hice un partido bastante decente poniendo algún centro que acabó en gol y cubriendo bien los ataques del equipo contrario. Pasado el mismo, el entrenador nos agradeció nuestra presencia y dejó una lista con los que habían sido seleccionados para el equipo indicándonos que los elegidos pasáramos por su despacho unos minutos más tarde.

Miré la lista ansiosamente cuando todos ya la habían mirado y comprobé que mi nombre estaba en la lista, el último de todos si no me equivoco, supongo que es lo que tiene que tu nombre empiece por W ;). Cuando lo ví comencé a dar saltos de alegría y me abracé con otros compañeros que también habían seleccionado. Todo aquello era increíble.

Cuando conseguí retener un poco la emoción me adecenté y me dirigí con el resto de mis nuevos compañeros a ver al entrenador. Una vez allí, primero nos dio una charla indicándonos cuando teníamos que volver para comenzar los entrenamientos y un montón más de cosas. Después nos hizo pasar uno a uno para hablar en privado con nosotros.

En la reunión el entrenador me explicó que valoraban 3 aspectos fundamentales para seleccionar a los candidatos, físico, técnica y táctica. De forma que ponían una valoración de 0 a 5 a cada uno de los futbolistas en los tres aspectos y en base a ello y a la capacidad de mejora que podían tener elegían a los que iban a tomar parte del equipo. A mí me habían calificado con un 4,5 en físico, un 2,5 en técnica y un 3,5 en táctica, por lo que estaba claro que tenía que esforzarme en mejorar el aspecto técnico.

Además, en la charla el entrenador me explicó que por mis características pensaba que mi posición ideal era la de lateral derecho aprovechando mi gran resistencia física para subir constantemente por la banda. Esto en un principio me desilusionó un poco, pero me acostumbré a la posición rápidamente y la verdad es que disfruté mucho jugando en la misma.

Enlaces de interés

Oxford United en Wikipedia (español)

Oxford United en Wikipedia (inglés).

Sitio web del Oxford United

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ESTABA TODO TAN CERCA...

Posiblemente esta fue la mejor etapa de mi vida, disfrutaba muchísimo jugando al fútbol y fue un año maravilloso, nunca había sido tan feliz.

Para mí la oportunidad de formar parte del equipo juvenil era increíble y sólo con ir a entrenar era feliz, pero poco fui haciéndome más competitivo y quería jugar todos los partidos posibles. Mejoré bastante rápido, sobre todo en el aspecto técnico y me acomodé rápidamente a la posición de lateral derecho comprendiendo que era mi posición ideal y disfrutando jugando ahí.

Tuve la suerte de que el entrenador fue muy comprensivo al principio y tuve mucha paciencia conmigo consciente de que mi margen de mejora era grande por las circunstancias que me envolvían (no haber jugado nunca antes al fútbol), por ello al principio de temporada no jugaba demasiado pero poco a poco fui haciéndome un sitio en el equipo y al final de temporada me convertí en titular indiscutible.

Cuando acabó el año, el equipo estaba muy contento conmigo y decidió renovar mi contrato un año más, pero pasando a ser parte ahora del equipo reserva, ya que había sobrepasado la edad juvenil.

Ese año, también fue muy bueno y me enseñó la diferencia entre el fútbol juvenil y el fútbol adulto, la dureza con que se empleaban los equipos era muy diferente. Sin duda, este año me sirvió para ganar experiencia y hacerme más fuerte mentalmente.

En el club, seguían esperanzados con que pudiera llegar a ser un jugador importante para el equipo por lo que me hicieron un nuevo contrato por dos temporadas para demostrarme que confiaban en mí. La primera de ellas continúe sumando minutos y cogiendo experiencia en el equipo reserva y la siguiente temporada tuve la oportunidad de realizar la pretemporada con el primer equipo. Todo aquello era increíble.

Sin embargo, el equipo acababa de ascender a la First Division tras pasar por Second Division y yo todavía no estaba listo para jugar en esa categoría. Entonces, el club decidió cederme al otro equipo de la ciudad, el Oxford City que jugaba entonces en la First Division de una liga regional de Londres llamada Isthmian League.

Aquella temporada fue magnífica para mí, jugué casi todos los partidos y salimos campeones consiguiendo el ascenso a división de honor. Sentía que iba mejorando cada día y se ve que el club lo sentía igual por lo que decidió renovarme otros dos años, de forma que, por aquel entonces yo llegué a rechazar un par de ofertas de otros equipos, principalmente porque quería seguir en Oxford y continuar mis estudios.

