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El Expreso Decano

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  1. Hola amigo. Mira, lo único que se me ocurre es que intentes calmar o quitar el enojo al HDLRMP que esta contaminando a tu plantel. Definitivamente por lo que contas, hay un sindicalista en el equipo que con su influencia esta creando roncha en el equipo. ¿Le prometiste algo? si es así, tendrías que ver como hacer para cumplir con el.
  2. No puedo terminar lo que sigue siendo para mi un inicio infinito. En casi tres años de juego, solo gane dos copas y en una partida. Luego, son vanos intentos e intentos de encontrar LA PARTIDA en el FM 2024. Ahora estoy iniciando una donde en tres noches, todavía no jugué un partido así que ya se pueden hacer una idea como intento tener inmersión en el FM. Así que creo que completare esto allá por finales del 2026, cuando considere quizá haber agotado al 2024 por lo que, posiblemente termine descubriendo al "nuevo" FM en su edición 2027. Con todos sus peros, creo que el 2024 puede termina siendo un recuerdo imborrable en la historia de la saga.
  3. La Austeridad de Arzani y el Saneamiento Quemero. Con la pretemporada concluida y el mapa táctico delineado, Giacomo Arzani da Silva se abocó a la tarea más delicada y, quizás, la que más resistencia podía generar: la reestructuración de la plantilla y el saneamiento económico del club. Su visión era clara: un proyecto sólido de crecimiento para Huracán, pero, como todo en la vida, "nada es gratis". La economía debía ser sana, y nada debía salirse del presupuesto. La primera gran medida de Giacomo fue aliviar la superpoblación en el plantel principal. Había identificado una excesiva cantidad de jóvenes promesas que, aunque valiosas, no tendrían minutos y engrosaban la matriz salarial, creando ese "desfasaje" que tanto le preocupaba. No podemos permitirnos tener talentos estancados en el banco de suplentes o en la reserva, ni tampoco desequilibrar nuestras finanzas —explicó a Daniel Vega y a la directiva—. Si hay talentos con más de dieciocho años que no van a tener chances inmediatas aquí, lo mejor es cederlos a clubes donde puedan jugar en divisiones competitivas, sea en Argentina o en países vecinos. Así, doce jóvenes del plantel fueron enviados en calidad de cesión a otros equipos. Una movida que liberaba salarios y garantizaba minutos de desarrollo, en línea con su filosofía de potenciar juveniles, pero con inteligencia. Pero el saneamiento no terminó ahí. Giacomo, en consenso con la directiva, tomó la difícil decisión de vender a varios jugadores que, o bien tenían un sueldo elevado sin justificación en su rol (como el caso de Lucas Chávez, que ya había sido devuelto a Argentinos Juniors), o representaban una oportunidad de ingreso que no podía desaprovecharse, o simplemente no encajaban en su esquema. Las ventas concretadas fueron: Jonás Acevedo al Orlando City por USD 800.000. Agustín Curruhinca al Colo Colo por USD 675.000. Matías Polvera al Millonarios por USD 250.000. Sebastián Ramírez a Talleres por USD 105.000. Además, se seguía negociando la salida de Federico Fattori y de otros juveniles que no entraban en sus planes. La tarea de gestionar estas salidas, tanto las cesiones como las ventas, recayó principalmente en el Director Deportivo, Daniel Vega, y en el flamante Manager de Cesiones que Arzani había solicitado. Hasta el momento, los resultados eran satisfactorios para Giacomo. El club estaba sanando financieramente, y la plantilla se estaba ajustando a sus necesidades. Las movidas económicas, consensuadas entre Arzani y la Directiva, dejaron a Huracán con unas finanzas optimizadas: Un ahorro de USD 591.000 para inversión en fichajes, una cifra que superaba con creces el presupuesto inicial. Un presupuesto para sueldos de USD 629.000, cuando el gasto es de 599.000 USD, por lo que el desfasaje quedo resuelto y la diferencia es positiva. Giacomo sabía que este ahorro rendiría sus frutos a largo plazo, sobre todo si lograban capear la temporada 2024. Su plan era claro: no reforzaría el equipo con grandes nombres en este mercado. Se limitaría a dos incorporaciones ya previstas: la llegada libre de Julián Marchio como defensor central de recambio (un movimiento inteligente para dar profundidad a la zaga), y la compra definitiva pactada antes de su llegada de Lucas Carrizo. Con estas decisiones, Arzani se aferraría a la austeridad en el 2024. Su estrategia se basaría en la plantilla actual, buscando tener dos jugadores competitivos por puesto, y eventualmente, la promoción de algunos juveniles para partidos de Copa Argentina. La tarea era titánica: con jugadores de la casa, y una gestión económica impecable, debía lograr salvar la temporada y, si todo salía bien, aspirar a un cupo en un torneo internacional en 2025. El proyecto a largo plazo ya estaba en marcha, cimentado en la lógica y la disciplina, las marcas registradas de Giacomo Arzani da Silva.
  4. Pretemporada: El 100% de Efectividad y la Obsesión Defensiva. El mes de diciembre y el inicio de enero fueron una inmersión total en el trabajo. La pretemporada de Huracán bajo las órdenes de Giacomo Arzani da Silva se caracterizó por la intensidad y el constante uso del proyector. Tras la victoria moral obtenida con el plantel, el desafío era transformar las ideas de la pizarra en acción, y los partidos amistosos sirvieron como laboratorio. 1. Sarmiento (Junín): La Victoria de la Garra (3-2) El primer amistoso, contra un rival de su misma división, Sarmiento de Junín, fue el verdadero bautismo de fuego. El equipo de Giacomo salió con el once que el italiano había diseñado, mostrando la estructura de juego de pases cortos desde Meza y la presión alta. El equipo mostró solidez arriba — señaló Giacomo a su cuerpo técnico después del partido—, la dupla Pussetto-Cóccaro funciona. Efectivamente, Huracán se adelantó con un gol de Cóccaro, el delantero presionante que abría espacios. Sin embargo, los viejos problemas defensivos no tardaron en aparecer: el equipo dio espacios, sobre todo en las transiciones, y Sarmiento logró darle la vuelta al marcador, poniéndose 2-1 a los 62 minutos. El rostro de Arzani en el banquillo fue de frustración, pero su reacción fue mandar un mensaje de ímpetu y mentalidad ofensiva. Huracán emparejó con un despliegue de garra y, en la última jugada del partido, el joven Marcelo "Mbappé" Pérez —un apodo cariñoso que ya se escuchaba en La Quemita por su velocidad— clavó el gol salvador. "Victoria donde queda mucho por aprender" fue la conclusión de Giacomo. El triunfo era dulce, pero el corazón que el equipo puso para remontar no podía ser un sustituto de la organización que aún faltaba. 