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National Sports Center - Wikipedia

Llegamos al National Sports Center en Blaine, Minnesota, con dos horas de anticipación. El autobús se detuvo, y mientras los jugadores bajaban, pude sentir la mezcla de nervios y emoción en el ambiente. Era el primer partido de este nuevo ciclo y, aunque era un amistoso, para nosotros significaba mucho más. Representaba el inicio de una nueva era, una donde establecíamos nuestra identidad futbolística.

En el vestuario, el ruido era mínimo. Los chicos estaban concentrados, algunos sentados con los auriculares puestos, otros estirando o revisando detalles en la pizarra táctica. Me coloqué al frente y tomé un marcador, dispuesto a repasar una última vez nuestra estrategia.

—Hoy no hay misterios, muchachos. Vamos a salir a jugar con la identidad que hemos estado trabajando desde el primer día. El objetivo es claro: manejar el balón, ser rápidos en las transiciones y mantener la intensidad en la presión. Vamos con nuestro once inicial y a demostrar lo que somos capaces de hacer.

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Desplegué la alineación en la pizarra: Shay Locklear en la portería, Tahir Reid-Brown y Sawyer Jura como laterales, y la dupla de Davi Alexandre y Noskhi Banks en la zaga central. En el medio campo, Isaiah Jones sería el mediocentro encargado de recuperar y distribuir, con Stiven Jiménez como el todoterreno y Máximo Carrizo en el papel de diez creativo. Adelante, la delantera estaba formada por Keyrol Figueroa a la izquierda, Bajung Darboe a la derecha, y Zavier Gozo como delantero centro.

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—Australia no será un rival fácil. Ellos también querrán imponer su estilo. Estén atentos a Adrian Lebib, su mejor jugador. Va a ser crucial que mantengamos la calma y ejecutemos nuestra presión alta sin desesperarnos.

Los jugadores asintieron con determinación. Sabíamos que el desafío no sería sencillo, pero estábamos listos para afrontarlo.

Salimos al campo para el calentamiento. El estadio no estaba lleno, pero la atmósfera era vibrante. Los chicos se movían con agilidad, y a medida que los minutos pasaban, notaba la confianza en sus rostros. Volvimos al vestuario para la charla final, donde reforcé la idea de que lo más importante hoy era cumplir con nuestra propuesta.


 

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Cuando comenzó el partido, manejamos el encuentro a nuestro antojo. Desde el primer minuto, tomamos el control del balón y comenzamos a generar oportunidades. Australia intentaba presionarnos, pero nuestra movilidad y juego corto los desarticulaba. Jones era una roca en el mediocentro, recuperando balones con inteligencia y dándoles salida rápidamente. Carrizo y Jiménez conectaban bien, alternando entre ellos para encontrar espacios.

La primera mitad pasó con nosotros dominando, pero sin poder concretar. Sabíamos que debíamos mantener el ritmo.

En el minuto 53, el momento llegó. Máximo Carrizo tomó el balón y, tras una impresionante jugada individual, dejó a Zavier Gozo cara a cara con el portero australiano. Zavier no dudó; con un toque preciso, envió el balón al fondo de la red. El primer gol había llegado, y la emoción en el banquillo era palpable.

Sin embargo, la alegría duró poco. Un minuto después, en un momento de distracción, Banks cometió un error que permitió a Crawford aprovechar y marcar el empate. Fue un golpe inesperado, pero no nos desanimó.

Reagrupamos rápidamente, manteniendo nuestra estrategia y ritmo. Seguimos creando oportunidades, con Figueroa y Darboe buscando constantemente romper la defensa australiana. Pero el desempate se resistía. Fue hasta el minuto 73 cuando ocurrió el punto de inflexión. Gozo, nuevamente en una posición peligrosa dentro del área, fue derribado. El árbitro no dudó y señaló el punto de penalti.

Stiven, es tuyo —le dije, y Jiménez, con determinación, colocó el balón en el punto. Con un disparo firme y colocado, el balón superó al portero australiano y nos puso 2-1 arriba.

