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Futbol Argentino

Respuestas destacadas

Y bueno, era hora de hacer algo, no es la solucion esta, pero por algo hay que empezar, de todas maneras, yo pararia el futbol unos meses largos....

Hace varios años que en el ascenso no se va de visitante, no sirve para nada...

La solución no es prohibir ir de visitante, es parar el futbol y que armen algo decente en seguridad. Si es necesario que pongan a la gendarmeria y se termina la joda.

y que dije?

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Y bueno, era hora de hacer algo, no es la solucion esta, pero por algo hay que empezar, de todas maneras, yo pararia el futbol unos meses largos....

Hace varios años que en el ascenso no se va de visitante, no sirve para nada...

La solución no es prohibir ir de visitante, es parar el futbol y que armen algo decente en seguridad. Si es necesario que pongan a la gendarmeria y se termina la joda.

y que dije?

"pero por algo se empieza", ya se empezo hace años y se demostro que no sirve..

Si. No sirve para nada. Si el año pasado murio un hincha de River en la tribuna local y no paso nada. En el ascenso. Sin publico visitante.

No hubo descuento de puntos, y solo se sanciono el estadio unas fechas.

Todo una farsa.

Esto tapa uno de los problemas... los hinchas. Falta el otro, y talvez de igual gravedad: la policia

La sensación de que la tarde iba a ser complicada empezó antes del comienzo del partido. Lanús llegaba a La Plata con la chance de ser puntero y la barra dijo presente con más de 300 miembros, que viajaron desde Arias y Guidi en seis micros. Pero a unas cuadras del Unico, la Bonaerense los hizo bajar a todos. Se respiraba un ambiente tenso, como buscando algún tipo de respuesta de los violentos para justificar la represión. Pero la barra de Lanús mantuvo la calma. 200 metros antes del ingreso, la Policía dividió en dos grupos a La 14. A diferencia de lo que se intentó instalar desde La Plata, todos tenían su entrada en regla. El primero ingresó. El segundo lo hizo cinco minutos después con las banderas, pero a la primera línea de 20 miembros, que siempre entra última, la retuvieron. Y de a poco, la Infantería y los efectivos de la motorizada comenzaron a rodearlos. Nadie entendía muy bien qué pasaba. Algunos intentaron darle un tinte político. Es más, se especuló con una interna porque la barra de Lanús, decían, era kirchnerista. Ese dato es muy viejo: La 14 juega ahora para Nicolás Russo, candidato a intendente por el PJ disidente que sigue a Sergio Massa. Es más, el Zurdo Jerez mueve gente del sindicato de Camioneros a favor del PJ.

Así las cosas, Diego Fanfi Goncebatte, líder de la barra, pidió calma a los suyos e intentó mediar hablando con el jefe de la Distrital La Plata, el comisario Domsky. Como respuesta recibió un palazo en la cabeza de un efectivo que se movilizaba en moto. Fue el comienzo del fin. En el piso, se acercaron más policías para reprimirlo y la primera línea de la barra fue en su ayuda. Piedras de un lado, balazos de goma del otro, todo era un pandemonium. El grupo que estaba adentro quiso salir a ver qué pasaba. El Zurdo Jerez los lideraba. Pero según testigos directos, su actitud era de las más pacíficas. Los policías que estaban en la rampa de ingreso empezaron a reprimirlos y el Zurdo intentó parar todo. No tuvo chance: uno de los tres efectivos que lideraron la represión dentro del Unico, le disparó directamente al pecho. Y eso queda clarísimo en los videos que la Aprevide entregó a la Justicia para esclarecer el crimen. Y aunque la ambulancia llegó rápido, el Zurdo falleció en viaje al hospital de Gonnet.

Apenas llegó la información al Unico, todos temieron por una revuelta Granate. Pero la barra decidió, sensata y afortunadamente, que la protesta sería en paz: les pidieron a todos los hinchas que los acompañaran en la retirada. De hecho, sólo hubo un detenido y fue por lo que pasó antes y afuera del estadio: se trataba del Tongas, el número tres de la barra, que recuperó su libertad dos horas después porque, como todo Lanús, había sido damnificado.

Cuando el dato de lo ocurrido llegó al vestuario, el partido se suspendió. Una hora después, el ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, tiraba por la borda el intento policial de instalar una interna de la barra y confirmaba que uno de sus subordinados había sido el autor del crimen y puso a disposición de la fiscal, Ana Medina, los videos del hecho. Ahí se ordenó la detención de tres uniformados: los capitanes Roberto Lezcano y Víctor Bacuco, y el teniente primero Jorge López. Uno de ellos fue quien disparó. Al cierre de esta edición, estaban a punto de ser capturados. En tanto, la familia de Jerez hacía los trámites para velar al Zurdo. Que fue a la cancha a ver un partido, y terminó asesinado.

El problema no es la policia, el problema es que todos los mafiosos estos TRABAJAN para el poder, lease GOBIERNO DE TURNO.... Que se puede hacer contra eso? por mas policia que pongas, no pasa nada....(casulamente este no es el caso, pero el resto si)

@Markitos me referia a Primera, de todas maneras para mi con sinceridad te digo, estamos al horno, a esta gente no la eliminas mas, estan enquistados con el poder politico, losdirigentes de los clubes, son dirigentes politicos, que usan a la barra para todo, trabajan en el municipio, gobernacion etc etc....El futbol Argentino esta HECHO MIERDA, lamentablemente.

Editado por TupacAmaru

El problema no es la policia, el problema es que todos los mafiosos estos TRABAJAN para el poder, lease GOBIERNO DE TURNO.... Que se puede hacer contra eso? por mas policia que pongas, no pasa nada....

La policia es parte del problema, como no negarlo. La policia le pagas 1000, te mandan 500. Si los denuncias porque van menos hacen que te explote un bardo en la cancha. No saben hacer prevención, provocan, golpean, asesinan.

Estan relacionados con todas las barras, tienen negocios con ellos, cobran su cometa mensual.

¿No son parte del problema?

