Jump to content

Respuestas destacadas

Publicado

I. No cash

La vida es así. Un día, te estás matando a pajas siendo un adolescente, y al siguiente tienes una diosa desvirgándote. Un día estás en la cantera de un equipo de fútbol, y al siguiente deambulas por las divisiones regionales. Un día tus amigos te adoran y te admiran, al siguiente están rajando de ti por la espalda, y algún borracho descuidado lo hace en tu cara. Es lo que pasa en mi maldita vida. Hace tan sólo unos meses, el negocio familiar con el que compaginaba mi pasión, el fútbol, cerraba. La muerte de mi abuelo fue un duro golpe para mi padre, quien nunca supo asumir sus responsabilidades y terminó por hundir el puñetero bar. ¿Cómo cojones arruinas un bar en el centro de Valencia? Sólo él debe saberlo, y se ha llevado el secreto fuera.

Tengo 35 años, y desde bien pequeño eché una mano en el bar. Había sido el negocio más rentable de mi abuelo, pues tuvo varios. Al morir, en febrero del 2003, mi padre se encargó, como hijo único de todos sus negocios, o al menos, eso decía. Traspasó dos bares, una librería, y hasta tres pisos, obteniendo importantes ingresos. Ya sólo quedaba el último bar que regentaba mi abuelo. Hasta que mi padre se marchó. No se despidió, ni una mísera carta, ni un mísero adiós. Abandonó a toda su familia hace unos cuatro meses, pero con él, se fue todo el dinero, además del último bar, según ha dicho su nuevo propietario, por deudas. Haciendo cuentas, entre la herencia que mi abuelo le dejó íntegra a él y lo que el canalla se llevó por los traspasos, una cantidad cercana a un millón de euros ha desaparecido. Se ha esfumado. Maldito valiente.

Alguno seguro que se preguntará por mi santa madre. Ella está destrozada, no obstante, se lo ha tomado con mucha más naturalidad, confesándome que desde hace unos tres lustros, mi padre le era infiel con distintas mujeres con cierta regularidad. No lo entiendo. Cada día, este mundo se vuelve más loco. El mismo cabrón madridista que me amargó la infancia y parte de mi adolescencia, ahora ha desaparecido, y lo único que siento es rabia. Digo cabrón madridista por la sencilla razón de que intentó inculcarme valores que yo nunca acepté. Quiso que fuese del Real Madrid, me aficioné al Atlético y al Barcelona. Quiso que jugase en la cantera del Valencia, me presenté a las pruebas del Levante. Quiso que me dejase el fútbol e intentase estudiar, decidí seguir jugando aunque fuese en categorías amateurs. Intentó inculcarme valores cristianos, robé contínuamente en la cesta de misa, eructé en mi Primera Comunión. Ya saben, siempre fui un rebelde con una única causa, joder a mi padre.

En casa las discusiones eran contínuas. Cada dos días me marchaba de casa y volvía. Mi madre nunca me defendió, pero en el fondo, sé que me comprendía. Pero esta vez, las cosas habían llegado muy lejos, mucho más de lo que nunca hubiese querido. Mi padre se había esfumado. Ya no estaba, y con él, s había ido todo el maldito dinero que sustentaba la casa, se había ido mi empleo, que sustentaba mi vida, y se había ido el marido de mi madre, a quien había dejado en paños menores en un instante. Valiente cabrón, valiente...

La vida es una mierda, eso, creo que todos lo comprendíamos, pero se complica aún más si algún hijo de su madre, viene y te putea. No obstante, yo ya sabía lo que era vivir así. Vivir al filo, sobrevivir. A pesar de todo, he sido un chico de calle, alguien que ha peleado toda su vida por conseguir sus objetivos, y aunque muchos se le han resistido, y ha caído en el intento, otros tantos han sucumbido a la fuerza de voluntad puesta. Era un luchador nato. Era como un tigre. Observo a mi presa, la estudio detenidamente, y en cuanto la conozco, me lanzo a su cuello. un único mordisco. Tan sólo uno. No me hacía falta absolutamente nada más. Estrategia, era mi segundo nombre.

pinta bien espero que este acompoñada de tus destellos literarios como en la zona del escritor

  • Autor

pinta bien espero que este acompoñada de tus destellos literarios como en la zona del escritor

Bienvenido. Tendrá su trama, y espero que sea del agrado de la gente.

muy buen inicio! Te sigo, aguardando un poco de info sobre que deparará el futuro de este sufrido muchacho!

Te sigo.

  • 2 semanas más tarde...
  • Autor

muy buen inicio! Te sigo, aguardando un poco de info sobre que deparará el futuro de este sufrido muchacho!

