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En algún lugar de Croacia, 4:13 horas de la mañana

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Stefan sintió un estremecimiento, casi placentero, al acercarse a la ventana. A pesar de ser verano la noche era fría y él podía notar el frescor a través del vidrio, de igual manera que lo sentía en los pies descalzos, en la piel desnuda. Y lo agradeció, pensando que quizás le despejara la cabeza y le librara del mar de dudas que le mantenía en vela.

Una mano se posó con suavidad sobre su hombro, tan leve como el roce de una mariposa, y una vez más se sorprendió de la gracilidad con que ella se movía entre las sombras. No había oído ni el más leve crujido del colchón, ni sus pasos sobre el parquet, ni siquiera su respiración al acercarse a él, pero allí estaba, ofreciéndole su apoyo como siempre desde que se conocieron. Se volvió hacia ella, estrechándola entre sus brazos y sintiendo el calor de su cuerpo al abrazarla.

- Pensaba que seguías dormida. No te he oído acercarte – le dijo.

- Mi mundo es oscuridad, ya lo sabes, y no me cuesta moverme por ella. ¿Por qué estas levantado?

- No sé si he tomado la decisión correcta. El corazón me dice que sí pero la cabeza... En fin, no estoy seguro.

- Sólo es un trabajo, cariño. No es tan importante...

- Sí, lo es. Es importante para ti, Aneka, y eso lo convierte en importante para mí.

Aneka había perdido a su padre durante la guerra, en la misma explosión que le privó de la vista cuando tenía apenas cinco años. Sólo tenía recuerdos vagos de él: de vez en cuando un olor, un sonido o una voz se lo traían a la memoria y ahora era para ella una presencia amante y protectora que un día se desvaneció, el mismo día que desaparecieron la luz, el cielo y el sol. Parte de sus recuerdos tenían que ver con unos colores y un lugar: los colores de su equipo, el estadio en el que trabajaba realizando labores de mantenimiento. De vez en cuando Aneka le acompañaba y cada una de esas visitas era como una pequeña aventura para ella; jugar en la hierba del campo, esconderse en los armarios, desordenar sus herramientas y, sobre todo, estar con él.

Cuando la guerra terminó Aneka empezó a ir regularmente al estadio: una niña pequeña con un bastón de invidente que iba a todos los partidos que se jugaban en casa. Los compañeros de su padre no le cobraban entrada y siempre se aseguraban de que tuviera un lugar lo más cómodo posible en la modesta grada, a salvo de la lluvia, y allí contemplaba los partidos, siempre sonriente. No podía ver nada, claro, pero tampoco lo necesitaba: sus oídos y su imaginación le bastaban.

Con el tiempo Aneka creció pero nunca dejó de acudir al estadio. Y fue en el estadio donde, ya convertida en una hermosa mujer, Stefan la conoció cuatro años atrás. Habían comenzado compartiendo breves conversaciones sobre el equipo pero poco a poco su relación fue haciéndose más profunda y, antes de darse cuenta, Stefan tuvo que reconocer que estaba perdidamente enamorado. Para su alegría, y sorpresa, Aneka sentía lo mismo.

- No sé si seré capaz de conseguirlo, Aneka. ¿Y si hundo el equipo?

- No puedes hundirlo mucho más – bromeó ella, mientras le acariciaba la frente con cariño – Y además sé que puedes hacerlo muy bien. Estás preparado y eres capaz. Además... ¿Qué crees, que te abandonaría si el equipo pierde? Me gusta acudir al estadio porque me trae recuerdos felices del pasado pero no es más importante que tú, que eres mi presente y mi futuro. Mañana irás al campo y empezarás a poner en orden esa casa de locos. Ahora deja de preocuparte y ven a la cama. Si eres bueno, hasta podemos hacer el amor.

- Tentadora oferta. ¿Y si soy malo?

- Si eres malo – le susurró ella a la oreja – seré yo quien te arrastre a la cama y haremos el amor... sí o sí.

 

Editado por Tudelano

Buenas compañero!

Hacía mucho tiempo que no me pasaba por aquí! Y parece que he escogido un buen momento!

