Todo lo publicado por John Smith
-
Marco Rafael "El Abeja"
Marco Rafael "El Abeja" 33 pibes y un termo, la revolución Desempaque temprano y encaré el desayuno con la destreza de quien ya aprendió que el queso amarillo puede tener gusto a cualquier cosa. Apenas tragué el mate, fui a la oficina del presidente Jan, esperando instrucciones sencillas tipo “poné la pelota en el punto del penal”. No. El tipo arrancó diciéndome algo así como “hay noticias malas y otras peores”. Resulta que, en una movida digna de película, renunció todo el staff: técnicos, utileros, médicos y hasta el que inflaba las pelotas (si es que existía). Como nadie quería quedarse, hasta los jugadores del primer equipo y la reserva pegaron el portazo y me dejaron solo con el ejército juvenil. Mi plantel, entonces, eran los empleados del equipo juvenil y 33 chicos entre 14 y 16 años, cada uno con más ganas que físico. El club, que hace tres días tenía todo y ahora parecía una colonia de vacaciones, me entregó la dirección de un plantel que a duras penas sabía qué era una reunión táctica. Por si fuera poco, el viernes había partido: el famoso primer equipo contra los juveniles, que ahora eran el primer equipo y los suplentes a la vez. Todo muy lógico. Me imaginé en el banco con 33 chicos, una carpeta de papel en blanco y el termo como ayudante técnico. Mi tarea del día era conocer a los empleados que quedaban y ponernos creativos: designarles funciones, descubrir quién sabe preparar sándwiches y quién puede marcar la cancha sin perderse. Los nombres los iremos contando después, así el suspenso es más grande que mi entendimiento del neerlandés. De ahí, tenía que decidir tácticas, entrenamientos, amistosos y hasta dónde van los conos. Lo único seguro por ahora es que en algo más de dos meses debutamos, y si no salen a correr los chicos voy a tener que salir yo, que corro lento pero con entusiasmo. Hoy empieza la reconstrucción del club más pintoresco y desorientado del fútbol neerlandés. Con mucha imaginación, cero referencias y la esperanza de que en el equipo, además de mate y pepinos, haya alguna idea buena para que no nos goleen.
- Marco Rafael "El Abeja"
-
Abrumadoras las reseñas en Steam
8.610 reseñas 18% positivas era el segundo día hoy después del parche donde debería haber subido un montón 16.822 reseñas 22% positivas. Creo que no es para alegrarse. Un juego que históricamente estuvo entre 85% a 95% de reseñas positivas. Ojala dentro de 3 a 6 meses este en 50% al menos, eso significara que podre jugar el juego que compre.
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni (La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni) Zwischenspiel 2 – Das Gewicht der Einleitung und das Gebrochene Versprechen (Interludio 2. "El Peso de la Introducción y la Promesa Rota”) En algún lugar de Argentina. Llegamos a este punto, con los tres primeros capítulos de la historia de Matthias Schall cerrados, y la primera autoevaluación como cronista es inevitable: la balanza se inclina hacia la necesidad. Estos capítulos, reconozco, han sido densos, quizás inusualmente largos para una introducción. Tres actos narrativos completos dedicados exclusivamente a sentar las bases de quién es nuestro estratega, qué lo impulsa y, sobre todo, por qué está a punto de emprender una travesía que lo llevará de Viena a Innsbruck. Si la crónica se percibió como un preámbulo extendido, fue una decisión consciente, aunque arriesgada, de priorizar el cimiento narrativo sobre la acción inmediata. En la arquitectura de cualquier relato, y especialmente en uno que es importante para mí, el protagonista no puede ser un simple avatar táctico del Football Manager. Necesita alma, dilemas, un peso generacional que arrastrar y una filosofía que lo defina. Matthias es la culminación de un legado; es la mezcla de la precisión austríaca de su padre y el fuego indomable de su abuelo, el “Pequeño Toni”. Era crucial dedicar todo este espacio para que su rechazo a lo superficial y su obsesión por la excelencia se grabaran en la conciencia del lector. Sin esta inmersión profunda, sus futuras decisiones en el banquillo, sus desplantes a la emoción o sus apuestas arriesgadas en el mercado de fichajes carecerían de la fuerza dramática que busco construir. La complejidad de la trama exigía una introducción que no dejara cabos sueltos en el linaje Schall. Pero, a decir verdad, esta extensión también estuvo influenciada por una variable externa a la pura ambición literaria, un factor que cualquier jugador de Football Manager reconocerá: el calendario de lanzamientos. Cuando me lancé a esta aventura de escritura con el café tibio en mano, existía una firme, casi ingenua, esperanza de que la pausa natural que requeriría la creación de un personaje tan complejo coincidiera con la llegada inminente de la nueva edición del simulador. La ilusión de arrancar la epopeya de Matthias en el lienzo prístino del FM26, con todos sus nuevos gráficos, mecánicas y bases de datos actualizadas, era el motor oculto que justificaba el prolongado tempo narrativo. La idea era simple: yo terminaría de moldear a Matthias, y Sports Interactive terminaría de preparar el campo de juego. Y, por supuesto, la realidad del desarrollo de software se impuso sobre la fantasía del cronista. La promesa no se cumplió, y el FM26 no está listo, obligándome a tomar la decisión táctica —casi dolorosa— de pivotar hacia el FM24, un terreno conocido, pero menos emocionante. Es la misma frustración que llevó a Matthias a elegir la frialdad de la disciplina sobre el calor de la sangre. Esta decepción técnica, sin embargo, ha refrendado la sabiduría de la introducción lenta. Al no tener el FM26 como telón de fondo, los tres primeros capítulos no solo justifican literariamente la existencia del personaje, sino que también nos dieron el tiempo necesario para aceptar la realidad del juego actual y reafirmar el compromiso de la historia. Ahora, con las bases firmes, la historia puede respirar y el ritmo se acelerará. El personaje está presentado, sus motivaciones son claras, y es momento de sumergirnos de lleno en la partida de Football Manager 2024. La elección del FC Wacker Innsbruck como el club de Matthias exigió una base de datos a la altura de la ambición, pero la mayoría era imprecisa debido a la falta de ligas juveniles, la escasez de copas o errores insalvables. Finalmente, opté por la versión creada por Luron en el Workshop de Steam, la cual extiende el fútbol austríaco hasta el Nivel 11. Esta database nos permite situar al primer equipo en la Hypo Tirol Liga (Nivel 5), al equipo B en la Clase 1 Oeste (T) y, como libertad creativa del autor, incluir al equipo C en la Landesklasse 5 Central (Nivel 11), la división única del último nivel. El tiempo de la introspección ha terminado. Es hora de que el fútbol —el simulado, el real, el que nos mantiene vivos— se apodere de la narración. El Football Manager nos espera para iniciar el juego con el Capítulo 4, donde conoceremos al FC Wacker Innsbruck y entraremos en partes que involucren de lleno nuestro querido Football Manager
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Por suerte compañero Lineker Matthias encontró su club, firmo su contrato y ya estamos listos para que comience su aventura en los campos de juego. Con respecto al dinero de algún lado saldrá, imagino, a Matthias no parece preocuparle pero si al resto del equipo. Veremos como puede nuestro protagonista realizar su sueño en un club como el Wacker Innsbruck que sin dudas es un gigante dormido. Clara, bueno ya llegara el momento de conocer su conexión, al menos sabemos que no es ni ha sido romántica, o eso creemos. Saludos.
