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Die metamorphose des Kraichgaus

Respuestas destacadas

No sé porqué pensaba que ibas a comenzar desde divisiones inferiores de Alemania, pero te has decidido por uno de los equipos más odiados del país teutón, quizá su odio hoy algo más opacado por el RB Leipzig.

A mi este equipo me recuerda un poco al Villarreal español. Dueño de un gran magnate de los negocios, fan del equipo desde pequeñito que tiene el sueño de convertir un equipo humilde en un competidor real. Y siempre ha destacado por tener un buen proyecto deportivo ( buenos fichajes a coste bajo, apuesta por la cantera) y buen olfato para los jugadores talentosos.

No conocía al tal Pascal Bieler pero veo que sigue la estela del entrenador germano de los últimos tiempos: rabiosamente joven, alineado tácticamente con la escuela actual alemana, valiente con los jóvenes...Veo que tiene pasado como defensa, así que imagino que tendrá entre ceja y ceja construir un equipo fiable desde atrás.

Por cierto, me llamó la atención que le pusieras el Español como idioma hablado. Revisé su historial y vi que pasó toda su carrera en Alemania. ¿ Una licencia personal?

  • Autor

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DEN LESERN ANTWORTEN
CONTESTANDO A LOS LECTORES

-> @Viggo

Se me vino a la cabeza comenzar más abajo, equipos como Karlsruhe, Bielefeld, Hannover 96 o Stuttgart, también lo pensé, pero al final tiré por un equipo con una buena cantera, aunque se puede mejorar, y dónde se puede hacer un buen proyecto a corto y largo plazo. Ya que mencionas el RB Leipzig, comentar que aún me duele en el alma ese crash que me diera el FM en esa partida... De echo pensé muchas veces en comenzar una nueva partida con ellos, pero al final siempre me tira atrás por el hecho de volver a jugar con este club.

La verdad es que no lo pensará, pero tienes toda la razón. Este TSG 1899 Hoffenheim se parece al Villarreal en ese sentido. Me decanté también por ellos, por eso mismo, por la apuesta por la cantera y por qué buscan jugadores talentosos. Así que, esto lo vamos a seguir manteniendo y para ello vamos a tener que buscar bien y sobre todo barato. En esto quiero que también vosotros tengáis un peso importante en las decisiones que se tomen, tanto de fichajes de jugadores como en las ofertas que lleguen. Aún no sé muy bien como hacerlo, pero algo se me ocurrirá. Sí tienes algún jugador en mente que encajaría a la perfección en el club ya puedes ir diciendo nombre o nombres. xD

En cuanto al entrenador, yo tampoco lo conocía, no os voy a mentir. Lo único que tenía claro de esta nueva historia es que quería comenzar en Alemania, que no me quería 'casar' con un club y que tuviese una cantera decente o al menos apostase por ella. Me puse a buscar entrenadores jovenes, con un perfil en concreto y encontré a Pascal Bieler. Decir que al empleado real, el que ya venía en la BD, no lo he eliminado de la BD. Lo que sé he hecho es quitarlo como segundo entrenador del SV Elversberg y de vez en cuando os iré contando donde se encuentra, en que equipo esta, etc.

Lo del idioma español pues debe ser un bug del FM, porque yo no lo seleccioné en ningún momento. Lo único que tengo ya creado un manager que es español y no sé si viene por ahí los tiros. De cuando se crea se le queda asignado o no sé yo...

Muchas gracias compañero por pasarte por aquí y dejar tu granito de arena!!!!

  • Autor

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PRESSEKONFERENZ. PREZERO ARENA. FRAGEN. IDEEN.
RUEDA DE PRENSA. PREZERO ARENA. PREGUNTAS. IDEAS.

El auditorio del PreZero Arena estaba lleno, aunque no abarrotado. Periodistas locales y nacionales se movían entre mesas y cámaras, preparando micrófonos, ajustando grabadoras y revisando libretas. Nadie sabía exactamente qué esperar de Pascal Bieler, el entrenador desconocido que, en silencio, había comenzado a transformar Hoffenheim desde su llegada. La curiosidad flotaba en el aire, mezclada con cierto escepticismo: ¿qué podía enseñar un joven entrenador sin experiencia mediática a un club de la Bundesliga?

