[2º parte] 📅 Panggiolo ( Cagliari) - 12 de Julio de 2032 La Euro 2032 llegaba a su fin y Francia se alzaba como Campeona del torneo tras derrotar en la final a Croacia. Menudo exitazo del seleccionador francés Patrick VIeira que lo ganó todo en su primer año en el PSG ( todo menos la Champions), dejó plantado al equipo parisino en cuanto recibió la llamada de la Selección y en su primer gran torneo internacional, hizo historia para el fútbol francés con su 3º Eurocopa. Pues que comienzan a saltar por la borda seleccionadores, llegan otros nuevos y el ruido en los banquillos de los principales clubes europeos es ensordecedor. -“Carlo, ¿ ya has descansado lo suficiente? ¿Te dejas de coñas y empezamos a hablar en serio?” Estaba claro que mi representante, que había pasado por las diferentes fases del duelo, comenzaba a ser más beligerante y pasar, directamente, al ataque. 📅 Panggiolo ( Cagliari) - 13 de Julio de 2032 Nunca llegué a contestar aquel mensaje. Aquel juego me divertía. Pero estaba claro que a él ya no le apetecía jugar. De nuevo sin mediar palabra, me mandaba una nueva oferta de trabajo directamente al móvil. Para evitar que su cabreo fuera a mayores, simplemente contesté: -”No” 📅 Panggiolo ( Cagliari) - 14 de Julio de 2032 -“El próximo será la Reggiana”. - me escribió junto a la oferta del equipo inglés. Era evidente que estaba cabreado y, también preocupado por las ofertas que empezaban a llegar a cuentagotas y cada vez de nivel aparentemente inferior. Volví a contestar lo mismo: -”No” 📅 Panggiolo ( Cagliari) - 18 de Julio de 2032 Aquel día amaneció como cualquier otro. Sol desde primera hora, cielo azul infinito sin apenas una nube, olor intenso a trigo arrastrado por el viento del Norte... Pero sería a la postre un día diferente a todos los demás. Tras desayunar tranquilo mientras escuchaba la diatriba de mi padre sobre la necesidad de elevar más el muro de piedra ( algo que me repitió cada mañana tras el incidente), me aseé con dedicación, me puse ropa cómoda y, sin motivo especial, recogí el móvil de la mesita de mi habitación, decidido a echarle un vistazo rápido. Pensé que debía ser algo grave. Eran sólo las 8:30 de la mañana, así que decidí llamarle. Creo que sonó sólo un tono antes de oír el descuelgue, luego un ruido brutal ( me reconocería luego que con los nervios se le había caído el móvil al suelo) y, por fin, su voz histérica, casi falta de timbre e incapaz de juntar cuatro palabras seguidas: - “Mira, mira tu email, Carlo. Míralo ya por Dios!” Hacía siglos que no miraba el correo y tenía 10 emails pendientes, la mayoría sin importancia. Decidí ir a mirar el último y los ojos se me abrieron como platos cuando vi el remitente de los tres últimos. -”¿Carlo, Carlo, los has visto per dio, los has visto?” -Le oía gritar a través del altavoz abierto. Justo en ese momento entraba mi madre dispuesta a abrir las cortinas y airear la habitación. Me miró asustada, probablemente por mi cara entre pálida y seria: -"Caro mío, cosa c'è che non va? un morto?" - dijo mientras se santiguaba preocupada. -“L'unica cosa morta, mamma, è il mio riposo.” - contesté
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