Espartaco. La Revolución de los Esclavos

 

-Tenés que escaparte ¡ya!
-No, no creo que sea…
-¡Ya! Te buscan para matarte, ¿no lo entendés?

 

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Yo tenía un futuro glorioso. O eso creía. Me destaqué desde las divisones infantiles en mi querido Spartak. “Un pibe con futuro de crack”, decían. “El Maradona Ruso”… “el Cruyff del Spartak”… “el Mariscal Zukov del futbol”….

No soy un fanfarrón, pero es cierto que me destacaba por mi capacidad táctica. Y no puedo negar que tenía una pegada excelsa.

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Nací en la Unión Soviética. Soy comunista. Sí, dije soy. Me afilié al Partido porque creo en la idea. Y desde dentro critiqué todo lo que no tenía que ver con lo que nos enseñó Lenin. Y odié a Stalin y a Brezhnev. Stalin fue duro, muy duro. ¿Criminal? Sin dudas. No lo justifico, no sé si lo entiendo, pero sé que le tocó una época muy difícil: la Guerra Civil, la contrarrevolución, la Gran Guerra Patria. Había que ser duro. Pero no traicionar las ideas de Lenin. Y Stalin las traicionó. No creo que fuera necesario espiar al pueblo, crear campos de concentración. Eso no es socialismo.

Stalin creó una mentira para justificarse: el “Socialismo Real”. Pero Brezhnev fue el rey de la burocracia. Espionaje al pueblo y concesiones a la burocracia para mantener los privilegios de una élite. Y hundió a la URSS. Por corrupto e ineficiente. Y justificó las mentiras extranjeras sobre el socialismo al que llamaban “comunismo” (un poco difícil ser “un país comunista”: en el comunismo no hay estado), como si EEUU fuera una democracia cuando gobiernan los demócratas y una república cuando lo hacen los republicanos….

Luego vino el blandito de Gorbachov, con su glasnost no tan transparente como quiso (o dijo). Tan blandito que le abrió las puertas al más corrupto, al más bruto. A un hombre que pretendió acabar con el “comunismo” siendo que él mismo había sido un burócrata que construyó en Butka, una aldea casi, un edificio de 25 pisos para el Partido que manejaba con mano de hierro y bolsillos receptivos. Hablo del repugnante Boris Yeltsin.

Y sí. SOY comunista a pesar de todo eso. ¿Acaso Roosevelt renunció a las ideas del capitalismo por los asesinatos del Terror de la Revolución Francesa, por el criminal Robespierre o por el genocidio que produjo en Inglaterra la Revolución Industrial de 1880? Él no lo hizo y yo, que no soy Roosevelt ni mucho menos, tampoco renuncio a mis ideas.

Y ahora ocurre que me persiguen por ser comunista. Las bandas armadas de la mafia rusa, que vivía de la corrupción burocrática con Brezhnev, que le torció el brazo a Gorbachov, que se atiborró de riquezas con Yeltsin, quiere gobernar al país desde las sombras, como antes lo hacía la burocracia. Y yo molesto. Soy una figura internacional, capitán de la Selección Soviética (sí, ahora sólo Rusa, ya lo sé) y hombre con principios y con ideas. Rechacé millones de dólares porque no quiero ensuciar mi medalla de “Héroe de la Unión Soviética” y me quedé en mi Spartak. Y puedo decir lo que quiera. Porque el pueblo me escucha y me cree. Y porque saben que me expuse a las purgas de “Leonid el Burócrata” por criticar y por pedir que el Partido volviese a ser el Partido de Lenin. A Yeltsin le resulto muy molesto. Y a la mafia, por lo tanto, también.

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Debí dejar el futbol antes de tiempo, y debí dejar a la Madre Rusia con llanto en los ojos. Debí dejar a mi amada Anna, mi novia secreta. Secreta para cuidarla. Por suerte dentro de la tenebrosa KGB (como se llame ahora) también había gente que creía en las ideas y que se mantuvo allí para cuidar gente, arriesgando sus propias vidas, y varios de ellos son amigos y guardaron el secreto. Y me consiguieron un plan de huida y un escondite seguro y un nuevo nombre y una nueva historia en Suecia. Y cuidan de mi querida Anna sin que ella lo sepa....

Sin que ella lo sepa, es también decir que Anna cree que la abandoné....

Son muchos sacrificios los que debe hacer un revolucionario. Aún en épocas donde hablar de revolución mueve a risa.

Mi medalla de Héroe de la Unión Soviética y la de mi padre, ganada durante la Gran Guerra Patria

Mi medalla de Héroe del Trabajo Socialista

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Mi nombre es Dimitri Ushakov, tengo 48 años. Un día fui la gran esperanza futbolística y Héroe de la Unión Soviética. Otro día tuve que abandonar todo precipitadamente para salvar mi vida y la de una mujer.

Hoy puedo retornar a la Madre Rusia, a mi Moscú añorada y a mi Spartak de Moscú. Hoy como entrenador.

Vengo a recuperar las glorias pasadas del Spartak y a soñar con volver a las glorias pasadas de mi patria.

Editado Marzo 13, 20169 años por KokoKevin
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Rusia, comunismo y Fútbol.

Esto tiene muy buena pinta, me sumo y guardo asiento. 

Voy acomodando el culito para seguir esto que pinta ser una obra de arte.

Yo quiero saber más de Anna, porque me la imagino como Sharapova (las rusitas me vuelan los pelos)

Excelente inicio compañero e interesante reto el que te propones con la vieja gloria soviética que no pasa precisamente por su mejor momento. Estaremos atentos a vér cómo se desarrolla esto, en cómo ese orgullo comunista y de ideales condenados al ostracismo sobrevive aún en un fútbol dominado por la oligarquía y los petrodólares.

Volveremos a ser el equipo del pueblo?

Queremos un once plagado de soviéticos!