Menuda intro, tiene muy buena pinta la historia si continua así! 

A la espera de más!!

Suerte en tu aventura!

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Doy comienzo aquí a mi segunda historia en FM Site, una que espero poder llevar hasta su conclusión para que no pase como con su hermana mayor. Confío en poder hacerla entretenida para aquellos que os animéis a leerla y, al mismo tiempo, en pasarlo bien yo jugándola y contándola.

En breve dispondréis de información sobre el equipo, la ciudad y todos esos aspectos que marcan el comienzo de una historia por estos lares y, a continuación, el fútbol. De momento, como podéis ver por el escudo, puedo adelantaros que nuestra historia transcurre en tierras croatas, en la ciudad de Sisak. Conocida en la antigüedad como Sgesta, esta ciudad iliria cuenta ya con casi 2.500 años de antigüedad y ha sido testigo de todo tipo de acontecimientos; su equipo de fútbol, el HNK Segesta, también es un veterano y recientemente cumplió sus 110 años de historia. Lo hace inmerso en el pozo de la tercera categoría del fútbol croata y nuestro objetivo será intentar reverdecer sus ya ajados laureles. Problemas no le faltarán a su técnico, seguramente, ya que tendrá que lidiar con una plantilla descompensada, penurias económicas y alguna que otra historia paralela que le complicará la vida.

Os invito a acompañarme en este viaje para el que no hace falta billete ni pasaporte pero en el que todos sois bienvenidos.

Editado por Tudelano

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Sisak, la antigua Segéstica de los romanos, es una ciudad con una extensa historia y por ella han pasado ilirios, romanos, otomanos, austriacos, alemanes y, por supuesto, los propios croatas. Actualmente es, por población, la undécima ciudad más grande de Croacia con unos 50.000 habitantes y es un importante centro comercial gracias a su privilegiada situación en la confluencia de los tres principales ríos de la región.

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Afortunadamente la ciudad ha conseguido superar en gran parte los daños causados durante la última guerra (1991-1995), en la que fue uno de los frentes de combate, aunque aún quedan rastros del conflicto y mucho rencor soterrado; no en vano en ella se produjeron terribles actos de limpieza étnica, similares a los acaecidos en otras partes de la ex Yugoslavia.

Sin embargo, hay también aspectos positivos a destacar y entre ellos está el hecho de que su equipo de fútbol, el HNK Segesta, puede presumir de ser actualmente el club en activo más antiguo del país y el único que no ha cambiado de nombre después de 110 años de historia. Si bien ahora juega en la tercera división del país, ha sido un habitual de la máxima categoría e incluso ha tenido alguna participación europea: en la temporada 1996-1997 alcanzó la final de la Intertoto, siendo derrotado en la final por el Silkeborg en una eliminatoria que terminó 2-2 y se decidió por el valor doble de los goles fuera de casa.

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Para celebrar este aniversario, la selección croata y el HNK Segesta disputaron un partido amistoso en el marco de la preparación del combinado nacional para el Mundial de Rusia 2018. Aunque quizás la palabra “amistoso” sea excesiva porque Modric, Mandzukic, Perisic y compañía no tuvieron piedad de los segestinos y el encuentro terminó con un llamativo 1-8. Para muestra, un botón:

Una cosa está clara: sin duda, Stefan va a tener mucho trabajo por delante.

 

Editado por Tudelano

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- @Josh1275 - Hola, compañero. Bienvenido a "Tradición centenaria" y, ante todo, muchas gracias por pasarte por aquí. Me alegro de que te haya gustado el prólogo, confío en que el resto pueda estar al menos al mismo nivel y lo disfrutes. En breve presentaremos a Stefan y veremos cómo afronta sus primeros momentos como nuevo técnico del HNK Segesta así que no lo dudes y pásate siempre que quieras, la puerta estará abierta.

¡Hola compañero!

