TEMPORADA 27/28 - BERRÓN C.F. Ante la escasez de jugadores, nos encontrábamos ante un reto enorme: reorganizarnos y luchar por el playoff en la 2ª Asturfútbol. La Federación nos había asignado al grupo 1, junto a equipos de Oviedo y su entorno, la Cuenca del Nalón y el oriente asturiano, en una distribución muy similar a la del año pasado. Entre los rivales repetía el Ribera de Arriba, al que volveríamos a enfrentarnos esta temporada. Además, tendríamos un pequeño derbi contra el filial de uno de nuestros grandes rivales: el Club Condal de Noreña. El principal problema de la temporada estaba en la plantilla. Tras el descenso del año pasado, la mayoría de los jugadores abandonaron el equipo en masa, y apenas contábamos con una decena de fichas del primer equipo. Ante esta situación, decidí apostar por varios jugadores del juvenil que veía con gran proyección. Sin embargo, también ahí nos encontramos con dificultades: muchos juveniles estaban marchándose a clubes con estructuras más enfocadas al fútbol base, como el Llano 2000 o el Alcázar. Ante este panorama, pedí a la directiva y al cuerpo técnico que se encargaran ellos de los fichajes, mientras yo me centraría en la parcela deportiva. Su respuesta fue notable, logrando incorporar a varios jugadores, algunos de ellos procedentes del filial del Club Condal. Además, contacté con Chilu, el portero que había dirigido en mi etapa en el Ribera de Arriba, y accedió a venir, con lo que al menos dejábamos la portería parcialmente cubierta. Finalmente, entre los refuerzos y los ascensos del juvenil, conseguimos reunir 19 fichas. Era una plantilla corta, sí, pero lo suficientemente competitiva como para afrontar con garantías la temporada, destacando entre todos la figura del delantero Manuel Palomino. Debido a la falta de jugadores de banda, optamos por una táctica poco habitual: un 4-3-2-1 sin extremos ofensivos. La idea era dar libertad creativa a los jugadores con balón, apostando por un juego rápido pero basado en el toque, y presionando cuando las condiciones lo permitieran. A nivel defensivo, asumíamos cierto riesgo por fuera, con la intención de obligar al rival a jugar por el centro, donde contábamos con mayor presencia. Además, la línea defensiva se mantendría algo más retrasada para asegurar el equilibrio. La pretemporada fue bastante más larga de lo que me habría gustado, pero era necesaria para probar al equipo y, de paso, generar algo de ingresos con algunos partidos amistosos. El primero fue ante el Numancia de Soria, un encuentro cuya principal motivación era la recaudación por entradas. Asistieron 429 personas, pero poco pudimos hacer en lo deportivo: caímos por un claro 0-3, sin apenas opciones. En el segundo partido recibimos al UP Langreo, otro rival de gran nivel, que repitió marcador: otro 0-3 en el que tampoco tuvimos muchas oportunidades. Por suerte, el siguiente encuentro fue contra un equipo más cercano a nuestro nivel: el Miranda CF, procedente de Avilés y que jugaba en una categoría inferior a la nuestra. Para preparar el compromiso copero del miércoles, disputamos este amistoso un viernes y logramos una contundente victoria por 4-1, que nos devolvió confianza. Comenzaba la Copa de Asturias y nos tocó visitar al Europa de Nava, un rival de nuestra misma categoría y un verdadero test para medirnos. El partido terminó 1-1 y tuvimos que resolver la eliminatoria desde el punto de penalti, donde salimos victoriosos por 5-3. Antes del inicio de liga, disputamos dos últimos amistosos: primero ante el Praviano B, con derrota por 1-3, y luego frente a nuestros vecinos del Atlético Siero, con empate 1-1. Así cerrábamos una pretemporada extensa, pero útil en muchos sentidos. En el entorno del fútbol regional se rumoreaba que la lucha por el título y el