Digo que la policia es el ultimo eslabon de la mierda esta, es por donde se corta el hilo, lo mas fino, el problema principal no es la policia, si es lo mas facil, hecharle la culpa a la policia...Si quieren hacer algo de verdad, que vayan en cana los grandes politicos y dirigentes que manejan a la barra, los juecen que se hacen los boludos y son los que en realidad deben tomar las medidas, despues a los barras, y vas a ver como a la cana se le corta el negocio tambien....pero como eso no va a suceder, vamos a seguir igual....

Editado por TupacAmaru

Esto tapa uno de los problemas... los hinchas. Falta el otro, y talvez de igual gravedad: la policia

La sensación de que la tarde iba a ser complicada empezó antes del comienzo del partido. Lanús llegaba a La Plata con la chance de ser puntero y la barra dijo presente con más de 300 miembros, que viajaron desde Arias y Guidi en seis micros. Pero a unas cuadras del Unico, la Bonaerense los hizo bajar a todos. Se respiraba un ambiente tenso, como buscando algún tipo de respuesta de los violentos para justificar la represión. Pero la barra de Lanús mantuvo la calma. 200 metros antes del ingreso, la Policía dividió en dos grupos a La 14. A diferencia de lo que se intentó instalar desde La Plata, todos tenían su entrada en regla. El primero ingresó. El segundo lo hizo cinco minutos después con las banderas, pero a la primera línea de 20 miembros, que siempre entra última, la retuvieron. Y de a poco, la Infantería y los efectivos de la motorizada comenzaron a rodearlos. Nadie entendía muy bien qué pasaba. Algunos intentaron darle un tinte político. Es más, se especuló con una interna porque la barra de Lanús, decían, era kirchnerista. Ese dato es muy viejo: La 14 juega ahora para Nicolás Russo, candidato a intendente por el PJ disidente que sigue a Sergio Massa. Es más, el Zurdo Jerez mueve gente del sindicato de Camioneros a favor del PJ.

Así las cosas, Diego Fanfi Goncebatte, líder de la barra, pidió calma a los suyos e intentó mediar hablando con el jefe de la Distrital La Plata, el comisario Domsky. Como respuesta recibió un palazo en la cabeza de un efectivo que se movilizaba en moto. Fue el comienzo del fin. En el piso, se acercaron más policías para reprimirlo y la primera línea de la barra fue en su ayuda. Piedras de un lado, balazos de goma del otro, todo era un pandemonium. El grupo que estaba adentro quiso salir a ver qué pasaba. El Zurdo Jerez los lideraba. Pero según testigos directos, su actitud era de las más pacíficas. Los policías que estaban en la rampa de ingreso empezaron a reprimirlos y el Zurdo intentó parar todo. No tuvo chance: uno de los tres efectivos que lideraron la represión dentro del Unico, le disparó directamente al pecho. Y eso queda clarísimo en los videos que la Aprevide entregó a la Justicia para esclarecer el crimen. Y aunque la ambulancia llegó rápido, el Zurdo falleció en viaje al hospital de Gonnet.

Apenas llegó la información al Unico, todos temieron por una revuelta Granate. Pero la barra decidió, sensata y afortunadamente, que la protesta sería en paz: les pidieron a todos los hinchas que los acompañaran en la retirada. De hecho, sólo hubo un detenido y fue por lo que pasó antes y afuera del estadio: se trataba del Tongas, el número tres de la barra, que recuperó su libertad dos horas después porque, como todo Lanús, había sido damnificado.

Cuando el dato de lo ocurrido llegó al vestuario, el partido se suspendió. Una hora después, el ministro de Seguridad bonaerense, Ricardo Casal, tiraba por la borda el intento policial de instalar una interna de la barra y confirmaba que uno de sus subordinados había sido el autor del crimen y puso a disposición de la fiscal, Ana Medina, los videos del hecho. Ahí se ordenó la detención de tres uniformados: los capitanes Roberto Lezcano y Víctor Bacuco, y el teniente primero Jorge López. Uno de ellos fue quien disparó. Al cierre de esta edición, estaban a punto de ser capturados. En tanto, la familia de Jerez hacía los trámites para velar al Zurdo. Que fue a la cancha a ver un partido, y terminó asesinado.

El problema no es la policia, el problema es que todos los mafiosos estos TRABAJAN para el poder, lease GOBIERNO DE TURNO.... Que se puede hacer contra eso? por mas policia que pongas, no pasa nada....(casulamente este no es el caso, pero el resto si)

@Markitos me referia a Primera, de todas maneras para mi con sinceridad te digo, estamos al horno, a esta gente no la eliminas mas, estan enquistados con el poder politico, losdirigentes de los clubes, son dirigentes politicos, que usan a la barra para todo, trabajan en el municipio, gobernacion etc etc....El futbol Argentino esta HECHO MIERDA, lamentablemente.

No es solo este. En el Vélez-SL de 2011 donde mataron a Ramón Aramayo, más allá de alguna actitud repudiable de las hinchadas (si mal no recuerdo en realidad empezó la barra de Vélez corriendo a los plateístas de SL, pero no pasaba a mayores la cosa), el gran responsable fue la policía (la 44 siempre hace de las suyas). Y, para citar un hecho de menor entidad, en el Clausura pasado (en el que terminamos yendo a la Promoción) nos provocaron, basurearon y cagaron a palos creo que en todos los partidos que jugamos de local, muchas veces antes de entrar incluso.

Bueno si quieren culpar a la policia haganlo....El problema esta mas arriba, osea segun su reflexion saquemos a la cana de los estadios y se soluciona todo....Esto es un circulo vicioso, donde cada sector involucrado es un eslabon necesario en una gran cadena de corrupcion.

El Comisario tiene que pagar por ser comisario, sabian? partiendo de esto, se tienen que preguntar a quien le tiene que garpar?, despues uds se piensan que esa platita va a salir del bolsillo del comisario? obviamente la respuesta es no, el comisario le va a pedir al jefe de calle que le traiga guita, y se piensan que el jefe de calle va a darsela de su bolsillo?, obviamente otra vez no, el jefe de calle le dice a sus vigis que les traiga plata, que tiene que juntar para el comisario y que este le tiene que juntar a quien lo designo como comisario y asi sucesivamente hasta llegar a la cabeza, entonces los vigis tienen que salir a transar para recaudar, osea la cana es el ultimo eslabon de la corrupcion, al pasar esto, como esperan que la cana sea honesta??? Hay que hacer mierda desde arriba hacia abajo y van a ver como las cosas se acomodan solitas, no solo abajo, porque las cabezan quedan...

