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Respuestas destacadas

  • Autor

Atendiendo al Aficionado

xD Cogí la imagen de internet, así que ni idea ;)

LucioAcade: Pues la verdad es que no se que decirte...

Te sigo a ver que pasa:D

  • Autor

Capítulo IV: "Me gusta recibir a gente normal"

El ambiente en la consulta estaba muy tenso. El médico sabía que no había tranquilizado a su paciente con la explicación y que, para colmo de males, lo había puesto más nervioso.

- Tranquilízate, hombre. Todo tiene una explicación.

- Estoy esperando a que usted me la de. - Ramsés no sabía si podría controlarse mucho más. Todo aquello era por culpa de su hermano: después de llegar tarde a la consulta, había tenido que esperar 3 horas para que el doctor lo dejara pasar, 2 horas más para el reconocimiento... Y ahora esto.

- Es muy fácil. Como ya le he dicho, usted tiene una salud mental exquisita. Cierto es que los sueños tienen un significado, pero no descifrable desde mi competencia. Le voy a dar el número de un colega mio. Es de los mejores del mundo. Como ya le he dicho, su problema puede tener una explicación científica. Pues bien, este hombre es licenciado en psicología y psiquiatría paranormal. No es la primera vez que alguien famoso acude para solventar problemas así.

Ramsés se quedó atónito. ¿Qué quería decir el doctor con aquello de famoso?

- Que quiere decir con...

- Vamos, Ramsés. Conmigo no tienes que disimular. Se perfectamente quien eres, el ex-entrenador del Albino Leffe. Que sea médico para personas con discapacidades psicológicas no quiere decir que no me guste el fútbol.

En cierta manera, aquello lo tranquilizó. No el que lo reconociera, pero si intuía que había juzgado a aquel hombre de manera muy injusta.

- Voy a ponerte en contacto con mi amigo. Es un hombre muy cercano y amable. Así que no lo juzgues igual de mal que a mí. Toma su tarjeta. Esta noche el te llamará. Antes, quiero explicarle tu caso personalmente.

- Pues muchas gracias, doctor. Y perdone por mis formas, pero la situación empieza a superarme.

- Tranquilo. Por aquí pasa gente peor que tú. De vez en cuando, me gusta recibir a gente "normal".

Ramsés salió del hospital peor de lo que había entrado. Dejando a un lado que aquel doctor le había reconocido (lo cual era digno de mención, una celebridad de la medicina lo conocía) no le terminaba de convencer el asunto. ¿Un paranormal? Ni que viera fantasmas...

Cuando llegó a su casa, se hechó una copa del mejor vino de su bodega privada y se sentó en el sofa. Miraba la tarjeta que le había dado el doctor con la esperanza de que todo aquello fuera un mal sueño. No paraba de darle vueltas a la cabeza. Aprovechó la embriaguez del vino y el silencio sepulcral para dar una cabezada.

Aquel día era distinto a los demás. Algo pasaba en el pueblo, ciudad o lo que fuese. Iba vestido de una forma muy rara y estaba rodeado por gente que no conocía.

Todos le miraban, como esperando algún tipo de decisión por su parte.

Como siempre en aquellos sueños, deseó que todo aquella terminara por lo que apenas prestaba atención a lo que hablaba un hombre de estatura media, muy delgado, casi demacrado. Aunque era de edad joven, su aspecto dejaba mucho que desear.

El teléfono empezó a sonar, por lo que Ramsés se desveló.

- ¿Digame? ­- Dijo, mientras se secaba el sudor ya tan cotidiano para él tras aquellos sueños.

- Buenas noches. Soy Luigi Fernno. Tal y como le dijo el doctor Giammattei, me interesa mucho su caso. ¿Podemos vernos mañana? ¿A eso del mediodía?

- Claro... - A Ramsés aquello le parecía muy extraño. Aunque era la primera vez que hablaba con aquella persona, su voz le resultaba familiar. - Dígame la dirección.

- Restaurante Il Luogo di Aimo e Nadia. En la vía Montecuccoli. Es un sitio tranquilo y sirven buena comida y vino. A las 14:00 horas.

- De acuerdo... Allí estaré

sofa.jpg

Editado por lk2_89

  • Autor

Atendiendo al Aficionado

:cens: Bienvenido

joony: Gracias por unirte

  • Autor

Capítulo V: "Es tu día de suerte"

Otro maldito sueño había hecho que Ramsés se desvelara a eso de las 6:15 de la mañana. Le pareció una absurda tontería intentar conciliar de nuevo el sueño, por lo que se afeitó (dejándose una pequeña perilla) y duchó. Después, bajó por el periódico.

- Buenos días, señor Espinoso. Al bisogno si conosce l'amico (En el peligro, se conoce al amigo).

- Ah, señorito Ramsés. Dagli amici mi guardi Dio che dai nemici mi guardo io (Del agua mansa, líbreme Dios, que de la brava ya me libro yo).

- Siempre me pilla, ¿eh?- Desde que Ramsés vivía en el barrio, el quiosquero sexagenario Espinoso era de los pocos con los que había hecho buenas migas.

Tras comprar los dos o tres diarios deportivos que acostumbraba a leer en el desayuno, subió por las escaleras; si podía evitar el ascensor, lo hacía.

Mientras intentaba introducir la llave a tientas para no tener que encender la luz del corredor, algo pasó que no esperaba. Una linda muchacha, de unos 27 o 28 años, acababa de salir del ascensor cargada de cajas. Ramsés intentó ir a ayudarla, pero en ese momento algo se torció. El aire se le entrecortó en la garganta, sus ojos se cegaron… Un mareo…

De nuevo se encontraba en ese maldito mundo que tanto odiaba. Esta vez, estaba junto a un río, al lado de un cañaveral.

Una linda muchacha, bastante joven y que no alcanzaba la mayoría de edad se encontraba junto a él, mirándole con muchísima ternura.

Esta vez, Ramsés si quiso quedarse en el sueño. Pero tal vez su subsconciente, acostumbrado ya a salir de estos letargos, volvía a la realidad.

- ¿Hola? ¿Cómo te encuentras? ¿Me escuchas? – La muchacha del ascensor sostenía una botella de agua.

- Creo que bien… ¿Qué ha pasado? – Preguntó Ramsés, tocándose la cabeza; el prominente chichón era de la secuela tras el golpe.

- Te has quedado mirándome y de pronto te has desmayado. No se si tomármelo como un halago o un insulto. – La muchacha acompañó sus palabras con una tierna sonrisa dedicada al muchacho. – Por eso te he echado agua, para que volvieras en ti. Me has asustado mucho.

- Lo siento… Esto jamás me había pasado.

- ¡Hoy debe ser tu día de suerte! No suelo estar presente en los desmayos de la gente. ¿Cómo te llamas?

- Ramsés… - Dijo, mientras se incorporaba poco a poco.

- ¡Caray! Es la primera vez que conozco a alguien con ese nombre.

- Si, no es muy corriente. Perdona la descortesía pero… ¿Qué hacías con esas cajas?

- Soy tu nueva vecina. Se que esperabas a una supermodelo, pero esto es lo que hay chico. Tenemos que llevarnos bien… Quiero tener alguien a quien pedirle la sal.

Después de un rato hablando, ambos muchachos se despidieron. Ramsés acababa de sentir lo mismo que cuando escuchó al médico paranormal por teléfono… Parecía que conocía a aquella chica desde hacía mucho tiempo.

Editado por lk2_89

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