ascenso directo estaría entre nosotros y el UD San Claudio, mientras que equipos como el San Martín, Lugones B y Condal B se perfilaban como los principales obstáculos. Como de costumbre, preferí no dar importancia a esos comentarios y esperar a ver cómo respondían realmente los equipos sobre el campo. Nuestro debut fue en La Pixarra, frente a La Manjoya, un rival exigente. El encuentro terminó en empate a 2-2 tras un gol tardío de Manuel Palomino, pero las sensaciones fueron positivas. Esa buena dinámica se confirmó con tres victorias consecutivas: 0-1 ante La Carisa, 2-0 en el derbi contra el Condal B y 0-2 frente a L’Entregu B. Estos resultados nos colocaron en lo más alto de la clasificación en las primeras jornadas de liga. Una vez más, nos tocó disputar la Copa de Asturias. Visitamos al Universidad de Oviedo, un rival de nuestra misma categoría, y logramos imponernos por 0-1 gracias a otro gol tardío de Palomino, en un partido en el que merecimos un marcador más amplio. A partir de ahí, los siguientes encuentros de liga arrojaron resultados muy dispares. Primero sufrimos una dura derrota por 1-4 ante el Europa de Nava, duro golpe ante un rival de la parte alta. Sin embargo, supimos reaccionar con autoridad: goleamos a domicilio al San Martín 0-3 y protagonizamos un extraño pero espectacular 3-7 frente al Masaveu en su campo de arena. Luego vencimos por la mínima al Lugones B 1-0 y cerramos octubre con un empate ante el San Claudio, un equipo que había arrancado la temporada de forma muy floja, pero que empezaba a recuperar terreno y no volvería a perder hasta marzo. Noviembre comenzó con buen pie: vencimos 4-2 al Colloto B y 2-5 al Universidad de Oviedo en liga. Sin embargo, en la Copa caímos eliminados al perder 0-2 frente al Madalena de Morcín, un equipo de la 1ª Asturfútbol. Tras la eliminación copera, recibimos al siempre incómodo Ribera de Arriba, mi antiguo equipo, que nos puso en serios aprietos; conseguimos ganar 2-1, pero con mucho sufrimiento. Cerramos el mes con un empate 1-1 en casa del Independiente. Pese a los buenos resultados en general, seguíamos sin ser capaces de imponernos a los rivales directos, un aspecto que sabíamos podría ser decisivo y en el que debíamos trabajar. Diciembre nos deparaba solo dos encuentros, ambos en casa, pero no pudimos aprovecharlo. Primero caímos 0-1 ante el Sariego y después empatamos 1-1 frente al Asturias de Blimea, en un partido donde merecimos claramente más. Cerrábamos el año situados en la segunda posición, con 31 puntos en 15 jornadas disputadas. La liga se presentaba extremadamente igualada, con hasta cuatro equipos en la pelea por el liderato. En nuestro equipo, los jugadores más destacados eran los hombres de ataque, especialmente Palomino, Roberto Reyes y Cristian Casa. También brillaba el joven lateral Santiago Cortés, cedido por el Ceares, cuya actuación estaba siendo muy prometedora. Durante el invierno, la directiva respondió bien y logró incorporar a dos jóvenes del Condal B que no estaban contando con muchos minutos en su equipo. Así llegó David Olmedo, portero, cuya incorporación nos permitía liberar a Jorge Hevia para que pudiera volver a entrenar con el juvenil. Sin embargo, una lesión inesperada de Chilu le dio a Olmedo la oportunidad de jugar casi de inmediato. También se sumó Alberto Pardo, un central de gran envergadura pero con ciertas limitaciones técnicas, que llegaba como recambio en la defensa. Enero comenzó con buen pie. Nos desplazamos hasta Cangas de Onís, en el viaje más largo de la temporada, para enfrentarnos al Cánicas AC, y conseguimos una victoria sólida por 1-3. Luego visitamos al Lugones B, donde volvimos a imponernos, esta vez por 1-2. El siguiente compromiso fue ante el líder, el San Claudio, que llegaba en racha y con la