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PRÓLOGO

Buenas, bienvenidos a este mi enésimos intento de historia. No tenía pensado volver a intentarlo después  de mi última vez. Pero siempre pueden más las ganas de jugar y con estas las ganas de contar lo que estoy jugando y es inevitable. No puedo jugar sin pensar en cómo contarlo como historia. Llevo varias partidas en los últimos meses que he terminado dejando porque sin contarlas no es igual. Y las ganas de intentarlo regresan. Hasta ahora había podido evitarlo porque no tengo el tiempo para poder dedicarme a todos las partes de la historia que podrían hacer de esta atractiva de ser leída.

Fue solo tras leer a Viggo hace unas semanas dándole consejos a otro compañero ( "Olvídate de gráficos, de complicarte la vida y lánzate sin más a contar lo que te apetezca contar.") que me animé. "Resta dedicación a cosas supérfluas". En otro tiempo quise explorar tantas cosas en la narrativa de la historia que me interesaban: periodismo, tramas alternas, reportería. Hoy esas cosas no me provocan realmente y lo que sí lo hace es la labor más pura de entrenador. Lo que me apetece contar es por qué tomé una decisión y cómo llegué ahí. Contar mis miedos, mis preguntas, mis problemas entrenando al equipo. Mis obsesiones. De cierto modo, hacer lo que hizo Martí Perarnau con Pep Guardiola en el Libro Herr Pep, eligiendo yo el nivel de detalle dedicado a qué tramos de la historia. Así, podría dedicar capítulos enteros a un solo partido y luego volar dos meses en un párrafo. Todo dependiendo del nivel de detalle que me exija contar lo que necesito contar. 

Tenía muchas dudas sobre este formato con el que llevo años, desde que salió el libro allá en el 2014, jugueteando en mi cabeza, pero con el que nunca me atreví por completo. Fue de nuevo una conversación con Viggo lo que me aclaró las ideas en la cabeza y me terminó de convencer de aventurarme a esto. Estoy muy interesado en sus opiniones respecto a cómo va a avanzado la narrativa. Como regla general no habrá gráficos, casi ninguno, y algunos screens. La partida empieza en junio de 2008 con el Football Manager 2016. Si necesitan algún screen en particular no duden en pedirlo. Con gusto los iré subiendo, ya sea con hipervínculos en los capítulos o en notas del autor.   

Sin más, bienvenidos a WEST LONDON.

Cumberbatch

 

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MOHAMMED AL-FAYED ESTÁ TRISTE

Prólogo

Londres, abril de 2008.

Mohammed Al-Fayed está cansado. Se había prometido veinticuatro horas para tomar una decisión. El día anterior, el Fulham, su equipo, perdió en casa 0-1 ante el Derby County. Con la derrota, el equipo del oeste de Londres dos meses y medio en los que solo ha ganado un partido, un 3-0 ante el Bolton Wanderers, empatado tres y perdido el resto. El descenso comienza a acechar, cuando a mitad de temporada no parecía que fuese a ser una preocupación. Y por eso tiene miedo.

Por un lado, le teme a la Championship: una competición larga y dura en la que la mayoría de equipos tienen un nivel parejo y una mala racha te manda a tercera división, un hueco del que sería incluso más difícil salir.

Por el otro, le teme a su legado. Cuando llegó a Craven Cottage, en 1997, el club estaba en tercera división y no conocía lo que era jugar en la liga grande Inglaterra desde hacía treinta años. Al-Fayed se propuso a cambiar aquello y en solo cinco años, el Fulham estaba jugando en el máximo nivel, con dos ascensos en un lustro. El método Al-Fayed había estado basado en dos principios: modernidad y carisma. Por eso su primera apuesta había sido la de poner al mando del primero lo que en la práctica era un doble entrenador. El Mundial de Estados Unidos 94’, que Brasil había ganado con Zagallo y Parreira funcionando como un dragón bicéfalo, estaba reciente. Y así reunió a Ray Wilkins, joven y modernizador, y a Kevin Keegan, carismático y enérgico. El resultado se pareció más a lo que aconteció en Liverpool un par de años después, con Evans y Houllier discutiendo, que a como funciona hoy el Manchester United de Alex Ferguson y Carlos Queiroz. El experimento de Al-Fayed solo duró un año y para la temporada 98-99, solo Keegan permaneció en el club, logrando finalmente el ascenso y saliendo disparado para la selección inglesa.

Tratando de continuar con el ‘sexy football’ del doble Balón de Oro, Al-Fayed contrató a Paul Bracewell en su reemplazo. El nuevo entrenador no solo había estado bajo el mando de Keegan durante gran parte de la década de los 90s, sino que siendo jugador del Fulham durante las últimas dos temporadas, había sido invitado por Keegan a tomar un rol activo dentro del cuerpo técnico a la par que cumplía sus funciones como futbolista de la primera plantilla. A pesar de un comienzo prometedor, el equipo se desinfló y Bracewell no terminó la temporada. En su lugar, la piedra angular del proyecto Al-Fayed: Jean Tigana.

El internacional francés fue toda una revolución: logró el ascenso a la Premier League, modernizó todos los estamentos del club, desde la academia hasta el primer equipo, y estableció una identidad futbolística continental. El Fulham jugaba como pocos equipos en toda la estructura del fútbol profesional británico. Su estilo de juego contrastaba a la perfección con el más inglés de los estadios de la Premier League. El sueño de Al-Fayed, comenzaba a tomar forma. Pero tuvo miedo. Desavenencias con Tigana cortaron el proyecto tres años después y desde entonces, bajo la dirección de Chris Coleman y Lawrie Sánchez, el Fulham ha vuelto a ser uno más en la Premier League. No hay nada que más aterre al presidente que la unidimensionalidad. Cuando compró el club, lo hizo queriendo convertirlo en uno de los clubes grandes de Londres, y que se codeara con Arsenal, Chelsea y Tottenham.