2. Deportivo Paraguayo: El Laboratorio de la Cantera (7-1) El segundo amistoso fue una goleada previsible contra Deportivo Paraguayo, que Giacomo utilizó como una prueba de concepto para los suplentes y los jóvenes. Los suplentes, liderados por un inspirado Marcelo Pérez en la delantera, que marcó varios tantos, y el mediocampista Leonel Pérez en el medio, destrozaron al rival. Giacomo observó con satisfacción cómo su 4-3-3 abierto se ejecutaba con pases en el medio a un ritmo medio, buscando pacientemente llegar al área para definir. La profundidad de su plantilla, potenciada por los jóvenes, era real. 3. Universidad de Chile: El Reloj Suizo (3-1) El primer partido del 2024 fue, por lejos, el amistoso más complejo y, a la vez, el más satisfactorio para el técnico. La "U" de Chile era un rival de fuste que exigía rigor táctico. Huracán fue un reloj suizo. La solidez del mediocampo (Echeverría-Soñora-Roa) manejó los tiempos, pero la actuación descomunal fue la de Franco Alfonso. El extremo desbordó cuando y como quiso por la banda derecha, generando caos constante en la defensa chilena. Huracán derrotó a los chilenos por 3 a 1. Las gradas de La Quemita, abiertas para el amistoso, se cargaron de júbilo. Empezar el año ganando ante un rival internacional de este nivel auguraba un buen porvenir y daba a Giacomo un capital de confianza inicial ante la hinchada. 4. Talleres de Remedios: La Señal de Alarma (4-2) La victoria de visitante ante Talleres de Remedios fue la más dudosa, el partido más flojo de la pretemporada, y para Giacomo, la señal de alarma que confirmó sus peores temores. Se ganó 4-2, pero el equipo sufrió enormemente, especialmente por el flanco derecho defensivo. Los desbordes por el lado de Souto y Torrent fueron una constante pesadilla. Giacomo revisó las grabaciones con el cuerpo técnico. "La ofensiva cubre nuestros defectos, pero no podemos vivir así" sentenció. Las debilidades defensivas, sobre todo en la transición y la cobertura de los laterales ofensivos, preocuparon a Arzani, quien sabía que, en la Liga Profesional argentina, estos errores costarían goles y puntos. 5. Everton de La Plata: Refuerzo Físico y Cohesión (Aplastante Victoria) Este amistoso fue utilizado por Giacomo principalmente para aumentar el estado de resistencia y físico de sus jugadores. La victoria, aunque aplastante, era secundaria. Jugaron casi todo el partido los suplentes, logrando tiempo de juego y cohesión como equipo, un activo invaluable para la rotación futura. 6. Chacarita: El Equilibrio Deseado (4-1) Huracán cerró su pretemporada visitando a Chacarita con una buena victoria de 4 a 1. El once titular salió a reafirmar el sistema. En este partido, Soñora y Roa manejaron el medio a placer, dando a Arzani lo más cercano a la idea de juego que tiene para el equipo. Hubo mucho juego de equipo en el medio y una paciencia medida para facilitar balones limpios a los delanteros. La Conclusión de Arzani: Al cerrar la pretemporada con un perfecto 6 de 6, Giacomo tenía su diagnóstico final: "El equipo, del medio para arriba, es fuerte, contundente y genera muchas ocasiones. Tenemos gol y desborde." Sin embargo, el italiano se dio cuenta de algo vital: a pesar de su metódica táctica, el plantel de Huracán a veces se desempeñaba mejor con un margen de acción. "A veces debo pedirles tener más paciencia para llegar arriba, pero me doy cuenta de que los jugadores, individualmente, casi siempre toman buenas decisiones con la pelota. Debo darles más libertad, confiar en su criterio y en el talento argentino y sudamericano. No ser tan 'italiano' en la rigidez." La pretemporada había sido un éxito en resultados, pero le había dejado a Giacomo una lista de tareas urgentes: resolver las fragilidades defensivas de los laterales y gestionar las altas y bajas para pulir el plantel. La Liga Profesional argentina estaba a la vuelta de la esquina.
  5. La Pizarra Viva y el Himno de la Táctica Arzani.La sala de conferencias de La Quemita volvió a ser el epicentro de la estrategia de Giacomo Arzani da Silva. Esta vez, sin embargo, la atmósfera era diferente. No era la fría disección de datos de su primera reunión con el cuerpo técnico, sino la vibrante exposición de un plan. Frente a una pizarra donde ya se esbozaba un esquema que prometía ser fluido y dinámico, Giacomo se preparaba para desvelar la hoja de ruta del nuevo Huracán. Su cuerpo técnico lo observaba con una mezcla de expectativa y una ya consolidada confianza. El encargado de juveniles asentía con interés, y hasta Daniel Vega, el director deportivo, mostraba una inusual curiosidad. Bien, muchachos. Hemos analizado, hemos desglosado. Ahora, es momento de construir —comenzó Giacomo, con el puntero láser en mano, moviéndose con la precisión de un director de orquesta —. Para esta pretemporada, y como base de nuestra identidad, vamos a arrancar con una táctica que podría parecer, a primera vista, muy libre. Casi sin indicaciones rígidas de equipo. El enfoque principal estará en los roles individuales de cada uno, en potenciar sus fortalezas. Hizo una pausa, mirando a los ojos a sus colaboradores. — La única instrucción que pediré, como grupo, será insistir en buscar la falta. Los datos de la temporada pasada fueron reveladores: sufrimos muchas faltas. Y eso, para nosotros, es una oportunidad de oro. El balón parado será una forma primordial de crear chances. Lo trabajaremos hasta la extenuación. Luego, Giacomo procedió a desglosar las posiciones y los roles específicos en su esquema, construyendo la formación pieza por pieza: La Defensa: Salida Limpia y Flexibilidad.En el arco, nuestra primera línea de construcción, tendremos a Sebastián Meza — anunció Giacomo, señalando el dibujo en la pizarra —. Jugará como portero cierre en defensa. Tiene buen pie, lo hemos comprobado. Su rol será fundamental para apoyar al equipo saliendo de atrás, aportando esa primera chispa de juego paciente que buscamos. Por el lateral derecho, apostaremos por Lucas Souto como carrilero inverso. Necesito que dé soporte al medio campo cuando ataquemos, que se posicione en segunda línea desde atrás, aprovechando sus grandes características ofensivas sin descuidar su espalda. Queremos que sea un factor sorpresa. Como central por derecha, la garantía de