Entonces, llegó la oportunidad de mi vida y el equipo decidió que formara parte del primer equipo, corría el verano de 1997, tenía 23 años y llegaba mi gran oportunidad. Iba a jugar en la First Division. No podía creérmelo.

Este año fue muy diferente al resto, la competitividad de la liga era muy elevada y eso hizo que fuera muy difícil entrar en el equipo. Tarde muchas jornadas en entrar en una convocatoria y cuando lo conseguí veía los partidos enteros desde el banquillo. Pero todo eso cambió cuando por fin una semana el entrenador me dijo que iba a debutar.

El partido fue en casa frente al Manchester City, que por aquellos entonces luchaba por evitar el descenso. Creo que jugué un buen partido hasta que ocurrió aquello. Cuando quedaban unos 10 minutos para el final del partido el Manchester City buscó un balón largo y salte a despejar de cabeza con un delantero con tan mala suerte que cuando caí mi rodilla derecha se dobló completamente y caí al césped con un inmenso dolor.

Tras unas pruebas médicas se confirmaron las peores previsiones, tenía rotos el ligamento cruzado anterior y la cabeza del menisco había resultado dañada también. A los pocos días de sufrir la lesión me operaron y el médico me dijo que era más grave de lo que parecía porque se habían dañado otros ligamentos y me anunció que no podría volver a jugar al fútbol.

Lloré durante días, no podía tener tan mala suerte, el día de mi debut profesional había sido también el de mi retirada del mundo del fútbol, algo por lo que quizás nunca me he considerado un futbolista profesional. No me gusta recordar todo aquello.

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Oxford City en Wikipedia (inglés).

Sitio web del Oxford City

Manchester City en Wikipedia (español)

Manchester City en Wikipedia (inglés).

Sitio web del Manchester City

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NO SE PUEDE VIVIR SIN SUEÑOS

La rehabilitación fue larga y dura y tengo que agradecer al Oxford United que no me dejara en la estacada a pesar de que sabían que no podría volver a jugar al fútbol. Acudí durante muchos meses a las instalaciones del club para recuperarme y los médicos del equipo me trataron como a cualquier otro jugador del equipo.

Cuando me recuperé me sentía perdido, sentía que todo lo que había deseado era inútil, ya no sabía que hacer, así que me dediqué a ir a ver los partidos del equipo y a centrarme en mis estudios para ser algún día un gran hombre de negocios.

Pasé varios meses así y, de pronto, un día, durante un partido me encontré con mi viejo entrenador en el equipo de juveniles y estuvimos charlando sobre como me habían ido las cosas. Desde entonces, quedamos todos los días para ir juntos a ver el partido hasta que en el último partido de la temporada 1998-1999 me ofreció que el año siguiente fuera ayudante suyo en el equipo juvenil.

Había pasado algo más de un año desde mi lesión y estaba prácticamente recuperado, nunca me había planteado entrenar o algo parecido pero pensé que sería divertido y que me ayudaría a superar el trauma de no poder jugar.

De esa forma, durante los dos siguientes años fui preparador del equipo juvenil, me encargaba sobre todo de ayudar en la planificación del trabajo físico del equipo y en aspectos tácticos y estratégicos, trabajando sobre todo con los defensas del equipo por mi experiencia en esa posición.

Al principio me sentí muy raro, pero poco a poco me fui acostumbrando y le fui cogiendo el gustillo a eso de entrenar, de forma que comencé a sacarme los diferentes carnés de entrenador posible.

Así dejé de ser preparador del equipo juvenil para pasar a ser segundo entrenador del mismo durante dos años más, años que me sirvieron para aprender muchas cosas y para conseguir todos los carnés necesarios con lo que podría entrenar en cualquier división si quisiese.

Así llegué al verano del año 2004, había acabado dos carreras en la universidad, realizado algunos másters, trabajado para una empresa de la zona como director comercial y, lo más importante, conseguido el título de entrenador.

Entonces, sentí que necesitaba un nuevo reto, que necesitaba comenzar mi carrera como entrenador y creo que fue entonces cuando entrenar pasó de ser una afición a convertirme en mi nuevo sueño.

Sabía que no tendría demasiados problemas para conseguir entrenar algún equipo de una división amateur pero, sin embargo, decidí volver a China, decidió volver a mi casa para empezar allí mi aventura en los banquillos.