Sorpresas y más sorpresas xD

Te sigo.

xD

  • Autor

II. Sin Leyes

http://www.youtube.com/watch?v=kRJFqCfCqAk

Es extraño cuando descubres las mentiras. Cuando te das cuenta de que se han reído en tu cara, que te han tomado el pelo, llámenlo como deseen, pero te das cuenta de qué merece esa persona. Si nunca antes les han mentido, tomen nota, pues el dolor que causa en el propio ego es únicamente superable por la cara de gilipollas que se le queda a uno mismo.

Nunca lo habría dicho. Siempre he sido de calar a la gente a la primera, adivino intenciones, adelanto mis movimientos a los suyos, leo sus jugadas, pero siempre hay alguien que rompe la racha. Y si ese alguien te ha mentido durante casi tres años, aún te jode más. ¿Virgen? Los cojones. Tuve que imaginarlo cuando aquella primera noche, su sugerente minifalda se elevo hasta el ombligo y mi primer ministro despertó en ella todo tipo de pasiones. Debí fijarme más en cómo actuaba, cómo se comportaba y qué decía que esos inmensos pechos que lamí sin cesar. Tres años para confesarme que no era virgen, y que cada vez que podía me ponía los cuernos. Era tanto, que podría ser el mejor semental de una corrida en Las Ventas.

Como lo de mi padre no podía llegar sólo, mi queridísima novia se había empeñado en complicarme las cosas aún más. Mis amigos envidiaban la suerte que tenía al contar con semejante hembra. Ahora qué carajo iba a decirles. Necesitaba huir. Tenía que marcharme. No podía seguir aquí. Tenía que aclarar mis sentimientos, ordenar mi cabeza, y no había mejor forma de hacerlo que huir, pero no podía hacerlo sólo. Tomé mi móvil y me dispuse a hacer una llamada. ¿Quién iba a ser el elegido en esta aventura? Aún no lo sabía, pero había que tomar una decisión. Me sabía mal por mi madre, pero necesitaba un tiempo, pensar en qué iba a hacer. Ella tenía suficiente dinero como para sobrevivir, al menos, ella no estaba en bragas. Ni yo, tenía coche, unos ahorros gracias al pequeño porcentaje de la herencia de mi abuelo y ganas de vivir una segunda juventud.

Abrí mi maleta, abrí mi armario y fui echando cosas, muchas de ellas al azar. No me gustaba planear este tipo de aventuras. Necesitaba cierta libertad, ser un perro salvaje. Para ciertas cosas había que ser imprevisible, y yo sabía cuál era el momento perfecto para gritar anarquía. No había leyes, normas ni nada que me frenase en esas escapadas. Quien me acompañase era consciente de ello y bailaba al ritmo de la música que le enchufaba. Durante unos días, restábamos tres años de vida a nuestros desgastados cuerpos, y a decir verdad, hacía mucho que no hacíamos ninguna escapada como esas. Ya las echaba de menos, y ahora no había ninguna zorra mentirosa que me atase a nada. Podía hacerlo absolutamente todo. Cogí mi maleta, me dirigí a mi coche, y me fui directo a un concesionario. Dejé mi coche a cuenta en él, y compré mi sueño. Aquel Mustang descapotable con el que tanto soñaba. Pagué al contado, cogí las llaves y me marché.

No había leyes.

  • Autor

III. Por la noche

Kevin había sido la persona más dura que había conocido. Era capaz de beberse tres pintas de cerveza sin apenas parpadear. Para él, el alcohol era como la sangre para los vampiros, necesario para sobrevivir. Era siempre uno de mis elegidos en esas antiguas escapadas que dejé atrás. Aún así, yo sabía que a pesar de todo, tenía unas ganas tremendas de mandar todo a la mierda, de subirse a mi coche, con lo puesto, ir al barrio chino, pillar un gramo de blanca y esnifárselo en un momento para recordarme quien era. Era un tipo de los que no quedan. Allí por donde pasaba, dejaba un reguero de sangre y cerveza. Se batía en duelo con quien fuese. Ya había pateado centenares de culos antes, este viaje no iba a ser diferente. Además era el enemigo público número uno de mi padre. No le dejaba entrar en casa, lo odiaba. Lo conozco media vida, pero pasó a ser uno de mis más grandes apoyos por su rebeldía, sus ganas de fiesta y bronca y porque era el único que sabía que me iba a respaldar toda mi puta vida. Él era una fiera, como yo, un tigre.

Sólo con ver su sonrisita cuando vió aquel nuevo y flamante coche, sé que para él la noche comenzaba ahí, a las doce del mediodía, y que esperaba que llegar pronto a un destino donde dejar su estampa. Viajamos, paramos, bebimos, la liamos. Hicimos absolutamente de todo. Follamos como nunca -qué ganas tenía de echar polvos a lo loco. Lo único que nos importaba en esos tipos de viaje, era llegar vivos al final. Hubo noches que lo pasamos realmente mal. Bebimos tanto, que a la hora de coger el coche no podíamos ni meter las llaves. Dormíamos a la luz de la luna hasta que salía el sol unas horas después, y aún tocados, volvíamos a viajar, gafas de sol en mano. Ciudades y noches sucumbían ante nuestra locura. No pasábamos más de 48 horas en un mismo lugar, y no repetíamos lugar. Algunos viejos conocidos se unían por unas horas a la fiesta. Nos recordaban. Éramos algo mítico, y teníamos que mantener y agrandar nuestra leyenda en aquellos lugares. Éramos nosotros y la noche, y aunque nos hiciésemos mayores, nuestro espíritu permanecía libre ante el paso del tiempo. Ya no éramos esclavos de nuestro trabajo o nuestras parejas. No, libres.