seguridad, nuestro pilar, será Patricio Pizarro. Es un joven con una agresividad inteligente y un excelente dominio de balón. Es el central que necesitamos, el que iniciará muchas de nuestras posesiones. A su lado, como central por izquierda, Lucas Carrizo arrancará como titular. Lo veremos en acción. Si no da la talla en esta función de salida, seré honesto: estaremos pensando en reforzar esa posición. Necesitamos solidez y buena distribución en esa zona. Por la izquierda, la velocidad y la proyección serán de Guillermo Benítez. Jugará como carrilero. Como su flanco se encontrará con un delantero interior que cortará hacia el centro, quiero aprovechar su velocidad para que se proyecte constantemente, siendo una salida ofensiva constante por su banda. El Mediocampo: El Motor Creativo y de Recuperación.En el mediocentro, nuestro 'tractor', Rodrigo Echeverría, jugará en rol de centrocampista de apoyo. Su capacidad para llegar bien desde atrás y, a la vez, defender con garra, lo hace indispensable. Será el soporte, el pulmón de todo el equipo. Delante de él, y con un rol vital, Alan Soñora jugará como organizador adelantado por el lado izquierdo en apoyo. La idea es que Alan sea el cerebro, que distribuya la pelota, el intermedio entre defensa y ataque. Su pie exquisito y su visión serán nuestra principal fuente de juego. Como centrocampista en ataque, con libertad para descolgarse y llegar, entrará Andrés Roa. Aprovecharemos su creatividad, su capacidad de llegada y, sobre todo, su calidad a la hora de dar pases decisivos. Él será el enlace final, el que rompa las líneas con sus habilitaciones. El Ataque: Incisividad, Velocidad y Lucha.En el extremo por derecha, la velocidad y el desborde estarán a cargo de Franco Alfonso. Jugará para explotar su regate, para que desborde con su velocidad y tire centros peligrosos buscando a sus compañeros, o que genere esas faltas que tanto buscaremos. Como delantero interior por izquierda, nuestro puñal será Ignacio Pussetto. Es rápido, es punzante y, a la vez, un gran definidor. La idea es que corte hacia el centro, aprovechando su velocidad para desequilibrar y finalizar jugadas. Será fundamental en el ataque. Como referente en punta, nuestro delantero presionante en apoyo, Matías Cóccaro. Su oficio de luchador, su capacidad para presionar arriba y pelear cada balón será crucial para abrir espacios a Pussetto y para que, entre los dos, creen constantes chances de gol, asfixiando la salida del rival. El cuerpo técnico escuchó con atención, las ideas de Giacomo resonando en la sala. Había una lógica aplastante en el esquema, una coherencia entre los jugadores disponibles y la filosofía que quería implementar. Era un plan ambicioso, pero con bases sólidas en el análisis de datos. “Esta es la base. Esto es lo que vamos a trabajar sin descanso en pretemporada. Habrá flexibilidad, habrá ajustes, pero la idea central es esta. Quiero que cada uno entienda su rol y el de sus compañeros. Vamos a hacer de este Huracán un equipo difícil de batir y emocionante de ver”. Con eso, la sesión de pizarra concluyó, dejando un aire de expectativa y un renovado sentido de propósito en el aire. El "Himno de la Táctica Arzani" había sido entonado, y el próximo desafío sería que los jugadores lo aprendieran de memoria en el campo de juego.
  6. Justamente, Arzani armó el primer equipo base en base a los datos que tiene. A continuación, van los detalles.
  7. La Radiografía del Plantel Quemero.Después de la primera reunión con el plantel y el espaldarazo de Fernando Tobio, Giacomo Arzani da Silva se encerró durante días. No eran solo las grabaciones de partidos lo que ahora devoraba, sino también los informes detallados de rendimiento individual de la temporada pasada que su cuerpo técnico había compilado. La sala de análisis en La Quemita se convirtió en su cuartel general, un santuario de la táctica y los datos. La ambición de clasificar a Huracán a la parte alta de la tabla exigía un conocimiento profundo de cada pieza. Con la ayuda constante de Eduardo Papa, el jefe de ojeadores, y de su nuevo consejero, el encargado de juveniles, Giacomo empezó a armar el rompecabezas. Esto era un equipo, no una colección de individualidades, y cada jugador tenía un rol en su mente. Arqueros: La Juventud al Mando.—Aquí tenemos una decisión importante —murmuró Giacomo para sí mismo, repasando las fichas. Sebastián Meza (23 años): "El futuro del arco. Jugó catorce partidos, recibió veinte goles, pero cinco vallas invictas. Números decentes para un joven. Eduardo lo ve como un portero destacado, y sus pases son excelentes. Es canterano. La confianza en la cantera empieza por aquí. Será mi titular. Puede jugar como portero con balón, iniciando jugadas." Lucas Chávez (24 años): "Cedido de Argentinos Juniors. Cuarenta y un partidos, cincuenta y cinco goles recibidos, solo ocho vallas invictas. Y un sueldo de 36.000 USD, demasiado alto para un suplente, y más aún para un nivel que no justifica. Lo lamento, pero Lucas regresará a su club. No encaja con nuestra economía ni con nuestra visión." Centrales: Orden y Salida Limpia.Giacomo ya tenía una idea clara de cómo quería que sus centrales jugaran: con balón y agresividad inteligente. Patricio Pizarro (23 años): "Agresivo, con buena retención de balón y recuperador. Buen dominio y buenos pases. Es el central por derecha que necesito. Puede ser un gran defensor en el torneo. Jugará como central con toque, pidiendo el balón, buscando salir jugando desde atrás. Él es el pilar de nuestra primera línea." Lucas Carrizo (26 años): "Central por izquierda. El club hizo uso de la opción de compra. Recupera bien, sus pases son fáciles, cortos. No tuvo una buena temporada, pero confío en mis métodos para levantarlo. Será fundamental a la izquierda de la zaga, aportando equilibrio." Leandro Figueredo (20 años): "Juvenil con potencial. Será el suplente de Pizarro. Le daré tiempo de juego, en Copa Argentina o cuando rote. Tiene que crecer y desarrollarse." Fernando Tobio (33 años) y Fabio Pereira (33 años): "Dos veteranos. Tobio, nuestro capitán, jugó mucho y es un líder. Pero busco aire nuevo. Los dos serán vitales fuera del campo, como tutores morales y auxilio para los jóvenes. En el campo, sus minutos serán más limitados, pero su experiencia, invaluable." Laterales por Derecha: Proyección Ofensiva y Equilibrio.La proyección por las bandas era crucial para la generación de juego. Lucas Souto (25 años): "Cedido de Defensa y Justicia. Mucha