Y por eso tiene miedo. Y está cansado. Pero por sobre todas las cosas, por Mohammed Al-Fayed está triste. Necesita que su Fulham vuelva a brillar como diamantes en Tiffany's.

Lawrie Sánchez lo sabe. Cuando tomó el trabajo, sabía que su tiempo sería corto. En los ojos de quién lo contrataba no había el fulgor de la ilusión, sino la opacidad del miedo. Llegaba para el club no descendiera. Diez meses más tarde, ha perdido el control del equipo y sabe que el descenso comienza a verse en el horizonte. Cuando sonó el teléfono, esperaba que Al-Fayed le pidiese la renuncia. En cambio, el presidente lo confirmó en el puesto. <<Que este barco no se hunda, Lawrie. No dejes que este barco se hunda>>. Las palabras del Al-Fayed resuenan en él. Iba a terminar la temporada. Se le encomendó una labor a principios de año y le están dando la oportunidad de llevarla a buen puerto. Sabe que pase lo que pase, no continuará. <<Al-Fayed quiere otra cosa. Casi diría que lo necesita. Era feliz cuando Tigana estaba en el equipo. Yo no soy Tigana, no puedo serlo. Soy de Irlanda del Norte, no de Francia o Brasil>>, asegura.

Middlesbrough, Tottenham, Manchester City, Birmingham y Sunderland son los rivales que se atisban en el calendario. Al-Fayed ha decidido que Sánchez continue como entrenador. <<Es momento de tener estabilidad>>. No lo dice solo por la temporada que se dirige a su fin. Piensa en el futuro. Uno en el que La Gran Aventura continue. Así sea desde la Championship.

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BRASIL

Capítulo I

Londres, 3 de junio de 2008.

<<El mejor fútbol del mundo es el brasileño>>. Habla Leonardo Araújo, flamante director deportivo del Fulham. Hace ya dos semanas que fue anunciado por Al-Fayed. Para el presidente, la contratación representa la cuarta fase de su proyecto en West London. La primera, con Wilkins y Keegan, fue la de la ilusión; la segunda, con Tigana, la del reconocimiento; la tercera, con Coleman, la de la duda; y esta cuarta la llama la de 'el despegue'. Considera, no sin razón, que debió haberse quedado con el francés a pesar de todo. Tuvo miedo. Pero ahora es un hombre feliz. La ambición de Al-Fayed es que el Fulham se convierta en lo más parecido posible a lo que hoy son Chelsea y Tottenham. Sabe que el estilo británico es obsoleto y que el juego más continental es la única forma de ganar cosas en el fútbol de hoy. Leonardo está de acuerdo. <<Solo hay que ver a los mejores equipos de Inglaterra. Arsenal, Liverpool y Chelsea tienen entrenadores no británicos y el Manchester United tuvo que traer a Queiroz porque se estaba quedando rezagado>>, explica. <<El fútbol continental europeo, el fútbol latino para ser más exactos, es el dominante. Hace veinte, veinticinco años, quizás no lo era, pero desde que los brasileños cruzamos en masa el Atlántico, lo es. Mira al Milan o al Barcelona. Al fútbol holandés e italiano le han agregado cosas del fútbol de Brasil y por eso han sido los mejores de los últimos años en la Champions>>.

Leonardo fue campeón del mundo en 1994 y subcampeón en 1998. Jugó en Flamengo, Sao Paulo, donde fue campeón de todo, y Valencia en España. De ahí pasó por el mismo fútbol japonés del que llegó Wenger al Arsenal, aterrizó en la Francia de Tigana para jugar en el PSG y se pasó sus últimos años como futbolista a caballo entre el Milan y los dos clubes donde empezó a jugar. Hace seis meses estuvo a punto de fichar por el West Ham, pero al final no firmó. Un mes antes del final de la temporada, Al-Fayed ya había decidido que el año siguiente el club debía continuar el trabajo de Tigana, pero desde un punto de vista diferente. Para el egipcio, <<Brasil es todo. No hay nada más divertido que el fútbol brasileño y nadie ha ganado más que ellos. Ese es el futuro que veo en el Fulham>>. Lo dice convencido, incluso a pesar de la decepcionante Copa del Mundo de Brasil en Alemania hace dos años. Por eso buscó a Leonardo. <<La amplia experiencia en Europa de Leo y sus raíces brasileñas son la mezcla perfecta para implantar el modelo en el club>>, añade. La contratación de Leonardo cumple con los dos principios fundacionales del Fulham de Al-Fayed: tiene el carisma del campeón y, además, representa un paso adelante en la modernización del club. Los clubes británicos han sido hasta ahora reacios a la figura del director deportivo, mucho más asentada en España e Italia. 

Según Al-Fayed, <<Leo es la cara del proyecto. El líder. Con Tigana nos ocurrió que el líder era él y su puesto dependía de los resultados deportivos. Si tropezaba, el proyecto se acababa. Ahora no. Leo seguirá pase lo que pase deportivamente. Queremos que esté muchos años acá. Los entrenadores podrán ir y venir de acuerdo a los resultados, pero el proyecto del Fulham FC se mantiene>>. 

