Bien 6 puntos conseguidos.Hemos vuelto a la senda de la victoria y el ascenso esta mas cerca y teniendo a 9 puntos al tercero mas todavia.

Buenas @Mister !

El Karlsruher vuelve a la senda de la victorias como era de esperar. Sobre el partido contra el Aue una primera parte poco acertada de cara el gol pero con oportunidades de gol. Lo importante es la victoria y seguir arriba para intentar conseguir el ascenso. Contra el partido Eintracht el equipo a sacado lo mejor de ellos y menuda manera de dar un golpe sobre la mesa y decir: Aquí estamos y no nos vamos a dar por vencidos. Ya queda menos para finalizar la temporada, pocos puntos en juego y cada uno va ser más importante que el siguiente.

Mucha suerte para las otras 5 finales que le queda al Karlsruher para conseguir el Sueño del Ascenso.

Saludos

Hola @nenogaliza

Estas dos victorias poco menos que nos dejan el ascenso en bandeja. Contra el Aue el partido fue disputadísimo, una victoria complicada porque no somos un equipo al que le hagan muchas ocasiones y este fue un partido abierto en todo momento. Sin embargo al Eintracht, un rival mucho más fuerte sobre el papel les pasamos por encima, y de no ser por la falta de puntería en los disparos, los primeros 45 minutos rayaron la perfección.Ahora son 15 puntos por disputar con 9 de diferencia, lo que significa que con sumar 2 victorias obligaríamos al Duisburgo a lograr un pleno en los 5 partidos que quedan. Más a huevo no lo podemos tener, y salvo catástrofe el equipo lograrásu segundo ascenso en tres años. ¡Que se preparen Guardiola y Jurgen klopp!!

Bien 6 puntos conseguidos.Hemos vuelto a la senda de la victoria y el ascenso esta mas cerca y teniendo a 9 puntos al tercero mas todavia.

Es lo que le decía al compañero, 9 puntos es una diferencia muy amplia y no queda tanto. Tendríamos que perder 3 partidos de los 5 y empatar uno para que ellos nos superaran consiguiendo 5 victorias consecutivas. No es imposible matematicamente pero veo muy poco probable que no logremos sumar 6 puntos. Y eso contando con que ellos no pinchen, que si lo hacen ya sería aún más fácil.

La euforia era desbordante en las gradas de Wildparkstadion. Los KSC fans, más ruidosos y exaltados que nunca, hacían arder bengalas a modo de celebración como si el ascenso ya se hubiese conseguido. Y aunque no era así, razones justificadas había de sobra. Además de las dos victorias consecutivas a domicilio, con exhibición incluida en una de ellas, el jugar en Lunes nos permitía conocer todos los resultados de la jornada, que a decir verdad, eran más que relevantes.

Sin ir más lejos, dos equipos ya habían certificado su paso a un distinto nivel competitivo. El Hansa Rostock era ya carne de Liga 3 hace mucho, pero a falta de 4 jornadas, tras la jugada el día anterior, habían confirmado su terrible campaña con un descenso matemático. Lo otra cara de la moneda era la de nuestros amigos del Hertha Berlín, que con su victoria 0-1 en campo del FSV Frankfurt, habían logrado el tan ansiado ascenso.

Si que nuestro equipo hermano lo hubiese conseguido ya hubiese sido suficiente razón para aquel jolgorio y las mencionadas victorias a domicilio también, había que sumar el hecho de la inesperada y contundente derrota del Duisburgo ante el Sankt Pauli por 4-1. Ese resultado, el pinchazo de nuestro principal rival por la segunda plaza, dejaba aún más franco nuestro camino. Ahora al Duisburgo sólo le quedaban 12 puntos en disputa. Nosotros les aventajábamos en 9 y recibíamos al Ingolstadt, un rival más que asequible, lo que de vencer, nos convertiría inmediatamente en inalcanazables para ellos.

Por tanto, que el Hertha hubiese ascendido y nosotros pudiésemos hacerlo en el transcurso de las dos próximas horas, parecía motivo suficiente para tal algarabía. La guinda de la fiesta previa venía dada, además,porque en este partido, Dawda Bah activaba una clausula de renovación automática. El cuerpo técnico había valorado la posibilidad de alinearlo o no, pero, ¿Como no hacerlo tras su gran actuación en Braunschweig?

Todo estaba listo para la gran fiesta en Wildpark. Ni siquiera la ausencia de Muriel por lesión parecía preocuparnos en exceso. Hoy, las estrellas parecían alinearse para que el KSC viviese una jornada de gloria.

