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Tornare ad essere "Il Grande Torino" (Volver a ser "El Grande Torino")

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6 videos de Flags torino fc - Videos de stock: videoclips en 4K y HD |  Shutterstock

Europa en ruinas, Italia en reconstrucción y el Torino como faro

Europa estaba exhausta. Las heridas de la Segunda Guerra Mundial seguían abiertas: ciudades derrumbadas, economías quebradas, familias partidas. Entre los escombros, cada nación intentaba reencontrar su identidad, reconstruir sus instituciones… y volver a vivir.

Italia no era una excepción. Cambiaba el país, cambiaba la política, cambiaba la vida cotidiana. La República nacía con timidez, mientras el pueblo trataba de dejar atrás años de dictadura, miedo y silencio.

Y en medio de ese paisaje gris, un equipo de fútbol comenzó a brillar con una fuerza inesperada, casi desafiante: el Torino.

Mientras el país se levantaba paso a paso, el Grande Torino volaba. Un grupo de jugadores que parecía jugar adelantado a su tiempo: toque rápido, presión, inteligencia táctica y una ambición sin techo. Cinco títulos de liga consecutivos, cientos de goles, estadios llenos para verlos, una selección italiana que se construía casi en su totalidad desde su columna vertebral.

El Torino era más que un equipo, era la demostración de que Italia podía volver a soñar.

Pero el 4 de mayo de 1949, ese sueño se quebró. Tras el accidente aéreo de Superga, Italia no perdió solo a un campeón. Perdió un símbolo. El país, aún dolido por la guerra, sintió aquel golpe como una repetición trágica del sufrimiento que intentaba dejar atrás.

Antes de Superga, el Torino era el futuro del fútbol europeo. Después de Superga, el club tuvo que empezar desde cero mientras el resto del mundo avanzaba sin esperar.

Fue la primera vez que los granata miraron hacia arriba y vieron un vacío. Y ese vacío seguiría marcado durante generaciones.

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Superga: el día que el cielo se apagó

The tragedy of Superga | Torino FC

La mañana del 4 de mayo de 1949 amaneció con una niebla espesa alrededor de Turín, de esas que cubren la ciudad como un manto silencioso. Mientras tanto, el avión Fiat G.212 regresaba desde Lisboa. Dentro viajaba el equipo más fuerte de Italia y posiblemente de Europa: el Grande Torino.

Habían ido a jugar un amistoso para homenajear a Xico Ferreira, capitán del Benfica. Fue un viaje de camaradería, de respeto, de fútbol entre amigos. Nadie imaginaba que ese gesto sería su último.

A las 17:03, el avión, desviado por la mala visibilidad, impactó contra la basílica de Superga, en la colina que domina Turín. Un estruendo seco. Un fogonazo. Y después, un silencio que aún hoy parece interminable.

Murieron todos: jugadores, cuerpo técnico, periodistas, y la tripulación. El país entero se paralizó.

Cientos de miles de personas acudieron al funeral. Las calles se llenaron de gente en silencio, como si la ciudad hubiera perdido a su propia familia. Y quizá lo había hecho: el Torino era el orgullo nacional, el espejo en el que Italia quería volver a reconocerse después de la guerra.

Aquel golpe no solo cortó la vida de una plantilla memorable, alteró el destino del club para siempre.

El Torino continuó existiendo, claro. Ganó algún título, compitió, luchó. Pero nunca volvió a ser aquel gigante colosal, el que jugaba a un ritmo que el resto no podía seguir.

Superga no fue solo una tragedia deportiva, fue una cicatriz histórica.

Una frontera entre lo que pudo ser y lo que jamás volvió a ser igual.

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Dos Mazzola, una sola misión: devolver al Torino a donde pertenece

Valentino Mazzola [Best Skills & Goals] - YouTube

Valentino Mazzola no era solo el capitán del Grande Torino. Era su pulso, su brújula, su espíritu competitivo. Cuando alzaba la manga del brazalete —esa señal silenciosa que decía “ahora vamos en serio”, como cuando estás jugando a un juego y te echas hacia adelante en la silla para centrarte en ganar— el equipo cambiaba de marcha, y el rival entendía que venía la tormenta.

Su pérdida dejó un vacío que ninguna estadística puede explicar.

El Torino sin Valentino nunca volvió a tener esa mirada desafiante, esa intención de comerse el mundo.

Décadas después, el apellido Mazzola regresa a Turín.

Pero lo hace desde otra historia. Andrea Mazzola, nieto del gran capitán, creció escuchando los relatos de su abuelo como si fueran mitos de otro tiempo: partidos épicos, remontadas imposibles, la clase y el carácter que definieron al equipo más dominante de la posguerra.