El banquillo estalló en aplausos y gritos de ánimo. A partir de ahí, controlamos el partido. A pesar de algunos intentos de Australia, nuestra defensa se mantuvo sólida, y Jones seguía liderando desde el medio campo.

El pitido final llegó, y con él, nuestra primera victoria. No solo era el resultado, sino la forma en que habíamos jugado. Nos quedaba claro que Zavier Gozo era un buen nueve referencia, mostrando inteligencia y astucia en el área. El mediocampo funcionó como un engranaje casi perfecto, especialmente con la conexión entre Carrizo y Jiménez. Sin embargo, me gustaría ver más involucrados a los laterales y extremos en el juego ofensivo. Podrían haber creado más peligro si hubieran sido más agresivos en sus subidas.

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Dejamos el vestuario con una sensación de satisfacción, pero también conscientes de que había mucho por mejorar. Volvimos al hotel, donde nos concentraríamos para el siguiente desafío: Venezuela. Este era solo el comienzo, pero qué buen comienzo había sido.

Not only did Santiago make his debut as manager. The guy who was often labeled as "Just One More" made his debut.

No solo debuto como manager Santiago. Debuto el chico que fue catalogado mucchas veces como "Solo Uno Mas"

 

"Venezuela" - Coming soon...

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Editado por OnlyfootballFC

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Archivo:Cielo Nublado.jpg - Wikipedia, la enciclopedia libre

Llego temprano al estadio para el segundo partido de esta fecha FIFA, esta vez frente a Venezuela. Es un día fresco, con una ligera brisa que parece presagiar algo bueno. Mientras camino hacia los vestuarios, noto el ambiente positivo entre los jugadores. Se sienten las ganas de cerrar esta fecha con dos victorias. La energía es contagiosa. Todos están enfocados y con la mente puesta en reforzar nuestra identidad como equipo.

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Reunimos a todos en el vestuario, y repaso rápidamente la alineación del día. Hoy saldremos con Giorgio de Marzi en el arco. Un chico con gran potencial y hambre de demostrar. La zaga estará formada por Davi Alexandre y Ricardo Chávez como centrales, mientras que Tahir Reid-Brown y Aiden Harangi serán nuestros laterales. En el medio campo, veremos a Michael Sawicki como el mediocentro defensivo, Stiven Jiménez nuevamente como el todoterreno, y Taha Habroune como el encargado de la creación. Para el ataque, contaremos con Nimfasha Berchimas y CJ Olney por las bandas, y Keyrol Figueroa como el delantero centro.

Antes de salir al campo, doy unas palabras al equipo.

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—Venezuela no es un rival que podamos subestimar. Tienen nombres de peso como Jesús Martínez, Giovanny Sequera, y Gustavo Lozano. Sabemos que son peligrosos, pero lo importante hoy es mantenernos fieles a nuestro estilo. No nos dejemos intimidar, juguemos nuestro fútbol.

Los chicos asienten y noto la determinación en sus ojos. Salimos al campo listos para enfrentar lo que venga.

notaba la confianza en sus rostros. Volvimos al vestuario para la charla final, donde reforcé la idea de que lo más importante hoy era cumplir con nuestra propuesta.

notaba la confianza en sus rostros. Volvimos al vestuario para la charla final, donde reforcé la idea de que lo más importante hoy era cumplir con nuestra propuesta.


 

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El partido comienza y, desde el minuto 1, noto algo diferente. Nos sentimos incómodos. No sirve de nada buscar excusas, pero puedo ver que la falta de jugadores con mayor capacidad física nos está costando. Venezuela, sabiendo de sus fortalezas, nos presiona alto y juega con mucha intensidad. Nos cuesta encontrar nuestro ritmo.

Aun así, logramos mantener cierta posesión y control durante el primer tiempo. Creamos algunas oportunidades, pero nada realmente claro. A pesar de no sentirnos cómodos, dominamos la pelota y parecíamos tener el partido en nuestras manos. Pero, en nuestro momento más ilusionante, un error en transición nos costó caro. Venezuela aprovechó un contragolpe bien ejecutado y Manrique se escapó por el centro para marcar. Nos fuimos al descanso con un 0-1 en contra que, honestamente, nos cayó como un balde de agua fría.

