Jump to content
FMSite en modo aplicación

Una mejor manera de navegar. Saber más

Football Manager Español - FMSite.net

Instala FMSite en modo App en tu dispositivo para mejorar la experiencia, recibir notificaciones nativas, premios y más!

Para instalar esta aplicación en iOS o iPadOS
  1. Tap the Share icon in Safari
  2. Scroll the menu and tap Add to Home Screen.
  3. Tap Add in the top-right corner.
Para instalar esta aplicación en Android
  1. Tap the 3-dot menu (⋮) in the top-right corner of the browser.
  2. Tap Add to Home screen or Install app.
  3. Confirm by tapping Install.

Respuestas destacadas

Publicado

Mi primer recuerdo es Juanito. Juanito corriendo por la banda, Juanito marcando un gol, Juanito saltando de alegría en un cambio. Con seis años me quedé con la imagen del número siete impreso en una camiseta blanca y con el tiempo entendí que me perseguiría toda la vida. Así es, me hice del Real Madrid por un tipo llamado Juan Gómez, "Juanito", pero demonios, el diminutivo era inadecuado porque el hombre era un gigante. Al menos para los ojos del niño que fui.

p_1624_5.jpg

Con ocho años quise ser otro siete, otro Juanito, así que en 1990, el año de los 107 goles, integré la cantera blanca con la esperanza de que un día pisaría el Bernabéu y que mirando al cielo me encontraría con ochenta mil personas expectantes. La camiseta, me decía el abuelo, esa camiseta lleva consigo los fantasmas de todos los que una vez escribieron en el césped nuestra leyenda.

Yo tenía diez años cuando murió Juanito. Aún recuerdo que me hizo daño la noticia, pero me resultó aún más duro ver la tristeza reflejada en el rostro de mi abuelo, don Rodolfo, "El Merengue", como lo llamaban sus amigos. Él me llevó por primera vez al Santiago Bernabéu, él me contó sus historias y alimentó mis sueños. "Juan, tú tienes que recoger el relevo. Sé tú el nuevo Juanito" me decía de cuando en cuando. Esas palabras no gustaban nada a mi madre, que prefería que yo optara por una profesión "digna", porque el fútbol era para ignorantes y animales. Mi padre, un hombre distante por naturaleza, asentía con indiferencia.

En 1995 apareció Raúl. Yo tenía entonces casi catorce años, y encontré en él a un nuevo símbolo de mi equipo. Marcó su primer gol ante el Atlético, a pase de Laudrup. Esa noche, la alegría se escapaba de los ojos del abuelo, que me contó, como si de una confidencia se tratase, que veía en él a un futuro grande. Fue un susurro, quizás porque pensaba que si lo decía muy alto se escaparía la promesa. El tiempo le dio la razón.

El año de la séptima conocí a Helena. Con dieciséis años, había conseguido un sitio sólido en el Real Madrid C y ya empezaba a perfilarme como miembro del Castilla. Probablemente en un año o dos incluso jugaría con el primer equipo, ¡quién sabe! Raúl lo había conseguido, después de todo. La noche en la que ganamos a la Juve, salté por los aires, abracé a mi abuelo y en la Cibeles me crucé con una chica de ojos azules y sonrisa blanca. Llevaba una camiseta del Madrid con el siete a la espalda y estaba radiante de felicidad. Por lo pronto, ya compartíamos algo.

Mis sueños de futbolista se quebraron con un crujido, el de mi tibia. Fue una entrada a destiempo como cualquier otra, pero esta dio de pleno en mi pierna y me produjo un dolor desgarrante. Tuve que soportarlo, a él y al sabor amargo de la derrota, porque se hace muy difícil tener que enterrar un sueño. Me recompuse, y con el tiempo me resigné a tener que llevar una vida como la de todos los demás. Vi con alegría que mi equipo ganaba la octava y la novena, y entretanto mi amigo Marcos me sugirió la idea de ser entrenador de fútbol. No me desagradó, aunque no me veía dando órdenes desde un banquillo.

Vi la llegada de Beckham al Madrid con veintidós años y un carné de entrenador entre manos, aunque no sabía muy bien qué hacer con él. El tiempo me haría ver cómo el Barcelona se comía el mundo de la mano de Ronaldinho, cómo el Bernabéu se levantaba a aplaudirle, y cómo a mi abuelo, a quien ya le estaban consumiendo los años, se le iba ensombreciendo la mirada. El Real Madrid estaba perdiendo todo, símbolos, alegrías y sobre todo, el Real Madrid había enterrado al fantasma de Juanito en un rincón triste de su museo para dejar sitio a la melena de Beckham.

Fabio Capello dejó una liga y la semilla de la segunda, y entonces llegó Guardiola al Barcelona. El último clásico que vio mi abuelo fue el 2-6 de 2009, y eso es algo que nunca perdonaré al Real Madrid. Por mi parte, ya tenía cierta experiencia en pequeños equipos de división regional, pero en ninguno había conseguido tener ni siquiera un mínimo de éxito. Entrenar no era lo mío, no.

