Es muy común creer que cuando se creó el estado de Israel todos los árabes fuimos expulsados para crear una nación puramente judía. En realidad, al terminar la primera guerra árabe-israelí,quedaron en Israel 156.000 árabes que adoptaron la ciudadanía israelí, y hasta 1966 estuvimos sometidos a un régimen cuasimarcial, por el que se nos dificultaba la libertad de movimientos. Y aún así pudimos presentar candidatos en las primeras elecciones del nuevo país y lograr representación. Hoy los árabes israelíes rondamos entre el millón y medio y los dos millones de habitantes, lo que nos convierte en más de una quinta parte de la población, y estamos logrando llegar, poco a poco, a todos los estamentos del país. Sin duda, ser árabe aquí es una existencia llena de contrastes. ya que si por un lado somos el único país de Oriente Medio donde pueden votar la mujeres y donde los LGTB pueden vivir su sexualidad sin peligro, por el otro sufrimos padecemos discriminación, unos indices de pobreza y desempleo mayores que los judios y un creciente racismo. Sin embargo, nunca nos hemos rendido y seguiremos peleando por reivindicar nuestra identidad y nuestra cultura en todos los ámbitos. Y el fútbol es uno de ellos.
En Israel cada ciudad tiene su Hapoel y su Maccabi. Hapoel quiere decir ‘obrero’ y son los clubes fundados por movimientos de izquierda. Los Maccabi son clubes relacionados con el sionismo más conservador. Y luego tenemos al Beitar, el equipo de la ultraderecha. El Hapoel Bnei Sakhnin, como todo Hapoel, viste de rojo y fue fundado por militantes de izquierda. Aunque con una diferencia. Este club es el principal club de la una ciudad del estado de Israel con mayoría árabe. El Hapoel Bnei Sakhnin es el principal club de los árabes israelíes. Desde que logramos ascender primera división nunca lo tuvimos fácil, luchando por la permanencia, sobreviviendo muchas veces gracias a las aportaciones económicas de personas o grupos que ven en el equipo un símbolo. Por ejemplo, la reforma del estadio se sufragó gracias a la aportación del gobierno de Catar, razón por la que ahora el campo se llama Doha Stadium. Y eso sin mencionar, los constantes altercados con los ultras más intolerantes del fútbol israelí y en especial con los del Beitar Jerusalén, que se jactan de ser la afición más racista del país.
En 2004, dimos la sorpresa ganando la Copa de Israel, logrando participar por primera vez en competiciones europeas. El equipo jugó la UEFA, siendo eliminados por el Newcastle. También hemos jugado la Intertoto (contra el Deportivo) y pasito a pasito logramos asentarnos en la élite, convertidos en símbolo de orgullo para nuestra gente. Y eso sin olvidar esa maravillosa humillación que infringimos a nuestros archienemigos del Beitar endosándoles un 4-0. Qué deleite y qué maravilla verles estallar de rabia e impotencia