Desde niño quiso ser entrenador. Pasó por clubes modestos, aprendió el oficio con humildad, se curtió en campos de tierra y vestuarios estrechos. Su sueño siempre fue el mismo: algún día, pisar el banquillo del Torino.

Y lo consiguió, tras un paso brillante por las categorías inferiores del club, donde formó generaciones de canteranos con identidad granata, el Torino decidió entregarle el timón del primer equipo. No por el apellido —aunque haya pesado mucho en la decisión— sino porque encarna aquello que el club perdió en Superga: visión, carácter, sentido de pertenencia.

La misión de Andrea no es ganar títulos, s reconectar el presente con la leyenda, recuperar el espíritu competitivo que su abuelo simbolizó y llevar al Torino hacia un futuro donde por fin deje de mirar hacia arriba para recordar…y vuelva a mirar hacia arriba para competir.

En él, el pasado y el futuro se dan la mano para el nacimiento de un nuevo Torino.

  • Autor

La presentación oficial de Andrea Mazzola

 Juric in conferenza: "Kvaratskhelia infermabile, meglio farsi il segno  della croce! Voglio bene a Rrahmani, ho saputo una cosa chiedendo in giro.  Mai visto una squadra come il Napoli!" - calcionapoli24.it mobile

La sala de prensa del Stadio Olimpico Grande Torino está llena. Cámaras, micrófonos, focos que parecen más intensos de lo habitual. Hoy no es una presentación cualquiera. Hoy vuelve un apellido que pesa como una losa y emociona como un himno.

El presidente del Torino toma la palabra: “Buenas tardes a todos. Hoy es un día especial para nuestra institución. Un día que conecta nuestra identidad con nuestro futuro. Es un honor anunciar que Andrea Mazzola será el nuevo entrenador del Torino FC. Andrea ha crecido en el Piamonte, ha entrenado en esta región desde abajo, conoce nuestras raíces, nuestros valores y nuestra historia como pocos. Tras su etapa en nuestra cantera, donde ha demostrado competitividad, trabajo y una visión moderna de juego, creemos que es la persona ideal para liderar nuestro nuevo proyecto. Andrea bienvenido a casa.”

Aplausos. Cámaras disparando. Andrea respira hondo y encara sus primeras palabras como técnico del Torino.

Se inicia la rueda de prensa:

Periodista de La Stampa: Andrea, llevar el apellido Mazzola en este club impone. ¿Cómo lidias con ese peso histórico?

Andrea Mazzola: “Con respeto, pero sin miedo. Mi abuelo pertenece a la historia de este club, pero yo he venido aquí a construir la mía. No quiero vivir de un apellido; quiero honrarlo trabajando, día a día, para que este equipo vuelva a mirar hacia arriba.”

 

Periodista de Gazzetta dello Sport: Has pasado por clubes modestos del Piamonte hasta dirigir la cantera del Torino. ¿Qué te llevas de todos esos años?

Andrea Mazzola: “Me llevo humildad. Me llevo saber escuchar. Me llevo haber formado jugadores que sienten la camiseta como la sentí yo de niño. Entrenar en campos pequeños, con recursos limitados, te enseña a valorar cada detalle. Aquí la exigencia es mayor, claro, pero la esencia del trabajo es la misma: competir, crecer y respetar el escudo.”

 

Periodista de Corriere della Sera: El proyecto del club apunta a recuperar identidad. ¿Cuál será tu sello como entrenador?

Andrea Mazzola: “Queremos un Torino ofensivo, valiente y reconocible. Nada de medias tintas. Atacaremos, presionaremos y jugaremos con orgullo. No vengo a especular: vengo a construir un equipo que represente a nuestra gente.”

 

Periodista de Tuttosport: Se habla mucho de apostar por jugadores italianos y de la cantera. ¿Es realmente posible competir así en la Serie A actual?

Andrea Mazzola: “Sí, es posible. No será fácil, pero es posible. Los canteranos no son solo jugadores: son la identidad del club. Y combinar talento local con refuerzos puntuales es el camino. No vamos a fichar por fichar. Queremos un grupo comprometido, con hambre y sentido de pertenencia.”

 

Periodista de Sky Sport: Tu abuelo lideró al Grande Torino en la etapa más gloriosa del club. ¿Te inspira ese legado?

Andrea Mazzola: “Claro que sí. Hablo de él con frecuencia porque representa valores que quiero transmitir al equipo: coraje, ambición y responsabilidad. Pero quiero dejar algo claro: no quiero que esto sea una comparativa eterna entre él y yo. El pasado nos guía, pero el futuro lo construimos nosotros.”

 

Periodista de Rai Sport: ¿Cuál es tu objetivo para esta temporada?