KARLSRUHER SC- FC INGOLSTADT 04

Editado Noviembre 20, 201311 años por Mister

El Ingolstadt se encargó de enterrar las celebraciones en tan solo 10 minutos. Los más rezagados en incorporarse a la grada debieron de pensar que el electrónico de Wildpark estaría estropeado cuando al tomar asiento viesen aquel inesperado 0-2, pero lo único que en realidad no funcionaba correctamente era el grado de concentración de los hombres de Oliver Kahn, que parecieron saltar al campo con la mentalidad de que la victoria llegaría por sí sola. Los dos latigazos a la contra del Ingolstadt dejaron noqueado al KSC que fue incapaz de reponerse en toda la primera mitad, en la que el equipo ofreció un tono muy gris y sin ideas.

Para la segunda, Oliver Kahn vio claro que algo tenía que hacer para cambiar las cosas, y como tantas veces, recurrió al apagafuegos: Karim Benyamina. Lo del argelino es para reflexionar. La edad ha hecho mella en sus condiciones físicas y su velocidad no es la de antaño, pero sigue manteniendo su instinto de killer y lo demuestra a la mínima oportunidad. Así, tras un fallo en la entrega de un defensor, Benyamina estuvo vivo, y al primer minuto de la reanudación, en el primer balón que tocaba, redujo diferencias.

La fulgurante reacción del KSC encorajinó a los chicos, que se lanzaron a una ofensiva sin miramientos, fruto de la cual, se produjo un penalty sobre Akpoguma. Cazaux, con su frialdad habitual, lo convirtió en el empate. El KSC había hecho lo más dificil, y sólo un tanto más los separaba de un ascenso que además, hubiese sido logrado mediante una remontada épica.

Pero el fútbol tiene estas cosas. Cuando ya todos se frotaban las manos esperando la heroicidad de conseguir un tercer tanto, el Ingolstadt volvió a golpear. Como un púgil que espera su ocasión para sacar una mano ganadora, el tercer tanto, a los 80 minutos, les daba la victoria al dejar a los locales sin capacidad de reacción y echándose las manos a la cabeza ante la enorme oportunidad perdida.

La derrota supone un jarro de agua fría, pero el KSC sigue teniendo excelentes opciones y bastaría con una victoria a domicilio ante el Aalen la próxima semana para que el tan esperado ascenso se pudiese materializar.

http://youtu.be/cchmx9F6IC0

Editado Noviembre 21, 201311 años por Mister

Hacía ya algunas semanas que Jonas formaba ya parte del plantel del KSC juvenil, y su progresión podía apreciarse por días. No solo es que ya su crecimiento lo había convertido en un espigado adolescente, sino que el chico mostraba un grado de concentración ciertamente inusual para su edad. Jonas tenía muy claro lo mucho que le había costado llegar a la actual situación, y estaba totalmente enfocado en lograr su siguiente objetivo: la titularidad.

Hasta ahora Jonas no había podido disputar ningún partido de liga. El equipo juvenil estaba realizando una excelente campaña, peleando con Stuttgart y Friburgo por finalizar como campeón del grupo 2, y no resultaba sencillo hacerse un hueco siendo uno de los más jóvenes, más aún cuando el título estaba en juego y cada partido resultaba de la máxima importancia. Pero eso no era óbice para que los técnicos hubiesen sido capaces de apreciar su enorme potencial y su máxima entrega en los entrenamientos.

Sin embargo, la lesión de Robert Simek, portero suplente del KSC II, obligaba a pasar a uno de los guardametas del juvenil a cubrir su hueco, y con ello, las opciones de poder jugar se incrementaban para el sobrino de Marcus Kauczinski. Finalmente, el entrenador del juvenil terminó por darle una oportunidad como titular frente al Sandhausen, un equipo de la parte baja de la tabla contra el que presumiblemente, el equipo no tendría demasiadas dificultades para imponerse.

La recomendación de darle la titularidad vino por parte del jefe de cantera, Edmund Becker, quien se hallaba agradablemente impresionado por la actitud del chico. Conocedor de sus antecedentes, valoraba de forma muy positiva todo el esfuerzo que Jonas había realizado para llegar a convertirse en guardameta. Ello, unido a sus innatas cualidades, su crecimiento, y su intensivo entrenamiento había llamado poderosamente su atención como prospecto de futuro. "No te digo que le des la titularidad, pero quiero ver como se maneja el chico en la competición". El entrenador del equipo juvenil aceptó la sugerencia sin demasiado problema. Era cierto que tendría que jugar contra muchachos 2 o 3 años mayores que él, pero no lo era menos que él también se había percatado de su magnífica predisposición.