Pero es un tema muy complicado, que contandolo asi pareciese que nada tiene que ver con un partido de futbol pero todo esta relacionado con todo

Editado por TupacAmaru

A mi lo que me rompe los huevos es que se victimize al barra diciendo "Era un chico que iba a ver a Lanus y no era quilombero". El tipo era barra y andaba metido en eso, si me decis que fue un tipo normal que justo fue a la popular, bueno, pero estos saben en donde se meten. Lo mismo paso con Acro, lo victimizan, y era un chorro, lisa y llanamente.

Lo de la policia, lamentable, pero que podes esperar, si son todos chorros, drogones, es asi, no hay que darle vueltas, hay muy pocos policias honestos. Pero no quiero caerle como dice Tupac de lleno a ellos, porq son mandados, es asi, es todo politica esto, las barras tienen poder politico hoy en dia, por eso tanta impunidad. Los jueces de 4ta que tenemos, jamas se comprometen, y se llenan los bolsillos con coimas que ni nos podemos llegar a imaginar. La demagogia en los discursos de los presidentes de los clubes me da mucha bronca, y ni hablar de la situacion de Indesingente, que por querer erradicarlos, se fue a la B (no solo por eso, obvio). Como puede ser que un hijo de Moyano hable mal de un tipo que quiso sacar a la barra y defienda a la mierda que esta metida en el club?

Y @alemutan a river no le clausuraron la cancha porq fue un ajuste de cuentas de la barra apañada por Passarella, o te crees que el Kai$er no sabe que paso?

Si tienen ganas de leer un poquito, se los dejo: ( es del año 2000, estos informes, solo cambia el precio nada mas de los operativos con la actualidad)

Los hilos secretos de la violencia

La nada pasional estadística no para de actualizar datos escalofriantes. Que el fútbol argentino y su entorno ya se cobraron 138 muertos (hoy, justamente, se cumplen 61 años de las dos primeras víctimas fatales, en un Lanús-Boca de 1939). Que, ante tamaña cantidad de crímenes, la Justicia apenas en 16 casos llegó a condenas, que recayeron sobre 33 personas. Que la gran mayoría de las canchas de la AFA son inseguras y propensas a incidentes. Que, en lo que va del 2000, al menos cuatro protagonistas —Luis Artime (ex Tigre), Julio Zamora (ex Platense), Adrián Barrionuevo (Comunicaciones) y Jorge López (ex DT de San Martín de Tucumán)— debieron cambiar de club o anunciar el retiro definitivo por amenazas o agresiones. Y que la perfecta ligazón de la trama barras bravas-políticos-dirigentes de clubes salta rápidamente a la vista y cada vez con mayor fuerza.

Los números, que no son otra cosa que las consecuencias de esta cada vez más trágica violencia, son irrefutables. El verdadero problema radica en profundizar en las estructuras para descubrir las causas que desencadenaron la locura actual del fútbol, donde la pelota está eximida de culpa y cargo.

Un juez, un fiscal o cualquier otro personaje "extraño" que quiera investigar el mundo y los submundos del fútbol va a chocar con el mismo problema que halló Clarín para realizar esta investigación especial: un círculo prácticamente inaccesible y lleno de "códigos" que se respetan a ultranza.

Así como la gente del fútbol sufre en carne propia el drama de la violencia, casi nadie se anima a hablar a micrófono abierto de las barras bravas, de los dirigentes que las mantienen, de ciertos políticos y gremialistas que las usan como fuerza de choque y de autoridades que no hacen nada de nada. Algunas veces no hablan por temor a que la ira de un poder violento recaiga sobre ellos. En otros casos, el silencio es aún más obligado: no tienen autoridad moral para tirar la primera piedra.

No hay primicia al decir que los barrabravas no son los únicos malos de la película: de ninguna manera ellos están solos contra el mundo. Al contrario, se codean con cada uno de los sectores que —paradójicamente— le dan vida al fútbol.

El jugador conoce al barrabrava, aunque jamás lo señala con el dedo. Sin sentirse cómplices, varios futbolistas confesaron darles plata a los barras. Ultimamente, lo reconocieron públicamente Roberto Trotta (River), Leonardo Mas (Estudiantes) y Walter Cáceres (Racing).

El dirigente, quizá porque allá por los años 60 empezó a cobijar al violento y después ya no supo bien qué hacer con él, tampoco lo acusa. Y como Judas a Jesús, es hasta capaz de negarlo tres veces. Entre otros presidentes, Mauricio Macri (Boca), Fernando Miele (San Lorenzo) y Camilo Scorpanitti (Excursionistas) repitieron: "En mi club no existen los barrabravas". Cabría preguntarse, entonces, quiénes agredieron a hinchas de Chacarita en un amistoso en la Bombonera, quiénes mataron al hincha de Huracán Ulises Fernández y quiénes ingresaron a la cancha de Excursionistas hace veinte días para atacar a los jugadores de Comunicaciones.

La Policía suele mirar para otro lado cuando los barras pasan cerca. La Justicia se ampara en que no tiene los elementos necesarios —llámense leyes o pruebas— para evitar la violencia en el fútbol.

"Basta, es hora de hacer algo" reza el discurso político cada vez que el tema se reinstala en la tapa de los diarios. En los últimos tiempos hubo algunas medidas, pero es evidente que resultaron insuficientes. En 1985, tras la muerte del chico Adrián Scaserra (hincha de Boca), se dictó la ley De la Rúa. En 1992, ante otro pico de violencia, se la endureció con la reforma de Ricardo Levene (h). En 1998, el juez Víctor Perrotta paró los torneos en reclamo de seguridad. Pero el fútbol y la violencia siguieron andando, cambiaron los gobiernos y todo continuó a medio hacer.