capacidad de llegar al área, ideal para una función ofensiva. Veré si usamos la opción de compra. Será mi titular en pretemporada, jugando como carrilero ofensivo." Fernando Torrent (32 años): "Juego con buen pie, más posesión que Souto, y buen regateador. Una opción sólida como lateral en apoyo, alternando con Souto. Su experiencia y capacidad para retener el balón serán útiles." Iván Valenzuela (22 años): "Mucho futuro, con corte ofensivo. Tendrá sus minutos para pelear el puesto. Otra opción más para la banda derecha." Leandro Giménez (19 años): "Juvenil con futuro. Si no encuentra chances, será cedido para sumar experiencia." Laterales por Izquierda: Pases, Disparos y Defensa.La banda izquierda también exigía un equilibrio entre defensa y ataque. Guillermo Benítez (29 años): "Lateral voluntarioso, buena tasa de posesión ganada y buen pasador. Rol de apoyo defensivo. Podría arrancar de titular por su solidez." César Ibáñez (24 años): "Joven con buena capacidad de pases y disparos. Potencial. Interesante que lo siga Colo Colo. Peleará la titularidad con Benítez. Su capacidad defensiva podría darle una ventaja." Santiago Pisculichi (19 años): "Promesa. Evaluaré una cesión para que gane experiencia." Volantes Defensivos: El "Tractor" Chileno y la Recuperación.El mediocampo era el motor del equipo, la primera línea de contención. Rodrigo Echeverría (28 años): "A préstamo del Everton de Chile. Un verdadero 'tractorcito'. Alta tasa de posesión y buena llegada desde atrás. Será mi centrocampista de recuperación titular. El equilibrio que necesito en el medio." Willian Alarcón (23 años): "Chileno con mucha garra para recuperar. Buen entrador. Alternará con Echeverría. Su intensidad será vital." Federico Fattori (31 años): "En lista de transferibles. Lento y menos talentoso que los chilenos. Lo dejaré ir. No encaja con la idea de un medio campo dinámico." Agostino Spina (22 años): "Mediocentro con potencial. Sale jugando y recupera posesión. Puede pelear el puesto con Alarcón y tendrá sus chances en partidos de Copa." Fernando Godoy (33 años): "No jugó un solo partido. En lista de transferibles. No lo tendré en cuenta. Mi filosofía es potenciar juveniles." Centrocampistas: Creatividad y Distribución.La conexión entre defensa y ataque, la generación de juego. Alan Soñora (25 años): "Talentoso americano-argentino. Buen pie y creatividad. Capaz de meter asistencias claves y llegar desde atrás. Será mi titular en el centro del campo, como un regista o mediocentro organizador. La pieza clave para el juego corto y paciente." Milton Ríos (19 años): "Juvenil con buenas características creativas. Será el relevo de Soñora. Con tiempo, puede ser un gran armador de juego." Andrés Roa (30 años): "Tremendo creativo colombiano. Podría hacer dupla con Soñora, como un organizador más avanzado, distribuyendo balones a los delanteros. Confío mucho en él; creo que será trascendental." Leonel Pérez (19 años): "Joven con futuro. Probablemente, una cesión para ganar experiencia." Extremos: Regate, Desborde y Pelota Parada.Las bandas, generadoras de desequilibrio y faltas para el juego aéreo. Franco Alfonso (21 años): "Cedido de River Plate. Mucho futuro. Buenos pases y alta tasa de regates. Jugará por la derecha, buscando el desborde. Es mi jugador más incisivo. Él generará las faltas y los centros." Walter Mazzanti (26 años): "Importante jugador, pero se va de Huracán. Exigencias salariales muy altas. Una lástima, pero no podemos desbordar el presupuesto." Santiago Luján (21 años): "Con mucho potencial y buena toma de decisiones. Cubrirá a Alfonso por la derecha, dándole refresco y competencia." Valentín Burgoa (23 años): "Mediapunta central inteligente. Cedido de Godoy Cruz. Pase caro y pocos minutos. Dudo sobre su viabilidad. Necesito verlo más, pero no parece encajar en mi esquema inicial." Agustín Curruhinca (23 años): "Juega por la banda derecha y de centrodelantero. Buena retención. Pelearía el puesto con Alfonso, o como opción de delantero. Quiero verlo jugar más para definir su rol." Héctor Fértoli (28 años): "Extremo por izquierda. Cedido de Racing. Tiene personalidad, pero su tranco es regular. Preocupa su alto sueldo. Puede ser un jugador que refresque el flanco izquierdo ofensivo, pero su coste es una bandera roja." Delanteros: Presión, Gol y Versatilidad.Giacomo jugaría con un solo delantero, por lo que la competencia sería feroz. Ignacio Pussetto (27 años): "Muy punzante y goleador. Lo voy a probar como delantero interior por izquierda. Su velocidad y buenas decisiones lo harían fundamental arriba, arrancando desde la banda hacia el centro." Alexis Dulon (20 años): "Usado 22 veces como recambio, cuatro goles. Buena opción arriba. Tiene futuro, le daré más oportunidades como revulsivo." Pablo Oro (21 años): "Ariete decidido. Veré si encaja en la idea de juego con un solo delantero. Si no, quizá una cesión para minutos." Matías Polvera (22 años): "Buenos regates, 13 goles la temporada pasada. Peleará la titularidad. Una alternativa interesante." Matías Cóccaro (26 años): "Delantero uruguayo. Laborioso, presiona mucho, pelea cada pelota. Un verdadero líder en la presión alta. Grandes chances de ser mi delantero titular. Su garra encaja perfecto con lo que quiero." Marcelo Pérez (22 años): "Delantero paraguayo, muy estimado por compartir nacionalidad. Potencial. Podría cumplir la función de ariete, alternando con Cóccaro. Una buena alternativa." Enzo Luna (21 años): "Buenos pases y buen definidor. Baja a buscar la pelota. Podría pelear la titularidad, mientras se va formando." Con el análisis terminado, Giacomo se permitió un breve momento de satisfacción. El rompecabezas estaba casi completo. Tenía piezas para su bloque medio, para la salida limpia desde atrás, para los balones parados y para la presión alta. Había algunos "problemas de sueldos" y cesiones que gestionar, pero la base estaba. Ahora, con este conocimiento en mente, el siguiente paso era llevar todo esto al campo.
  8. Voy a seguir con el 2024, con mucha paciencia porque en casi tres años, he ganado muy poco. Supongo que es un desafío personal pero a la vez, prefiero analizar con calma, una vez que salga el 2026, las primeras oleadas de review, analisis y comentarios que harán en esta comunidad y en otras. Si los jugadores más pro, chequeando el 2026 dicen que es la vaca sagrada, probablemente al toque paso al 2026, si el análisis es “todo esto tiene más problema que un libro de álgebra…” bueno, tocará esperar un poco más.
