Para la legión de devotos de Football Manager (FM), el juego es mucho más que un simple pasatiempo. Es una obsesión meticulosa, un doctorado en tácticas de fútbol, gestión de vestuarios y finanzas de clubes. Horas incontables se dedican a analizar hojas de cálculo de atributos de jugadores, a diseñar formaciones asimétricas y a buscar en las ligas más recónditas al próximo "wonderkid". Pero, ¿y si toda esa experiencia acumulada, esa capacidad para predecir el rendimiento y detectar patrones, pud
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