Antes de seguir construyendo el relato del nuevo Torino, necesito detenerme un momento y explicar algo más personal. Porque esta historia no la elijo al azar. No nace de un impulso ni de una idea repentina. Llevaba mucho tiempo leyendo las historias escritas en el foro y me apetecía contar una, pero tenía que ser una especial, la empecé a escribir en mi ordenador hace tiempo y hasta hoy no me he decidido a contarla. Siempre he tenido cierta simpatía por los “segundos equipos” de las grandes ciudades. No sé muy bien por qué. Tal vez porque tienen ese punto romántico de luchar a contracorriente, de medirse cada día con un gigante que les eclipsa, pero aún así seguir ahí, latiendo. Pasaba con el Betis en Sevilla, con el Atlético en Madrid, con el Torino en Turín… siempre me han atraído esos clubes que sobreviven entre sombras, pero con una identidad muy marcada, incluso más marcada que el primer equipo de la ciudad. Italia, además, tiene algo especial para mí. He viajado muchas veces al país y cada viaje, cada ciudad, cada calle llena está de historia… siempre vuelvo con la sensación de haber descubierto algo distinto. Milán, Florencia, Nápoles, Cagliari, Venecia… Hay una conexión difícil de explicar. Y de ahí viene también mi cariño por la Serie A: su ambiente, su tradición, su narrativa futbolera tan distinta al resto. En mi último viaje a Italia, en mayo de este año, iba a ir a Turín por fin, pero por un tema personal, estando en Milán, me tuve que volver a España y no pude conocer la ciudad, por lo que aún con más sentido tenía que escribir sobre esa ciudad que tenía tantas ganas de visitar, pero que tanto se me resiste. Durante ese viaje descubrí Brazalete Negro. Brazalete Negro es un podcast que se describe a sí mismo de la siguiente manera: “Más allá de los focos y la fama, de las victorias y el dinero, el fútbol cuenta también con su lado oscuro. Relatos de perdedores en el campo y en la vida. Equipos malditos, jugadores desaparecidos, estadios trágicos. Ya es momento de que algunas de esas historias y sus protagonistas abandonen la penumbra del olvido. Y recordad: Bill Shankly no tenía razón. El fútbol, a veces, sí es una cuestión de vida o muerte”. Lo descubrí casi por casualidad pero se convirtió en un punto de no retorno. La forma en la que cuentan las historias —en particular la del Grande Torino— me golpeó de lleno: emoción, tragedia, fútbol, identidad… era imposible no quedar atrapado. Me encontré aprovechando cualquier momento del viaje escuchando cada capítulo con esa mezcla de curiosidad y respeto, como quien abre un libro antiguo y valioso sin querer estropear ninguna página. Creo que en ese viaje escuché tres o cuatro veces seguidas el capítulo del Grande Torino. Y, de repente, el Torino ya no era solo “el otro equipo de Turín”. Era un símbolo. Una herida. Un mito. Y también una oportunidad de lanzarme a contar mi primera historia en este foro. Ahí fue cuando la idea empezó a tomar forma: ¿Y si intento reconstruir al Torino desde esa mezcla de historia, nostalgia y ambición? ¿Y si conecto el pasado con el presente? ¿Y si convierto Football Manager en un puente entre lo que fue y lo que podría volver a ser? No busco ganar títulos rápidos, ni montar un superproyecto artificial. Busco darle sentido a una reconstrucción. Una historia que respete el legado y, a la vez, sea mía. Por eso estoy aquí. Por eso elegí al Torino. Y por eso el apellido Mazzola vuelve al banquillo del Torino, aunque sea desde la ficción. Porque hay historias que uno no elige. Son ellas las que te eligen a ti. Y esta, sin duda, me eligió a mí. La partida la voy a jugar en FM24 pero con los equipos actualizados a la temporada 25-26.
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