-
Marco Rafael "El Abeja"
Marco Rafael "El Abeja" Entre grafitis y pepinos, mi nueva vida Crónica de un aterrizaje anunciadísimo. El 21 de junio, antes que las tostadas, ya estaba pisando el aeropuerto de Ámsterdam. El sueño del pibe cordobés: pasé de comer criollitos en Carlos Paz a ver bicicletas por todos lados sin entender si era una manifestación o la vida diaria. Salí del aeropuerto como duque perdido, con la mochila medio vacía, la cara de dormido y el Google Maps pidiendo clemencia. Me toca pedir un Uber para Zuidoost, que el traductor me había vendido como un pintoresco y colorido exclave de la ciudad; yo pensé “exclave” era lo que te pasaba cuando te olvidabas la llave. Nada que ver: resulta que ahí viven unas 84.000 personas y ninguno tiene la menor idea de quién soy yo. La zona, según mi primera impresión y lo que vi por la ventana, es un arcoíris con edificios modernos, grafitis de colores y gente que va y viene con un ritmo que te deja bizco. Pero mi parada era el célebre Bijlmer Sportpark, el estadio del club donde, según Jan van der Pol, voy a tener todo: oficina, habitación y las cuatro comidas diarias como pago, que para mí es oro puro. Lo único que sé cocinar son fideos. Entro al predio con la expectativa de encontrarme con canchas de último nivel y lo que veo es más parecido a los potreros de Córdoba, pero con pasto bien verde y líneas bastante rectas. Mi "oficina" parece más bien el aula de plástica de la primaria, y mi "habitación" tiene menos muebles que rancho de pescador, pero hay colchón. El desayuno es pan con queso y algo que nunca supe si era mermelada o experimento químico. El almuerzo, sándwich gigante con pepinos y esa salsa rara que en Argentina solo le pondrían a una ensalada rusa. La merienda lo mismo que el desayuno, pero más frío, y la cena… bueno, sopa de verduras, pan, y si tengo suerte, aparece una fruta misteriosa. Eso sí, siempre cuatro comidas: el club cumple. Por ahora no hay sueldo, pero el estómago agradece. Lo bueno de vivir en el estadio es que nunca vas a llegar tarde al entrenamiento, aunque si cocinan algo raro seguro llegás primero al baño. Ese primer día me sentí raro, entre emocionado y sin entender mucho. Me saludaron tres viejos del club, dos chicos que jugaban al ping pong y un perro que, si le enseñaba a patear, seguro jugaba mejor que yo.
-
Marco Rafael "El Abeja"
Marco Rafael "El Abeja" Pasaje, mate y ni idea Lunes 19 de junio de 2023, todavía con el mate en mano y el desconcierto pegado. La persona que me hizo firmar el contrato trajo un traductor, porque aunque soy hijo de neerlandeses, el idioma siempre me quedó medio lejos. La verdad, nunca le di mucha importancia y solo entiendo algunas cosas sueltas, lo básico para no naufragar. El tipo se llama Jan van der Pol y me explicó con paciencia de maestro que había firmado para ser manager del Zuidoost United, un club de nivel 10 del país. El Zuidoost United es un club que juega en el nivel 10 del fútbol del país, que se entiende porque hay 5 niveles profesionales y luego 5 niveles amateurs. En el último de todos, ahí está este club: lo más bajo de lo bajo, donde los campeones se vuelven leyendas en los barrios y la pelota rueda más por la voluntad que por la técnica. Me contó que el 21 de junio era cuando tendría que estar a cargo del club, igual que si me hubieran dado el mando de un barco, pero sin tener ni idea de dónde estaba la brújula. Yo, en modo “¿qué hago acá?”, le expliqué que justo tenía pasaje de vuelta para esa misma noche. Ni un peso en la tarjeta, menos mal que el club se comprometió a pagarme un pasaje de Córdoba a Ámsterdam, para volver en un viaje relámpago y arrancar esta aventura de forma oficial. Así que mientras mi cabeza hacía malabares con la idea de moverme tan rápido, Jan me decía que buscara mis cosas y me preparara, porque el miércoles 21 ya arrancaba mi trabajo. Yo pensaba en el mate, en el asado y en el cuarteto, mientras me decía a mí mismo que esta historia recién empezaba y que iba a necesitar toda la garra para no salir volando de este quilombo. Si hasta ahora había corrido sin entender para dónde, ahora iba a tener que correr con los ojos bien abiertos, la oreja pegada a las indicaciones y el corazón al mango. Así que acá estoy, intentando no perder la sonrisa, con la improductividad a cuestas y la ilusión escondida entre paquete de alfajores y documentos oficiales. No sé qué me espera allá, pero sí sé que lo voy a contar como siempre: con humor, sinceridad y un toque de locura, porque si no se puede así, mejor ni empezar.