Hoy por hoy, es raro que un partido de cualquier divisional no aporte heridos o detenidos al largo listado de incidentes. ¿Quiénes, cómo y por qué provocan los disturbios? Para investigar en serio, muchas veces no queda más remedio que apagar el grabador y jurar reserva eterna de identidad. Recién ahí se empieza a penetrar en el hermético círculo del fútbol. Y empiezan a ser notorias cosas increíbles.

Clarín repasará en estos próximos días el origen de la violencia en el fútbol y contará cuándo y cómo los dirigentes de los clubes fueron construyendo y adoptando a estos grupos salvajes. Se intentará además revelar cuestiones inéditas sobre cómo es el funcionamiento de estas barras violentas que no sólo actúan en una cancha: a menudo —como se verá— son contratados por algunos políticos como mano de obra "pesada" para asegurar triunfos en elecciones gremiales, municipales o provinciales.

Esta tarde, en la Bombonera, once jugadores de Boca y once jugadores de River disputarán tres puntos más en el torneo Clausura. En las tribunas, la mayoría de los hinchas que pagaron su entrada alentará a su equipo. Pero otros, los violentos, también se darán cita. Se los conoce como "La 12" y "Los Borrachos del Tablón", acostumbran a actuar en conjunto y están muy bien entrenados. Sólo que el fútbol, como deporte en sí, ya no les importa demasiado. Y ante la pasividad y la complicidad generalizada, probablemente sigan dándoles de comer a las estadísticas.

El fantasma de la impunidad: sólo 33 condenados

La historia de la violencia en el fútbol argentino ya suma 138 muertes. Pero, en la mayoría de los casos, la Justicia no alcanzó a dictar sentencia condenatoria.

No es sólo el horror que provoca cada muerte. El otro drama es la impunidad: a las 138 víctimas del fútbol argentino, la Justicia respondió con condenas -recayeron en 33 personas- en apenas 16 casos. Los otros expedientes se cerraron como accidentes, terminaron con sobreseimientos o fracasaron a poco de abrirse.

Adrián Scaserra recibió un tiro mortal en la cancha de Independiente, en 1985, pero nunca nadie terminó de identificar al policía que le disparó. El único acusado por el crimen de Wally Rodríguez, doce años después, fue absuelto porque -entre otras razones- se tuvieron que anular parte de las pruebas. En la causa por la muerte de Ulises Fernández, el hincha de Huracán que se convirtió en la última víctima del siglo, hubo 101 imputados e idéntica cantidad de sobreseídos.

Un funcionario judicial a cargo de una de las investigaciones por muertes en las canchas ofreció una posible explicación. "Nos encontramos con una barrera de silencio. La gente que realmente vio lo que pasó, los compañeros de los hinchas involucrados, los dirigentes que conocen a los sospechosos... Nadie quiere aportar datos ciertos", confió a Clarín.

La Justicia empezó a hablar de barras bravas a fines de los años 60, al condenar por homicidio a los asesinos de un hincha de Racing llamado Héctor Souto. El juez porteño Jorge Moras Mom describió entonces con pelos y señales el funcionamiento aceitado del grupo.

Pasaron 25 años para que ese accionar se encuadrara en una figura más grave: la asociación ilícita, que no es otra cosa que un conjunto de personas que se dedica a cometer delitos. Eso dijeron de la barra de Boca las camaristas Isabel Poerio, Silvia Arauz y Elsa Moral. Y metieron presos a José Barritta -El Abuelo- y compañía, en el juicio por el homicidio de Walter Vallejos y Angel Delgado (de River).

En los 16 casos que la Justicia llegó a condenas también estuvieron comprendidos otros delitos. A los hinchas de Boca que lanzaron la bengala que atravesó la garganta de Roberto Basile (de Racing) los encontraron responsables del delito de homicidio culposo. Es decir que, para la Justicia, no tuvieron intención de matar.

El total de personas condenadas en esos 16 casos, como quedó dicho, es de 33. La sentencia que incluyó a más gente, además de la de Barritta, fue una de 1997 contra otros seis hinchas de Boca que habían matado a patadas a Osvaldo Bértolo, de Independiente. La Sala II de la Cámara del Crimen de Lomas de Zamora les impuso 8 años de cárcel por homicidio en riña.

El promedio de edad de todas las víctimas es de 25 años. Son 137 hombres y una mujer: Margarita Gaude, rosarina, de 66 años. En setiembre de 1991 viajaba en un colectivo de la línea 107, a metros de la cancha de Central, justo en medio de una pelea. Recibió una pedrada letal.

Las armas más usadas por los asesinos del fútbol son las de fuego. Sin contar a los muertos de la Puerta 12, el 46 por ciento murió a tiros. Esto incluye a las víctimas de la represión policial.

De esa manera se produjeron las dos primeras muertes, hace seis décadas, en la tribuna que la hinchada de Boca ocupaba en la cancha de Lanús. El último caso fatal de represión fue el de Sergio Filipello, un chico de Brown de Adrogué que recibió un balazo dentro de un tren. En el juicio oral por su muerte, el principal acusado es un guardia de una empresa de seguridad.

Barras: la oscura mano de obra de muchos políticos

Si no te dan una mano estos muchachos de las barras, es difícil que puedas ganar una elección". El que habla —bajo estricto pedido de reserva de identidad— no es un dirigente de fútbol: es un dirigente político. Y esa mano que menciona no es ni la vieja y querida "gauchada" ni tampoco la que se arregla con un chori y una Coca: es mano de obra violenta que los candidatos políticos contratan y pagan en épocas de elecciones.

Sí, los barrabravas modernos han convertido lo que alguna vez fue pasión por un club en una verdadera profesión. Que no requiere títulos oficiales, que tiene un alto grado de riesgo y que —en muchos casos— está bien remunerada. Entonces, los que el sábado o domingo son barrabravas futboleros, en la semana pasan a ser mercenarios que se venden al candidato que más pague. Poco les importa, en verdad, las cuestiones ideológicas: los muchachos hasta aprenden a cantar, aunque desentonada, la marchita del partido que los mande a llamar.