  9. La Primera Arenga y el Respaldo del Capitán.Después de un día de descanso en el que su mente no cesó de repasar gráficos y tácticas, el lunes llegó con la promesa del contacto directo. Giacomo Arzani da Silva se dirigió a las instalaciones de La Quemita con una mezcla de nerviosismo y la determinación férrea que le había infundido Quinto. Esta no era una reunión con datos y pizarras, sino con personas, con la esencia viva de Huracán. Al entrar al vestuario, el ambiente era pesado, una amalgama de recelo, curiosidad y un silencio casi palpable. Los jugadores, algunos jóvenes con rostros aún imberbes, otros veteranos con la sabiduría tatuada en las arrugas de sus ojos, lo observaban fijamente. Habían escuchado los rumores, las especulaciones de la prensa. Conocían su nombre de ex-jugador, pero desconocían al hombre que ahora se paraba frente a ellos como su nuevo mánager. Giacomo se paró en el centro del vestuario. Respiró hondo, buscando esa calma que solo el conocimiento profundo del fútbol podía darle. Buenos días a todos — comenzó, su voz en un español impecable, con el ligero acento italiano que lo distinguía —. Mi nombre es Giacomo Arzani da Silva, y a partir de hoy, soy su nuevo entrenador. Sé lo que se dice, lo que se especula. Sé que muchos aquí se preguntan qué hace un técnico sin experiencia en un banquillo como este. Y es una pregunta justa. Hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran. Miró a cada rostro, intentando establecer una conexión. — No he venido a Huracán para prometer triunfos rimbombantes ni a venderles sueños fáciles. He venido a prometerles algo mucho más simple y mucho más valioso: mucho trabajo y dedicación. Aquí no buscaremos títulos ni estrellas de buenas a primeras. Lo que vengo a buscar es experiencia, una experiencia total, con ustedes, en el camino a lograr cosas importantes. La mirada de los jugadores seguía siendo cautelosa, pero atenta. Esta no fue una temporada fácil, lo sé — continuó Giacomo, con un tono más íntimo —. Hemos analizado lo que pasó, cada partido, cada estadística. Y créanme, lo que he visto me hace creer que podemos mejorar de manera agigantada. Pero esto no se logrará con corazonadas o impulsos. Se logrará con templanza, con mucho más "pienso" que "corazonadas". Con cabeza fría y corazón ardiente, pero, sobre todo, con un plan. Se movió ligeramente, buscando el apoyo en su propia experiencia. — El fútbol, al final, es el eterno retorno de la prueba y el error. Vamos a equivocarnos, claro que sí. Pero lo que no podemos permitirnos es que el miedo a equivocarnos nos paralice. Levanten la cabeza, no tengan miedo de arriesgar, de intentar, de aprender de cada error. Eso es el fútbol en su esencia. Eso es lo que nos va a hacer crecer. Giacomo concluyó con una promesa más personal. — Sé que esto es mucha información de golpe. Por eso, les pido un poco de paciencia. En los siguientes días, me sentaré a hablar con cada uno de ustedes. Quiero conocerlos, entender qué buscan en este Huracán, qué les duele, qué los ilusiona. Y quiero que entiendan qué puedo yo darles desde la dirección técnica. Mi puerta estará siempre abierta. Un silencio se apoderó del vestuario por un instante, pesado y expectante. Luego, un jugador, un veterano de mil batallas, comenzó a aplaudir tímidamente. Le siguieron otros, y pronto, el aplauso se hizo unánime, un estruendo que resonó en el ambiente. Era un aplauso no solo de bienvenida, sino de aceptación, de un reconocimiento de la honestidad de Giacomo. Cuando los aplausos cesaron, el capitán, el experimentado defensor Fernando Tobio, se puso de pie. Su presencia imponente y su voz grave llenaron el espacio. Profesor Arzani, en nombre de todo el plantel, le doy la bienvenida al Club Atlético Huracán —dijo Tobio, mirando a Giacomo con respeto —. Agradecemos su honestidad y su claridad. No ha sido fácil para nosotros, como jugadores, después de una temporada así, recibir a un nuevo técnico, pero sus palabras… nos llegan. Tobio giró ligeramente para dirigirse a sus compañeros. — Sé que todos aquí apostamos a las ideas de Giacomo. Las hemos escuchado, las hemos sentido. Y hay algo más importante: sabemos con creces lo que es entrar a jugar, sentir la presión y lidiar con todo lo que implica ser un futbolista. Usted lo ha vivido en el más alto nivel. Eso, para nosotros, vale oro. Queremos que sepa que tiene nuestro compromiso. Vamos a darlo todo. La ovación que siguió a las palabras de Tobio fue más fuerte aún, un sello de aprobación del vestuario. Giacomo sintió una punzada de alivio. Había superado la primera prueba, no solo con su pizarra, sino con su verdad. El camino sería largo, pero al menos, ya no estaba solo. Tenía un plantel, y un capitán que apostaba por él.
  10. La Pizarra y el Primer DiagnósticoLa mañana siguiente a su llegada, Giacomo Arzani da Silva se negó a ceder un minuto más a la inactividad. A pesar del cansancio del viaje y la tensión de la rueda de prensa, había pasado la noche en vela, inmerso en grabaciones de partidos y hojas de estadísticas. Ahora, era el momento de volcar todo ese análisis. Reunió a todo su cuerpo técnico en la sala de conferencias de La Quemita. Las caras que lo observaban eran una mezcla de curiosidad, escepticismo residual y una creciente admiración. Estaban los dos segundos entrenadores, los preparadores físicos, el de arqueros, y a su lado, con una expresión de interés genuino, Eduardo Papa, el jefe de ojeadores, y el prometedor encargado de desarrollo de juveniles. Giacomo tomó la tiza y se colocó frente a una pizarra blanca inmaculada, mientras el proyector ya mostraba diapositivas con gráficos y números. La luz fría de la sala resaltaba las ojeras bajo sus ojos, testigos de las horas invertidas. Buen día a todos. Sé que el tiempo es poco y la tarea es inmensa — comenzó Giacomo, su voz tranquila pero cargada de autoridad —. Quería aprovechar estas primeras horas, antes de conocer personalmente al plantel, para compartirles mi diagnóstico inicial. Con la valiosa ayuda de Eduardo Papa y su equipo, hemos analizado más de veinte partidos de la temporada. Créanme, he mirado tanto que siento que voy a quedarme ciego. Pero la información está ahí. Hizo una pausa, dejando que la seriedad de sus palabras calara hondo. — En defensa, fuimos de cal por un lado y por otro, de arena. Los números son claros: tuvimos una media de 5,81% más porterías imbatidas que los rivales de la liga. Eso es positivo, nos dice que somos capaces de ser sólidos. Sin embargo, tenemos un 0.09% más de goles esperados en contra. ¿Qué significa esto? Que, a pesar de no encajar tanto, dejamos jugar demasiado al rival en nuestra área. Nunca salimos a tiempo a presionar. Un punto a favor, paradójicamente, es que fuimos, por lejos, el equipo que más ganó posesión… pero también de los que más despejó. Es decir, recuperamos el balón, pero no pudimos retenerlo. La pelota nos quemaba. También cometimos pocas faltas, pero quizá, debemos ser más agresivos en el duelo. Se jugó con línea adelantada, sí, pero en vez de presionar con intensidad, se dejó al rival jugar siempre con espacios en nuestra área, especialmente entre líneas. Giacomo trazó un diagrama rápido en la pizarra. — Mis primeras ideas para subsanar estas situaciones son: quizá jugar con un bloque medio para densificar los espacios en nuestro campo, o salir jugando desde la defensa con pases cortos para retener más la pelota, jugar de manera más paciente cuando la recuperamos, no despejar a la primera de cambio. Luego, pasó a la fase ofensiva, sus ojos brillando con el mismo rigor. — En ofensiva, estuvimos mejor de lo que los resultados pudieron reflejar. Tenemos buenos disparos y eso nos convierte en un equipo que convierte de mediana distancia, un recurso importante. Hemos anotado muchos goles de balones parados y, crucialmente, hemos recibido pocos por esa vía. Eso es un acierto de lo que ya se venía haciendo. También contabilicé muchas faltas en contra, lo que nos puede ayudar a explotar aún más el juego aéreo. Disparamos 0,83% más que la media de la liga, y se espera que hayamos realizado un 0,10% más de goles que la competencia. Además, metemos 1,22% más centros que los demás. Sugiero que, en ataque, busquemos el balón parado como un arma principal y trabajemos disparos con nuestros mejores goleadores, de manera individual, enfocándonos en la media distancia. Finalmente, abordó el que parecía ser el gran talón de Aquiles de Huracán. — Pero nuestro gran dilema fue en la posesión. Hicimos pocos pases y, además, fuimos poco precisos. Siempre dejamos que nos peloteen mucho tiempo. Además, somos de dar pocos pases en el tercio final, es decir, no tenemos paciencia con la pelota. Aquí, la buena noticia es que tenemos buenos regateadores, jugadores que provocan faltas. Otro gran problema es que recuperamos balones, ni tantos, y los perdemos rápidamente. No logramos consolidar esa recuperación. Giacomo miró a los ojos a cada miembro de su staff. — Por lo tanto, mis sugerencias iniciales, lo que quiero que tomen nota y practiquemos en los próximos días son: jugar en corto para mejorar la precisión del pase y la retención, presionar un poco más para evitar que nos peloteen, y trabajar los regates con nuestros extremos para explotar esa cualidad y generar faltas en zonas peligrosas. El cuerpo técnico quedó en un silencio atónito. La sorpresa era mayúscula. En apenas dos días en el club, y sin haber conversado siquiera con los jugadores, Arzani tenía la película increíblemente clara. Se armó un debate, con algunas preguntas sobre matices tácticos y la viabilidad de ciertos cambios con la plantilla actual, pero nadie se animó a objetar al técnico. A grandes rasgos, creían que el diagnóstico era el correcto. La autoridad de Giacomo se había establecido no por su nombre de ex-jugador, sino por la contundencia de su análisis. Arzani, antes de cerrar la junta que había durado casi cuatro intensas horas, exhaló. — Bien. Mañana les pido día libre. Necesito recuperarme de esta maratón de análisis. El lunes, será el día. El lunes, por fin, conoceremos al plantel. La reunión terminó. Giacomo se quedó un momento solo en la sala, mirando la pizarra llena de diagramas y números. La cabeza le zumbaba, pero una extraña sensación de satisfacción lo recorría. Había comenzado el trabajo. El Ducó lo esperaba, y sus jugadores, por fin, estarían frente a él.