El día del partido había muchos ojos puestos en la portería del KSC. Su madre viajó desde Bochum para verlo. Su tío Marcus y Oliver Kahn tampoco quisieron perderse un momento tan especial. Y el propio Edmund Becker no perdió detalle de cada una de sus intervenciones.

Al final, el Karlsruher se impuso por un contundente 3-0 y Jonas resolvió el poco trabajo que tuvo con serenidad y eficacia. Su acción más destacada fue un balón desviado en un uno contra uno tras un peligroso contraataque del Sandhausen, acción que, por cierto, arrancó una buena salva de aplausos entre el público presente.

Unos días más tarde, el chico era citado en las oficinas del club, a donde se acercó acompañado de su tío, quien, como su tutor legal, era el único capacitado para aquella gestión. Cuando, sentado en la mesa del despacho de Becker, el jefe de cantera le puso un precontrato encima de la mesa, Jonas no podía creer que aquello estuviese ocurriendo de verdad.

"Bueno, Jonas, espero que valores esto en su justa medida. Habitualmente no solemos ofrecer precontratos a los jugadores de menos de 16 años, pero en tu caso todo el cuerpo técnico del club ha estado de acuerdo en hacer una excepción. Esto significa, como sabes, que cuando cumplas 17 años te ofreceremos un contrato profesional, y lo hacemos porque estamos seguros de que con tu actitud y tus cualidades, para entonces te habrás convertido en un gran guardameta.Hasta entonces, lo que esperamos de tí es que sigas esforzándote y entrenando al mismo nivel."

A Jonas le costaba asimilar la velocidad a la que se estaban desarrollando los acontecimientos. Un año atrás, se había visto obligado a entrenar con el equipo femenino por no tener sitio en el club,y hace unos pocos meses jugaba contra chicos menores que él con una ficha falsa. Ahora, apenas 6 semanas después de ser admitido de nuevo en el KSC, se le ofrecía un precontrato profesional y el jefe de cantera lo calificaba como "uno de los jugadores más prometedores de la cantera".

A mitad de semana el delegado del club había llegado con una noticia para rebajar la euforia. Sí, esta semana podría consumarse el ascenso, pero siempre que sacásemos en nuestro partido ante el Aalen más puntos de los que pudiesen conseguir Duisburgo y Heidenheim. Es decir, si ellos vencían en sus respectivos partidos, nuestra victoria no nos concedía el ascenso directo, ya que matemáticamente, aún era posible un triple empate. La realidad terminó por cumplir este presagio y, como una vez más jugábamos en Lunes y conocíamos los resultados de nuestros rivales, nos encontramos con la presión añadida de tener que vencer para mantener las distancias, puesto que nuestros inmediatos perseguidores habían cumplido y obtenido sendas victorias.

Con 6 puntos de ventaja sobre ambos, un tropezón en el Scholz Arena de Aalen podría poner nerviosos a los muchachos de cara a las tres jornadas finales. Se hacía imperativo por tanto lograr una victoria que nos dejase a un sólo punto de lograr nuestro objetivo, un panorama mucho más tranquilizador y que nos daría tres oportunidades para lograrlo sin tener siquiera un nivel elevado de exigencia.

Una de las novedades era el regreso a la convocatoria de Caglar Birinci, si bien su no inclusión en el once inicial se debía a que todavía no estaba físicamente al nivel necesario para aguantar un partido completo. Pero teniendo en cuenta los tremendos quebraderos de cabeza que nos había dado esa demarcación, su retorno era una gran noticia. También Kalaba se había recuperado de su lesión y volvía al once, relegando sorprendentemente a un fijo como había sido todo el año Muhamed Salmeen. Por último, las molestias de Muriel habían remitido y nuestro máximo artillero también volvía a estar disponible.

VFR AALEN-KARLSRUHER SC

Un autogol del Aalen sirvió para que el KSC regresase a casa con los tres puntos en juego y tan sólo necesite de uno más para certificar un ascenso que virtualmente ya tiene en su mano. La ambición y el espíritu ofensivo, dos de las grandes virtudes de este equipo, fueron una vez más claves para lograr el triunfo.

Con un Mauersberger infranqueable en defensa y un Haas omnipresente, el KSC dominó el partido de principio a fin, ante un Aalen que poco podía hacer para detener su empuje. A pesar de todo, no le resultó fácil a los azules abrir la lata, y tuvo que ser como siempre Muriel, tras recibir un inteligente pase de Rainford Kalaba, quien anotara la ventaja inicial.

Esta ventaja no duró demasiado, ya que en el que era uno de los primeros acercamientos al marco de Yelldell, el Aalen logró la igualada por medio de Davis Curiale, que estuvo muy hábil adelantándose a los centrales en un balón al área pequeña.

