Capítulo 13. Navidad en casa de Vasil 01 de enero de 2024 En diciembre, en el taller de Vasil Petrov no ha habido descanso. Vasil empezó a recibir coches que no eran los habituales tractores reventados que solíamos reparar. Eran coches discretos, pero bien conservados, con matrículas de distintas provincias y detalles que los hacían destacar si uno sabía mirar. - Hoy llega otro. Prepárate, Dumitrescu. - ¿Otro? ¿De verdad hay tanto negocio en arreglar coches que nadie conduce por aquí? Si todo el puto mundo va en tractor… -respondí con sarcasmo. - No repliques. Necesitamos tener esto listo antes de enero. Ya sabía de qué iba todo esto. La reunión con Tudor y Ionut Stancu comenzaba a encajar con lo que fuimos haciendo durante el mes. Los coches venían para ser modificados. Dobles fondos, placas de matrícula cambiadas, troquelados para retocar… Los coches se tenían que preparar para adaptarlos para cargar... cosas. ¿Qué cosas? No hacía falta ser un genio para entenderlo. Objetos robados. Dinero sucio. Quizá algo peor. Una tarde, mientras estaba liado con uno de los vehículos, Vasil me soltó algo que me dejó helado. - Eres mejor en esto de lo que pensaba. Quizá debas considerar que te quedes más tiempo. Ionut aprecia a los que saben ser útiles. - ¿Útiles? Pensaba que solo arreglábamos coches… - Deja la ironía, Dumitrescu. Tú y yo sabemos que esto no es solo arreglar coches. ¿Quieres saldar cuentas con él o no? Esta es tu oportunidad. Ahí estaba. Saldar cuentas. Vasil lo sabía. Ionut lo sabía. Y yo también. Desde hacía años, Ionut había sido una sombra muy negra en mi vida. Ahora, después de tanto tiempo esperando que esto no pasara, sentía que quizá podía encontrar una salida. En lo deportivo, muy bien, la verdad. Cinco partidos de liga y uno de la Copa Timis. Los dos primeros partidos fueron contra los rivales más duros. Primero fue el Belint (5º), donde Daniel Vasilcin (MEC, 38 años) estuvo enorme. El rival no generó nada de peligro y se limitaron a disparar desde fuera del área sin apenas peligro. Tuvieron más posesión, pero no supieron qué hacer con el balón. Vino después el partido contra el ASC Carani (1º). En un partido a cara de perro emergió un nombre. Andrei Carabas (MPC, 22 años). El crack se coronó con tres goles, uno de ellos en el último minuto del descuento. El partido lo dominamos, excepto desde la vuelta del descanso y hasta que nos empataron en el 72. Esta victoria nos aupaba como líderes, posición que no hemos soltado desde entonces. Luego vinieron partidos contra rivales de la zona baja de la tabla. Frente al AC Comlosu Mare (18º) rotamos mucho y debido a ello vimos un partido soso que cayó de nuestro lado por ser más efectivos. Fue lo que comúnmente se denomina un “ganar sin despeinarse”. Después vino el Progresul Gataia (20º), en el que fuimos mucho mejores durante la primera parte, aunque un error hizo que nos marcaran de penalti. Antes del descanso nos pusimos por delante, pero al volver de los vestuarios nos empataron. Fue entonces cuando Carabas dijo basta, se sacó la churra, metió gol y dio otro. Fin del partido. Un par de días después, llegó nochebuena. La pasé en la casa de Vasil y superó incluso mis expectativas más modestas. Cuando llegué aquella noche, después de pasar el día “arreglando” coches en el taller, la casa estaba... viva. Era la primera vez que veía la casa de Vasil así. Su mujer había preparado un festín al estilo búlgaro. Tras ducharme y arreglarme, y tras la insistencia de Irina porque pasara la noche con ellos, observé una mesa repleta de platos navideños típicos de Bulgaria. - ¡Dumitrescu, mueve el culo y siéntate antes de que todo esté frío! -gruñó Vasil desde su silla, levantando su copa de vino antes de darle un trago largo. Casi todos los platos eran vegetarianos y según me contaron, tiene que haber un número impar de platos, como siete o nueve, para atraer suerte. Los platos más típicos en estas fechas son el banitsa, un pastel salado con queso feta y espinacas, y el kapama, un