La idea de Al-Fayed era la de contratar a Vanderlei Luxemburgo como entrenador. Sin embargo, tras su experiencia en el Real Madrid, Luxemburgo se negó. Los contactos fueron varios durante todo el mes de mayo. <<Era la única opción>>, nos cuenta Leonardo. En un momento dado, las negociaciones casi tienen un final feliz, pero al final todo se cayó. Para Al-Fayed aquello fue una gran decepción. Leonardo propuso el nombre de Carlos Alberto Parreira, quien lo había dirigido cuando fue campeón mundial en 1994, y que hoy día está al mando de la selección de Sudáfrica. La mañana siguiente del anuncio público de su vinculación al Fulham, Leonardo contactó a Parreira. Tuvieron una charla amigable y Araújo le ofreció el cargo. Parreira se negó. Dijo no estar interesado en el fútbol de clubes, pero a su vez dio a Leonardo y Al-Fayed la solución. En 2007, meses después del Mundial de 2006, Parreira fue contratado por la federación sudafricana como entrenador de la selección absoluta. Parte del cuerpo técnico que había estado con él en Brasil no lo siguió hasta África y Parreira tuvo que llenar varias vacantes. Una de ellas fue la de segundo asistente técnico. El hombre escogido fue Paulo Roberto Leiva, de tan solo 32 años en ese momento. <<Leivinha está preparado. No lo dudes. Algún día dirigirá la selección>>, le dijo Parreira a Leonardo.

<<Al-Fayed tenía dudas. Es normal. Pero tras un rato hablando con Leivinha, supe que lo que me dijo Parreira era cierto. Es el entrenador ideal para el club, para lo que queremos hacer>>, dice Leonardo sin escepticismo. Lo cierto es que cuando conversas con Leivinha, próximo a cumplir los 34, te das cuenta de por qué. Es menudito y rubio. <<Como Juninho Paulista>>, bromea Leivinha cuando alguien pregunta. No es un nombre escogido al azar: Juninho fue el primer brasileño en destacar de verdad en Inglaterra cuando llegó al Middlesbrough de Bryan Robson a mediados de la década pasada. Es una muestra de su determinación y confianza. Puede hablar de fútbol durante días, pero siempre te recuerda que viene de academia. Antes de ser entrenador fue estudiante de sociología e historia y luego profesor. Su vocación docente se nota a leguas y este libro se nutre de ello. Es risueño. Su juventud se le nota en los ademanes, en las palabras que utiliza y en la energía que transmite. 

La prensa todavía no sabe quién será el entrenador del nuevo Fulham. La idea de Leonardo es anunciarlo una vez empiece la Eurocopa de fútbol en Austria y Suiza. Aunque el club está acostumbrado a entrenadores noveles, puesto que en la era Al-Fayed han debutado Wilkins, Bracewell y Coleman, esta vez es distinto. No se trata de un ex futbolista o un hombre del club. Leivinha es un outsider. Leonardo cree que hacer el anuncio mientras la prensa y los aficionados están conectados con el devenir de la selección de Steve McLaren en el campeonato europeo minimizará las posibles críticas que puedan caerle al club. Aunque el Fulham no es uno de los equipos grandes de Inglaterra, el amarillismo de los periódicos ingleses es inclemente. Habiendo jugado en clubes grandes toda su vida, Leonardo sabe lo importante que es manejar el aspecto comunicacional de un club. Por eso ha decidido proteger todo lo que pueda a Leivinha. Dentro y fuera del club.

Lo primero que hizo Leonardo una vez Leivinha firmó el contrato de entrenador fue ponerse en contacto con una figura que pudiera guiar al joven técnico en sus primeros pasos por el club: Ray Wilkins, quien fuera el primer entrenador del primer Fulham de Al-Fayed, estaba libre. Tras salir del club desarrolló una carrera como asistente técnico, primero de Gianluca Vialli en Chelsea y Watford, y luego de Dennis Wise en el Millwall y de Peter Taylor en la sub-21 inglesa. El buen recuerdo que dejó su etapa en el club ayudaría con la reacción pública a la contratación de un entrenador sin experiencia alguna en el fútbol profesional más allá de unos meses trabajando en el cuerpo técnico de una selección menor, y su experiencia navegando todo tipo de situaciones en el fútbol inglés sería ideal como soporte de Leivinha. Wilkins aceptó encantado la oferta de convertirse en el segundo al mando del club. Como segundo asistente fue contratado Steve Holland, 38 años, hasta entonces entrenador del primer equipo del Crewe Alexandra y Teddy Sheringham, leyenda del fútbol inglés. Ellos se sumarán a Martin Brennan, entrenador de arqueros, Sean Reed, Gary Hall y Alstair Harris, preparadores físicos, y a Mark Pembridge, histórico de la era Al-Fayed como jugador que desde el año pasado hace parte del cuerpo técnico del primer equipo y que antes de la contratación de Leonardo aparecía como candidato a ser el entrenador en las quinielas de los aficionados.

Levinha dice estar contento con el cuerpo técnico que le han dado Leonardo y Al-Fayed. <<Ray sabe todo lo del club y su carrera como futbolista es impresionante: jugó en Chelsea, Manchester, Milan y Rangers>>, dice con verdadera emoción. <<Steve es de mi generación, pero se retiró muy joven y lleva quince años entrenando. Sobre todo jóvenes. La academia debe ser la piedra angular del proyecto. Su experiencia nos ayudará a que integrarlos al primer equipo sea más fácil>>. Por supuesto, también se queda sin palabras para hablar de Sheringham: <<¡Solo le faltó ganar un Mundial o una Eurocopa!>>.