Bieler apareció en escena con paso firme y mirada serena. Su carpeta azul descansaba bajo su brazo, y su vestimenta simple contrastaba con la formalidad del momento. No había gestos grandilocuentes ni sonrisas exageradas; su presencia transmitía calma, seguridad y claridad. Los flashes de las cámaras lo iluminaron, pero él no parpadeó, no se inmutó. Se sentó frente a los micrófonos, abrió su carpeta y respiró profundo antes de hablar.

"Gracias a todos por estar aquí," comenzó, su voz clara, firme pero tranquila. "Hoy no vengo a prometer títulos inmediatos ni milagros. Vengo a presentar un proyecto, una idea de juego y una filosofía que transformará a Hoffenheim desde dentro." Sus palabras, simples pero cargadas de intención, llamaron la atención de cada periodista presente.

Bieler continuó explicando sus pilares: posesión, presión alta y verticalidad, no como simples conceptos tácticos, sino como herramientas para construir identidad y coherencia en el equipo. "Cada entrenamiento, cada decisión en el campo, cada jugador tendrá un propósito definido. La idea no es imponer talento, sino crear un sistema donde cada acción tenga sentido y cada jugador sepa qué hacer antes de recibir el balón."

Las preguntas comenzaron. Algunos periodistas quisieron confrontarlo sobre su falta de experiencia en primera división; otros indagaron sobre cómo integraría a los jóvenes talentos de la cantera. Bieler respondió con calma, sin evasivas, explicando su enfoque detallado: "La cantera es parte central del proyecto. No se trata solo de formar jugadores, sino de formar pensadores del juego. Queremos un equipo que actúe como un todo, donde la inteligencia táctica sea tan importante como la habilidad técnica."

Un murmullo de aprobación recorrió la sala. Su claridad y seguridad sorprendían, especialmente en contraste con los entrenadores mediáticos que a menudo usaban palabras grandilocuentes sin sustancia. Bieler no necesitaba impresionar: su coherencia y visión hablaban por sí mismas.

Al final de la rueda de prensa, mientras los periodistas tomaban notas finales y las cámaras captaban sus últimos gestos, Bieler dejó una frase que resonó más allá del momento: "No he venido a cambiar Hoffenheim de la noche a la mañana. He venido a construir algo que dure, algo que sea reconocible, sólido y nuestro. El tiempo mostrará los resultados, pero la dirección está clara."

Mientras salía del auditorio, la sensación era evidente: un entrenador desconocido, joven y seguro, había capturado la atención de todos. Hoffenheim no solo presentaba a un nuevo entrenador; estaba anunciando el nacimiento de un proyecto con identidad propia, un camino que marcaría la manera de jugar y pensar del club en los próximos años. La rueda de prensa terminaba, pero la historia recién comenzaba.

  • Autor

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PROJEKT. HOFFENHEIM. DOSSIER. ZUKUNFT
PROYECTO. HOFFENHEIM. DOSIER. FUTURO

Cuando Bieler recibió la propuesta de Hoffenheim, no lo hizo con emoción desbordada ni con dudas paralizantes. Lo hizo con observación, cálculo y curiosidad, las mismas cualidades que lo habían guiado desde sus primeros pasos en el mundo del fútbol. La directiva necesitaba algo distinto, alguien que diseñara un camino más que un resultado inmediato, y Bieler representaba exactamente eso: un proyecto con visión a largo plazo.

El club había sufrido años de irregularidad. Temporadas que prometían y luego decepcionaban, fichajes que no encajaban, entrenadores que llegaban y se marchaban sin dejar huella. La necesidad era clara: una identidad definida, un estilo reconocible y sostenible. Y esa era precisamente la filosofía de Bieler. Él no llegaba para improvisar; llegaba para reconstruir, reorganizar y redirigir cada engranaje del equipo hacia una manera de jugar que combinara posesión, verticalidad y presión alta.

Su primer encuentro con la directiva fue casi ceremonial. Nada de discursos grandilocuentes, ni promesas vacías. Frente a él había una mesa, papeles, pizarras y esquemas que resumían el estado actual del club. Bieler abrió su libreta negra y empezó a hablar con voz tranquila pero firme:

“La posesión no es un fin. Es la forma más elegante de manipular emociones y espacios. La verticalidad no es correr hacia adelante, es encontrar el instante exacto en que el rival deja de pensar. La presión alta no es valentía: es lectura. Cada movimiento de cada jugador debe crear una pregunta en la mente del adversario.”