guiso de cerdo con col y arroz. Para acompañarlo todo, la pitka, que es un pan especial de la cena que contiene “kasmeti”, pequeños papelitos con mensajes que predicen el futuro. Por último, también disfrutamos de postres dulces como baklava y gózleme. Platos típicos de la Navidad búlgara en casa de Vasil (foto extraída de https://www.mamaenbulgaria.com/) A decir verdad, durante la noche estuve algo incómodo. No estaba acostumbrado a esto desde hacía mucho tiempo. Mis navidades pasadas eran en soledad, con la única compañía de una botella de whisky barato. Miré alrededor de la mesa. Vasil, su esposa, sus hijos... También vinieron algunos familiares que no conocía. El banquete comenzó, y las conversaciones comenzaron a fluir. Fue entonces cuando la hermana de Irina, Nadia, me lanzó una pregunta directa a la yugular. - ¿Y tú, Ilie? ¿Qué hacía un hombre como tú antes de llegar aquí? La pregunta me pilló desprevenido. Miré mi plato y titubeando solo supe contestar… - Oh, bueno, ya sabes... vivía en Bucarest. Trabajaba en talleres, hacía cosas de mecánico. - Ahm…, y familia? ¿Tienes familia por allí? - Eh…, bueno, tiempo atrás tuve familia… Ahora ya no… Tras el momento incómodo que se generó, seguimos comiendo y cuando terminamos, Vasil y yo nos fuimos al porche de la casa… - Buena comida, ¿eh? -comentó Vasil, encendiendo un cigarro y ofreciéndome uno. - Sí. No sabía que eras tan... normal. - No te confundas, Dumitrescu. Esto no cambia nada. Pero... -hizo una pausa, mirando hacia la puerta de casa-, a veces hay que recordar por qué hacemos lo que hacemos. Sus palabras me dejaron helado. Más que los -2 grados que hacía en el exterior. Por primera vez, vi a Vasil como algo más que un hombre duro con el que compartía un taller y un secreto turbio. Vi a un padre, un esposo, alguien que tenía sus propias luchas... Para finalizar el mes vinieron dos partidos más. El primero fue relativo a la Copa Timis y nos enfrentó en casa contra el Timisul Sag (4º en liga). Fue un partido duro, tosco, con pocas ocasiones y algo de miedo o respeto entre ambos equipos. No obstante, nuestra efectividad fue mayor y nos llevamos el partido. Lo malo, que tres jugadores acabaron lesionados, Daniel Vasilcin (MEC, 38 años), Paul Nistor (MPD, 22 años) y Vasile Vincu (MPD, 22 años), los cuales estarán plenamente recuperados a lo largo de enero. Por último jugamos contra el Liebling (15º) en el que rotamos bastante y en el que fuimos muy superiores con varios pipiolos en el equipo titular. Destacaron sobretodo Claudiu Rad (MEC, 19 años), Alex (MEC, 17 años) y sobretodo Paul Bactar (DLC, 16 años) con dos goles. Gheorghe Mirciov (MEI, 36 años) ejerció de líder dando 3 asistencias. Vistos los resultados, estamos líderes con cinco puntos de ventaja respecto a nuestro más cercano perseguidor, el ASC Carani. Destacable es que somos el equipo más goleador del grupo, no obstante, no estamos igual de bien posicionados en cuanto a goles encajados, teniendo a seis equipos que mejoran nuestros números. Curioso que el menos goleado sea el Mosnita Noua, décimo clasificado. El mejor jugador de la liga sigue siendo Carabas, con 19 goles conseguidos, 9 asistencias repartidas y un 8.39 de nota media, muy por encima de los siguientes mejores jugadores. Mirciov asoma como segundo mejor asistente, gracias a las seis que ha dado en el mes de diciembre. El rendimiento individual de los jugadores sigue siendo bueno, casi en su mayoría. Los que mejor juegan son por lo general los que más están jugando, teniendo en cuanta que debo utilizar jugadores sub-20 para llenar huecos en cada partido. Los más destacables, los ya comentados Carabas, Vasilcin y Mirciov, que son, con diferencia, los tres mejores jugadores del equipo, o al menos los que mejor lo están haciendo. Este mes de enero en el que ya estamos, no se jugarán partidos de liga. Y aunque se jugaran, yo no estaría al mando. ¿Porqué? Porque estoy de camino a Italia. Ya os diré el porqué.
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