No sé cuantas noches pasaron desde el primer día de aventura hasta el último. La aventura se acabó cuando Kevin recibió una llamada de su jefe. Tras esa llamada, se giró hacia mí para hablar.

-Tío, tengo trabajo.

-¿Trabajo? Eso qué es?

-En serio, me he pasado demasiado tiempo por aquí, en el club están haciendo los preparativos para la temporada, y aún buscamos entrenador.

-Kevin, tío, no me jodas. Hemos venido a pasarnoslo de lujo. Tenemos que acabar lo que empezamos. Hermano -le tendí la mano- no me falles ahora.

-Lo siento, pero no me quiero quedar sin curro. Volvamos ya.

-Yo no pienso volver... necesito esto... Ya no me queda nada...

-Si no vuelves conmigo, cogeré un tren, pero yo no puedo estar más aquí. Lo siento...

-Está bien... Volvamos. Pero con una única condición.

-¿Cual?

-Salimos mañana. Esta noche será la despedida. Quememos la ciudad.

-¿Cuál de todas?

-La más cercana.

-Hecho,

Y así, aquella noche llegamos a un pequeño pueblo. Salimos. Bebimos. No importaba ya nada. Era nuestra noche. Era nuestra última noche. Debíamos arrasar con todos. Hicimos de todo... y aún me quedo corto.

Volvimos a casa.

Interesante historia y magnificos temas por supuesto.A ver como sigue,te sigo.

Editado por RazzorManager90

  • Autor

IV. Como en casa

Ya llevaba una semana en casa. En el fondo, tenía ganas de volver. Estaba destrozado, más mental que físicamente, pues volver a recordar todo lo que me había pasado en los últimos tiempos, me hacía cabrearme y deprimirme. Kevin lo sabía, y de vez en cuando me hacía alguna visita a casa, tomábamos unas cervezas, una cachimbita, y a dormir. Él no podía desfasar mucho. Eran días de ardúo trabajo. Reuniones, más reuniones. No paraba quieto y su móvil echaba humo. Había dimitido su entrenador, el mismo que tras dos temporadas, les había sacado de esas malas campañas. Un sistema defensivo tremendo, un buen equipo, y pum, séptimo puesto, y ahora nadie quería montar un proyecto.

Tenía que encontrar a alguien pronto, y la cosa se complicaba cada día más. Él se desesperaba, y entre copas, me decía que yo iba a ser su elegido. No bromeaba, días después, estaba firmando con el presidente del Olímpic de Xátiva un contrato.

-En serio tío, piénsalo -me había dicho- lo tienes todo. Siempre has querido triunfar en el fútbol. Te divierte ver horas y horas de fútbol. Tienes una mala hostia de cojones, autoridad. Y además, un afán de protagonismo, que no te lo quitan ni a hostias. ¿De verdad vas a dejar escapar esto?

-Tengo otras cosas.

-No macho! -me cortó- No tienes nada. Absolutamente nada. Esto es lo mejor que te podía pasar. Cógelo. En serio, te arrepentirás.

-Gracias por recordarme lo que estoy pasando. Sé que no tengo nada, pero no quiero tirarme por el camino fácil.

-¿Qué camino fácil? Es lo único que te queda. El fútbol. Trabajarás conmigo, codo a codo. Así no habrán problemas.

-Vete, por favor. Esta charla se ha acabado.

-Rob... tío...

-Kevin, por favor.

Y se fue.

Pasé toda la noche en mi casa, planteándome la situación. ¿Qué debía hacer? En el fondo, sabía que era lo único que tenía, pero no me gustaba un pelo la idea de ser el enchufado. Iba a estar en casa, iba a tener algo que hacer, iba a tener ingresos, iba a tener autoridad... lo iba a tener todo gracias a ese trabajo, pero aún así, las dudas me apeaban de la idea de subirme a ese carro llamado fútbol. Al día siguiente, fui al despacho de Kevin, acepté la propuesta, y a los dos días, estaba ya ante mi plantilla. Mis hombres. Todos ellos ante mí. Ya era un clásico.

  • Autor

Interesante historia y magnificos temas por supuesto.A ver como sigue,te sigo.

Gracias, te espero por aquí xD

Únete a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte después. Si ya tienes una cuenta, accede ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a este tema...

viendo esta sección 0

  • Ningún usuario registrado viendo esta página.