En el vestuario, intento levantar el ánimo de los jugadores.

—Muchachos, esto todavía no se ha terminado. Tenemos que ser más rápidos en los cambios de juego y encontrar espacios para aprovechar nuestra velocidad por las bandas. Venezuela está fuerte, pero no podemos dejar que nos controlen.

Entramos al segundo tiempo buscando cambiar la dinámica, pero el partido se volvió un juego aburrido y trabado en el medio campo. No encontramos los espacios y, cuando los creamos, Venezuela se cerraba bien. Ellos defendieron su ventaja con uñas y dientes. Nuestra falta de contundencia y precisión nos pesó, y el tiempo se nos fue escapando. El partido terminó con nuestra primera derrota, 0-1.

Es una sensación amarga, pero también una lección. Me quedo con nombres que destacaron como Davi Alexandre, que estuvo sólido y seguro en la defensa; David Madrigal, que mostró un espíritu incansable en el lateral; y Máximo Carrizo, que, a pesar de todo, fue nuestro motor creativo. Estos son los jugadores que necesitamos como base para construir.

Después del partido, llamo a todos al vestuario. El ambiente es de decepción, pero intento transformar eso en motivación.

—Esto es solo el comienzo. Hoy no fue nuestro mejor partido, pero eso no define quiénes somos. Aprendamos de esto. Lo más importante es que sigamos trabajando en nuestra identidad y en mejorar cada día. Gracias por su esfuerzo, ahora vuelvan a sus clubes, trabajen duro, y nos veremos en la próxima convocatoria.

 


Los jugadores se despiden y se van, algunos más pensativos que otros, pero con la mirada fija en el futuro. Como cuerpo técnico, nos quedamos un rato más en el estadio, analizando el partido y discutiendo los detalles que debemos mejorar. No hay tiempo para lamentarse. En nuestro horizonte ya se vislumbra el próximo desafío: Corea del Sur. Es momento de ajustar piezas, revisar lo que funcionó y lo que no, y seguir adelante con nuestra misión de construir algo grande.

 

"The Meeting" - Coming soon...

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Recibí la llamada inesperada un martes por la mañana. Era el presidente de la federación. Su tono era cordial, pero directo: "Santiago, necesitamos que vengas a Nueva York para discutir algunos detalles importantes sobre la selección. ¿Puedes estar aquí mañana?"

No era común ser convocado tan de repente, así que asumí que había algo importante que tratar. No dudé en aceptar. Reservé un vuelo esa misma tarde y al día siguiente ya estaba en camino a Nueva York. Llegué temprano y, al salir del aeropuerto, sentí esa vibrante energía que siempre emana de la ciudad. Era un día soleado, y mientras me dirigía a las oficinas de la federación, reflexionaba sobre qué temas podían estar sobre la mesa.


Al llegar, fui recibido por una asistente que me condujo directamente a la sala de reuniones. El presidente ya estaba ahí, junto a algunos miembros de la junta directiva. Me saludó con una sonrisa y me invitó a sentarme. No se perdió tiempo en introducciones largas; se fue directo al grano.

—Santiago, quiero empezar diciendo que nos ha impresionado mucho el estilo que has propuesto para la selección. La manera en que los chicos han jugado contra Australia fue un claro reflejo de la identidad que buscamos construir. Corto, rápido, con recuperación inmediata... ese es el tipo de fútbol que nos gustaría ver de aquí en adelante. Aunque el resultado contra Venezuela no fue el ideal, el trabajo que has hecho es notable. Estamos convencidos de que estamos en el camino correcto.