Bueno, me llevas de Escocia, una tierra que deseo visitar en breve, a una zona de pasado convulso con guerras y estética para el fútbol. Grandes jugadores nos dejó la extinta Yugoslavia y algunos de enorme calidad nos han quedado de las nuevas repúblicas, como Modric, un jugador que me tiene fascinado. Seguí tu anterior historia y toca seguir ésta, sobre todo porque te animé en la elección y por una interesante introducción. En el mensaje de bienvenida dices que quieres hacerla entretenida para tus lectores, pero trata de hacerla entretenida para ti, y seguro que a nosotros nos enganchará. Si te lo pasas bien, siempre lo transmites a los demás. Si es una obligación, acabas aburriendo hasta a las ovejas. ;)

No conocía la ciudad de Sisak, la que parece que también fue afectada por las limpiezas étnicas de una guerra para olvido. O quizás para el recuerdo, porque de los errores deberíamos aprender. No se por qué, pero los ríos siempre otorgan algo especial a las ciudades y la instantánea de la población estirándose a lo largo del cauce fluvial me ha parecido muy llamativa. Toca enrolarnos en las filas del HNK Segesta, club también desconocido para mí pero de los que me gustan: con pasado en la máxima categoría y presente en el pozo del país.

A ver... Creo que 110 años de historia son muchos y se deben celebrar, pero tratar de jugar un encuentro contra la selección croata, con jugones como Modric, Rakitic, Kovacic, Perisic o Mandzukic me parece demasiado. xD  Y el 8-1 aún puede ser corto. El que marcó el gol pudo ser héroe local, pero hay que hacerle un monumento al portero. :/ 

Pues nada, esperando saber más del equipo, y de la liga croata, algo más que desconocida para mí. ;)

¡Saludos!

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@zeusitos - Bienvenido, amigo, y gracias por pasarte por aquí. En efecto, el cambio de ubicación es llamativo aunque, ahora que no nos oye nadie, antes o después volveré a tierras escocesas. Sentí mucho dejar inacabada la historia pero, después de seis meses con ella parada, entendí que era mejor iniciar un nuevo proyecto. Sobre el mensaje de bienvenida, no te preocupes: la premisa básica es divertirme yo y, a partir de ahí, si es posible que os divirtáis los demás. Veremos cómo va la cosa; de momento, comenzamos con un entrenador más canalla, muy enamorado y un puntito rencoroso. Ya lo iréis conociendo.

Yo, como buen latinista, sí conocía la ciudad de Sisak pero sólo con su nombre antiguo y me temo que mis conocimientos terminan más o menos en la época del emperador Teodosio así que también ha sido todo bastante nuevo para mí. En la pasada guerra de independencia de Croacia (1991-1995) la ciudad estuvo en pleno frente de batalla: las fuerzas gubernamentales croatas controlaban la ciudad pero las fuerzas rebeldes serbias dominaban las afueras y luchaban para tomarla. Como no podía ser menos, por desgracia se vio azotada por los bombardeos, los francotiradores y las masacres que caracterizaron el conflicto y algo de ello veremos en nuestra historia, siempre con el respeto que se merece una tragedia semejante.

Respecto al club, no tiene un pasado excesivamente glorioso pero sobrevivir 110 años en una zona tan conflictiva no es poca cosa: en poco más de un siglo Croacia ha pasado de ser una provincia del Imperio austrohúngaro a formar parte, sucesivamente, del Reino de Yugoslavia, de una Croacia dominada por los sangrientos ustacha y subordinada a los nazis, de la República Socialista de Yugoslavia bajo el dominio de Tito y, finalmente, de una República de Croacia independiente y democrática. Por medio, dos guerras mundiales y todos los conflictos que azotaron a los Balcanes en los años 90. Y ten en cuenta que buena parte de los clubes históricos de Yugoslavia fueron disueltos y refundados, a veces unificando varios, cuando el comunismo llegó a estas tierras; buena parte de los equipos actuales nacieron en 1945-46 pero el Segesta siempre ha estado ahí. Así pues, es un club que tiene mucho que celebrar.

Un saludo, compañero.