  11. La Realidad del Globo y los Pies en el Barro.La bolsa de cemento que Giacomo sintió al salir de la improvisada rueda de prensa en Ezeiza no desapareció en el viaje a Parque Patricios. Pero al cruzar las puertas del Estadio Tomás Adolfo Ducó, el corazón del Club Atlético Huracán, y luego dirigirse a las instalaciones de entrenamiento de La Quemita, esa opresión comenzó a transformarse en una mezcla de asombro y fría determinación. El "Palacio", con su imponente capacidad para 48.000 almas, se erguía majestuoso, vacío en ese momento, pero rebosante de una historia palpable. Las instalaciones de entrenamiento, aunque calificadas por los informes de "normales" para el primer equipo y "básicas" para los juveniles, mostraban el potencial de una institución que vivía y respiraba fútbol. Giacomo sabía que había llegado a un semillero, un club con tradición en la formación de talentos, y eso le resonaba profundamente. La Salud Financiera y el Desfasaje SalarialLas primeras reuniones con la directiva, ya en la intimidad de las oficinas, revelaron una verdad sorprendente: la economía de Huracán era, en gran medida, sana. El balance global a noviembre de 2023 arrojaba un superávit de USD 4.538.088. A pesar de una campaña magra en las Copas Libertadores y Sudamericana, la recaudación en metálico por la participación había sido una bendición inesperada para las arcas del club. Huracán no tenía deudas. Giacomo revisó los números, un ceño fruncido en su rostro. La economía era sólida y con margen para inversión, un alivio para cualquier técnico. Sin embargo, había un detalle que seguía perturbándolo: el desfasaje en la matriz salarial. El rango de sueldos, del más bajo al más alto, superaba con creces lo "aconsejado" para un club de esta envergadura. El presupuesto salarial total de unos USD 500.000 para la plantilla, combinado con las divergencias internas, sugería un cierto descontrol, una gestión de vestuario compleja a nivel económico. Recordó las palabras de Quinto: "Hay cosas del fútbol sudamericano que es mejor no saber, sobre todo cuando se habla de dinero." Una parte de Giacomo, la italiana, la racional, quería entender cada cifra; la otra, la que ya se estaba adaptando a la mística del "Globo", comprendía que debía aceptar ciertos misterios. Tenía USD 600.000 para fichajes, un buen punto de partida para su visión táctica. La Visión del Club y la Presión de la HinchadaLa directiva fue clara en sus expectativas. El contrato de Giacomo, por dos años hasta diciembre de 2025, venía con una meta ambiciosa: ubicar al equipo en la parte alta de la tabla a finales del 2024. Nada de conformismos, nada de salvar el descenso. Esto era Huracán. Pero la advertencia más enfática llegó con respecto a la hinchada. "La influencia de la gente en las decisiones directivas es alta, Arzani. Muy alta. Debe tener siempre a la gente de su lado." Giacomo había sentido esa pasión en Ezeiza, esa exigencia. Sabía que cada derrota, cada mala racha, sería magnificada por una masa social que vivía por y para el "Quemero". La presión sería constante, el examen, diario. La existencia de dos equipos afiliados, Ferrovalvulas de Colombia y Sacachispas de Argentina, con acuerdos mutuos de promoción de jóvenes mediante cesiones, era un punto a favor. Huracán era un semillero, y Giacomo, con su formación y su predilección por el desarrollo, pensaba apostar fuerte por esas jóvenes promesas. El Cuerpo Técnico y el director Deportivo: Primeros Vínculos.Su primera tarea vital fue tomar el pulso al cuerpo técnico preexistente. Giacomo encontró un equipo incompleto, los remanentes del staff del técnico anterior. Fiel a su filosofía de analizar y decidir, pasó horas conversando con cada uno. Habló con los dos segundos entrenadores, los dos preparadores físicos y el preparador de arqueros. Evaluó sus métodos, sus filosofías, su compromiso. Al final, tomó una decisión audaz: trabajaría con ellos. No llegaba a barrer con todo, sino a integrar y potenciar. Una figura, en particular, despertó su plena confianza: el encargado de desarrollo de juveniles. Este hombre, con su experiencia y su talento para formar jóvenes, prometía ser uno de sus principales consejeros, un aliado clave en su plan de construir desde abajo. Giacomo, sin embargo, identificó una carencia. Pidió inmediatamente a la directiva aumentar el número de colaboradores, especialmente para los entrenamientos del primer equipo. Necesitaba asistentes especializados en juego de defensa y ataque, para implementar su metodología táctica con la precisión que exigía el fútbol profesional. El encuentro más delicado fue con Daniel Vega, el director deportivo. La tensión era palpable. Vega, un hombre de la casa, había sido reacio a apoyar la nominación de un "extraño" sin experiencia en el banquillo. Fue un diálogo diplomático, de miradas firmes y palabras medidas. Se aclararon atribuciones y límites. Giacomo insistió en la importancia de la colaboración, de una visión unificada. Al final, Vega aceptó la propuesta: él traería las opciones que considerara viables para reforzar el equipo, y las debatirían juntos. Era un primer paso, un armisticio incómodo, pero un avance hacia la construcción del Huracán 2024. Con el sol cayendo sobre el Ducó, Giacomo Arzani da Silva se sintió un poco menos abrumado. La bolsa de cemento no había desaparecido del todo, pero ahora estaba mezclada con el mortero de la realidad. Había un club, un cuerpo técnico, una visión y una hinchada esperando. La redención no sería fácil, pero al menos, ya estaba con los pies en el barro.
  12. gracias @Sbaraglia Veremos si Giacomo puede soportar semejante tarea. Nadie se esperaba que su primer "laburo" de entrada, sea un club como Huracán, mucho menos el. Por cierto, nunca me paso que una partida de entrada, te contrate un club de primera división, que no llego a descender y sobre todo en una liga top como Argentina. Así que, espero que esta aventura por su naturaleza, sea divertida.