Sentí un alivio al escuchar esas palabras. Siempre es bueno saber que tu trabajo está siendo valorado, especialmente en una etapa de construcción como la que estamos atravesando. El presidente continuó:

—Queremos mantener este rumbo, pero también necesitamos explorar más opciones de jugadores que puedan fortalecer esta identidad. Para el próximo amistoso contra Corea del Sur, hemos decidido que sea una convocatoria especial. Queremos que te centres en jugadores que estén desarrollando sus carreras fuera de Estados Unidos.

Me quedé pensando en la directriz. Tenía sentido. Si bien nuestra base son los jugadores que se desarrollan en academias y clubes locales, había varios talentos estadounidenses repartidos por el mundo que podrían aportar perspectivas y experiencias diferentes a nuestro juego.

—Es una gran oportunidad para evaluar a esos jugadores que no hemos visto aún en el ambiente de la selección —respondí—. Algunos de ellos están en ligas con un nivel competitivo muy alto, lo cual podría añadir más valor a nuestro equipo.

—Exactamente —dijo el presidente, asintiendo—. Queremos que aproveches este partido contra Corea del Sur para ver quiénes de esos jugadores tienen el potencial de integrarse a la base de la selección. Confío en tu criterio, Santiago. No se trata solo de encontrar talento, sino de ver quién puede adaptarse a nuestra idea de juego.

—Entendido, señor —dije, tomando nota mental de la tarea que se avecinaba—. Me pondré en contacto con mis scouts y analizaremos opciones que puedan darnos el equilibrio que buscamos.

El presidente me miró con firmeza.

—Sabemos que el calendario es exigente, pero queremos ver resultados, Santiago. No me refiero necesariamente a ganar, sino a ver progreso en nuestra identidad y en el juego colectivo. Queremos saber quién está listo para dar el salto y ser parte de algo más grande.

Asentí, sintiendo la responsabilidad en mis hombros, pero también la motivación de seguir adelante con este proyecto. La reunión duró un poco más, con detalles adicionales sobre logística y programación, pero la directriz principal estaba clara: probar jugadores que militan fuera de Estados Unidos.


Salí de la oficina con una mezcla de emociones, pero sobre todo con una claridad renovada en mi misión. Esta convocatoria iba a ser diferente, un reto en sí misma. Tenía que construir un equipo que no solo mostrara talento, sino que encarnara nuestra identidad futbolística.

Ya en el taxi de regreso al aeropuerto, comencé a revisar en mi mente posibles nombres: chicos jóvenes en Europa, Sudamérica, incluso Asia. Sería un desafío traer a todos esos jugadores, pero si algo he aprendido en mi carrera, es que cada desafío es una oportunidad para crecer.

Ahora, la tarea era clara: armar un equipo con los mejores talentos estadounidenses que se encontraran fuera de nuestras fronteras y asegurarnos de que, cuando pisaran el campo contra Corea del Sur, mostraran que la identidad de nuestra selección puede trascender cualquier frontera.

 

"Working Holidays" - Coming soon...

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Partes de un aeropuerto

La decisión de hacer una gira para visitar a los jugadores clave para la próxima convocatoria no fue sencilla, pero era necesaria. Después de mi reunión en Nueva York con el presidente de la federación, tenía claro que el siguiente paso era construir un equipo con jugadores que estuvieran desarrollando sus carreras fuera de Estados Unidos. Quería conocerlos, hablar cara a cara con ellos y ver si realmente encajaban con la identidad de juego que estábamos construyendo.

Cinco días después de esa reunión, me encontraba en mi oficina en el centro deportivo de la selección sub-18 en Blaine, Minnesota. La noche anterior, había estado revisando una y otra vez la lista de jugadores que tenía pensado visitar. Mi maleta ya estaba lista al lado de la puerta. Antes de salir, acomodé mi gorra, miré el mapa colgado en la pared y repasé mentalmente los destinos: Milán, Róterdam, Düsseldorf, Lyon, y Lincoln. Cada punto en el mapa representaba un pilar potencial para la nueva etapa de la selección.


Primera parada: Milán.