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UNA REUNIÓN INTERRUMPIDA (I)

3 de junio de 2016

Oficinas del HNK Segesta

Stefan se sentía aliviado por primera vez en varias horas: su mayor temor había sido la rueda de prensa de presentación pero ya había pasado el mal trago y tenía que reconocer que no había sido para tanto. El presidente del club, Djuro Brodarac, había llevado el peso de la misma explicando lo contento que estaba de poder disponer de un técnico joven y cualificado y recordando que era una apuesta personal suya. A Stefan no le cupo dudas sobre el significado de esa expresión: si conseguía los objetivos el presidente se arrogaría el mérito por haberlo descubierto pero, si fracasaba, Brodarac tenía potestad para ponerlo en la calle... y lo haría.

Su sensación de alivio se debía también, para qué mentir, a que por fin había empezado a trabajar en serio. Los cinco miembros de su equipo técnico y él llevaban reunidos unos instantes en una sala y, desde el primer momento, la conversación había sido fluida y bastante cordial. Aunque la situación del equipo distaba mucho de ser la mejor, Stefan pensó que podría colaborar bien con esos hombres y lograr el objetivo que se había marcado. Y es que no era indispensable que fueran amigos íntimos pero sí que hubiera un buen ambiente de trabajo.

Su segundo entrenador, Darío Kovacevic, llevaba nada más y nada menos que trece años en el cargo. Conocía todos los entresijos del equipo y, por lo que Stefan había oído, era un hombre que destacaba por su carácter riguroso, por saber trabajar bien con la cantera y por su ojo clínico para detectar el talento, cualidades todas ellas que el Segesta iba a necesitar. Él fue quien le presentó a los dos preparadores que el club tenía en nómina, Damir Stefanovic e Ivica Vidovic; los dos eran profesionales capaces y serían de gran ayuda.

Stefan tenía más dudas respecto a la capacidad de los dos hombres restantes: su jefe de ojeadores, Branko Simunovic, y su jefe de fisioterapeutas, Kristijan Djurdjek... que, a decir verdad, tenían poco de “jefes” ya que eran los únicos integrantes de sus respectivas áreas de trabajo. El club no podía permitirse mucho más de momento y Stefan sabía que tenía que estar agradecido de poder contar con ellos.

- … la obligación, por tanto, es evitar el descenso – estaba diciendo en ese momento su segundo, Kovacevic – Es lo que pide la directiva y creo que podemos...

- De evitar el descenso, nada – cortó categórico el joven técnico – Perdona que te interrumpa, Darío, pero tenemos que ser más ambiciosos. La prensa, en su previsión, nos otorga el cuarto lugar a final de temporada y eso es lo que nos van a demandar nuestros aficionados, como mínimo. Y, más importante aún, el club necesita ingresos económicos para sobrevivir; en esta división no los conseguiremos y en un par de años tendríamos que desaparecer. Por tanto, iremos a por todas. No porque queramos sino por obligación, así de simple.

- Stefan, eso no va a ser nada fácil – apuntó con calma Vidovic.

- Lo sé, créeme, y soy consciente de que quizás no lo consigamos. Pero no podemos permitirnos no intentarlo. Necesitamos el ascenso.

- Sólo hay un puesto de ascenso y dieciséis equipos – les recordó Kovacevic, aunque ninguno de ellos lo ignoraba – Va a ser una pesadilla.

- Cierto. Y lo primero que tenemos que hacer es...

 

Editado por Tudelano

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UNA REUNIÓN INTERRUMPIDA (II)

El ruido de la puerta al abrirse cortó la conversación y un hombre de unos cuarenta años de prominente barriga y vestido con traje y corbata entró en la sala. Apenas si miró a los hombres sentados alrededor de la mesa y, sin siquiera saludar ni dejar de hablar por el móvil que llevaba pegado a la oreja, se dirigió al pequeño mueble-bar que había al fondo de la habitación y que ellos, inmersos en su trabajo, ni habían tocado todavía. Sujetando el móvil contra la oreja con el hombro, se sirvió una cerveza fría y, tras unos segundos, se despidió con sequedad de su interlocutor y colgó.