El hombre que está frente a Clarín tiene treinta y pico años, mucha cara de bueno y está dando sus primeros pasos en política. En 1999 fue precandidato a intendente de un importante municipio del Gran Buenos Aires y da a entender que, en la interna de su partido, aceptó la ayuda "interesada" de hinchas de un club de Ascenso de la zona. Pero su rival fue más lejos aún: alquiló el servicio de "Los Borrachos del Tablón", la barra de River. Este último, finalmente, ganó la interna.

Dicen que, por entonces, la pesada banda de River copó el distrito a cambio de unos 25 mil dólares: pintó paredes, pegó afiches, hizo flamear banderas y garantizó el orden en los actos del precandidato. Y, por sus contactos en las villas, el grupo de acción "arrimó" a las urnas miles de votos.

Según algunos punteros barriales, el profesionalismo con el que actuaron "Los Borrachos" asombró. Con una organización y una estrategia "militar" impecables, recuerdan que por las noches llegaban a trabajar en un colectivo y que siempre contaban con dos autos de apoyo. Una noche chocaron ambos sectores en una pintada: hubo un herido de arma blanca y un militante resultó baleado.

El hecho, según los entendidos, no es algo atípico: forma parte de las reglas de juego de la política contemporánea. Pasa en las elecciones de clubes y en las gremiales, municipales, provinciales o nacionales. Así no debe sorprender que, pegaditos a un candidato con pinta de santo, aparezcan barrabravas o ex barrabravas. El Gitano, un conocido "hincha" de Independiente, supo aparecer en las publicidades de TV que el ex gobernador Eduardo Duhalde hizo para su campaña presidencial.

¿Cómo se hace el contacto con las barras? A través de punteros zonales o de dirigentes políticos que están en los clubes: casi todos los equipos tienen algún dirigente que fue, es o quiere ser político. El gremialista y ex diputado Roberto Digón es vicepresidente de Boca. Al "metalúrgico" intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, se lo vincula con Estudiantes (BA). Los últimos presidentes de Racing —Juan De Stéfano, Osvaldo Otero y Daniel Lalín— ocuparon puestos en distintos gobiernos.

"Los dirigentes y los políticos se valen de las barras y las usan", afirma Miguel Angel Pierri, abogado de algunos integrantes de La 12. Lo cierto es que la angostísima calle que separaba la vereda del fútbol de la vereda política ya no existe: cada vez hay más lazos entre los sonrientes candidatos, los clubes y los violentos.

Por eso ningún rumor sorprende. Se dice que barras de Chicago y de River trabajaron juntos para el ex ministro Carlos Corach. Que un barra de Boca le cuidó la oficina a un radical mientras éste ayudaba al entonces accidentado ex presidente Raúl Alfonsín. Que Muchinga, un ex barra y ex bufetero de Chacarita, es ahora custodio de Armando Capriotti, vicepresidente del club y concejal de San Martín. Que, por exhibir la bandera "Scioli en el deporte", la barra de Boca recibió 2.000 pesos.

Lo declarado por Julio Grondona a la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados no suena ilógico: "¿Cuántos empleados hay en esta casa (por el Congreso) que pertenecen a las barras bravas?", se preguntó hace unos días el titular de la AFA. Tal vez se refería a barras de Defensores de Belgrano, Racing, Quilmes y Argentinos, entre otros equipos, que figurarían como empleados de la biblioteca o de la imprenta del Congreso, un edificio histórico al que sólo van los días 29.

La complicidad sale a la cancha

Hay mil y una anécdotas que demuestran la convivencia de jugadores, entrenadores, dirigentes y barrabravas en los clubes...

Ramón Díaz tenía una relación bárbara con "Los Borrachos del Tablón". Dirigentes antirramonistas lo acusaron de "comer asados con los barras y darles 20.000 pesos por cada mes". ¿Y el plantel de River? Para no hacerlo en el estadio Monumental, en octubre del 99 se reunió con la barra en el club Hípico. Los barras les agradecieron a los futbolistas que los hubiesen acompañado a llevar juguetes a un hospital y, ya que estaban, los jugadores les presentaron a los refuerzos.

En Boca, cuando la banda de El Abuelo (José Barritta) cayó presa, varios jugadores visitaron la cárcel más de una vez. Navarro Montoya, Walter Pico y compañía abrieron una canchita en General Paz y Beiró: el de Seguridad era El Gordo Cadena, un barra de Deportivo Morón, ahora detenido por robo. Hace unos días, José Hora cio Basualdo —¿acompañado por otro jugador?— fue a llevarle camisetas al juez Mariano González Palazzo: en la reunión hubo también un barrabrava, Rafael Di Zeo. Muchas veces, los jugadores y los técnicos conocen perfectamente a los barras.

El 30 de marzo, dos días antes de que Racing viajara para jugar contra Rosario Central, Diente, Rulo y otros cinco barrabravas pasaron por el estadio. "Vinieron a juntar plata para ir a Rosario", dijeron allegados. El DT Gustavo Costas salió del vestuario con una bolsa color naranja y se la entregó a una persona de seguridad. El custodio caminó hasta la calle Corbatta y les dio la bolsita a los hinchas. No se supo el contenido, pero... Muchas veces, los planteles se ven obligados a colaborar con la causa barrabrava.

El 27 de agosto del 95, el economista Miguel Angel Broda y el hombre-orquesta Moisés Ikonicoff hicieron gestiones en una comisaría tucumana para liberar a dos barrabravas de Atlanta detenidos antes del partido frente a Atlético. Broda reconoció: "Lo hice porque se les iba el avión". Pero no aclaró que esos barras —uno era el capo, Darío Collova, ahora detenido por estafas— se volvieron en colectivo. En el chárter de vuelta, los directivos contaron que debieron dejar en la comisaría gorritos y bufandas de Atlanta. Muchas veces, los dirigentes y/o políticos los sacan de apuro.

Vestido con una vieja camiseta de Central, el actor Federico Luppi debía orinar un paredón de la cancha de Newell''s. La escena de la película "Rosarigazinos" se filmaba en el Parque Independencia de Rosario. No pudo terminarse: cayó la barra brava de Newell''s, impidió la toma y "tomó prestados" los equipos de sonido. Muchas veces, los barras tienen impunidad para manejarse dentro y fuera de los clubes.

