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Paseando por aquellas calles sentía latente el recuerdo dorado de su infancia. Sonó, como un eco lejano, la voz de su madre haciéndole un reproche: ¡Oli, sal a la calle a jugar con tus amigos! Y es que se pasaba las horas libres cortando el césped del jardín de su casa.

Llegaba a su mente la imagen de aquel pequeño niño de seis años corriendo con un balón en los pies. Un buen día su querido abuelo le espetó: Toma, Oliver, el uniforme completo de Sepp Maier es para ti. No podía defraudar a su abuelo. Se puso por primera vez en la portería y jamás salió de allí. Fue tal la emoción que tuvo por ese regalo y el desmesurado amor que sentía por el fútbol, que decidió adoptar también el afán de perfeccionismo y la sobriedad que tan distintivos fueron en la carrera de aquel mítico guardameta de los años 70.

Con siete años ya era portero en las categorías inferiores del Karlsruhe. ¡Mira, abuelo, tu querido nieto defiende la portería de nuestra tierra! Algún día defenderé la del Bayern, como Sepp Maier. Pienso trabajar duro hasta conseguirlo.

¡Qué bellos recuerdos tengo de esta ciudad!” –se dijo para sí mismo. “Mi debut en noviembre de 1987, aquella remontada en nuestro campo cuando le endosamos 7-0 a todo un Valencia en 1993 y llegamos a semifinales de la Copa de la UEFA…”

Pero la ciudad de Karlsruhe hacía mucho tiempo que había dejado de sonreír. La decimoquinta posición en la temporada 2010/2011 en la Bundesliga 2 le había hecho coquetear demasiado con el descenso.

Ingo Wellenreuther, presidente del club, necesitaba dar un golpe de efecto si no quería ver a su equipo naufragando en el proceloso mar del olvido. Buscaba un acicate para volver a ilusionar a una decaída afición. Habló con el tocayo de nuestro protagonista, el director deportivo Oliver Kreuzer:

-A veces siento miedo viendo asomar los fantasmas de la Dritte Liga, Oliver. Sueño con que este club esté luchando codo con codo contra los grandes en el futuro, pero este anhelo se difumina poco a poco. No quiero ser recordado como el presidente de un equipo venido a menos. ¿Qué podemos hacer para tratar de devolver la ilusión a nuestros aficionados?

-Bueno, presidente. Creo que debemos tener mucha paciencia. Lo primero es asentar al equipo en la segunda categoría e ir creciendo poco a poco. Ya verá cómo su sueño se acaba cumpliendo.

-Pero necesito un regalo para la afición. Alguien que sirva como estandarte para que nuestros seguidores recuperen la fe y la creencia en este equipo.

-Quizás, presidente, si convenciéramos a un antiguo ídolo tendríamos a la gente contenta. Aunque, ¿quién podría ser? Mmmm… ¿qué le parece Oliver Kahn? Sé que tiene carné de entrenador y una personalidad arrolladora y carismática.

-¡Qué buena idea! Herr Kahn…, ¿cómo no se me había ocurrido antes? Voy a llamarle y trataré de convencerle. Si acepta mi propuesta te subiré el sueldo, Oliver Kreuzer.

-No me vendría nada mal, presidente (esbozando una gran sonrisa).

Y aquel hosco ex -guardameta decidió regresar a la ciudad que le vio nacer. Cesó en su trabajo de comentarista de partidos de la selección alemana y volvió a su cuna.

“Me encuentro a punto de comenzar una nueva andadura ante un reto muy complicado”, divagó durante un instante Kahn. “¿Y qué? Mi tenaz perseverancia, mi incansable dedicación, mi férrea disciplina y el amor y la pasión que tengo por el fútbol me hacen luchar contra cualquier obstáculo. No hay que rendirse nunca”.

Y ambos, Oliver Kahn y su incólume seguridad, regresaban de mayores a su hogar de antaño dejando atrás, cual bandadas de blancas mariposas, los plácidos recuerdos de la infancia.

                                                                                                                           

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                                                                                                                            Oliver Kahn, tan pequeño, ya tenía figura de portero

¡Hola compañero!

Encantado de verte de nuevo en la selección: ¡a ver si por fin continuamos un reto! Si es que todas las propuestas que planteas son geniales, únicamente necesitas decidirte por una y ya verás que con el tiempo todo va rodado ;) 

En este caso volvemos a nuestra querida Alemania para dirigir al KSC, club que últimamente viene intentando el ascenso a la élite alemana pero no lo termina de cuajar. Veremos si el ídolo Kahn será capaz de darle ese impulso extra con su exuberante y carismática personalidad. Yo, si fuera mi entrenador, la verdad es que viviría un poco acojonado y daría seguro lo mejor de mí mismo xD

¡Saludos! 