-
Marco Rafael "El Abeja"
Marco Rafael "El Abeja" No sé qué firmé, pero tengo laburo ¿Vieron esas historias donde uno viaja con la familia y todo parece un plan perfecto desde afuera? Bueno, la mía fue todo lo contrario, un caos con risas nerviosas que aún no termino de procesar. Sucedió allá por junio en la tierra de mis viejos, los neerlandeses, cuando ni yo mismo entendía lo que estaba pasando. Íbamos caminando por el centro cuando entramos a una oficina que parecía una apuesta loca. Yo pensaba que estaba participando en un sorteo por unas camisetas del Ajax o algo por el estilo. Pues no. No entendía nada, nada de lo que me decían en ese lugar formal, y terminé firmando un contrato para ser manager de un club. Sí, manager. Y sin tener la menor idea de lo que eso implicaba. Les juro que fue como si me hubiera clavado en un laberinto sin mapas. Tenía en mis manos papeles gigantes, bolígrafos que parecían plumas de escritor oficial y una cara de “¿qué acabo de hacer?” impresionante. Mi viejo orgulloso, mi vieja preocupada y yo con la sensación de estar en otro planeta, sin saber bien si salir corriendo o quedarme a ver qué más pasaba. Y para colmo, ese contrato era sin salario. Así como lo escuchan, sin un mango. Pero con una licencia nacional C que saqué casi por casualidad, entre partidos en la plaza y mates interminables con los amigos, me lancé a la aventura. Ni experiencia, ni equipo, ni idea mínimamente clara sobre cómo dirigir algo. Solo la coraje, el humor y el mate. Por ahora estoy en ese limbo, sin sueldo, con mucha incertidumbre y una pila de papeles que no termino de entender. Pero así es la vida cuando uno no sabe demasiado: se aprende en la cancha, aunque la cancha sea de decisiones mal tomadas y la pelota se escape a cada rato. Al final, lo único que sé con certeza es que, como lateral derecho, uno corre aunque no tenga ni idea para dónde va. Y yo corro, con esperanza y muchas ganas, esperando que esta historia no termine en desastre.
-
Marco Rafael "El Abeja"
Marco Rafael "El Abeja" El Abeja: Pique y Muere Hola a todos, soy Marco Rafael Rensenbrink Neeskens, aunque acá me conocen como "El Abeja". No, no piensen que soy más rápido que el viento o que zumbido pelota en pie, porque la verdad es que soy más bien todo lo contrario: un tipo que siempre quiso ser el extremo rápido y picante, pero que terminó de lateral derecho porque... bueno, porque un pique y muere, y el resto del tiempo andando como alma en pena. Estamos en junio de 2023, tengo 22 años y ando sin rumbo claro en la vida, ese típico momento en que uno se pregunta “¿y ahora qué?”. Vivo en Carlos Paz, Córdoba, con el mate siempre a mano y una familia de sangre neerlandesa que nunca entendió bien por qué no coroné siendo Maradona o al menos un Messi. Jugador mediocre, bastante malo para casi todo, pero con un amor por el fútbol que me saca a la cancha aunque no entienda ni mu de táctica. Para mí, el fútbol es más sentir la pelota, meter ganas y tirar algún chiste para alegrar el vestuario. Como si fuera una maldición, todos los grandes me preguntaban si era pariente de alguno de esos cracks neerlandeses que todos conocen. Claro, que no, excepto algunos que entienden un poco de fútbol y se enganchan con que a mi viejo le dio por ponerme esos nombres, que hablan por sí solos. En esta primera entrega les cuento esto para que me conozcan un poco. En la próxima, les voy a contar qué me espera y por qué "El Abeja" tiene que poner toda la garra para que esta historia no termine en desastre. Así que, ajusten los cinturones, que lo mejor viene en camino y acá, con mate y humor, siempre hay lugar para seguir peleando.
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni (La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni) Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs (Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo) Teil 21 – Das Erbe und die Misión (Parte 21 – El Legado y la Misión) En Tacheles Bar & Bistro, Innsbruck, Austria. El Tacheles Bar & Bistro era un refugio de madera oscura y luz dorada, el lugar perfecto para deshacerse de la formalidad del día. Daniel, Fernando y Kevin Honmann llegaron juntos, sintiendo el alivio de la jornada laboral terminada. Kevin, el metódico, se adaptó al instante a la atmósfera relajada, mientras Daniel y Fernando, el tridente argentino, se dedicaban a estudiar el menú austríaco con la seriedad de un informe táctico. Encontraron a Clara y Matthias en un rincón acogedor, ya inmersos en una conversación distendida y con sendas cervezas espumosas sobre la mesa. —¡Bienvenidos al cuartel general alternativo! —exclamó Matthias, levantando su jarra en saludo—. Tomen asiento, la primera ronda va por cuenta del nuevo Manager General. El grupo se instaló. Entre risas, buena comida y jarras de cerveza local, la tensión de la tarde se disipó. Clara, con su vestido de cuero negro, era la perfecta anfitriona, inyectando ligereza y humor a la mesa. Ella y Matthias compartían una química evidente, basada en la confianza y el respeto mutuo, lo que sirvió para despejar cualquier duda en las mentes del trío sobre un posible romance; la suya era una alianza de propósitos, no de pasiones, aunque el coqueteo inocente formara parte de su dinámica. El equipo se dedicó a conocer mejor a Kevin, cuya personalidad metódica era el contrapeso ideal para la explosividad argentina. Cuando las campanas de una iglesia cercana marcaron la medianoche, el timbre familiar de una llamada interrumpió la velada. Matthias vio el nombre de Ángeles en la pantalla y se disculpó, apartándose unos pasos de la mesa hacia la tranquilidad de un arco. Su voz, que había sido firme y autoritaria con su cuerpo técnico, se endulzó al hablar con su novia. —Ángeles, mi vida... ¿Cómo estás? —susurró. Ángeles le explicó que el laboratorio había complicado su salida: tardaría dos semanas más en dejar sus responsabilidades y rearmar su vida laboral en Austria. La noticia era agridulce. Al menos, le informó con un tono de emoción, su madre y su hermana ya habían confirmado que llegarían a tierras austríacas el próximo domingo, antes de lo esperado, para ayudarle con la logística. Se despidieron con promesas de reencuentro y amor, reafirmando que este desafío tirolés era un proyecto de vida compartido. Matthias colgó, respiró hondo y regresó a la mesa, donde los cuatro lo observaban expectantes. —Bueno, muchachos, ya han tenido el deleite de compartir con la maravillosa chica cubana. Mañana comenzaremos de verdad con la construcción de mi sueño —declaró, su mirada encendida con una determinación renovada—. Mañana, comenzamos a cumplir el legado de mi padre y a honrar la memoria de mi abuelo. Levantó su jarra de cerveza, esperando que los demás lo siguieran. El tintineo de los vasos resonó en el bistró. —¡Por el FC Wacker Innsbruck! ¡Y por el ascenso! —propuso, sellando no solo el final de la noche, sino el inicio formal de su misión.
-
Que formato prefieres?