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CRAVEN COTTAGE

Capítulo II

Londres, 10 de junio de 2008.

Es normal que en las afueras de los estadios de fútbol haya estatuas. El fútbol ha sido un deporte especialmente propenso a la mitología y con más de cien años de historia, prácticamente todo club de fútbol del mundo ha creado sus leyendas. Afuera del Camp Nou, por ejemplo, el húngaro Kubala se prepara eternamente para sacar a pasear su potente disparo con la derecha; y afuera de Old Trafford, Bobby Charlton, Dennis Law y George Best miran el estadio con gestos triunfales. Afuera de Craven Cottage, el estadio del Fulham, también hay una estatua. Con una particularidad: no es en homenaje a ninguna vieja gloria del club o del fútbol inglés. De hecho, la figura que se erige en la entrada del Cottage nada tiene que ver con el fútbol, sino con la vida personal del presidente y dueño del Fulham, Mohammed Al-Fayed. Desde que compró el club en 1997, Al-Fayed insistió a su amigo, el cantante estadounidense de pop, Michael Jackson, para que asistiese al estadio a ver jugar al club. Al fin, en 1999, Jackson hizo caso a las peticiones de Al-Fayed y aprovechó una visita a Londres para ir a uno de los partidos del club, que entonces militaba en la segunda división. Para conmemorar la presencia del cantante, Al-Fayed mandó a construir una estatua en su honor y la ubicó a pocos metros del estadio, único detalle estrafalario en lo que por demás es un estadio inconfundiblemente británico.

Mañana empieza la Eurocopa para el seleccionado inglés. El equipo de Steve McLaren está ubicado en el grupo C con el anfitrión Suiza, Polonia y España, con quienes debutarán. Por todas las calles de Londres se puede escuchar el mítico estribillo de It's Coming Home, la canción que desde 1996 está atada a la selección inglesa. También mañana está convocada la rueda de prensa donde se anunciará el nuevo cuerpo técnico del Fulham con Leivinha en la cabeza. A ella asistirán Leonardo, Leivinha, Wilkins y los demás nuevos miembros del cuerpo técnico. Reed, Hall, Harris, Brennan y Pembridge se encuentran ya de vacaciones y volverán un par de días antes que los jugadores, que están llamados a entrenamientos para el 14 de julio. 

Es un día ocupado para Leo y Leivinha, pues por decisión del primero, en la rueda de prensa, Leivinha deberá hacer una presentación analítica de lo que fue el Fulham 2007-2008. <<No hay mejor remedio contra el prejuicio que puede haber ante un entrenador novel que la demostración de trabajo y conocimiento>>, dice Leonardo. Para Leivinha, que hace dos semanas no sabía que hoy sería el entrenador de un club de Premier League, ha sido un curso express pero profundo sobre la plantilla que se encontrará el 14 de julio. <<Ya es como si hubiera hecho parte del anterior cuerpo técnico>>, apunta entre risas. <<Hemos analizado al detalle todos los minutos jugados por el primer equipo. Estamos listos para cualquier pregunta que pueda surgir mañana>>. Cuando se enteró de la idea Leonardo, la primera reacción de Leivinha fue coger el teléfono y llamar a Lawrie Sánchez. Para el brasileño era importante que el ex entrenador diera el visto bueno a lo que iban a hacer. <<No podría hacerlo sin la aprobación de Lawrie. Hacer una radiografía del equipo así, en público, sin que él estuviera de acuerdo sería un gesto de muy mal gusto>>. 

El año pasado, el Fulham contó con un once tipo muy marcado. Niemi; Baird, Hughes, Hangeland, Konchesky; Davies, Bullard, Davis, Seol; Dempsey, Kamara. Salvo Seol, el resto de esos jugadores fueron titulares en veinticinco partidos o más en la Premier League. Además, el holandés Collins John fue el jugador número doce, siendo titular en dieciocho encuentros. Después de él, David Healy tuvo seis titularidades. El resto, cinco o menos. <<Para mí está claro que lo que le pasó al equipo en los últimos meses de competición es que se quedó sin piernas>>, explica Leivinha. 

La radiografía de la que habla el entrenador es solo una parte del trabajo que están haciendo. La otra es de puertas para adentro y es sobre la planificación de la próxima temporada. Aunque Leonardo es el director deportivo, Leivinha ha estado muy involucrado en el diseño de la plantilla. <<Yo soy la cara del proyecto, pero al final el que dirige el equipo es él y es él quien tiene la última palabra sobre quién hace parte o no de su equipo>>, dice Leonardo. <<Mi trabajo consiste, sobre todo esta primera temporada, en darle nombres y que él escoja. O que él me diga qué quiere y encontrar un jugador del perfil que se necesita>>. 

Para Leivinha todo esto es nuevo. <<No pensé estar tan pronto en esta situación. Da un poco de vértigo, pero lo estoy disfrutando y, sobre todo, me doy cuenta de que estoy preparado para tomar estas decisiones>>, confiesa. <<En Sudáfrica teníamos un banco de jugadores de cierta forma ilimitado y limitado según se lo mire. El proceso consistía un poco en adaptarnos a los jugadores que teníamos, un poco buscar a los que mejor se adapten a lo que queríamos. Acá es distinto porque la plantilla ya existe. Cuento con estos jugadores. Podemos fichar, pero la base es esta y tenemos que encontrar cómo encajan ellos dentro de nuestra filosofía y luego sí ver qué nos falta y cómo podemos conseguirlo. Se trata de tomar decisiones>>.

