Capítulo 14. La carretera del infierno 28 de febrero de 2024 Mientras todo el mundo celebraba el inicio del nuevo año con brindis, fuegos artificiales y objetivos de mierda que jamás cumplirán, yo estaba metido en un camión, cruzando la frontera de Rumanía y Serbia con un cargamento que, de ser detenido, me hubiera asegurado un buen tiempo en la sombra. Coches de todo tipo podían servir en esta "misión". El trayecto hacia Trieste, Italia, fue largo y pesado. Casi 700 kilómetros atravesando Serbia, Croacia y Eslovenia. Durante gran parte del viaje me preguntaba cómo cojones había acabado yo aquí. ¿No hubiera sido más sencillo coger un vuelo a Tailandia y desaparecer? Pues se ve que no. Haciendo este viaje solo tenía en la cabeza que, en el fondo, la sombra de Ionuț Stancu me iba a perseguir durante toda mi vida, y sobretodo la sombra de su hermana Adela. Si hacer esto me daba una oportunidad de saldar mi deuda, quizás valía la pena. Llegué a Trieste la tarde del 2 de enero tras saber que Adrian Ilie, nuestro ojeador jefe, nos dejaba por el Rasnov de tercera división. Demasiado había tardado… Volviendo a Trieste, la nave donde descargué los coches estaba en un polígono industrial al norte de la ciudad. Un lugar desolado, el típico de sitio donde nadie haría preguntas si desaparecías. Después me fui a un hostal a las afueras de Trieste. Allí me encontré con Dragos y Cristian Ionel, los dos hombres con los que pasaría las siguientes semanas y a quienes pronto llamaría mis "compañeros de faena". Dragos era un hombre de unos cuarenta años, con una mirada que podía partirte en cachitos. Un hombre fuerte, entrenado, con el cabello rapado y varias cicatrices en la cara. Podría hacerse pasar por el típico villano de película. No hablaba mucho, pero cuando lo hacía lo hacía con sentido. Tenía el aspecto de alguien que había hecho cosas que preferirías no saber. Por otro lado, Cristian Ionel, de unos treinta y algo, era casi lo opuesto. De complexión delgada, típico tirillas. Siempre con una sonrisa, hablador y bromista. Un bocachanclas de los pies a la cabeza. Pero bajo esa fachada despreocupada, se notaba que sabía lo que hacía, al menos en este negocio. -Bienvenido a la carretera del infierno, Ilie -dijo Cristian con su sonrisa en su rostro-. Durante este mes, serás nuestro chófer. Te vamos a llevar de paseo por Italia, y te enseñaremos cómo se gana dinero fácil. -¿De chófer? Dragos interrumpió como si ya hubiera perdido la paciencia… -Escucha, Dumitrescu, no es tan complicado. Conducirás los coches de la nave. Cada día uno diferente. Te aseguras de que todos funcionen a la perfección. Los viajes son siempre los mismos. Trieste-Turín, Trieste-Florencia. A veces cambiaremos de ruta, pero no mucho. Lo importante es que conduzcas rápido y hagas lo que te decimos. Dejaba el taller y el campo de fútbol por este entorno de trabajo... -¿Y qué hacemos exactamente? -pregunté con cierta duda. Cristian sonrió. -Nos vamos a cazar en áreas de servicio de autopista. Buscamos turistas despistados, gente que deja el coche abierto mientras va al baño, compra un café o pega una cabezada. Abrimos el coche, cogemos lo que podamos como bolsos, carteras, móviles, cámaras…, lo que sea. Y luego nos largamos a toda hostia. -¿Y si alguien se da cuenta? ¿Si la policía nos sigue? -Pues corremos más que ellos. Me quedé callado, asimilando lo que me estaban diciendo. No era un juego. Era una máquina bien engrasada que funcionaba desde hacía años. Esta organización operaba no solo en Italia, sino también en el sur de Francia y la costa mediterránea de España. Dragos y Cristian no eran más que un pequeño engranaje de algo mucho más grande. Y