Estudiantes aplastó 7-1 a Wanderers con un festival ofensivo 🔴 Jerónimo Canedo fue la figura estelar con tres goles y José Palma firmó un doblete. En su presentación en la Copa Sudamericana, el equipo de Darío Zubeldía brilló con contundencia y juego colectivo. Cuando Estudiantes enciende la mística y le suma fútbol, el resultado suele ser poesía. En una noche de furia futbolera en el Jorge Luis Hirschi, el Pincha hizo trizas a Montevideo Wanderers con una actuación coral, inteligente y devastadora. La apertura del marcador llegó tras una acción que combinó precisión y voracidad. Iván Erquiaga desbordó por izquierda, tocó atrás para Julián Orosco y este habilitó con justeza a José Palma, que controló y definió cruzado de zurda al rincón, imposible para Ramírez. Fue el 1-0 y la chispa que encendió el fuego. Después, los de Zubeldía mostraron toda su verticalidad. A los 36 minutos, Lucas Marchetti fue derribado en el área por César Araújo e Iván Erquiaga ejecutó el penal con clase: cruzado, bajo, con frialdad de líder. Ya en el segundo tiempo, un pase quirúrgico de Marchetti habilitó la proyección del propio Iván Erquiaga, que remató de primera al primer palo para el 3-0. Los uruguayos descontaron con un buen movimiento colectivo: desborde de Rolón y toque al gol de Mauro Méndez en el corazón del área. Sin embargo, fue apenas un suspiro. Estudiantes volvió a pisar el acelerador. Primero, un centro preciso de Canedo encontró la cabeza de José Palma, que con un anticipo quirúrgico puso el 4-1. Luego, a los 74 minutos, Broglia tiró un córner al primer palo y Jerónimo Canedo se elevó para marcar el quinto. El 6-1 llegó tras un pase filtrado de Iván Gómez que encontró a Jerónimo Canedo cara a cara con el arquero: definición al primer palo y festejo desatado. Y el séptimo, con un poco de fortuna y oportunismo: Palma pivoteó, Erquiaga fue a buscar pero el rechazo de Castro dejó solo a Jerónimo Canedo, que no perdonó para cerrar la noche con un hattrick. El atacante formado en Vélez ya convirtió 13 goles en los 13 partidos que jugó con esta camiseta. El estadio fue una fiesta y Estudiantes empezó con el pie derecho. Mejor dicho: con los dos pies, las manos, la cabeza y el alma. Una actuación que retumba en el continente y avisa que el León no está para mirar desde afuera.
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