Y las tienen que tomar pronto. La primera es sobre la continuidad de Brian McBride. El estadounidense llegó al Fulham con 32 años en 2004 después de haber jugador en el Preston y en el Everton. Con 35 años, próximo a cumplir 36, el contrato del delantero finaliza este 30 de junio. Sin haber tenido el primer entrenamiento con el futbolista, Leivinha debe decidir si se le ofrece una renovación de contrato o no al futbolista que la temporada pasada solo jugó seis partidos con el club, en los cuales marcó dos goles. Para cualquier otro entrenador, dados esos números y la edad del jugador, la respuesta sería sencilla, pero Leivinha tiene sus dudas. <<Creo que McBride nos puede ayudar mucho. Tenemos varios delanteros, pero ninguno de su perfil, un tipo de área que además tiene juego. Además, su experiencia puede ayudar y si renueva después de esta temporada no va a poner problemas por no jugar. Creo que eso es importante>>.

No obstante, la situación de McBride, urgente como es, no es la decisión que más preocupa a Leivinha. La plantilla del Fulham, entrenada por Chris Coleman, galés, y Lawrie Sánchez, de Irlanda del Norte, en los últimos cuatro años ha abandonado la esencia continental que había creado Tigana y se ha enrocado en un estilo más británico. <<La plantilla está diseñada para un 4-4-2. Todo el año pasado jugaron 4-4-2. No es mi estilo y me contrataron para otra cosa. Hay que reestructurar la nómina a partir de los jugadores que ya tenemos>>, dice Leivinha. <<Tenemos algo de dinero en el banco, pero no suficiente para cambiar todos los futbolistas de un tajado. No somos el Chelsea>>, advierte Leonardo.

Esa tampoco es la intención del entrenador. <<Estoy convencido de que los futbolistas no son posiciones. Leonardo mismo es un ejemplo. Jugó de lateral y fue un gran lateral. Jugó de extremo y fue un gran extremo. Jugó de medio ofensivo y fue un gran medio ofensivo. Si sus entrenadores se hubieran quedado con la imagen de que solo era lateral, no habríamos visto quizás al mejor Leonardo>>, explica Leivinha. Le recuerdo la frase de Lillo, entrenador de la Real Sociedad que acaba de ascender a la Primera División española, sobre que los futbolistas son llamas esperando a ser encendidas y no botes que hay que llenar. <<Lillo es un entrenador muy europeo, de una línea en la que yo no me siento representado, de un fútbol muy mecánico, pero creo que aquí tiene toda la razón>>, responde.

<<Lo que tenemos que hacer ahora mismo es analizar qué jugadores de ese 4-4-2 británico nos funcionan en otro contexto, cómo podemos organizarlos dentro de lo que queremos. Es una calle de ida y vuelta: cómo se adaptan ellos a nosotros y cómo nos adaptamos nosotros a ellos>>, amplía Leonardo.

Leivinha agarra una hoja y me la acerca. <<Esta es la plantilla como está diseñada para el 4-4-2>>, dice señalando el pedazo de papel. En él están consignados los veinticuatro jugadores de la primera plantilla, separados por la posiciones del 4-4-2 en línea, con aquellos jugadores polifuncionales entre paréntesis. 

Arqueros: Antti Niemi, Kasey Keller y Tony Warner.

Defensores centrales: Brede Hangeland, Aaron Hughes, Carlos Bocanegra y David Murphy (Chris Baird).

Laterales derechos: Chris Baird y Moritz Volz (Aaron Hughes).

Laterales izquierdos: Paul Konchesky (Carlos Bocanegra y David Murphy).

Volantes centrales: Jimmy Bullard, Steven Davis, Dennis Murphy (Chris Baird).

Volantes derechos: Simon Davies y John Oster (Moritz Volz).

Volantes izquierdo: Seol Ki-Hyeon y Lee Cook (Diomansy Kamara)

Delanteros: Clint Dempsey, Diomasy Kamara, Collins John, David Healy, Erik Nevland, Brian McBride y Jari Litmanen.

<<Así están organizados en el diseño de la plantilla. Luego pasa que, por ejemplo, Volz no jugó casi ningún minuto como lateral derecho y sí muchos como volante o extremo por derecha>>, expone Leivinha. <<Lo que tenemos que hacer es ver cómo podríamos organizarlos dentro de algo más parecido a lo que queremos proponer. Es algo que hicieron Queiroz o Luxemburgo cuando llegaron al Real Madrid. La plantilla estaba diseñada para un 4-4-2 en línea como la nuestra y ellos proponían algo distinto. Tuvieron que encontrar soluciones como lo de Beckham de volante centra. En nuestra plantilla sería por ejemplo preguntarse si los extremos izquierdos, Seol y Cook, podrían jugar por dentro o de laterales. Lo mismo con Davies: ¿encaja como lateral derecho del equipo? Ni Baird ni Volz se adaptan a lo que queremos de un lateral. ¿Davies podría hacerlo?, dice mientras le brillan los ojos. Disfruta como nadie de esto. 