Buen día, que formato prefieren los lectores? Eso es variable creo, depende del proyecto y la trama en mi caso personal. Soy lector de todas las historia del foro aunque siempre tengo que reconocer como defecto que es muy raro que pase a comentar. Pero existen grandes historias sin nada de trama y otras que han sido grandes con casi una obra literaria y viceversa muy malas con ambos estilos. Pero la valoración es siempre subjetiva. Los autores también he visto un poco de todo, seguramente ello dependerá del momento, la motivación, el tiempo disponible y demás. En síntesis no hay formula a mi forma de ver después de los 21 años en la sección, si hay modas, pero al final importa que al que escriba le guste lo que hace, es la única forma de éxito. Es una opinión de ese viejo que se pone a delirar mientras los jóvenes hablan de sus cosas 🤣
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni (La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni) Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs (Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo) Teil 20 – Das Bunker im Tirol (Parte 20 – El Búnker en el Tirol) En Pradl, Innsbruck, Austria. El sol alpino brillaba sobre la fachada del Tivoli Neu mientras el trío se dirigía a la camioneta. La euforia de la firma se mezclaba con la realidad económica. Daniel Iril, que había mantenido la compostura ante el presidente Stocker, no pudo contenerse. Frenó en seco a Matthias, justo en el estacionamiento. —Matthias, antes de que te escapes con esas llaves y esa cubana —dijo Daniel, su voz apenas un susurro tenso—. Tenemos que hablar de los 2.800 euros. ¿Estás demente? Eso no cubre un buen alquiler en una ciudad como esta, y somos tres. Fernando Pino asintió, visiblemente preocupado. —No quiero que el dinero sea un problema, pero honestamente, ¿cómo subsistiremos mientras construimos una "catedral"? Necesitamos subsistir para trabajar. Matthias detuvo su marcha, se volteó y colocó sus manos sobre los hombros de Daniel con firmeza, su mirada intensa. —Daniel, ¿recuerdas lo que dije en la reunión? El dinero no puede ser nuestra motivación. Lo que acabamos de conseguir es libertad absoluta para trabajar en la élite. Matthias bajó la voz, su tono ahora paternal y lleno de una certeza absoluta. —Te prometo que el dinero no será una preocupación ni para ti, ni para Fernando, ni para mi familia. Ten paciencia. Ya movimos la pieza más grande, ahora toca la logística. Con esa promesa, Matthias se puso en marcha hacia la camioneta. Siguiendo sus precisas instrucciones, Daniel condujo hasta un callejón lateral. El complejo habitacional estaba a pocas cuadras del estadio, un lugar exclusivo y privado. —Bienvenidos a nuestra nueva base de operaciones —dijo Matthias, señalando el edificio. El trío se bajó del coche, y la euforia por la firma había dado paso a la concentración absoluta. Matthias, con el manojo de llaves, dio las primeras órdenes formales en su nuevo rol. —Bien, muchachos. La urgencia es máxima. Acomodamos las mochilas y las pertenencias básicas. Ustedes dos comparten el departamento número 2. Tómense quince minutos. Nos juntamos enseguida en el departamento número 3. Ese será nuestro búnker. Necesito que conecten los portátiles y preparen el análisis de la plantilla. Fernando y Daniel, calmados por la promesa de Matthias, asintieron. —¿Y por qué tanta prisa? —preguntó Daniel. Matthias sonrió. —No. Pero ya confirmé la visita de un par de personas. Pronto recibiremos algunas visitas importantes aquí, en el búnker. Es hora de activar la "Revolución Tirolesa". Una vez instalados, el tridente se puso manos a la obra en el departamento 3. No habían pasado ni diez minutos cuando el móvil de Matthias vibró. —Ahí te abro —respondió brevemente. Se levantó y recibió a un hombre alto y metódico. —Muchachos, él es Kevin Honmann. Kevin será mi segundo entrenador aquí. La buena noticia es que él no ha perdido el tiempo. Ya está en funciones desde esta mañana revisando la logística del club. Kevin saludó a los argentinos. Matthias retomó la palabra. —Kevin, gracias por venir. Mañana será la presentación oficial del resto de los empleados importantes del FC Wacker Innsbruck. Pero hoy, decidiremos cosas cruciales. Tendremos un par de horas intensas de trabajo aquí en el búnker. Y después de eso, todos descansaremos un rato. A la noche, tal como prometí, con Clara iremos todos a festejar al centro. A un bistró que ella me recomendó.
-
Las cosas que logra el FM o lograba
Bueno si algo caracterizo al FM era su BD, lo fácil que era estudiarla y analizarla y como este caso que pongo ahora hay miles en la historia, algunos reales otros medios mezclado con mitos. Ahora ya no es tan sencillo al menos con la nueva versión.
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni (La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni) Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs (Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo) Teil 19 – Der Schlüssel zum Tirol (Parte 19 – La Llave del Tirol) En el Tivoli Neu, Innsbruck, Austria. La reunión había sido intensa. Tras la bomba de la "Revolución Tirolesa" y la aceptación del irrisorio presupuesto, el directivo Peter Magreiter había llegado con el contrato estándar, redactado en apresurada legalidad dominical. La letra pequeña no era relevante: las cláusulas clave eran las condiciones innegociables que Matthias había dictado a Gerarld Stocker —paciencia, libertad, apoyo total—, las cuales habían quedado registradas en un apéndice verbal y un apretón de manos de hierro. La firma se ejecutó sin dilación. El trío argentino se había convertido, oficialmente, en la nueva dirección técnica del FC Wacker Innsbruck. Matthias salió de la oficina junto a Daniel Iril y Fernando Pino, la adrenalina reemplazada por una euforia silenciosa y profunda. La sonrisa en su rostro era la de un hombre que había completado una misión y había impuesto su voluntad. Daniel y Fernando lo seguían, aliviados y exultantes; el trabajo que creían perdido en Viena estaba ahora en sus manos, bajo sus propias reglas, aunque con un salario precario. El grupo cruzó la recepción. Matthias se desvió de la salida y se acercó a saludar afectuosamente a Clara, la secretaria cubana que había sido la llave maestra de todo el proceso. —¡Mi niña! El trato está hecho. Gracias por el timing perfecto —dijo Matthias, con una familiaridad que seguía sorprendiendo a sus amigos. Clara, su rostro moreno radiante de alegría, le devolvió el afecto. Le tendió la mano, y en la palma de Matthias, dejó caer un pequeño manojo de llaves. Eran unas llaves de aspecto antiguo, metálicas y sólidas. —El Tivoli Neu es el corazón del club, Matthias, y a veces hay que empezar por el corazón —dijo Clara, con un tono enigmático. Luego, inclinando la cabeza con esa dulzura caribeña que contrastaba con la frialdad alpina, añadió—: Nos vemos en la noche. El enigma de la reunión nocturna, sumado a las extrañas llaves, quedó suspendido en el aire mientras Matthias guardaba el manojo en su bolsillo. Daniel y Fernando observaron el intercambio con una mezcla de curiosidad y la certeza de que el pasado de Matthias con la misteriosa secretaria era mucho más profundo de lo que habían imaginado. Mientras salían de las oficinas del club, Daniel Iril no pudo contenerse. La intriga pudo más que el decoro. —Matthias, ¿qué pasa con Clara? No es normal ese nivel de confianza con la secretaria de un presidente. Te trata como si fueran novios de toda la vida. ¿Te ha dado las llaves de su casa? —preguntó Daniel, con la ceja levantada y una sonrisa pícara. Matthias detuvo su marcha justo en la salida, sintiendo la fresca brisa de la tarde tirolesa. Miró a Daniel, su sonrisa se amplió, pero la respuesta fue extrañamente seria. —No, Daniel. Nos ha dado la llave de nuestra casa. Daniel se quedó inmóvil, sin entender en absoluto. —¿Qué? —preguntó, la simple interrogación reflejando su confusión total. Matthias miró las cimas de las montañas, el lugar donde su familia y su proyecto convergerían. —Esta mañana, cuando llamé a Clara para agendar la reunión con el presidente, también le hice un pedido adicional. Le dije que alquilara una casa, en realidad, es un complejo habitacional. Una casa principal para mí y Angeles; un departamento cómodo para mi madre y mi hermana, que llegarán en las próximas semanas; otro departamento completo para ustedes dos; y un último departamento que será nuestra oficina de trabajo y centro de operaciones. Todo está a pocas cuadras de aquí. —Matthias levantó el manojo de llaves—. Clara me dio las llaves del complejo. Daniel parpadeó, absorbiendo la increíble previsión de Matthias. Pero el enigma personal seguía picándole. —Entiendo el complejo. Pero, ¿quién y qué es ella, Matthias? ¿Por qué una secretaria tiene ese poder y esa familiaridad contigo? Matthias se puso en marcha hacia la camioneta, el sol alpino brillando en sus ojos. Dejó caer el misterio como un susurro al aire. —Ella es Clara. Un ángel en mi pasado, nada más que eso.