La ofensiva del Karlsruher no daba tregua, conocedores de la importancia de la victoria, pero los de Kahn tuvieron que beneficiarse de una jugada de fortuna para lograr el 1-2 definitivo. Bah mete un balón en profundidad por alto que Muriel se dispone a controlar,lo que le hubiese dejado en un mano a mano con el portero, ante lo que el defensor se lanza a la desesperada para impedirlo y su cabezazo sorprende a Pliquett a mitad de salida.

La victoria caía ya del lado blauweiss y no pasaron demasiados apuros para mantenerla hasta el final. Los jugadores se marcharon con la satisfacción del deber cumplido y con la certeza casi absoluta de que la próxima semana el ascenso del KSC será una realidad.

http://youtu.be/OGXSpfQzvNM

Editado Noviembre 23, 201311 años por Mister

El partido contra el Furth era el primero de los tres cartuchos que teníamos para gastar en la consecución de un objetivo tan sencillo como lograr un punto. Sólo eso nos bastaba, y quedaba claro que tras el tropezón del Ingolstadt, no podíamos permitirnos más excesos de confianza. Pero el día era hoy, ante nuestro público. Si queríamos redondear la faena y hacer las cosas realmente bien no podíamos privar a nuestra afición de vivir el éxtasis del ascenso en Wildpark. Otra derrota empañaría el logro, incluso aunque este se produjera con posterioridad.

Quizás por ello la afición estaba expectante como nunca. La euforia se palpaba en el ambiente, y las autoridades se habían encargado de reforzar la seguridad hasta límites insospechados. La pasión de los KSC fans y la posible consecución del ascenso eran dos ingredientes que, mezclados, generaban un cocktail explosivo. Pensar en una posible invasión de campo producto de la desbordante alegría no era ninguna exageración.

Sin embargo, entre tanta alegría, un hombre se lamentaba de su mala fortuna. La quinta amonestación privaba a Sebastian Schiek de la posibilidad de alinearse en un partido como el de hoy, que prometía ser uno de esos que se recuerdan toda la vida. Flotaba la sensación de que éste y no otro era el partido, y que el KSC debía cerrarlo además con una victoria para dotar al momento histórico del ascenso de la máxima brillantez. A nadie se le pasaba por la mente que los de Kahn pudiesen dejar escapar esta ocasión.

Sentado en el banco, tras haber aleccionado a los chicos en el vestuario, Oliver Kahn no podía dejar de pensar en todo lo vivido estos 3 años, y en como ahora se encontraba a un paso de lograr aquello para lo cual había regresado a su ciudad natal. Los once jugadores (jugadorazos) del Furth eran su último obstáculo para devolver al KSC a la categoría que por historia le correspondía.

Recordó y como les indicó los valores por los que se regiría su equipo. Recordó las noches de gloria como la del Valencia, y a y un escalofrío recorrió su cuerpo de pensar que tal vez estaba a punto de vivir un logro histórico, si bien no de tal magnitud, sí que la suficiente como para que su nombre quedase unido por siempre al del KSC. Si lo lograba, callarían por siempre y de que su corazón pertenecía al Bayern Munich.

Pero el silbato del árbitro cortó de raíz todos aquellos recuerdos.

KARLSRUHER SC-SPVGG GREUTHER FURTH

vaya derrota en casa mas inoportuna menos mal que lo recuperamos fuera.ya queda menos

Por suerte, el equipo volvió a parecerse al KSC que conocimos durante gran parte del campeonato, y aunque en estos últimos dos partidos el nivel no fue el mejor (o bien, la suerte no estuvo de nuestro lado) el ascenso esta demasiado cerca como para escaparse, y conociendo a los jugadores del club, esta situación servirá para darles fuerza y hambre de victoria.

No creo que el Furth sea capaz de arruinarle la fiesta a los chicos de Kahn, y no creo que Kahn este dispuesto a que esto pase, asi que ante cualquier adversidad, el entretiempo será un momento de mano dura y voz de mando, aunque esperemos que no haga falta tanto grito

Parece que, finalmente, los susurros y las acusaciones serán calladas, y solo quedará la gloria para Oliver, un hombre que sabe a qué tiene gusto esa gloria.

http://k007.kiwi6.com/hotlink/ce1nzpqdzd/ksc_ole_ole.mp3

Wildpark vivió la fiesta de las fiestas cuando, tras 81 minutos de infatigable esfuerzo, la fortuna se alió con el equipo que había merecido la victoria. En parte por la calidad del rival, en parte por falta de acierto, el KSC no había logrado perforar la meta rival, a pesar de haber realizado innumerables disparos. El resultado que reflejaba el marcador le aseguraba el ascenso pero los hombres de Kahn querían pasar a la historia por la puerta grande.