¿Quién se hacía cargo de la parrilla cuando el entonces presidente de Racing Daniel Lalín homenajeaba con asados en Canning a gente del ambiente del fútbol? El Tano, un miembro de la barra que anda de musculosa en cualquier época del año. Muchas veces, los dirigentes "adoptan" a los barras.

Hace unos años, Alvarado de Mar del Plata luchaba para entrar al Nacional B. Un día, en la Villa Marista, los jugadores estaban por almorzar. Pero llegaron diez barrabravas y, como venían de perder dos partidos seguidos, les sacaron los platos recién servidos y los dejaron sin comer. O sea, los barras deciden en los clubes qué está bien y qué está mal.

Una chica de 18 años se cansó de vivir con el barrabrava de Central Sergio Enriotti y lo mató. Corría el año 96 y, cuando la Policía hizo las investigaciones, encontró un cheque del club por 500 pesos. Estaba firmado por el presidente Víctor Vesco, el vicepresidente y el tesorero del club. Los dirigentes reconocieron que eran extorsionados y que la plata era para que los barras viajaran a Uruguay para un partido de Conmebol. Muchas veces, por amenazas o por lo que fuere, los dirigentes financian los viajes de las barras.

Antes era común darles a los violentos la concesión del buffet del club. Ahora se les encontró una nueva ocupación... Tocan Los Piojos en All Boys: los barras se encargan de la seguridad del recital. Los Redonditos de Ricota van a Racing y a River: las respectivas barras trabajan de custodios. Barrabravas de otros equipos destrozan la cancha de Atlanta mientras actúa La Renga: al otro día, la barra local —que no pudo evitar los desmanes— se encarga de las reparaciones. Festival de música heavy en Excursionistas: los patovicas del club reciben una paliza al querer propasarse con las chicas de los metaleros. Muchas veces, los dirigentes les dan trabajo a los barras. Y la protección de las instalaciones queda en manos de gente que no se lleva del todo bien con el orden y la paz.

Las canchas son campos de batalla

El fútbol argentino tiene de todo para albergar acción. Protagonistas que incitan a la violencia: ciertos jugadores, técnicos y árbitros. Público dispuesto a trenzarse con uñas, dientes o pistolas: los barrabravas. Autoridades que no ven cuando miran: algunos gobernantes, dirigentes, policías y jueces. Y, como si no alcanzara, tiene la escenografía ideal para improvisar campos de batalla: decenas de canchas inseguras, peligrosas y en pésimo estado que no hacen más que abrirle puertas a los incidentes.

Antes de hacer un paneo por los estadios de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, conviene hablar de la insólita geografía deportiva: en un radio de 10 kilómetros hay más de 30 canchas.

Así, mientras en los países del primer mundo se juega un partido por ciudad, acá la policía debe trazar auténticos mapas de guerra para que las barras -incluso las que van a distintas canchas- no se crucen entre sí. Las estadísticas policiales meten miedo: de los 17 estadios de Capital Federal, 14 registraron incidentes en los últimos seis meses. Y, desde enero del año pasado hasta ahora, hubo incidentes "de trascendencia" en 34 de las 49 canchas del Gran Buenos Aires.

Para la seguridad se consideran tres puntos básicos: 1) Infraestructura: la separación de las hinchadas y las boleterías; el estado de escalones, tablones y alambrados, y la ubicación de vestuarios. 2) Ubicación y accesos: cómo y por dónde llegan las hinchadas. 3) Antecedentes de la barras: según los archivos policiales, las más temibles son Boca, River, Racing, Chacarita, (Primera), Huracán, Chicago, Quilmes, Tigre, Morón, Platense, Temperley, All Boys, Defensa (B Nacional), Almirante Brown, Alem, Cambaceres, Colegiales, San Telmo (B), Midland, Dock Sud e Ituzaingó ©.

Lo que es seguro es que, por h o por b, ninguna cancha garantiza seguridad absoluta. A simple vista, se podría decir que el Monumental es seguro. Falso: por los reiterados pungueos en las populares o por la aparente zona liberada que la barra tiene sobre la avenida Lidoro Quinteros, es tan peligroso como cualquier otra cancha. "Acá es tan probable gritar un gol de Aimar como que te afanen en la puerta o en las tribunas", cuenta Paco, fana de River. Otro estadio con abundancia de robos es el de Independiente.

Vale agendar una frase del comisario bonaerense Mario Gallina: "Todas las canchas del Ascenso son inseguras". Otro dato que aporta el subcomisario Rubén Pérez, de la Dirección de Seguridad en el Deporte de la Provincia: "Ahora hay más internas entre las propias barras que entre las rivales. Y se dan adentro del estadio".

Cuando ambas hinchadas pasan por los mismos lugares... En Comunicaciones, la platea local y la popular visitante quedan a la distancia ideal para un buen piedrazo. En Flandria, están todos en la misma tribuna, separados por plateas. En Vélez, los "pesados" entran y salen por zonas distintas, pero muchas veces hinchas comunes chocan sobre Juan B. Justo.

Cuando hay facilidad para que los hinchas se muevan con libertad... En este caso, entran al césped o rodean los vestuarios. Adrián Barrionuevo y otros jugadores de Comunicaciones sufrieron en carne propia la indefensión. Fue en las Pascuas, en Excursionistas: cien hinchas entraron a la cancha para golpearlos. Algo similar le sucedió a Villa San Carlos cuando visitó a Comunicaciones en el 95. En Lamadrid, Atlas, Luján y San Carlos cualquier hincha fuera de control puede acceder con facilidad a los vestuarios.

Cuando las tribunas "se prestan" para arrojar cosas... En las bandejas inferiores de La Bombonera cualquiera está expuesto a que lo orinen o a que le tiren un caño, como el que mató a Saturnino Cabrera. En Vélez, Independiente, Estudiantes (LP) y en muchas canchas de Ascenso tiran explosivos o piedras al campo de juego.

Cuando hay pocas ventanillas y malos accesos... Además de ocurrir en canchas chicas, los inhumanos apretujones originados por la Policía Montada también pasan en River, Independiente y Ferro.