Stefan, que lo conocía de vista pero nunca había tratado con él, sabía que se trataba de Mladen Munjakovic, uno de los directivos del club. Poseía una empresa de transportes en Sisak y, según se decía, ambicionaba ocupar la presidencia del club para ampliar sus ya extensas redes de contactos comerciales. El joven técnico había intentado presentarse unos momentos antes de la rueda de prensa pero Munjakovic le había dado la espalda, aparentemente por descuido; un gesto poco amable pero al que él no había dado mayor importancia. Ahora, por primera vez, Munjakovic le miró directamente y Stefan sintió una antipatía instantánea... que se certificó apenas el directivo abrió la boca.

- ¿Qué tenemos aquí? Si es nuestro flamante manager. Preparando la pretemporada, supongo... Mi nombre es Mladen Munjakovic.

- Sé quién es usted, señor Munjakovic. De hecho, he intentado saludarle hace un par de horas pero estaba usted demasiado ocupado. Me alegro de tener la oportunidad de hacerlo ahora.

- Oh, no se preocupe demasiado por eso, señor Dravic. No creo que vayamos a coincidir demasiado en un futuro. En cuestión de unas semanas el presidente Brodarac se dará cuenta de que contratarle ha sido un error y no volveremos a vernos.

- ¿Disculpe? Creo que no le entiendo – replicó Stefan, francamente molesto pero decidido a mantener la educación.

- No hay mucho que entender. Considero que usted no está preparado para dirigir este equipo y que todo esto no es sino una ocurrencia del presidente. Eligió su currículum sólo porque su novia es una especie de celebridad entre los aficionados locales pero eso no basta, Dravic – Una fría sonrisa se dibujó en el rostro del directivo antes de continuar – Muy inspirado eso de acostarse con la ciega preferida de Sisak, sin duda...

Stefan, los ojos brillantes de ira, se levantó como un resorte pero por fortuna Kovacevic le retuvo sujetándole con una mano sorprendentemente fuerte y le obligó a sentarse. Por suerte para todos el teléfono de Munjakovic volvió a sonar justo entonces, como en una especie de anticlimax; el directivo, sin dejar de mirar a Stefan, contestó en un idioma extranjero y salió de la sala a toda prisa no sin antes advertirles que no tocaran su cerveza.

- ¡¿A qué coño ha venido eso?! - explotó Stefan, ante la incómoda mirada de sus compañeros - ¿Quién se ha creído este tío que es?

- Es un gilipollas, nada más. No dejes que te caliente la cabeza – le intentó tranquilizar su segundo – Se dice que tenía interés en contratar a otra persona para tu puesto, un rumano que trabaja para unos socios comerciales suyos. No sé por qué ni de quién se trataba ni me importa. El caso es que al final el presidente te ha contratado a ti, el rumano ha debido encontrar un equipo en su tierra y Munjakovic se ha quedado con un palmo de narices.

Stefan se dejó caer en su silla, con la sangre latiéndole en los oídos y el corazón a mil por hora. Sabía que Kovacevic tenía razón al decirle que ignorara a ese cretino pero era incapaz de hacerlo. Le importaba poco lo que pensara de él pero no iba a tolerar que se refiriera a Anneka en esos términos. No, señor... Y entonces reparó en la todavía helada cerveza de Munjakovic. Levantándose de nuevo, aparentemente ya más relajado, se acercó al mueble bar y cogió la bebida antes de volverse al joven Kristijan.

- Esa puerta lleva a los servicios, ¿verdad?

- Sí... Sí. Stefan, ¿qué vas a hacer?

- Voy a mearme en su cerveza, ¿qué si no? Tranquilo, no le matará.

- ¿Cómo? Pero...

- Nadie se mete con mi chica. Nadie.

Y sin decir una palabra más entró en el baño, ignorando las miradas (alarmadas en algunos casos, divertidas en otros) de sus nuevos compañeros. Veinte años después, comenzaba una nueva guerra.

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Editado por Tudelano

Jajajaja! Grande Stefan protegiendo a su novia!

Me temo que no será la última “pelea” del simpático Munjakovic y nuestro protagonista!

Espero ansioso el siguiente round!!

 

 

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