Los ejemplos que pone del Madrid son clarividentes y un guiño a la empresa contracultural que tiene enfrente. En la España de finales de siglo, los extremos naturales todavía seguían teniendo cabida. Era inconcebible un fútbol que no atacase por las bandas con jugadores de desborde y centro. Cuando Luxemburgo llegó a Madrid, trató de cambiar esa noción con pedagogía y buena comunicación, pero su discurso, que en Brasil era apreciado por lo que era, el discurso de un hombre de vanguardia, en España fue ridiculizado. En Inglaterra, Leivinha enfrentará el mismo monstruo. Si los resultados no acompañan de inmediato, deberá saber lidiar con ello de cara al público y sobre todo de cara a unos jugadores que llevan toda una vida jugando a algo y a los que les va a pedir que olviden aquello y aprendan una nueva forma de jugar. Que crean en él y lo sigan. <<Es el 75% del trabajo. Que los jugadores te crean>>, dice Leonardo. Su tono invita a creer en la apuesta que hizo por Leivinha. Que lo avale todo un campeón del mundo como Parreira también. Pero las dudas son razonables. Leivinha lo sabe y juega con eso. Lo excita la idea, quizás una reminiscencia de su pasado como profesor universitario.

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UN VOLANTE PARA EL FULHAM

Capítulo III

Londres, 18 de junio de 2008.

Ayer fue el cumpleaños número treinta y cuatro de Leivinha. Anna, su mujer, organizó una cena informal en su apartamento en Londres. Ella había vivido varios años en Inglaterra en su época de estudiante y aún mantenía una relación de amistad con varios locales, principalmente paisanos que también habían desarrollado sus estudios en Reino Unido y que, a diferencia de ella, no habían regresado a Brasil. Por fortuna para Leivinha, tras dos años trabajando en Londres, Anna comenzó a sentir morriña, saudade, y decidió volver, y al poco tiempo ingresó a la nómina de la Universidad de Sao Paulo, donde se conocieron. Llevan cinco años de casados, casi una década juntos, y Anna ha sido el gran apoyo de Leivinha en su decisión de abandonar la vida académica y buscarse la vida en el mundo del fútbol. Sin ella, Leivinha todavía estuviera en las aulas de clase y no donde está ahora. Leonardo, que también fue invitado a la cena de cumpleaños, no dejó de agradecérselo durante toda la velada. 

Los invitados fueron citados bien temprano y sobre las seis de la tarde comenzaron a llegar. El motivo era sencillo: la comida debía realizarse antes de las 8:45pm  pues a esa hora ya todos debían estar sentados alrededor del televisor para ver el último partido del grupo D de la Eurocopa, en el que Inglaterra se enfrentaba a Polonia, inesperado líder del grupo en el que también estaban España y Suiza. Inglaterra, hasta el momento, había empatado sus dos primeros partidos: un 1-1 con España en el debut y un 3-3 con Suiza. Tenía dos puntos, los mismos que España, frente a cuatro de Polonia y uno de Suiza. El grupo estaba abierto e Inglaterra dependía de sí misma para pasar: con una victoria accedía a la segunda ronda. Una vez finalizó el primer tiempo, Inglaterra ganaba 2-0 con un doblete de Wayne Rooney, pero sufría. Los ingleses que habían sido invitados estaban festejando. Los brasileños, disfrutaban como espectadores neutrales. Leivinha y Leonardo se miraban divertidos: <<No comenzaría celebrar antes de tiempo, Mark. Mira que Polonia está contraatacando con peligro. Obraniak está recibiendo muy solo>>, llegó a comentarle Leivinha a uno de sus invitados en un tono risueño, característico suyo, pero también sincero. Una hora después, Mark y los demás ingleses encontraron en las palabras de Leivinha algo profético: Polonia empató el partido en los últimos minutos, sumó cinco puntos y clasificó a la segunda fase. En el otro partido, España goleó a Suiza. Inglaterra había quedado eliminada.

Al ser preguntado por sus invitados sobre su visión de lo que había acontecido, Leivinha explicó que el motivo por el que Inglaterra había perdido era porque había jugado sin volante. <<El 4-4-2 inglés simplifica muchas cosas. El campo lo ocupas a lo ancho. Polonia jugó también 4-4-2, pero en rombo, ocupando los espacios entre líneas y aprovechando que la pareja de centrocampistas centrales de Inglaterra era Gerrard y Lampard, que son jugadores de dos áreas. Ninguno es de pararse delante de la defensa. Por eso cada vez que contraatacaban, el volante de Polonia encontraba al medio ofensivo muy fácil. Así llegaron los dos goles>>. 

El concepto no es nuevo dentro del panorama del fútbol inglés. Cuando José Mourinho aterrizó en Inglaterra, su éxito fue inmediato jugando con la misma formación con la que los polacos habían eliminado a los ingleses. Mourinho explicaba que su éxito estaba basado en el mediocentro, en el francés Claude Makelele, porque su posición entre líneas le daba una ventaja sistemática contra los 4-4-2 británicos. Poco después, Mourinho abandonaría el 4-4-2 y se asentaría en un 4-3-3 para darle más importancia a sus extremos, eliminando la posición de mediocampista ofensivo, pero mantendría a Makelele en su posición por delante de la defensa. 

Para Leivinha la posición es clave en su idea para el Fulham. En la reunión de hoy con Leonardo han hablado especialmente de ello. En el análisis de la plantilla, Leivinha identificó como el principal problema en el diseño la falta de volantes. <<Tenemos muchos delanteros y pocos mediocampistas. Por sobre todo, tenemos pocos mediocampistas que puedan jugar como cabeça de área. Solo Baird, pero quizás lo veo más como defensa. Hay que reforzar esa zona a cómo dé lugar>>. 