El Interior del país tampoco es un paraíso: las canchas de Belgrano, Instituto y Talleres son inseguras y hay muchos choques con la Policía: lo ideal es jugar en el estadio Córdoba. En Santa Fe y Rosario, la violencia suele aparecer a la salida.

Hablando de salida... Un consejo de los sufridos hinchas del Ascenso que siguen a su equipo fuera de casa: "Rajar en los 15 minutos que da la Policía para que la hinchada visitante salga antes que la local". Sino, dicen, "es mejor saber rezar".

La seguridad es un negocio

Si todos los hinchas fuesen buenitos; si cada uno alentara a su equipo sin provocar ni agredir a los demás; si llegaran y se fueran de las canchas ordenados y en paz; si nadie se metiera en problemas ni en disturbios... Si todo esto pasara —cosa que jamás va a ocurrir— muchos actores secundarios del fútbol perderían millones de pesos. La violencia en el fútbol les da de comer, entre otros, a policías, empresas de seguridad privada y fabricantes de alambrados, vallas de contención, techos de acrílico o mangas inflables. La seguridad, entonces, es un gran negocio para muchos.

Más allá de tener que reparar baños destrozados o reponer butacas que fueron arrojadas, a los clubes se les va muchísimo dinero en pagar operativos policiales. Para un partido de cualquier categoría de AFA, aproximadamente un 30 % de los efectivos los pone la Policía, o sea, el Estado: el restante 70 % lo debe pagar el club local.

¿Cuánto dinero mueve la seguridad del fútbol? La Policía Federal recibe 4.000.000 de pesos por año. La de la provincia de Buenos Aires recolecta casi 3.000.000. "Después de cuidar los bancos, el fútbol es el mejor negocio para la Policía", opina el ex presidente de Racing Daniel Lalín.

¿Cuánto "cuesta" cada policía? Depende de las horas que dure el operativo, pero habitualmente un agente de la Federal recibe 50 pesos por partido. Y uno de la Policía de la provincia, 25.

Para el policía de la esquina, ¿es negocio ir a trabajar a la cancha? Depende. Si el operativo dura muchas horas, si él es de la Bonaerense y encima trabaja lejos de la jurisdicción de la cancha, cobrar 25 pesos no le hace gracia. Para uno de la Federal, en cambio, es más negocio. "El fútbol es una bolsa de trabajo", confió un agente de Capital, aunque aclaró que "sólo me conviene yendo a la cancha como adicional, no como recargo de servicio. Me pagan —por cajero automático— si voy en calidad de adicional: si no, tengo que ir igual sin cobrar nada".

¿La Policía conoce a los hinchas violentos? Sí. Muchinga y otros barras de Chacarita metieron su auto —vidrios polarizados y sirena policial en el techo— entre los patrulleros y los micros de la hinchada y así, "en caravana de amigos", fueron hasta la Boca. Otro caso: apenas asumió, un comisario de la 24 fue "visitado" por los barras de Boca.

¿Están capacitados los policías para los espectáculos deportivos? La mayoría, no. Algunos van sin ganas, vienen de una guardia nocturna o están sin dormir. A veces no conocen ni la cancha. Ejemplo: uno de Azul que deba custodiar en Lanús.

¿Se dejan "zonas liberadas"? A veces se arreglan con la barra. Otras veces, esas zonas "sin policías" se dan cuando, llegada la hora, algunos agentes se desentienden del operativo y abandonan el lugar.

¿Los clubes están conformes con el servicio? No. Y se quejan de que a veces van menos policías de los que figuran por planilla. Mientras la Policía recalca que los operativos son baratos y que "extras" como los helicópteros no se facturan, Fernando Miele (San Lorenzo) es uno de los presidentes que sostiene que "son caros e ineficaces". Hay partidos, incluso, que recaudan menos de lo que se lleva la Policía. Vélez recaudó 14.290 pesos ante Unión y pagó 17.000. Ante Tristán Suárez, Alem pagó 1.860 pesos el operativo y vendió en boleterías apenas 249 (en estos casos, la AFA les tira un salvavidas a los clubes).

¿Qué "trampas" puede hacer un club para achicar gastos? No habilitar todas las tribunas e intentar en la semana reducir la cantidad de efectivos. ¿Cómo? La Policía indica que hacen falta 400 hombres y el club dice que sólo puede pagar 300. ¿Y los otros 100? Tienen que ir igual, aunque no cobran adicional. "O sea, se rajan apenas pueden", confió un dirigente. Otro recurso es disminuir las horas del operativo, como Deportivo Español, que más de una vez suspendió los partidos de Reserva.

¿Se usan más policías acá que en Europa? Quizá por la violencia de las barras argentinas, mientras un Barcelona-Real tiene 300 policías y un Inter-Milan, 600, acá un River-Boca "necesita" 1.000. Allá, los gastos son absorbidos por el Estado.

¿Cómo hace la Policía para tornarse "imprescindible"? A veces, permitiendo que cada tanto choquen las hinchadas y así se produzcan disturbios.

¿Qué dicen ante las críticas? Juan Carlos Azcuy, jefe de Eventos Públicos de la Federal, asegura que "nuestro gran escollo para combatir la violencia es la legislación. No tenemos elementos para detener a un hincha borracho o drogado. Es un problema cultural: nunca escuché a un dirigente que se proponga educar a sus hinchas".

¿Se oyen otras "excusas"? Una fuente policial deslizó: "A pesar de nuestros pedidos y recomendaciones, siempre se termina jugando a la hora y en la cancha que quiere Julio Grondona".

¿Existe algún interés en mejorar? Cuando en el 93 España ofreció becar con un curso sobre violencia en el fútbol a cien policías argentinos, la respuesta de las entonces autoridades fue: "¿Qué nos pueden enseñar esos gallegos a nosotros?"

Un barra revela todo con nombres y apellidos

Ni el tremendo sopapo que ligó de su padre lo hizo deponer la actitud. De chiquito, Daniel Alberto Ocampo —el Gitano— no tuvo mejor idea que gritar un gol de Independiente en medio de una familia boquense. Ahí, bajo la mesa adonde fue a parar por el impacto, encontró la causa para hacerse rebelde y la razón para andar por la vida hecho un diablo. El Gitano no sólo decidió ser de Independiente: su ¿pasión? sin límites lo llevó incluso a liderar la barra.