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni (La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni) Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs (Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo) Teil 18 – Der Vertrag des Patriarchen (Parte 18 – El Contrato del Patriarca) En el Tivoli Neu, Innsbruck, Austria. La puerta de madera maciza se cerró tras ellos, aislando el bullicio silencioso de la recepción. El despacho del presidente del FC Wacker Innsbruck era un espacio de contrastes, con grandes ventanales que enmarcaban las cumbres del Nordkette. Clara los hizo pasar con una sonrisa, y detrás del escritorio se levantó Gerarld Stocker, un hombre de 71 años que destilaba una autoridad tranquila. —Bienvenidos a Innsbruck —dijo Stocker, saludando al grupo de entrenadores argentinos con cordialidad. Tras invitarlos a sentarse, pidió a Clara que trajera café para todos. El presidente rompió el hielo, mirando directamente a Matthias. —Así que tú eres el famoso Matthias Schall. Tu abuelo fue una leyenda en tierras austríacas. Ahora tú tienes toda la atención de la prensa europea, que está pendiente de qué club entrenarás. Es un honor, y una sorpresa, que hayas elegido visitarnos. Matthias, con calma, agradeció las palabras, aunque la mención de la prensa le recordó el circo que había dejado atrás. —Gracias, Herr Stocker. Es un honor para nosotros estar aquí. Permítame presentarle a mi equipo. Él es Daniel Iril, y él es Fernando Pino. Son dos entrenadores de gran talento que me acompañan en este proyecto. Stocker asintió con una leve sonrisa, interrumpiendo. —Lo sé. Conozco a ambos de su trabajo con Markus Schopp en el cuerpo técnico del LASK Linz. —Fue directo al grano—. Imagino que están aquí para pedir que alguno de ellos sea el manager de nuestro club, después de enterarse de que Sebastian Siller se ha marchado del puesto solo dos meses después de asumir. Matthias dejó que la sugerencia del presidente se disipara en el aire, saboreando el momento. —Me temo que no es así, Herr Stocker. En realidad, venimos a ofrecer nuestros servicios para hacernos cargo de manera integral del fútbol del FC Wacker Innsbruck. Si bien pensamos en roles definidos, en mi caso como manager del primer equipo y director del proyecto, Daniel se encargaría del Equipo B y Fernando del Equipo C, pero todos funcionaríamos como un trío integral. El silencio se instaló, solo roto por el suave tintineo de las tazas de café. Stocker tomó un sorbo y su tono se hizo más incisivo, con escepticismo. —Una propuesta audaz, Herr Schall. Pero dígame, ¿por qué nosotros? Sé de su negativa a reunirse con el Austria Viena, de la presión sentimental del Admira Wacker. He leído las especulaciones sobre equipos alemanes y suizos. El presidente se inclinó hacia adelante, la preocupación teñía su voz. —Matthias, tengo que ser honesto contigo. El Wacker Innsbruck es un club de ligas inferiores. Tal vez un club con un rico pasado histórico sea poco para un Wunderkind que tiene ofertas de Primera División. ¿No cree que esto es un paso hacia atrás? Matthias no se apresuró. Tomó su café, mientras formulaba la respuesta estratégicamente irrebatible. —Herr Stocker, su pregunta es justa. Los grandes clubes que usted nombra buscan el resultado instantáneo. El Wacker Innsbruck es el último gran lienzo en blanco de Austria. He analizado cada pormenor, y sé que estamos en el lugar correcto. Su mirada se llenó de convicción. —Mi proyecto se basa en una sola idea: devolver al club a la élite de Austria y de Europa, y hacerlo de la única manera sostenible: apoyado en su cantera y en su rica historia. Daniel, Fernando y yo venimos a construir una catedral desde sus cimientos. Matthias enumeró sus condiciones con la frialdad de un manifiesto. —A cambio, solo pido tres cosas innegociables: Paciencia (un plazo de tres años garantizado); Libertad para trabajar (control total técnico); y Apoyo total al proyecto a nivel directivo. Usted dice que un club de ligas inferiores es poco para mí. Yo le digo: tengo en mente una revolución de Innsbruck para Europa. Stocker regresó a la realidad financiera. —Su visión es clara, pero las limitaciones económicas son severas. El club solo puede destinar 2.800 euros al pago de su salario y el de sus dos ayudantes. ¿Están dispuestos a comenzar una revolución con ese presupuesto? Matthias se limitó a sonreír, con satisfacción. —Herr Stocker, eso no es un problema. Si usted está de acuerdo con las condiciones que he expuesto, ya mismo firmamos el contrato. El presidente Gerarld Stocker soltó una carcajada profunda. Tomó el teléfono de su escritorio. —Peter, soy Gerarld. Por favor, necesito que vengas a mi oficina. Trae el contrato de manager estándar que usamos para Siller. Tenemos un nuevo director de proyecto. Matthias Schall firma hoy mismo. El destino del trío argentino y del "gigante dormido" quedaba sellado en ese instante.