Los directivos escuchaban, absorbidos. Cada frase parecía sencilla, pero cargada de profundidad y lógica. No era un entrenador buscando aplausos: era un arquitecto de ideas, alguien capaz de transformar un club desde su esencia. Y mientras hablaba, la percepción sobre Bieler cambió: de desconocido, pasó a ser un activo imprescindible, el que podía devolver al Hoffenheim su identidad perdida.

Pero Bieler no era solo teoría. Su plan incluía acciones concretas: reorganización del equipo, diseño de entrenamientos que no solo mejoraran la técnica, sino la toma de decisiones y la inteligencia táctica, y un seguimiento exhaustivo de los jóvenes talentos de la cantera. Cada sesión, cada desplazamiento, cada rondo tendría un propósito definido. Nada sería azaroso. Nada estaría al margen de su filosofía.

Su primer día con la plantilla confirmó lo que él esperaba: los jugadores estaban acostumbrados a rutinas, pero no a estructuras que pensaran el juego desde la primera hasta la última acción. Bieler dividió el entrenamiento en estaciones: zonas de presión con tiempos límite, ejercicios de triangulación para mejorar la visión, rondos condicionados donde la orientación del pase importaba más que la velocidad del toque. Al principio hubo confusión. Luego sorpresa. Finalmente, respeto. Los jugadores empezaban a entender que no estaban solo aprendiendo tácticas, estaban aprendiendo a pensar el fútbol.

Bieler también puso especial atención en los jóvenes talentos. Sabía que ellos serían los protagonistas de su proyecto a largo plazo. Con ellos, dedicó sesiones individuales, explicando no solo movimientos, sino la lógica detrás de cada decisión: cuándo presionar, cuándo asociarse, cuándo acelerar y cuándo esperar. La cantera no era un simple semillero: era el laboratorio donde se construiría el futuro del club.

Para Bieler, Hoffenheim era un lienzo en blanco y cada partido, cada entrenamiento y cada conversación eran pinceladas cuidadosamente pensadas. Su proyecto no prometía resultados inmediatos, pero sí coherencia, crecimiento y una identidad que nadie podría imitar fácilmente. La ciudad, el estadio, la plantilla y la directiva comenzaban a percibir algo que no se podía medir en estadísticas: un cambio silencioso pero irreversible, el nacimiento de una nueva era.

Al final del primer día, mientras recorría nuevamente el PreZero Arena, Bieler observó cómo los pasillos empezaban a resonar con pasos de jugadores que practicaban sus movimientos, con risas y murmullos de aprendizaje. Era un sonido diferente al habitual: la sensación de progreso tangible. La niebla había desaparecido casi por completo, dejando ver la luz de un nuevo amanecer sobre Sinsheim. Y Bieler sabía que, aunque el camino sería largo y lleno de desafíos, su proyecto había comenzado con firmeza.

Hoffenheim no solo había contratado a un entrenador. Había adoptado una filosofía, un estilo y un rumbo que transformaría al club para siempre. Y mientras el día avanzaba, una idea empezaba a calar en todos los rincones del estadio: este Hoffenheim sería diferente.

Ya conocemos un poco más a Bieler. Creo que es una época dorada de entrenadores alemanes. Está claro que Jürgen Klopp, con aquel Dortmund y su Liverpool, así como Hansi Flick, con su memorable Bayern (sin desdeñar lo que hace ahora) son los casos más notables, pero no hay que olvidar a Tuchel, Nagglesmann... todos "hijos" de Ralf Rangnick. Los postulados de Bieler no parecen muy alejados sobre el papel.

El Hoffenheim es un club sin tanta historia, pero que ya se encuentra entre los conjuntos con mayor proyección de la Bundesliga. Nadie va a obligar a nuestro entrenador a ganar el título, pero tampoco nos van a dar tiempo ilimitado, menos aún, sin haber demostrado nada antes.

Así que manos a la obra y confianza. La partitura parece que va a sonar bien... ahora hay que ejecutarla.

¡Suerte!

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