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El primer destino era Milán, donde teníamos una cita con Matteo Michael Carbonara, un joven lateral izquierdo que había estado siguiendo de cerca. Al llegar al centro de entrenamiento, me encontré con un chico sonriente, ansioso por hablar. Matteo irradiaba entusiasmo, no solo por la posibilidad de jugar con la selección, sino también por la forma en que quería aportar. Me habló de cómo su estilo de juego encajaba con nuestra idea de juego corto y rápido. Me impresionó su alegría y disposición a sumarse al proyecto, y salí de allí con la sensación de que podía ser un gran activo para el equipo.


Segunda parada: Róterdam.

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Desde Milán, el siguiente destino fue Róterdam, donde visitamos a Pablo Rudisil en el Feyenoord. Pablo es un tipo diferente a Matteo, más serio y determinado. Me encontré con él en el complejo de entrenamientos del Feyenoord y, desde el principio, me dejó claro que no había venido a jugar. "Estoy aquí para ganar, no solo partidos, sino un lugar en este equipo," dijo con una seguridad que se sentía hasta en su apretón de manos. Su enfoque era frío y calculador, y aunque no era alguien que sonriera fácilmente, su compromiso era evidente. Aceptó venir sin dudarlo, dejando en claro que si había una oportunidad para él, estaba dispuesto a tomarla.


Tercera parada: Düsseldorf.

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Después de Róterdam, el siguiente destino fue Düsseldorf, donde visitamos a William Spangolo, un joven portero que está causando sensación en Alemania. Al llegar, lo vi entrenando con una intensidad que no se ve todos los días. Tras su sesión, nos sentamos a charlar. William es una promesa para Alemania, pero su decisión de sumarse a Estados Unidos ya estaba tomada. "Quiero ser parte de algo grande, algo que podamos construir desde cero," me dijo. Vi en él a un joven lleno de ambición y ganas de demostrar su valía, y esa es exactamente la actitud que necesitamos en nuestra selección.


Cuarta parada: Lyon.

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De Düsseldorf, volé a Lyon, donde me reuní con Axel Pérez. Había escuchado cosas increíbles sobre él y no decepcionó. Lo vi entrenar como mediocampista creador y su habilidad con el balón era evidente. Después de su entrenamiento, conversamos y me impresionó su humildad. Axel me habló de sus metas y de cómo creía que su estilo podía complementarse perfectamente con la filosofía de juego que queremos imponer. Se mostró emocionado con la posibilidad de representar a Estados Unidos, y estaba claro que era un jugador que podía darnos el dinamismo que necesitamos en el centro del campo.


Última parada: Lincoln.

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La última parada fue en Inglaterra, en la ciudad de Lincoln. Fuimos a ver un partido del equipo local, donde Zane Okoro estaba en el banquillo del primer equipo. Aunque no jugó, aprovechamos para saludarlo. Lo que vi en él fue pura ilusión. A pesar de no haber saltado al campo, Zane irradiaba energía y ganas de demostrar que merecía estar allí. Su entusiasmo por la posibilidad de jugar con la selección era innegable, y eso es algo que no se puede enseñar. Necesitamos jugadores con ese tipo de fuego interno.


De regreso a Blaine.

Regresé a Blaine el día antes de la fecha límite para enviar la convocatoria. Me sentía satisfecho con las visitas. Había tenido la oportunidad de ver a estos jugadores en persona, entender su mentalidad y ver si realmente encajaban en el proyecto que estamos construyendo. De vuelta en mi oficina, empecé a definir la lista final. No sería una convocatoria extensa, solo 19 jugadores, pero cada uno de ellos tenía que ser una pieza que sumara, que encajara con nuestra identidad de juego.

Finalmente, con la lista lista y con la confirmación de los jugadores que aceptaron sumarse, enviamos la convocatoria. Estos chicos serían la base sobre la cual construiríamos nuestro estilo y probaríamos nuevas ideas en el próximo partido contra Corea del Sur. La emoción de lo que está por venir es palpable. Esta gira me dio la seguridad de que estamos en el camino correcto. Ahora, queda ver cómo estos jóvenes talentos responden al llamado.

 

"Foreign Boys" - Coming soon...

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