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Así es compañero Lineker.Ha sido duro para Matthias rechazar al Admira Wacker con toda la carga sentimental que traía el tema. Sin duda nuestro personaje tiene una fuerte personalidad e ideas muy claras. Esta decidido que el Wacker Innsbruck sera su destino, pienso que la directiva no podrá rechazarlo, veremos en la próxima parte. Clara parece haber sido parte importante en generar esta reunión. Con respecto al FM26 mi opinión es bastante subjetiva, pero para un jugador de mas de 25 años siento que me ha defraudado y aun siendo un buen juego le ha quitado muchas de las cosas que mas he valorado en todos este tiempo. Prueba la demo y saca tus propias conclusiones. Saludos.
-
Abrumadoras las reseñas en Steam
A 20 de horas de la salida del juego sin dudas en hispanoamerica están mas contentos con el juego que en el mundo. 162 reseñas 34% positivas 8.610 reseñas 18% positivas (el numero sigue bajando) De 84 K jugadores ayer a 62 K hoy Y aclaro que 1 No devolví el juego 2 Espero que mejore en FM27 3 Lo seguiré jugando aunque me cuesta encontrarle motivación ante tanta falta de datos básicos que antes teniamos 4 Que entiendo a los que lo defienden 5 Que entiendo a los que lo odian 6 Lo que no entiendo es que muchos digan que el juego es un avance, que no es un fracaso y que remontara esto, me arriesgo a que después me muestren este mensaje y me digan que estaba equivocado (ojala así sea).
-
Abrumadoras las reseñas en Steam
Pero mira que algunos cambian y hacen juegos para la nueva generación y destruyen clásicos, pero nunca he visto algo así. Sid Meier's Civilization III 89% Sid Meier's Civilization IV 95% Sid Meier's Civilization V 95% Sid Meier's Civilization VI 85% acá la saga cambio radicalmente, los fans avisaron Sid Meier's Civilization VII 47% no hicieron caso siguieron por un camino distinto y cayeron pero nunca tanto
-
Abrumadoras las reseñas en Steam
FM 26 - ?% positivo - 22% el primer día FM 24 - 91% positivo - 85% el primer día FM 23 - 89% positivo - 87% el primer día FM 22 - 92% positivo - 92% el primer día FM 21 - 93% positivo - 95% el primer día FM 20 - 89% positivo - 88% el primer día FM 19 - 86% positivo - 86% el primer día FM 18 - ?% positivo -?% el primer día FM 17 - 59% positivo - 42% el primer día FM 16 - 89% positivo - 87% el primer día FM 15 - ?% positivo -?% el primer día FM 14- ?% positivo -?% el primer día FM 13 - ?% positivo -?% el primer día FM 12 - ?% positivo -?% el primer día FM 11 - 98% positivo -100% el primer día FM 10 - ?% positivo -?% el primer día Algunas versiones no me deja verlas, salvando el FM17 que fue raro después todos superan el 85 % el primer día. No es que sea un juego distinto o los cambios, nunca en la historia del CM/FM paso esto. Siempre protestamos, renegamos de los cambios, del ME, de las chapitas, de la BD. Pero en mas de 25 años jugando nunca he visto algo así. Taparlo es imposible. Ojala que mejore, dudo que en el FM 26, espero que en el FM 27, quiero morirme siendo muy viejo jugando al FM en el asilo.
-
Abrumadoras las reseñas en Steam
Yo opine extensamente. Dicho eso no lo devolvere, le dare su chance ampliada pero conozco la historia de sagas que tienen su punto de inflexion y este parecer ser uno de ellos. Mas de 3.843 reseñas y solo 26% positivas, 2.036 negativas, no queda mucho por decir.
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni (La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni) Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs (Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo) Teil 17 – Die kubanische Empfangsdame (Parte 17 – La Recepcionista Cubana) En el Tivoli Neu, Innsbruck, Austria. El viaje por la carretera alpina había sido una sinfonía de ingeniería y naturaleza. El coche devoró los kilómetros entre Salzburgo y el corazón del Tirol, a través de túneles y gargantas flanqueadas por picos nevados. La ansiedad por la reunión se mezclaba con la majestuosidad de los paisajes que se abrían ante ellos. Cerca del mediodía, el trío de entrenadores argentinos llegaba finalmente a Innsbruck. El cielo estaba de un azul profundo, prometiendo un día soleado que realzaba el color esmeralda de las colinas. La ciudad misma era una postal alpina, pero su objetivo no era turístico. Fernando, el navegante, revisó la dirección final en su tableta, murmurando para sí, luego asintió con una certeza que buscaba compartir. —Daniel, la dirección es Stadionstraße 1, 6020. Mantenemos el rumbo. Daniel, concentrado en maniobrar el coche en un tráfico más denso de lo esperado para un domingo, asintió brevemente mientras tomaba el desvío. La pregunta que lo había estado carcomiendo desde el desayuno salió con un tono de exigencia disimulada. —Matthias, ya estamos aquí. El misterio se acabó. ¿A quién llamaste esta mañana? Matthias, sin inmutarse por la inminente llegada, miró hacia el estadio, una estructura moderna rodeada de montañas. —A la persona indicada —respondió Matthias, un matiz juguetón que indicaba el final de la intriga. Llegaron a la sede del FC Wacker Innsbruck, el corazón administrativo ubicado en el propio Tivoli Neu, el estadio del club. La fachada del edificio, sobria y funcional, contrastaba con el dramatismo natural del paisaje alpino. Estacionaron el coche y se dirigieron a la entrada de las oficinas. El interior era tranquilo y silencioso, acorde a un domingo. Frente al despacho del presidente, una figura rompió el estereotipo de la fría burocracia europea. La recepcionista, Clara, era la encarnación del contraste: una inmigrante cubana de apenas 23 años, con un cuerpo hermoso, piel morena tostada por el sol caribeño, y un pelo rizado indomable. Su presencia era una explosión de color y alegría en la austera recepción. Al ver a Matthias, el rostro de Clara se iluminó. Se levantó de su silla y lo saludó con un gran afecto, una familiaridad cálida y sincera, como si se conocieran de toda la vida. —¡Mi niño bello! ¡Llegaste al fin! —exclamó Clara, abrazándolo con una efusividad que solo el trópico podía brindar. Daniel y Fernando intercambiaron una mirada rápida y cómplice, una mezcla de asombro e inmediata sospecha. El origen del contacto de Matthias ahora parecía tener menos que ver con su vida futbolística y más con algún capítulo de su pasado sudamericano, sugiriendo que Clara había sido más que una simple amiga. —Clara, por favor —dijo Matthias, sonriendo por la reacción de sus amigos. Clara, sin dejar de sonreír, se dirigió a la puerta del despacho. —Esperen un momentico, mi gente. Entro a la oficina del presidente para avisarles de su llegada. Mientras Clara desaparecía tras la puerta de madera, Daniel se acercó a Matthias, con la intriga escrita en su rostro. —¿Quién es ella, Matthias? ¿Una amiga de Bariloche? —Ella, Daniel —respondió Matthias, con la voz baja, la ironía flotando en el ambiente—, era la persona que había llamado a la mañana. Daniel y Fernando se miraron, completamente sorprendidos. ¿Esta joven, secretaria de recepción de un club austríaco, era la "persona indicada" que había agendado la reunión del domingo? La visión del contacto de Matthias, que debía ser un directivo o un abogado, se desmoronó por completo. Pensaron en cómo una secretaria podía tener el peso para mover al presidente de un club en domingo por un Wunderkind argentino. Clara salió del despacho, con la misma alegría contagiosa. Les hizo un gesto para que pasaran. Antes de que el trío se dirigiera a la puerta, se acercó a Matthias, sus ojos morenos brillando con orgullo. —Ay, mi niño hermoso —dijo, con el acento cubano suave y musical—. Has hecho que el mismísimo presidente venga un Domingo a reunirse con ustedes. Matthias, Daniel y Fernando entraron en la oficina, listos para presentar el proyecto que cambiaría su destino.