  13. El Bautismo de Fuego en EzeizaEl aterrizaje del vuelo AZ680 de Alitalia en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza no fue el recibimiento tranquilo que Giacomo Arzani da Silva había imaginado. Apenas bajó del avión, el aire húmedo y cálido de Buenos Aires lo golpeó, y con él, la cruda realidad del fútbol argentino. Antes de que pudiera siquiera pensar en llegar a Parque Patricios, Quinto Cornaggia, con el rostro tenso, lo interceptó en la sala VIP. Giacomo, la directiva está bajo un fuego infernal —dijo Quinto, sin preámbulos, mientras lo guiaba hacia una sala atestada—. La prensa quiere explicaciones. Han organizado una rueda improvisada aquí, ahora. No hay tiempo para prepararte, solo sé tú mismo. El corazón de Giacomo se aceleró. "Barro, no alfombra roja", había dicho Quinto. Pues esto era más que barro; era una emboscada. Al entrar en la sala, el flash de las cámaras lo cegó por un instante, y una cacofonía de voces, micrófonos y grabadoras se abalanzó sobre él. El rostro serio del presidente Garzón, visiblemente incómodo a su lado, le confirmó la magnitud de la situación. Un periodista de un diario deportivo importante lanzó la primera estocada: — Arzani, bienvenido a la Argentina. Con todo respeto, pero, ¿cómo explica su llegada a un club histórico como Huracán sin ninguna experiencia previa en la máxima categoría? ¿Es cierto lo que se comenta en los pasillos, que su nombramiento obedece a 'favores' de su agente a la directiva? Giacomo respiró hondo, la vergüenza inicial mezclándose con una rabia fría. Se aferró a la mesa, buscando la entereza que había cultivado en Coverciano. — Gracias por la bienvenida. Y por la pregunta directa. Sé que mi currículum como técnico en clubes profesionales es una hoja en blanco. Pero mis credenciales como jugador y mi formación teórica no lo son. Sé lo que es la alta competencia, la presión. En cuanto a los rumores… — hizo una pausa, mirando directamente al periodista— los entiendo. Pero los invito a que, en lugar de especular sobre 'favores personales', me midan en los próximos meses por los resultados en el campo. Por el trabajo que este cuerpo técnico y este plantel van a realizar. Otra voz, más agresiva, se alzó: — Profesor, Huracán se salvó del descenso por muy poco. ¿Usted cree que un equipo que viene de pelear abajo, con un presupuesto limitado y con un técnico sin experiencia, puede terminar en la parte alta de la tabla, como dicen que le ha pedido la directiva? ¿No es eso vender humo a la gente? No, no es vender humo —respondió Giacomo con firmeza, aunque por dentro la duda carcomía—. Es ambición. Es la mentalidad que quiero instalar en este club. Huracán tiene historia, tiene una gran afición, tiene una estructura para crecer. Mi metodología se basa en la organización defensiva, en la disciplina táctica y en construir desde la base. Con trabajo, con inteligencia en el mercado de pases y con el compromiso de todos, vamos a sentar las bases para esa aspiración. Soy consciente de la dificultad, pero no me asustan los desafíos. Una joven reportera, con una cámara en mano, preguntó con tono más conciliador: —Giacomo, usted tiene raíces paraguayas. ¿Qué significa para usted llegar al fútbol sudamericano, justamente al país campeón del mundo? La pregunta le dio un respiro. — Significa mucho. Una conexión profunda. Mi padre es paraguayo, y el fútbol sudamericano es pasión pura. No puedo pedir un escenario más grande para comenzar mi carrera. Es una responsabilidad enorme, pero también un honor inmenso. Y sí, la Argentina, con su historia, con su último Mundial… es el mayor desafío posible, y por eso estoy aquí. Para probarme a mí mismo. Las preguntas continuaron, mordaces y persistentes, sobre su conocimiento del fútbol argentino, sobre los refuerzos, sobre su estilo de juego. Giacomo se mantuvo en pie, respondió con entereza, con la seriedad y la aparente convicción de quien sabe dónde está parado. Se esforzó por proyectar la imagen del líder que Huracán necesitaba. Finalmente, Garzón, con un gesto brusco, dio por terminada la rueda de prensa. Giacomo salió de la sala, las luces todavía danzando en sus ojos, el eco de las preguntas taladrándole la cabeza. Por fuera, había sorteado el temporal; por dentro, la aparente solidez se resquebrajaba. La idea de llegar al club esa tarde, de repente, se sintió como tragar una bolsa de cemento. La magnitud de la tarea, la furia contenida de la prensa, la expectación de los hinchas… todo se le venía encima. La soledad del mánager, incluso rodeado de una multitud, ya se hacía presente. El barro de las ligas bajas que Quinto había mencionado, en Argentina, se sentía como arena movediza en la Primera División.
  14. El Sí del Globo y el Inicio del Proyecto 2024La espera después de la entrevista con Garzón fue, para Giacomo, una tortura. Cada minuto parecía una hora, cada sombra en su apartamento, un fantasma de sus fracasos pasados. Había rechazado ofertas más seguras en Europa, había dejado en suspenso su anhelo de conocer el fútbol colombiano, todo por la posibilidad de dirigir en el país campeón del mundo. La apuesta era alta, quizás temeraria, pero la voz de Quinto resonaba en su cabeza: "A un hombre se lo mide por sus acciones, no por sus ideas". La llamada decisiva llegó a primera hora de una mañana fría de finales de noviembre, cuando la Serie C italiana ya estaba en plena ebullición y el fútbol sudamericano se preparaba para cerrar el año. El número de Quinto Cornaggia apareció en la pantalla, y Giacomo sintió un escalofrío que le erizó la piel. Giacomo… Prepárate para el fuego, amigo — la voz de Quinto sonaba inusualmente solemne, pero con un matiz de triunfo —. Huracán ha dicho sí. Un suspiro de alivio, mezclado con un temor helado, escapó de Giacomo. —¿Huracán? ¿Estás seguro? Pero ¿y mi falta de experiencia? ¿La situación del club? —El presidente ha sido convencido. Mis favores políticos del pasado han rendido frutos, sí, pero también tu discurso, tu conocimiento del juego y tu ambición —explicó Quinto —. No te voy a mentir, la directiva está haciendo una apuesta enorme. Y tú vas a tener que justificarla con cada decisión, cada entrenamiento, cada punto. Quinto procedió a detallar las condiciones del acuerdo: Sueldo Mensual: USD 13.000, una cifra modesta para la Primera División argentina, pero un buen inicio para un técnico novel. Presupuesto de Fichajes: USD 600.000. Una suma considerable, pero que en el mercado argentino no permitiría grandes lujos, exigiendo ingenio y ojo clínico. Presupuesto de Sueldos: USD 522.000. Limitado, lo que forzaría a Arzani a construir un plantel con equilibrio, sin grandes estrellas. Condición: Trabajar en estrecha colaboración con el Director Deportivo actual, Daniel Vega. Visión: La directiva era ambiciosa. El objetivo no era solo evitar el descenso, sino acabar en la parte alta de la Liga Profesional. Una meta que, para un equipo recién salvado y con un técnico sin experiencia, sonaba casi utópica. Giacomo escuchó atentamente, la complejidad del desafío pintándose con claridad en su mente. Era la oportunidad de su vida, pero también un salto al vacío. La parte racional le gritaba que la Serie C italiana era más segura, que podía construir una carrera paso a paso. Pero la otra parte, la que anhelaba redención y conexión con sus raíces latinoamericanas, la que había sentido el aguijón de las críticas y la distancia con su padre, le imploraba que aceptara. Acepto, Quinto — dijo Giacomo, con una voz que, por primera vez, sonaba plena de convicción—. Dile a Huracán que Giacomo Arzani da Silva es su nuevo entrenador. Estaré allí a principios de diciembre para empezar la pretemporada. Así, contra todo pronóstico y a finales de noviembre, el Club Atlético Huracán anunció la contratación de Giacomo Arzani da Silva como su nuevo director técnico. La noticia cayó como una bomba en el ambiente futbolístico argentino. Un ex-jugador de Parma, un naturalizado paraguayo, un técnico sin ninguna experiencia en el fútbol profesional, al frente de un club histórico. Las redes sociales y los medios explotaron con escepticismo y preguntas. La mayoría no entendía cómo un hombre así había llegado al banquillo del "Globo". Pero Giacomo sabía la verdad. Parte de esa llegada se debía a la astucia de Quinto Cornaggia. Pero otra parte, y la más importante para él, se debía a su propia audacia. Ahora, la carga recaía sobre sus hombros. Tendría que ser extremadamente creativo no solo en la cancha, sino también en la sala de prensa, para justificar una contratación que muchos ya calificaban de locura. El proyecto 2024 de Huracán comenzaría de cero, y Giacomo estaba listo para mancharse los pies en el barro, tal como Quinto le había exigido. La redención comenzaba en Parque Patricios.