Quería contribuir al desarrollo del fútbol en mi país ahora que dentro de poco se iban a celebrar los Juegos Olímpicos en Pekín y había comenzado la fiebre para conseguir ser el equipo más potente de los mismos. Quería intentar que los jugadores chinos llegasen a jugar en ligas importantes y por que no conseguir que la selección china lograse algún título de prestigio. Ese era mi nuevo objetivo y por él quería pelear.

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Juegos Olímpicos de Pekín 2008 en Wikipedia

Web oficial de los Juegos Olímpicos de Pekín 2008

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BUSCANDO MI OPORTUNIDAD

Mi padre estaba muy contento de que por fin hubiera regresado y me consiguió un puesto de prestigio en su empresa. No podía decirle que no, aunque le expliqué los motivos que me habían llevado a volver y mi padre insistió en que aceptara el puesto, por lo menos hasta que encontrará un trabajo como entrenador que pudiera proporcionarme un sueldo.

Finalmente, no me quedó más remedio que aceptarlo para gozo de mi padre que, sin embargo, comenzaba a darse cuenta de que no iba a convertirme en alguien que pudiera ser su sucesor, que mi camino iba a ser muy diferente del que el había elegido.

Pensé que encontrar trabajo iba a ser sencillo, después de todo había obtenido mucha experiencia en mis años en Europa y pensé que los equipos valorarían esto a la hora de seleccionarme como entrenador.

Sin embargo, la realidad era bien distinta, me estaba resultando imposible conseguir un empleo, lo máximo que me ofrecían era algún trabajo con equipos juveniles que no acepté porque deseaba entrenar a un equipo profesional. El fútbol chino seguía siendo muy poco desarrollado y, además, formaba un círculo muy cerrado en el que era muy difícil entrar.

Así fueron pasando los años y me fueron rechazando sistemáticamente en los diferentes puestos a los que me postulaba, todo era inútil, no había manera de que consiguiera un trabajo. Así, con la llegada del año 2008 anuncié a mi padre que volvía a Europa, que esa era mi única opción de ser entrenador y que era el momento de apostarlo todo por mi sueño.

Al principio mi padre intentó convencerme de que me quedara, en la empresa estaba haciendo un buen trabajo y estaba muy bien valorado. De forma que si unimos esto a la imposibilidad de encontrar trabajo como entrenador hacía que la posibilidad de convertirme en un hombre de negocios se acercara cada vez más.

Tras mucho esfuerzo, conseguí que mi padre aceptara que me marchara aunque me hizo prometer que si en un año no había conseguido encontrar un puesto de entrenador volvería a China.

Así retorné a Oxford en Mayo del 2008 y me puse en contacto con mi antiguo representante que volvió a serlo y aceptó el reto de encontrarme un trabajo en menos de un año, si bien me advirtió que sería en una categoría baja ya que no tenía ningún tipo de experiencia y eso hacía imposible que un equipo más prestigioso se fijase en mí.

Así llegó el mes de Julio y recibí la llamada de mi agente citándome para hablar conmigo. Al parecer había conseguido una oferta de trabajo en un equipo de Blue Square North.

La verdad que me sorprendió la velocidad con que todo se había desarrollado después de lo difícil que había sido encontrar trabajo en China. Así, quedamos para cenar una noche en un restaurante y me informó de que había conseguido una oferta del Droylsden, un equipo que acababa de descender de la Blue Square Premier.

Para mi sorpresa se trataba de un equipo potente de la categoría que era más de lo que me esperaba y, además, me ofrecía tres años de contrato pese a mi inexperiencia por lo que acepté encantado y dispuesto a emprender mi primera aventura en un banquillo.

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Perfil de entrenador de Wei Li Wang

Perfil personal de Wei Li Wang

Blue Square North en Wikipedia (ingés)

Sitio web de la Blue Square North

Blue Square Premier en Wikipedia (ingés)

Sitio web de la Blue Square Premier

se ve muy interesante tu aventura espero que alcanzes el exito y algun dia puedas volver a china

a entrenar en la seleccion

Al fin tenemos equipo, aunque esperaba que comenzaras en China, pero bueno...

Suerte con el Droylsden... xD

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lokojerry

Yo también lo espero pero para eso queda mucho y habrá que luchar y hacer las cosas bien para conseguirlo, pero llegar a la selección sería sin duda un gran sueño.

Francky

Mi idea también era empezar a entrenar en China pero quería empezar desde el paro para hacerlo más realista y así tras "jugar" casi tres temporadas me fue incapaz que ningun equipo chino me contratara por lo que volvi a iniciar la partida y decidí empezar en Inglaterra.

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