Ese minuto 81 vino precedido de una fase de dominio verdaderamente agobiante. El Karlsruher iba ya con todo, y los jugadores del Furth, absolutamente avasallados por el empuje y el deseo de victoria de los blauweiss, no tenían ya ningún tipo de reparo en recurrir al patadón para alejar el balón 50 metros del área y tomar oxígeno por unos segundos. Pero no había tregua. En esta guerra no se hacían prisioneros. Victoria o muerte.

Desde la banda, Oliver Kahn se desgañitaba animando a sus hombres, gesticulando con las manos, e invitándoles a pelear por la gloria absoluta. "Weiter, immer weiter" les gritaba. Siempre adelante. Siempre al ataque.

En ese minuto 81 el KSC ya no podía agarrarse al oportunismo y definición de Muriel. El colombiano, máximo artillero del club y de la categoría, estaba teniendo una tarde aciaga, la peor en mucho tiempo, aunque no por falta de intentarlo. Hasta 7 disparos llevaron su sello, si bien sólo 2 de ellos fueron entre los palos. Parecía evidente que si tenía que haber un héroe, no sería él.

Pero aunque Muriel no estuviese señalado por los dioses para esta ocasión, su contribución a lo largo del año había sido sobradamente reconocida. No, este 17 de Mayo no sería la fecha en la que Muriel iba a convertirse en un icono del club.

Ese privilegio estaba reservado para otro hombre. Un jugador que en sus tres temporadas en el club ha ofrecido un rendimiento extraordinario. Que en las dos precedentes fue elegido jugador del año por la afición, y que muy probablemente, consiga el hito de lograr ese galardón por tercera vez consecutiva, puesto que tras este encuentro, lidera la estadística de puntuación media de toda la competición. Un verdadero mariscal del área. Jan Mauersberger.

Probablemente, no, seguro, que no fue de los goles más bonitos que haya marcado. Pero sin duda ha sido el más importante.

Cuando en el minuto 81, en pleno ataque desbocado del KSC, el joven Kevin Akpoguma sacó un centro desde banda derecha, Mauersberger ya había decidido que su contribución, a esas alturas de encuentro, no podía limitarse a defender. Por esa razón el centro de Akpoguma encontró un inesperado rematador en el central blauweiss, quien con valentía y decisión se había incorporado al ataque en una jugada que no era a balón parado.

Su remate no fue limpio, de hecho fue casi más un rechace o un rebote que un cabezazo franco. Apenas pudo terminar de girar la cabeza cuando impactó con él para desviar su trayectoria. No, no era el gol soñado, pero era suficiente para vencer la resistencia del Furth y alojar el balón en la red. Eso le bastaba. Eso, y saber que, para siempre, su nombre estaría ligado a uno de los momentos históricos del club, el regreso a Bundesliga, tras un penoso periodo de 7 años alejado de esa categoría, y teniendo que rescatar al club desde la oscuridad del abismo que supuso el descenso a Liga 3.

El silbato del árbitro, que había despertado a Oliver Kahn de sus recuerdos, se convertía ahora en la señal que daba rienda suelta a los sueños. La próxima campaña, Wildpark volvería a acoger a los grandes. La afición disfrutaría con los mejores jugadores, y el club estaría preparado para afrontar los mayores retos. ¿Qué podría esperar el KSC de la próxima temporada? ¿Volver a Europa? ¿Luchar por títulos?

Fuese lo que fuese, los sueños no tienen límite, y si él había sido capaz de hacer vivir un sueño a sus conciudadanos de Karlsruhe en estos últimos años, no veía porqué no podían seguir haciéndolo. Son esos, los sueños por los que luchas con toda tu alma, los que terminan cumpliéndose. Que se lo pregunten sino al pequeño Jonas.

La policía poco pudo hacer para evitar que los KSC fans disen rienda suelta a su entusiasmo. Habían transcurrido ya más de 30 minutos desde el final del partido, y multitud de aficionados seguían correteando por el césped, y saboreando lo dulce de un momento como aquel. Desde el vestuario, donde Kahn y sus chicos lo celebraban en privado, podían oírse aún los infatigables cánticos de una afición que es y será siempre eternamente fiel al club que ama. El KSC.

http://k007.kiwi6.com/hotlink/lhspjp2rnr/KSC_der_Mini-Film_4_.mp3

http://youtu.be/micinONJY1U