  • Autor

@karma23: ¿Qué tal, compañero? Aquí regreso con nuevas fuerzas para tratar de plasmar esta nueva aventura, esta vez con Oliver Kahn como protagonista. Ahora solo falta, como bien dices, que con el tiempo todo vaya rodado :)

La verdad es que añoraba Alemania, nuestra tierra fetiche xD. Me gustan los grandes retos y este de Kahn será complicado. Viene a entrenar a un equipo que estuvo a punto de descender a la Dritte Liga para mentalizarlos de que pueden hacer grandes cosas. !Cuánta razón tienes en que siendo jugadores entrenados por Kahn hay que dar el máximo! !O eso o te come! :D

!Gracias por tu comentario y sé más que bienvenido a la historia! !Saludos! ;)

  • Autor

                              Liderazgo y carácter garantizados

Figura en la historia de Alemania como el tercer futbolista con más partidos: 558. Era el líder del vestuario, la sombra del entrenador en un terreno de juego, polémico, agresivo y serio. Para él no hay nada como tratar de rendir al máximo.

En 1990 se hizo titular en la portería del Karlsruhe tras tres años en el primer equipo. Tenía 21 años. Tan solo cuatro años después alcanzó las semifinales de la UEFA 1993/94 y logró ser convocado para el Mundial de Estados Unidos como tercer portero, aunque no disputó ningún partido.

En 1994 lo ficha el todopoderoso Bayern München para permanecer catorce años hasta su retirada en 2008. Su palmarés en el equipo es envidiable: 8 Bundesligas, 6 copas de Alemania, 6 copas de la Liga, 1 copa de la UEFA, 1 Champions League y 1 Intercontinental. A nivel personal, fue cuatro veces nombrado mejor portero de Europa y Balón de Bronce en 2001 y 2002.

No hay mejor halago que el que le dedicara Harald Schumacher, el mítico guardameta alemán de los 80: Kahn es el portero perfecto para cualquier equipo. Tenía la agilidad de un león y grandes reflejos, una seguridad y una confianza en sí mismo imbatibles y raras veces se alejaba de su línea de meta. Su gran carácter lo mismo le servía para insuflar ánimos y garra a su equipo que para enfrentarse contra los rivales. Pero también era capaz de consolar al adversario, como ocurrió en aquella final de Champions frente al Valencia en la que detuvo tres penaltis y fue a levantar a un “roto” Santiago Cañizares; o en su último año a Abbondanzieri en aquel EuroGetafe  de Michael Laudrup que se vio apeado de los cuartos de final de la Copa de la UEFA en 2008.

Oliver Kahn se granjeó para siempre el odio de la afición madridista por sus enfrentamientos con los jugadores en el campo y por calentar los partidos. Su gran carácter y seguridad le llevó a ser capaz de retar al Real Madrid antes de un enfrentamiento en todo un Santiago Bernabéu, afirmando que no serían capaces de batirle. Y a punto estuvo de conseguirlo. Fue visto como una provocación, pero él mismo era capaz de sostener toda la presión rival para que focalizaran la atención en él. Su fuerza mental es arrolladora. No solo le ha acompañado siempre cierta hosquedad, un fuerte carácter, su agresividad y su liderazgo. Era también un gran compañero en el vestuario y procuraba sacar siempre lo mejor de su equipo.

Con la llegada del mítico guardameta al banquillo del Karlsruhe la afición ha vuelto a ilusionarse. Los seguidores consideran que tiene todo para lograr que su equipo crezca poco a poco, a pesar de su inexperiencia por ser la primera vez que asume semejante cargo. ¿Será capaz de mejorar al equipo de su tierra o su inexperiencia le pasará factura? Solamente el futuro podrá contestar a esa pregunta.

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                                                                                            Oliver Kahn con su característica melena en el Karlsruhe

Nota a los lectores: Ante la expectativa generada por su fichaje, mañana será convocada la rueda de prensa de su presentación oficial. Si queréis participar, podéis dejar alguna pregunta para que sea respondida por el propio Oliver Kahn ;)

  • Autor

Su semblante dejaba traslucir la huella de su carácter, pero sus sonrisas eran fiel reflejo de encontrarse feliz por su vuelta al mundo del fútbol. Ingo Wellenreuther, presidente del club, no dejaba de elogiarle y se perdía en largas frases, vaticinando que el club mejoraría con su llegada. Oliver Kahn esperaba con cierta impaciencia su turno. Seguro que deseaba acabar lo más pronto posible.

-Buenas tardes, Herr Kahn. Regresa a la tierra que le vio nacer  y al equipo en el que se formó. Afronta su primer reto en los banquillos y el Karlsruhe está en una situación delicada. ¿Confía en ser la persona adecuada que pueda hacer crecer al equipo? ¿No cree que su inexperiencia como entrenador pueda pasarle factura?