Andrea Mazzola: “Crear una identidad. Que el aficionado venga al estadio sabiendo que, pase lo que pase en el marcador, su equipo jugará con valentía. Los resultados llegarán, pero lo primero es recuperar el alma competitiva del Torino.”

 

Periodista de Eurosport: ¿Qué mensaje envías a la afición?

Andrea Mazzola: “Que crean. Que vuelvan al estadio con ilusión. No prometo títulos ni milagros, pero prometo trabajo, compromiso y un equipo que no baje la cabeza. Este club tiene una historia enorme y un futuro que puede serlo también.Vamos a construirlo juntos.”

 

La rueda de prensa termina entre aplausos. En los pasillos del estadio, el murmullo es siempre el mismo:

“El apellido Mazzola vuelve al banquillo”.

Pero ahora, por primera vez en décadas, no se mira al pasado con nostalgia. Se mira al futuro con esperanza.

  • Autor

Antes de seguir construyendo el relato del nuevo Torino, necesito detenerme un momento y explicar algo más personal. Porque esta historia no la elijo al azar. No nace de un impulso ni de una idea repentina. Llevaba mucho tiempo leyendo las historias escritas en el foro y me apetecía contar una, pero tenía que ser una especial, la empecé a escribir en mi ordenador hace tiempo y hasta hoy no me he decidido a contarla.

Siempre he tenido cierta simpatía por los “segundos equipos” de las grandes ciudades. No sé muy bien por qué. Tal vez porque tienen ese punto romántico de luchar a contracorriente, de medirse cada día con un gigante que les eclipsa, pero aún así seguir ahí, latiendo. Pasaba con el Betis en Sevilla, con el Atlético en Madrid, con el Torino en Turín… siempre me han atraído esos clubes que sobreviven entre sombras, pero con una identidad muy marcada, incluso más marcada que el primer equipo de la ciudad.

Italia, además, tiene algo especial para mí. He viajado muchas veces al país y cada viaje, cada ciudad, cada calle llena está de historia… siempre vuelvo con la sensación de haber descubierto algo distinto. Milán, Florencia, Nápoles, Cagliari, Venecia… Hay una conexión difícil de explicar. Y de ahí viene también mi cariño por la Serie A: su ambiente, su tradición, su narrativa futbolera tan distinta al resto.

En mi último viaje a Italia, en mayo de este año, iba a ir a Turín por fin, pero por un tema personal, estando en Milán, me tuve que volver a España y no pude conocer la ciudad, por lo que aún con más sentido tenía que escribir sobre esa ciudad que tenía tantas ganas de visitar, pero que tanto se me resiste.

Durante ese viaje descubrí Brazalete Negro.

Brazalete Negro es un podcast que se describe a sí mismo de la siguiente manera: “Más allá de los focos y la fama, de las victorias y el dinero, el fútbol cuenta también con su lado oscuro. Relatos de perdedores en el campo y en la vida. Equipos malditos, jugadores desaparecidos, estadios trágicos. Ya es momento de que algunas de esas historias y sus protagonistas abandonen la penumbra del olvido. Y recordad: Bill Shankly no tenía razón. El fútbol, a veces, sí es una cuestión de vida o muerte”.

Lo descubrí casi por casualidad pero se convirtió en un punto de no retorno. La forma en la que cuentan las historias —en particular la del Grande Torino— me golpeó de lleno: emoción, tragedia, fútbol, identidad… era imposible no quedar atrapado. Me encontré aprovechando cualquier momento del viaje escuchando cada capítulo con esa mezcla de curiosidad y respeto, como quien abre un libro antiguo y valioso sin querer estropear ninguna página.

Creo que en ese viaje escuché tres o cuatro veces seguidas el capítulo del Grande Torino.

Y, de repente, el Torino ya no era solo “el otro equipo de Turín”. Era un símbolo. Una herida. Un mito. Y también una oportunidad de lanzarme a contar mi primera historia en este foro.

Ahí fue cuando la idea empezó a tomar forma: ¿Y si intento reconstruir al Torino desde esa mezcla de historia, nostalgia y ambición? ¿Y si conecto el pasado con el presente? ¿Y si convierto Football Manager en un puente entre lo que fue y lo que podría volver a ser?

No busco ganar títulos rápidos, ni montar un superproyecto artificial. Busco darle sentido a una reconstrucción. Una historia que respete el legado y, a la vez, sea mía.

Por eso estoy aquí. Por eso elegí al Torino. Y por eso el apellido Mazzola vuelve al banquillo del Torino, aunque sea desde la ficción.

Porque hay historias que uno no elige. Son ellas las que te eligen a ti.

Y esta, sin duda, me eligió a mí.

 

La partida la voy a jugar en FM24 pero con los equipos actualizados a la temporada 25-26.

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