El verano en el que Florentino Pérez volvió a la presidencia mi abuelo murió. Todos sus amigos le rindieron un emotivo homenaje, recordando su sinceridad y pasión, y nadie olvidó mencionar la razón por la que le apodaban "El Merengue". Por su parte, el club contrató a Pellegrini y lo echó sin pena ni gloria al año, mientras toda la prensa española anunciaba a José Mourinho como su sucesor. Florentino Pérez presentó al entrenador portugués, su última bala, el verano en el que Helena y yo nos íbamos a casar. Probablemente los tiempos irían mejor para el madridismo, o eso esperábamos todos los aficionados.

No fue así.

  • Autor

El Real Madrid a Segunda B

Cada periódico lo anuncaba a su manera pero todos decían lo mismo. Unas irregularidades en las cuentas del Real Madrid le habían costado un descenso a Segunda B. En cuestión de horas, el club fue anunciando la salida de varios de sus miembros. Florentino Pérez dimitió, José Mourinho se quedó sin contrato y toda la plantilla en bloque se encontró libre de toda vinculación. El Madrid vivía un descenso doble y veía cómo absolutamente toda su plantilla salía por obligación. No quedaba nada en el Real Madrid, absolutamente nada.

Lo peor de todo fue la venta del Bernabéu. Para saldar sus deudas, el Real Madrid tuvo que encontrar dinero en cualquier lugar, y una gran ayuda fue la venta de su mítico estadio. Los aficionados estaban destrozados, su equipo, el de las nueve copas de Europa, había pasado a la Historia. Ahora el equipo jugaría en el estadio Alfredo di Stefano, y empezaría a construirse gracias a la inversión de un grupo que se hacía llamar "SOS Real", que recogiendo firmas y obteniendo donaciones de numerosas personalidades históricas del club había conseguido sanear las cuentas. Ahora tocaba volver a nacer, y mucha gente comparaba al equipo con un fénix blanco, que resurgía de sus cenizas.

Esta época de mi vida fue la más distante del fútbol. Me iba a casar, había encontrado un buen trabajo, todo iba sobre ruedas y estaba más ocupado que nunca. Pero los fantasmas siempre vuelven, uno nunca se libra de las promesas que se hizo de niño. Así que ese mismo verano, mi padre me invitó a asistir con él a una recepción que organizaba Roberto Pons, un exitoso hombre de negocios que se había presentado a las elecciones a la presidencia del Real Madrid. Según la prensa tenía todas las de perder, porque en frente estaba el grupo "SOS Real", cuyo representante era Manuel Sanchís, que gozaba de una importante popularidad entre la afición. Junto a él estaban Butragueño, Santillana y Gordillo. Pons, por su parte, había conseguido aliarse con Camacho y Míchel, su principal candidato al banquillo.

Pons y mi padre eran buenos amigos, así que me presentó. Yo era Juan, el hijo de Martín Rodríguez, un aficionado del Real Madrid desde niño. Comentó de pasada que tenía carné de entrenador, a lo que Pons contestó:

-¿Ah, sí? Te gustaría ser entrenador del Real Madrid, Juan?

Todos los que participaban en la conversación se rieron, y yo dije que sí. No me lo tomaba muy en serio, pero supongo que hay preguntas a las que uno siempre quiere responder que sí. Se volvieron a reír, todos salvo mi padre, que me conocía y sabía hasta qué punto me importaba el Real Madrid, y para mi sorpresa Pons. Me separó del grupo y me preguntó acerca del club. Quería saber lo que yo pensaba del equipo, de cómo iba, de qué posibilidades tenía de salir del pozo en el que se había metido.

-Mira, chico, voy a serte sincero. No tengo ni idea de fútbol, ni mucho menos sé tanto del Real Madrid como tú. Yo me he tomado esto como un reto personal que podría o no funcionar, a lo mejor el proyecto queda muerto antes de empezar. He preguntado a Camacho qué podíamos hacer, y de momento todo el peso deportivo caerá sobre sus espaldas. Ahora, chico, quiero decirte una cosa. Me llamas mucho la atención, pareces saber de lo que hablas. Sobre todo tienes ese...brillo en los ojos cuando mencionas a un tal Juanito. Sí, sí, ese brillo es el de la gente capaz de cambiar las cosas. Quiero preguntarte una cosa, chaval. ¿Serías el entrenador del Real Madrid si yo ganase las elecciones?

No me lo tomé muy en serio. Pons no tenía casi posibilidades de ganar, no tenía ni idea de fútbol y me parecía imposible que alguien prefiriese a un chaval con el que ha hablado durante quince minutos antes que a una figura emblemática del Real Madrid, por muy ignorante que fuera en el tema. Ahora bien, hay preguntas a las que uno siempre quiere responder que sí.

Bueno, parece que va a ser una historia con el Real Madrid en Segunda B, tiene buena pinta, te sigo.

Saludos

Me ha gustado bastante lo que de momento has escrito. Es muy original y también sería muy interesante ver qué sucede con el Madrid en 2ªB. Si escribes más te leeré ;)

Únete a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte después. Si ya tienes una cuenta, accede ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a este tema...
¿Cómo adjuntar imágenes? Súbelas a postimages y copia el "Enlace directo" en el mensaje.

viendo esta sección 0

  • Ningún usuario registrado viendo esta página.

Configure browser push notifications

Chrome (Android)
  1. Tap the lock icon next to the address bar.
  2. Tap Permissions → Notifications.
  3. Adjust your preference.
Chrome (Desktop)
  1. Click the padlock icon in the address bar.
  2. Select Site settings.
  3. Find Notifications and adjust your preference.