La posición es un tótem del fútbol brasileño. En la década de 1930 la mayoría de culturas tácticas europeas se pasaron a la WM, el sistema que añadía un defensor más y componía el mediocampo en dos, con el terceto ofensivo organizado en un triángulo de base de dos, es decir, un 3-2-3-2 en el que las dos últimas líneas eran delanteros. Sin embargo, cuando se quiso importar la formación a Brasil, principalmente con entrenadores húngaros, encontró mucha resistencia. En el 2-3-5 brasileño, el center-half, la posición sacrificada en el paso a la WM, poseía una importancia capital y una fama social que le daba una jerarquía en la forma de ver el juego por los brasileños que hicieron que los intentos de establecer la WM fueran traumáticos. Finalmente, sobre finales de la década, el entrenador Flavio Costa ideó una forma de amalgamar la cultura táctica brasileña con la formación europea, inventado lo que en Brasil llaman 'La Diagonal'. El foco estaba en que en lugar de un cuadrado en el carril central formado por los dos mediocampistas y los dos delanteros interiores, los jugadores se organizaran en un paralelogramo, convirtiendo a uno de los interiores en mediocampista y retrasando la posición de uno de los centrocampistas para apoyar la defensa y que el viejo center-half, aunque ahora convertido en zaguero, pudiera tener la influencia en ataque que tenía antes, al menos repartiéndose funciones con ese mediocampista retrasado. En el Flamengo de Flavio Costa, el jugador al que le tocó interpretar el nuevo rol fue a un argentino de nombre Carlos Volante y la posición nombrada en su honor: volante cabeça de área, también por su ubicación en frente de la defensa. 

Muchos años después, los húngaros llegarían a un lugar similar al que llegó Flavio Costa. El gran equipo de la década de 1950, los 'Magiares Mágicos', añadieron un tercer mediocampista, esta vez retrasando al delantero centro en lugar de a un interior, y poniendo a Zakárias por delante de la defensa, liberando a Bozsik de labores defensivas. A partir de la invención húngara, pronto se comenzaría a pasar la WM al 4-2-4 como formación estándar de la época. En ella, Brasil no eliminó el volante, sino al otro mediocampista, convirtiéndolo en un cuarto zaguero. Zito, campeón del mundo en 1958 y 1962, y Clodoaldo, campeón del mundo en 1970, jugaban en esa posición. Más tarde, ya en un sistema 4-3-3, Carpegiani, Batista, Cerezo, Falcao o Alemão fueron reyes en esa posición. Con el advenimiento de los mediocampos de cuatro futbolistas, Mauro Silva y Dunga fueron campeones del mundo en 1994, y luego en 2002 lo sería Gilberto Silva, reemplazando a Emerson, lesionado en la previa de la Copa. 

<<Mi equipo empieza con el volante. Es el jugador que une el mediocampo con la defensa, el hombre extra en ambas zonas y el motor del equipo>>, dice Leivinha. <<Aquí no tienen mucha tradición con ese futbolista. En el campeonato del mundo que ganaron tuvieron uno, Nobby Stiles, pero luego no volvieron a usarlo mucho. Hoy tienen a Carrick, que es buenísimo, pero como tienen que jugar 4-4-2, compite con Gerrard y Lampard, que son mejores, sin duda, pero no son lo que es Carrick>>. 

<<Leivinha cree el que gran objetivo de este mercado es encontrar un volante que tenga la cultura táctica brasileña. Quiere un jugador capaz de meterse como central cuando defendemos, pero también de jugar en campo contrario. No es fácil, pero tenemos que encontrarlo. Nuestros ojeadores nos han presentado varios informes y estamos analizando. Antes de que empiece la pretemporada ya deberá estar fichado. Eso es lo que quiere Leivinha. Lo tendrá>>, asegura Leonardo.

Editado por Cumberbatch

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UN ESPEJO DE 2002

Capítulo IV

Londres, 19 de junio de 2008.

La mañana comenzó ajetreada en las instalaciones del Fulham. La noche anterior Leivinha y Leonardo habían comenzado a hacer movimientos fuertes de cara a la conformación de la plantilla para la temporada 2008-2009. Lo primero había sido contactar al representante de Brian McBride para ofrecerle un nuevo contrato al futbolista estadounidense. Un año y posibilidad de otro si el futbolista juega un mínimo de partidos. Desde el principio, Leivinha había sabido que McBride le gustaba y que encajaba dentro de su idea de juego, pero no fue hasta el día anterior, una vez maquetó la organización de la plantilla para la próxima temporada y supo qué jugadores sobraban que pudo comunicarle a Leonardo si debía o no ofrecerle la renovación al atacante.

Para Leivinha, el gran problema de la plantilla del Fulham es que contaba con demasiados atacantes y pocos mediocampistas. Hasta nueve jugadores del primer equipo estaban catalogados como delanteros dentro de la cabeza de Leivinha, en orden alfabético: Lee Cook, Clint Dempsey, David Healy, Collins John, Diomansy Kamara, Seol Ki-Hyeon, Jari Litmanen, Brian McBride y Erik Nevland. La idea de Leivinha era cambiar por lo menos tres de ellos por mediocampistas, idealmente dos volantes y un mediocampista ofensivo. Litmanen era una salida segura: había llegado en enero con un contrato de seis meses y no había ni debutado con el primer equipo. Luego, Leivinha emparejó a Seol contra Cook y a Healy con Nevland, entendiendo que se trataba del mismo perfil de futbolista, y además uno dentro de su idea de juego sería un elemento de rotación. Para Leivinha estaba claro que, en el global, tanto Seol como Healy eran mejores futbolistas que Cook y Nevland. No obstante, el delantero noruego y el mediocampista inglés poseían virtudes que para el estilo de juego que quería venían mejor: mucha más técnica y picardía en el caso de Nevland y una mayor capacidad para jugar como mediocampista, llegado el caso, de Cook. El hecho de que Seol y Healy tuviesen además un mayor valor de venta fue el argumento definitivo para que ambos futbolistas fuesen declarados transferibles.