-Me he dedicado a este bello deporte profesionalmente durante veinte años. Me he formado en este club y me lo ha dado todo. Conozco muy bien esta casa. Amo tanto el fútbol y le tengo tanto respeto a la figura de entrenador, que por nada del mundo me sentaría en un banquillo si no me sintiera preparado para dar el salto. Más allá de los resultados, procuré siempre darlo todo en cada partido. Es lo que pienso hacer como entrenador y trataré de que se convierta en la seña de identidad del equipo. Los únicos que podrán juzgar si soy la persona adecuada o no son los resultados. Ahora piense por un segundo si al hacer este tipo de preguntas es usted un periodista con experiencia.

- ¿Piensa hacer una gran revolución en el equipo o apostará por el bloque?

-Haré algunas incorporaciones para tratar de reforzar al equipo, pero no será una revolución. Solamente algunos jugadores que puedan contribuir al crecimiento del club.

-La situación económica del Karlsruhe para fichar no es muy buena. ¿Piensa incorporar a algún jugador cedido?

-Aún no lo sé. Barajaré distintas opciones. Una cesión podría ser una alternativa.

-¿Qué objetivos se marca con el club a largo plazo?

-En primer lugar, que vuelva a estar en la Bundesliga, que es el lugar que se merece. En segundo lugar, que se mantenga a largo plazo en la máxima categoría. No puedo prometer títulos, pero su carácter será siempre competitivo.

-Imagino, Herr Kahn, que este es un día muy feliz en su vida por firmar por un club que lleva en su corazón. El otro, sin ninguna duda, es el Bayern München. ¿Sueña con entrenar algún día al equipo con el que obtuvo tantos títulos como portero?

-Hay dos formas de llegar a un club grande: o ganando muchos títulos que te avalen o conociendo muy bien la casa y que apuesten por ti. Conozco muy bien la casa por todos los años que pasé allí. Es muy difícil poder entrenar a un equipo top. No es mi ambición. Si uno tiene la ambición al comenzar su carrera de manager de entrenar un día a un grande y a los diez años, por ejemplo, por haberlo hecho muy bien lo consigues, si en tu primer año no logras ningún título, cambian de entrenador porque no has logrado nada. Has tenido diez años mentalizándote para llegar y a los diez meses estás fuera. No puedes vivir así. Una de las cosas que me ha enseñado el fútbol es a no planificar a largo plazo.

-¿Cuál va a ser su planteamiento táctico?

-El equipo sabrá amoldarse perfectamente tanto a tácticas ofensivas, de control y a la contra. Sabrá defender, jugar de forma directa y al toque. Es necesario asimilarlo todo para poder crecer. En función de mis jugadores, tengo varias tácticas pensadas que no voy a desvelar. Más importante que la táctica es que mis jugadores tengan un buen estado de ánimo. Hay que amar siempre lo que uno hace y rendir al máximo.

-Usted fue conocido siempre por su gran carácter. Ahora como entrenador, ¿no cree que alguno de sus jugadores podrá llegar a sentir miedo de sus broncas?

-En el fútbol es muy necesario el carácter y la disciplina. Un equipo no puede dormirse en los laureles y tiene que ser siempre competitivo, más allá de los resultados. Permito que mi equipo pierda, por supuesto, pero dándolo todo. En mi mentalidad no está abroncar al equipo en cada momento. Lo que pretendo es que mis jugadores amen lo que hacen, que haya un buen espíritu de equipo en el vestuario, que luchen hasta el final y que sean altamente competitivos. Esfuerzo, sacrificio y disciplina. Esas son las claves. Si veo que algo de todo esto no funciona, por supuesto que en momentos puntuales habrá una reprimenda por mi parte. Pero lo más importante es que lo den todo.

-No se puede negar que su llegada ha llenado de ilusión a la afición. Esta última temporada, el Karlsruhe ha sufrido mucho y ha estado a punto de descender. ¿Siente la presión en sus hombros de tantos seguidores que confían en usted?

-No podría vivir con presión ni disfrutar de este bello deporte si sintiera esa presión. Para mí, sentirme arropado por los aficionados es un gran estímulo que me anima más si cabe a trabajar duro. Quiero que los seguidores disfruten esta nueva temporada con el equipo y luchar todos para estar lejos del descenso.

-A nivel personal, Herr Kahn, ¿se ha imaginado logrando el ascenso a la Bundesliga en su primer año?

-Como le dije antes a un compañero suyo, el fútbol me ha enseñado a no planificar a largo plazo. Es mejor mirar mes a mes. Nuestro principal objetivo es acabar en la tabla media. Hay que ir creciendo poco a poco.

Con esta pregunta finaliza la rueda de prensa. Hay distintas opiniones entre los periodistas. Algunos afirman que puede cambiar la trayectoria del equipo y otros no están seguros de si su fuerte personalidad podrá ligar con la personalidad de los jugadores y llevarlos finalmente al éxito. Lo que sí es cierto es que la ilusión ha hecho mella de nuevo entre los aficionados.

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                                                                                                 Oliver Kahn momentos antes de su presentación oficial                

 

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