Acid

Cuaderno de Memorias.

Capítulo 1. "Era verano del,...siete".

Como empezaba aquella canción de estopa, era verano, sí, pero del dos mil siete. Aquella vida en la comuna era lo suficiente feliz como para retenernos a mi, y a mis amigos de siempre en aquel barranco pegado a la playa, la playa de Labacoz, una playa cristalina y virgen. Allí dormíamos en la playa, recolectábamos frutas y verduras de nuestras plantaciones privadas, por supuesto consumíamos nuestra propia hierva.

Todo iba perfecto. Pero, de buenas a primeras, el ayuntamiento quiso poner freno a nuestra sosegada, tranquila y placentera vida, poniéndonos un chiringuito en plena playa, con sus adaptaciones convenientes: duchas, servicios, hamacas, desfiladero de madera... Y por supuesto nos querían fuera. No dábamos buena imagen para promocionar aquel sitio, así que los "monos" cogieron una madrugada y a base de palos nos sacaron de aquel paraíso hippie y nos pusieron de patitas en la calle.

Mis amigos y yo, de patitas en la calle buscando oficio, o por lo menos algo que nos diera para llevarnos algo a la boca, ya que no teníamos ni estudios ni trabajo ni experiencia. Afortunadamente encontré algo, valioso: "Se busca entrenador para el Villa Santa Brígida" ponía en un cartel.

Esa era la mía. Un trabajo donde no había que currar duramente, sin mucha exigencia, y con un dinero curioso. Dado que era la única opción que manejaban los presidentes del club satauteño, me aceptaron. Y ahí estaba yo, un hippie al cargo del Villa Santa Brígida de la Segunda División Grupo I.

Me sentía orgulloso de mí mismo, pero a la vez, tenía a todos mis amigos fuera en la calle pasando hambre, calor y frío, pero sobre todo calor. Así que como, todo el cuerpo técnico había dimitido el mismo día que se supo mi incorporación, les hablé al consejo sobre incorporarlos. Así es como llegaron también mis amigos al "Villa". El Neto como mi consejero ya que éste era el único que sabía de verdad de fútbol, Puchi como preparador ya que era el único de mis amigos que no fumaba a pulmón y medianamente podía meterse dos carreras y Martí como médico del equipo porque se le daban bien las hierbas medicinales.

El primer día de entrenamiento fue caótico, el presidente me dijo que le diera la lista de los futbolistas con los que no iva a contar, porque solo podían jugar 22 de los 27 que tenía en la plantilla, o algo así me dijo, ya que el 'presi', o, Don Manu, como yo le digo es un tipo estrecho donde los hayas, no es nada enrollado el tronco. Pero bueno. A ver como hago para decirle a tantos tíos que no los quiero en el equipo.