ahora, yo también lo era. Así empezó mi mes en Italia. Madrugones, viajes largos y rápidos por autopistas que cruzaban media península itálica. Unos días a Turín, otros a Florencia, y vuelta a Trieste. Día tras día, misma rutina, diferente coche, diferentes matrículas. En cada área de servicio, la misma película. Dragos o Cristian se bajaban, actuaban rápido, y volvían al coche con las manos llenas. Gafas de sol, relojes caros, carteras llenas de dinero. El botín se acumulaba. Yo no tocaba nada, solo conducía muy rápido. El mes de enero fue largo, frío y lleno de kilómetros, pero no era más que el principio. Sabía que, tarde o temprano, todo esto iba a complicarse. Y empezó a complicarse nada más volver a Dudestii Vechi, con Gheorghe Mirciov (MEI, 36 años) a la cabeza de otros jugadores importantes como Paul Nistor (MPD, 22 años), Benea (DFI, 22 años) o Carabas (MPC, 22 años). Su exigencia era clara y concisa, quería que fomentáramos el desarrollo de los juveniles en el puesto de central. Dudé entre mandarlo a la mierda, pero sabía que el vestuario le apoyaría y acepté su propuesta, aunque no sé si la cumpliré. Durante el mes de enero, los chavales jugaron tres amistosos dirigidos por mi segundo, Kalapis (DLC, 42 años). Jugaron contra dos equipos de tercera y uno contra uno de quinta. Los resultados, mixtos. Una derrota, una victoria y un empate. A los dos días de llegar yo, tuvimos otro amistoso contra otro equipo de tercera, y conmigo al mando ya, ganamos 4-2. Durante esa semana siguiente, decidí que Cristian Movila (MPC, 17 años) iba a formar parte fija de la primera plantilla para ser el suplente habitual de Andrei Carabas. Días después volvieron los partidos oficiales. El primero fuera de casa frente al Mosnita Noua (10º). Finalizamos la primera parte con empate a cero en un partido bastante pesadote, con pocas ocasiones. Los viejos del lugar dirían que fue un tostón. Sin embargo la segunda parte fue todo lo contrario y marcamos dos goles, más otro en propia puerta que nos dio la victoria por 0-3. Luego jugamos en casa contra el UVT (CSU Universitatea de Vest din Timisoara), que se encontraba en cuarta posición. Comenzamos fuertes, con gol de Andrei Carabas (MPC, 22 años) a los 8 de juego. Tras un partido con muchas ocasiones por nuestra parte, en el que podríamos haber goleado, finalizamos el encuentro con solo ese gol de ventaja, que igualmente nos servía para seguir líderes con tres puntos más. Jugamos de nuevo contra el Mosnita Noua en partido de Copa Timis, siendo de nuevo superiores a ellos con posesión del balón abrumadora y bastante peligro en el área rival. De nuevo Carabas se erigía como el mejor del partido con un chicharro de los que dejan la boca abierta. Para semis ahora nos veríamos las caras con el Auto Timisoara de sexta división, partido que jugaremos en abril. Por último, llegó el desplazamiento al campo del Timisul Sag (7º), antiguo equipo de nuestro crack Carabas. Pues no sé que pasó en ese partido, que el chaval estuvo desaparecido y nosotros apenas hicimos nada meritorio para llevarnos nada de allí. Así fue la cosa, que cosechamos nuestra primera derrota en liga de la temporada. Me fui cabreado del partido, maldiciendo a todo Dios y sin ganas de escuchar explicaciones de nadie. Pese a la derrota, nos mantenemos en la cima de la tabla clasificatoria, con siete puntos de colchón, siendo de calle los más goleadores y los terceros menos goleados. El mes de marzo jugaremos contra Cocosul (16º), Giarmata (2º) y Lugoj (9º) en casa y viajaremos a los campos del AS Progresul 1906 Ciacova (14º) y del Unirea Jambolia (17º).
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