"Sí, soy barrabrava. Me siento un barrabrava y estoy muy orgulloso de serlo. Soy barrabrava en todos los aspectos y así me sentiré toda la vida", dice ante Clarín. Es apenas el principio. Está dispuesto a hablar de todo: en la hora y pico de charla, el Gitano no dejará títere con cabeza. Por más que el apellido en cuestión infunda mucho respeto, como el de Grondona.

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YO, EL GITANO

Antes de empezar, Daniel Ocampo —correntino, 51 años, fana de los Rolling Stones— pide aclarar tres cosas.

1) Que nadie lo confunda con el otro Gitano de la barra, un hincha canoso que suele sentarse en la platea. "Yo soy el Gitano: el otro es medio Figuretti. Bah, un salame".

2) Que por Independiente es capaz de todo, menos matar: "Siempre laburé: ahora soy tachero. No soy un delincuente, aunque sí violento. Viví en la calle, mi viejo me golpeaba y por eso soy picante: si pinta un combate, combato. Pero estoy en contra de la falopa y me duele ver morir hinchas".

3) Y que ya no es más jefe de la barra: "Estuve diez años. Me abrí de la jefatura cuando me cansé de tanta violencia. Nunca tuve un arma, pero vi disparar incluso a gente de mi grupo. Yo andaba siempre con una sevillana, pero sólo por las dudas: nunca la usé. Ahora sigo perteneciendo, voy a la popular y a veces viajo con ellos: aún me siento barrabrava".

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APRETADAS

"Apreté una sola vez a un jugador: a Clausen. Fui a pelearlo porque había hecho un gesto feo a la tribuna. Me rayé, pero después me hice amigo. Y terminó poniendo plata para los muchachos, como Villaverde, Enrique, Trossero, Killer.

—¿Y si un jugador no ponía plata?

—Mirá, ellos son peores que las minas: se sacan los ojos por el mejor auto o la mejor cadenita. Como hay muchos celos, eran ellos mismos los que nos decían quiénes no habían aportado. Nosotros tratábamos de persuadirlos: Villaverde se negó al principio, pero un día fui, le hablé y pum, sacó y me dio.

—Se sintió apretado.

—Seguro que se sintió apretado. El estaba solo y, atrás mío, había veinte monos.

—¿Apretar a los jugadores está bien?

—Yo nunca fui de apretar mal. Cuando un dirigente no me quería atender, al otro día iba con 30 barrabravas y aflojaba. No amenazábamos, pero metíamos miedo.

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ALIENTO COMPRADO

Según el Gitano Ocampo, hay jugadores que "compran" el aliento de la tribuna: "Una vez se lastimó Fossatti y Goyén atajó una barbaridad. En la semana me dio zapatillas y una campera y me pidió que el domingo cantara Goyén, Goyén. Empecé yo, me siguieron los 30 que estaban cerca y terminó toda la cancha". Y cuenta que hay técnicos que hacen lo mismo: "Iba a la casa de Pastoriza a pedirle guita. Pato mirá, pim, pim, estamos muertos: y nos daba. Hacíamos un asado y nos íbamos escabiados a la cancha".

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EL LAZO CON LOS DIRIGENTES

Palabra de barrabrava: "Los dirigentes nos daban las entradas y, a veces, plata. Además de los pibes de la hinchada, los que me hicieron sentir capo fueron ellos. Yo contrataba los micros y al club le pasaba el doble. Así, me hice una casa. Son terribles mentirosos los dirigentes".

—¿Usted se sentía apañado por ellos?

—¿Cómo? Guardábamos las banderas en el club. Es más: un dirigente le consiguió a un par de muchachos un trabajito como personal civil de la Fuerza Aérea.

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EL LIDERAZGO

Mientras fue el líder, asegura que a los pibes "nunca les faltó comida ni chupi. Pero jamás les compraba droga: eso era problema de ellos. Estuve en tiroteos, pero yo estaba en contra de las armas. Por eso le dejé la posta al Galleguito Pompei.

—¿Cómo era como jefe?

—Trataba de evitar los quilombos y de que nadie choreara. En toda barra hay diez tipos que secundan al jefe. Después está toda la banda. Para ser jefe, hay que ir al frente y pelear. Tuve muchas contravenciones, pero nunca caí en cana por afanar.

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LOS POLITICOS Y LAS BARRAS

—¿Le consta que algún político haya estado ligado a las barras?

—Que me acuerde ahora, Alberto Pierri, Luis Barrionuevo, Herminio Iglesias...

—En Independiente hay una bandera: "Camioneros: Moyano Conducción".

—Moyano tiene gente pesada en la popular. Esa bandera que está ahí me la dio Topper y ahora los pibes la luquearon, pero no me tiraron una moneda. ¿Luquear? Pedir plata, venderla: gratis jamás.

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MI FAMILIA

Ocampo se casó dos veces y se separó otras tantas. Tiene una hija fanática: "Si tuviera un varón no me jodería que fuese barra; sí que anduviese en la falopa.

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¿UN VIOLENTO ANTIVIOLENCIA?

De pronto, sorprende: "Soy violento, pero estoy en contra de la violencia. Pero los dirigentes y los políticos son tan hipócritas que jamás la van a parar. Yo quise armar la Casa del hincha y no me dieron bola".

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BERIZZO SE SALVO RASPANDO

La última frase del Gitano deja más tranquilo a Eduardo Berizzo, de River: "Si le hacía caso a mi viejo en hacerme bostero y veía cómo Berizzo puteó a la platea de Boca, me meto y lo cago a trompadas"

Editado por TupacAmaru

Yo tengo una imagen grabado a fuego cuando fui al monumental, y de la popular salio una bandera gigante de "Clarin miente" y Algo en alusion a Moreno. Que hijos de putas, se las hubiese prendido fuego con todos los barras envueltos. Los borrachos fueron lo peor que le paso a River, mas que Aguilar y Passarella....

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