moral por las nubes. A pesar de su buen momento, el partido fue más igualado de lo previsto. Se adelantaron justo antes del descanso, pero en el minuto 80 un penalti muy discutido y que provocó una tangana, nos permitió empatar y sellar un reparto de puntos justo para ambos. Cerramos el mes con un empate fuera de casa ante el Rosal y una victoria por 3-1 frente a La Manjoya, manteniendo una buena dinámica de resultados. Febrero fue un mes extraño. En casa sufrimos dos duros golpes, pero fuera de nuestro campo fuimos sorprendentemente efectivos. Comenzamos visitando al Ribera de Arriba, mi antiguo equipo, donde logramos una victoria sólida por 0-2. Sin embargo, al volver a casa, el Independiente de Lieres nos superó claramente con un 1-3. Recuperamos la senda del triunfo fuera de casa con un trabajado 2-3 ante el Sariego, pero cerramos el mes con otra derrota en nuestro campo, esta vez por 2-3 frente al San Martín. Esta falta de regularidad nos alejaba del liderato, cada vez más en manos del San Claudio y del Europa de Nava, que no cedían terreno. Marzo, en cambio, fue un gran mes para nosotros. Arrancamos con una victoria por 2-1 frente a un Masaveu que decepcionaba, pese a tener plantilla para aspirar a más. Luego viajamos al campo del Europa de Nava, en un partido absolutamente loco que terminó 3-3, tras un penalti transformado por Ernesto Arias en el tiempo de descuento que nos dejó con un sabor agridulce. Supimos reponernos con un triunfo por 3-1 ante el San Juan La Carisa y cerramos el mes con un ajustado pero valioso 1-2 frente al Colloto B. Mayo comenzó con una inesperada derrota en casa ante el Universidad de Oviedo, un equipo que en ese momento estaba en descenso, perdiendo por 0-1. Sin embargo, supimos recuperarnos con dos victorias seguidas: primero un ajustado 2-1 contra L'Entregu B y luego un 0-1 ante el Condal B. Estos triunfos nos devolvieron la ilusión y nos permitieron superar al Europa de Nava, que atravesaba un gran bache tras nuestro empate, y prepararnos para disputar el liderato con el San Claudio, que también estaba dejando puntos en el camino. No obstante, un difícil Asturias de Blimea nos cerró las puertas en su campo y solo pudimos rascar un empate 2-2. Cerramos el mes con una victoria por 2-0 frente al Cánicas, dejando todo abierto para disputar el liderato en la última jornada contra el San Claudio. Llegábamos a la última jornada con 68 puntos, mientras que el San Claudio sumaba 70. El golaveraje estaba empatado, pero la diferencia general de goles favorecía al San Claudio (36-27), por lo que para terminar primeros y lograr el ascenso directo necesitábamos ganar y que ellos perdieran. Así de simple. Nos tocaba jugar en casa contra el Rosal, un equipo de mitad de tabla sin nada en juego, mientras que ellos recibían a La Manjoya, que peleaba por un puesto en los playoffs. Salimos a por todas desde el inicio, y Cristian Casa nos adelantó con un penalti tempranero. Dominábamos claramente a un equipo que parecía estar de vacaciones, lo que quedó reflejado con un segundo gol justo antes del descanso. Con el 2-0 a nuestro favor, estábamos atentos al marcador del José Ramón Suárez Fernández, campo del San Claudio, donde nuestro “chivato” nos mantenía informados de que el marcador no se movía. Sin embargo, en el minuto 55, Pablo Santos abrió el marcador para los locales, acercándolos al ascenso directo. Poco después, La Manjoya empató el partido, poniendo el 1-1 que nos devolvía la esperanza. Nosotros ganábamos 4-0 y solo necesitábamos que La Manjoya marcara un gol. Pero, pese a una tímida reacción de La Manjoya, el marcador no cambió y el empate les bastó para ascender. Así, el San Claudio logró el ascenso directo y nosotros quedamos subcampeones, obligados a disputar los playoffs de ascenso.