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni (La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni) Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs (Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo) Teil 16 – Innsbruck: Das Endziel (Parte 16 – Innsbruck: El Destino Final) En las afueras de Salzburgo, Austria. El sol se alzó sobre Salzburgo, tiñiendo las cumbres cercanas con una luz dorada y suave que auguraba un nuevo comienzo. Matthias, a pesar de las pocas horas de sueño tras el viaje nocturno, se despertó con una alegría que hacía mucho que no vivía. Era la sensación profunda de un hombre que, tras meses de planificación, estaba a punto de ejecutar su estrategia maestra. La incertidumbre había sido reemplazada por una certeza gélida. Era un domingo de junio bien temprano, y el B&B HOTEL Salzburg-Nord aún dormía en la quietud de la mañana. Matthias se vistió con ropa informal pero impecable, bajó al lobby y se sirvió un café rápido. Sabía que sus compañeros, agotados por la adrenalina y las vicisitudes del viaje nocturno, tardarían en aparecer. El tiempo era perfecto para su jugada. Se sentó en una mesa apartada, con el teléfono móvil en la mano. El timing era crucial: quería que su llamada fuera lo primero que interrumpiera la tranquilidad dominical. Respiró profundamente. No había nervios, solo la concentración precisa de un cirujano antes de la incisión. Marcó el número que había guardado en Viena, aquel que pertenecía a aquella misteriosa persona que lo acercaría al gigante dormido. La conversación fue breve, mezclada con risas y anécdotas. No fue una presentación formal, sino el reencuentro de conocidos. Matthias no necesitó justificar su currículum; solo deslizó la necesidad de un encuentro urgente para hablar de "cierto club". Del otro lado, la voz se escuchaba divertida y sorprendida, pero sobre todo, complacida. La reunión no se estaba negociando, sino agendando. Matthias terminó la llamada con una pregunta que no permitía un "no": el lugar y la hora exactos. Colgó el teléfono. Su rostro reflejaba una euforia contenida, la satisfacción de haber movido la pieza más difícil del tablero. Justo en ese momento, Daniel y Fernando bajaban a desayunar, arrastrando los pies y el cansancio. Daniel llevaba una gorra de béisbol, y Fernando se frotaba los ojos, buscando la cafetera. —¡Buen día! —saludó Matthias, irradiando energía. —¿Qué tiene de bueno? Es domingo, estamos en un hotel de autopista y no sabemos dónde vamos —gruñó Fernando, acercándose a por el panecillo más grande. Daniel se dejó caer en la silla, mirando a Matthias. —¿Hiciste la llamada, Wunderkind? ¿O te acobardaste con la luz del día? Matthias tomó un sorbo de café y apoyó el teléfono sobre la mesa, con la pantalla hacia abajo, como un trofeo. —La llamada está hecha, muchachos. Al mediodía tenemos la reunión. Preparen el análisis, porque el rumbo definitivo ya tiene coordenadas. El desayuno fue rápido y silencioso. La excitación de Matthias contrastaba con la ansiedad de sus colaboradores. Recogieron sus pocas pertenencias y, en menos de media hora, el tridente se dispuso a subirse al coche nuevamente, las mochilas ajustadas en el maletero. Daniel, el piloto de siempre, encendió el motor. Salió del estacionamiento del hotel, deteniendo el coche en la salida principal. Miró a Matthias, esperando la orden que definiría el resto del día. —¿Adónde vamos? —preguntó Daniel, con la paciencia casi agotada. Matthias se acomodó el cinturón de seguridad. Sus ojos, fijos en el horizonte del sur, apuntaban hacia las grandes montañas que dominaban el paisaje. —Vamos a Innsbruck. Fernando, desde el asiento trasero, se inclinó bruscamente, el impacto de la ciudad tirolesa resonando en su mente. —¡Innsbruck! ¿Ese es nuestro destino final? ¿El Wacker Innsbruck? Matthias sonrió levemente, un gesto misterioso. Miró por la ventana, observando cómo la luz matutina rompía la neblina alpina. —Así parece —contestó Matthias, dejando que el silencio, cargado de promesas y de secreto, hablara por él.