  15. Resumen de Entrevistas y el Llamado Inesperado de Argentina.El teléfono de Giacomo Arzani da Silva no había dejado de sonar en los últimos días. Quinto Cornaggia, su agente, había movido cielo y tierra, y las respuestas no se hicieron esperar. Nuestro mánager italiano-paraguayo había pasado por un maratón de videollamadas, cada una planteándole un desafío diferente y tentando su ambición de redención: Bryne FK (Noruega): Un reto pragmático y helado en la Segunda División noruega, luchando por el descenso, con barrera de idioma y recursos mínimos. Una inmersión total en la supervivencia táctica. La Equidad (Colombia): La oportunidad de debutar en Primera División sudamericana, con un equipo enfocado en juveniles, pero también peleando el descenso. Una conexión más cercana con sus raíces latinas. Inter de Palmira (Colombia): Un proyecto a largo plazo en la Segunda División colombiana, con menos recursos, pero una visión clara de crecimiento y la necesidad de un compromiso total. Casertana FC (Italia): Un debut Serie C italiana, con la presión de revertir un mal inicio y alcanzar los playoffs de ascenso. Un ambiente conocido para implementar su método. AZ Picerno (Italia): El desafío más arriesgado en la Serie C, levantar al peor equipo del grupo y, contra todo pronóstico, meterlo en puestos de playoffs. Cada opción era una balanza entre la prudencia de empezar de abajo y la ambición de probarse. Sin embargo, justo cuando Giacomo pensaba que había sopesado todas las posibilidades, una llamada de Quinto cambió todo el panorama. El Gigante Dormido: Club Atlético Huracán (Argentina) La noticia lo tomó por sorpresa: el Club Atlético Huracán de Argentina, un histórico del fútbol mundial, estaba interesado en una entrevista. La Primera División argentina, la tierra del reciente campeón del mundo, con una afición pasional y una liga extremadamente competitiva. Giacomo sabía que esta oportunidad era un "favor político" de Quinto, una jugada maestra de su agente para sentarlo frente a un club de semejante calibre, aunque su experiencia en el banquillo fuera nula. La videollamada con el presidente de Huracán, David Garzón, se realizó al día siguiente. Giacomo, a pesar de sus 40 años, se sintió como un novato en su primer día de escuela. Garzón era un hombre curtido, con el rostro marcado por años de gestión en el fútbol argentino, una mezcla de escepticismo y pragmatismo en su mirada. Arzani da Silva — comenzó Garzón, su voz grave y sin rodeos, con el inconfundible acento porteño—. Gracias por su tiempo. Para serle sincero, no suelo entrevistar a técnicos sin experiencia en primera. Esto es Huracán, no un club cualquiera. Estamos peleando el descenso, la situación es delicada y quedan pocas fechas. Necesitamos un milagro, no un experimento. Giacomo asintió, las palabras de Quinto sobre el "barro" resonando más fuerte que nunca. — Lo entiendo, presidente garzón. La situación es clara, y mi falta de experiencia al mando de un equipo profesional también. Garzón hizo una pausa, sus ojos estudiando cada gesto de Giacomo. — Pero no puedo ignorar su currículum como jugador. Parma, la Selección Paraguaya… usted sabe lo que es la presión de la alta competencia. Y sus credenciales teóricas, su formación en Coverciano… Eso me dice que no es un improvisado, que tiene conocimiento. La pregunta es: ¿Puede trasladar eso al banquillo de un equipo que se está ahogando? ¿Puede manejar el ambiente de una hinchada como la de Huracán, el periodismo argentino, la presión de no caer a la B? Giacomo se armó de valor. Este era el reto definitivo, lo que ponía a prueba todo su ser. — Presidente, mi vida siempre fue fútbol. Mi formación en Italia me preparó para la estrategia y la organización. Sé lo que es la presión. Y sé que este equipo, con un trabajo táctico intenso, una defensa férrea y un orden que hoy quizás no tiene, puede revertir la situación. No vengo a prometer milagros, sino trabajo y método. Garzón no sonrió, pero su expresión se suavizó un ápice. — Bien. Escuche, vamos a tomarnos un tiempo para evaluar. Es una decisión muy importante. Mientras tanto, me gustaría que, si sigue interesado en nosotros, deje de buscar otras opciones. Esto sería una apuesta muy fuerte, para usted y para nosotros. Giacomo dudó. Tenía ofertas concretas en Italia, oportunidades seguras para empezar. Pero la idea de debutar en la Primera División de Argentina, el país de Messi, el campeón del mundo, era una llamada que superaba cualquier precaución. Era el tipo de escenario que, de salir bien, escribiría su nombre en los libros. Presidente — dijo Giacomo, la voz un poco más firme de lo que esperaba —, mi interés es genuino. Entiendo la importancia de esta espera. Dejaré de buscar otras opciones mientras esperamos su respuesta. Es una oportunidad que… que no se presenta todos los días para un profesional novel. Es el sueño de cualquier técnico. La llamada finalizó. Giacomo colgó, su mente en un torbellino. Había aceptado la condición, había puesto todas sus fichas en una mano arriesgada. Había dejado pasar las ligas menores de Noruega y Colombia, e incluso la familiar Serie C italiana, por la posibilidad de un debut de ensueño... o una caída devastadora. Ahora, solo quedaba esperar la decisión del "Globo".

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