-
El día que Football Manager dejó de parecer Football Manager
Hace muchos años que juego Football Manager, y para mí siempre fue más que un juego. Es una especie de ritual, una costumbre que mezcla paciencia, estrategia y emoción. Uno no solo dirige un club: arma historias, se encariña con jugadores que inventa el propio juego, sufre eliminaciones absurdas y celebra títulos como si fueran reales. Por eso, cada nueva versión siempre la espero con ganas, pero también con cierto miedo. Con el Football Manager 2026 me pasa algo raro. Por un lado, el salto técnico es innegable. El nuevo motor gráfico —el tan anunciado cambio a Unity— le da otra vida a los partidos. Se ven mejor, los movimientos son más naturales, y por momentos el fútbol parece más “vivo” que nunca. Pero al mismo tiempo, siento que algo de la esencia del juego se diluyó, y que en el intento de modernizarse se perdió parte del vínculo que muchos tenemos con la saga. La nueva interfaz, por ejemplo, me dejó una sensación ambigua. Es más moderna, más limpia, pero también más fría. Cuesta encontrar cosas que antes estaban donde uno las esperaba. Es como si me hubieran cambiado de oficina sin avisar: la mesa está más ordenada, pero no encuentro mis papeles. Football Manager siempre tuvo esa lógica interna que te hacía sentir “en casa”, aunque fuera compleja. Ahora parece un lugar nuevo, prolijo, pero un poco ajeno. Y eso no es un detalle menor. Porque en este tipo de juegos el vínculo emocional pesa tanto como las novedades técnicas. Uno no juega FM por los gráficos, sino por la continuidad: esa sensación de que, aunque cambien los jugadores o los torneos, uno sigue siendo el mismo DT que empezó hace mas de veinte años. Romper con esa continuidad genera una especie de distancia, un extrañamiento que te saca del clima. Siento que el estudio quiso dar un salto fuerte, necesario quizás, pero sin medir bien lo que significaba para la comunidad. Innovar está perfecto, pero hay una línea muy fina entre mejorar y cambiar por cambiar. A veces se confunde evolución con ruptura. Y cuando una marca, o un juego, se construye sobre una historia tan larga, cualquier cambio que no respete esa historia se siente como una pérdida. No me molesta que el motor de los partidos evolucione —eso siempre suma—, pero la interfaz, los menús, las rutinas, eran parte de la identidad del juego. Formaban parte de su lenguaje, de su memoria. En el fondo, uno no abría Football Manager para ver algo nuevo, sino para volver a un lugar familiar y seguir escribiendo la historia que había empezado. Hoy, con la versión 2026, el desafío es justamente ese: cómo seguir innovando sin perder el alma. Porque si el cambio técnico termina alejando a los que lo jugaron toda la vida, el riesgo es grande. Football Manager no se sostiene solo por sus sistemas o algoritmos, sino por la relación emocional que cada jugador construyó con él. Lo mismo, por el momento, lo sigo jugando. Pero cada vez se siente más como si fuera el último día. Estoy a un paso de pedir el reembolso. Algo parecido me pasó con la serie Civilization y también con PES: juegos que amé durante años y que, con el tiempo, se fueron alejando de lo que eran hasta que dejé de jugarlos. Terminé volviendo a las versiones viejas, y después, simplemente, los olvidé. No me gustaría que Football Manager siguiera ese mismo camino. Tengo la amarga sensación de que mi querido FM perdió el sentido de lo que era, donde la gracia de cada versión nueva estaba en esas pequeñas adiciones que valían oro, detalles que fortalecían esa dependencia casi personal que uno tenía con el juego. Hoy, en cambio, parece que en el intento de reinventarse, se olvidó de su mayor logro: hacernos sentir que cada nueva temporada era una continuación de nuestra propia historia.
-
El día que Football Manager dejó de parecer Football Manager
Claro jefe, si sirve hazlo. Es una pena que un posteo así sea noticia y no por el contrario lo felices que estamos con el juego 🥲
-
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni (La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni) Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs (Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo) Teil 15 – Die Fahrt nach Süden (Parte 15 – El Viaje al Sur) En las afueras de Salzburgo, Austria. La noche en Leopoldstadt se había vestido con la quietud fría y húmeda del Danubio, pero dentro del apartamento, la adrenalina quemaba. Matthias había colgado el teléfono, la sonrisa indescifrable confirmando su elección. Había rechazado la presión emocional del Admira, pero no había renunciado a la misión de su padre. —Daniel, ¿trajiste el auto? —preguntó Matthias, ya ajustándose la correa de su mochila, donde latía simbólicamente la carta de Karl. —Claro, la tengo cargada abajo —respondió Daniel, todavía recuperándose del shock del rechazo al Admira—. Pero, ¿puedes decirnos al menos el país? ¿Alemania? ¿Suiza? ¿O nos quedamos en Austria? Fernando se unió a la prisa, cerrando su notebook con un golpe seco. —Matthias, necesito preparar el análisis financiero y la base de datos de jugadores. ¡Dame al menos la liga! Matthias se limitó a sonreír, una sonrisa que prometía grandes cosas. Los tres salieron de su departamento con el equipaje justo. Daniel, al volante de su Volkswagen T-Roc, miraba a Matthias por el espejo retrovisor. La atmósfera era tensa, llena de expectación. Daniel puso la llave en el contacto. —Bien, Matthias —dijo Daniel, con una mezcla de impaciencia y resignación—. La mochila está cargada, la T-Roc con el tanque lleno. ¿Adónde vamos? Matthias se reclinó en el asiento del copiloto, sintiendo el aire fresco de la noche vienesa. —Toma la autopista A1. Vamos a tomar la autopista para ir a Salzburgo. El silencio en el coche fue absoluto. —¡Espera, espera! —exclamó Fernando desde el asiento trasero—. ¿Salzburgo? Matthias, Salzburgo es Red Bull. ¡Es la élite de la élite! ¡Es lo opuesto a un "laboratorio" sin presión! ¿Estás bromeando? Matthias soltó una carcajada tranquila y encendió el piloto automático. —Tranquilo, Fernando. Salzburgo es solo una escala técnica. Necesito un lugar tranquilo para procesar algunas variables antes de la reunión de mañana. Saquen el termo. En un ritual familiar que contrastaba con la velocidad de la autopista austríaca, compartieron unos mates bien argentinos. El calor de la calabaza, el amargor familiar de la yerba, sirvió como un ancla emocional en medio de la incertidumbre europea. —En Salzburgo haremos noche en el B&B HOTEL Salzburg-Nord —anunció Matthias, sintiendo el efecto del mate en su garganta—. Ya está hecha la reserva. Cenaremos algo simple, descansaremos y al otro día, saldremos para el destino final. Fernando, el organizador, seguía sin entender la falta de planificación formal. —Pero, ¿acaso tenemos una reunión programada con algún club, Matthias? Estamos conduciendo hacia una reunión que no existe, a miles de kilómetros. Matthias le pasó el mate a Daniel. —No. Todavía no tenemos una reunión programada —respondió Matthias, tranquilo—. Por la mañana llamaré, antes de que salgamos, y agendaré la reunión. Daniel tomó un sorbo largo, intentando encontrar la lógica en esa fe ciega. —¿Cómo sabes que aceptarán? Si el club que elegiste es tan reacio a la exposición, ¿cómo sabes que aceptarán a un argentino recién llegado, por más Wunderkind que seas? Matthias sonrió, un brillo glacial en sus ojos, mirando la oscura autopista que corría hacia las montañas. La jugada final ya estaba escrita en su mente. —Tranquilo, Daniel. Lo harán, no podrán rechazarnos.