El mismo destino tuvieron Kasey Keller y Tony Warner, aunque esta vez fue por decisión de Leonardo. El ex jugador del Milan le había preguntando desde un comienzo que a cuál de sus arqueros veía como titular. Leivinha no tuvo dudas. Niemi no era el arquero de sus sueños, pero su experiencia y calidad eran contrastadas. Dada la edad de Keller y Warner, Leonardo prosiguió declararlos transferibles anoche y esta misma mañana una oferta del Nantes francés fue aceptada por el arquero estadounidense.

No fue la única oferta que llegó a las oficinas del club: el Manchester City ha decidido poner una cantidad de dinero importante por Clint Dempsey después de los quince goles que anotó en la Premier League pasada. Para Leivinha no son buenas noticias. Dempsey es su mejor atacante. Días atrás confesaba que el estadounidense era <<el mejor delantero del equipo. Técnicamente no lo es, pero su determinación, potencia y olfato de gol, jugando fuera del área, hacen de él el jugador más peligroso del equipo y una ventaja táctica: es un delantero que se relaciona con el mediocampo, tanto para atacar como para defender, casi como si fuera un mediocampista nato>>. Tan importante resulta Dempsey para él que fue basado en sus virtudes que le presentó a Leonardo su idea de cómo se iba a organizar el equipo durante la temporada y fue a partir de allí que se decidieron los jugadores transferibles y los objetivos de fichajes.

Leivinha no cree en fijar a los jugadores a posiciones. Sobre todo no cree que los futbolistas deban quedarse fijos en la banda. <<Eso no significa jugar siempre por el centro. Lo que yo quiero es que los costados no sean de uno o dos jugadores, sino de todos. Todos tienen que ir a los lados, pero nadie se puede quedar ahí>> explica, a sabiendas de lo difícil que es de entender para jugadores que toda su vida han vivido bajo principios diferentes. Aunque le emociona la idea de emprender una revolución contracultural en la ciudad cuna del fútbol, también le teme. Recuerda la experiencia de Luxemburgo en Madrid y no quiere repetir los errores del ex seleccionador brasileño. Por ello decidió acudir a Scolari, que sí ha aterrizado con buen pie en su carrera europea, para tejer un puente entre el fútbol que quiere y el fútbol que hasta ahora han jugado sus dirigidos. <<Uno no aprende a montar en bicicleta en un solo intento. Hay muchas caídas y, sobre todo, ruedas de apoyo. Para que aprendamos a jugar como quiero, primero vamos a necesitar ruedas de apoyo>>, dice refiriéndose a los carrileros. En el Mundial de hace seis años, el de Corea y Japón, Scolari decidió alinear tres defensores centrales para que sus laterales no tuvieran que cubrir tanto terreno y pudieran sumarse al ataque de manera más despreocupada. Leivinha cree que con dos carrileros que cubran toda la banda y que puedan tener presencia ofensiva constante por fuera, el resto del equipo podrá operar por el carril central sin preocuparse por los costados.

Además, Leivinha piensa que la mejor forma de aprovechar el cómo está estructurada la plantilla es sumando a esos tres centrales y dos carrileros, dos mediocampistas y tres delanteros. Es ahí dónde el fútbol de Dempsey se vuelve clave: Leivinha piensa que teniéndolo a él con libertad para moverse por todas partes, tanto en horizontal como en vertical, puede darle a su equipo superioridad numérica en todas las zonas del campo y con ello el siempre ansiado equilibrio. <<Mi espejo es la Brasil de Scolari: jugaban con tres delanteros, Ronaldinho, Rivaldo y Ronaldo, pero Rivaldo y Ronaldinho se turnaban para fluctuar y convertirse en mediocampistas dependiendo del ir y venir de la jugada. Sumado a la presencia de Café y Roberto Carlos, la zona donde estaba la pelota siempre contaba con mínimo cinco jugadores brasileños. Así quiero jugar>>.

Leivinha le ha pedido solo tres fichajes a Leonardo: dos volantes y un mediocampista ofensivo. <<No tenemos ningún '10'. En teoría, Oster y Murphy pueden jugar ahí, pero al primero lo veo más abajo y el segundo lo veo más como 'falso ponta'. Dempsey también podría hacerlo, pero lo quiere de delantero. Y puede que se vaya>>, dice no sin cierta preocupación. <<Si se va, es difícil encontrar otro jugador de su perfil. Tendríamos que buscar otro atacante distinto. Quizás replantearnos la idea del 3-4-3>>. Leonardo también ha propuesto un lateral izquierdo, pero Leivinha se ha mostrado reticente: no quiere a cualquiera y confía en Konchesky. <<Es uno de nuestros jugadores internacionales y es inglés. ¿Cómo voy a reemplazar a un internacional por Inglaterra por un jugador que no lo sea? Gran parte del éxito de un entrenador está en convencer a los jugadores y si no le doy la oportunidad a los que ya tengo de jugar dentro de la filosofía que queremos nunca los voy a convencer de que es la filosofía adecuada. Por eso solo quiero jugadores en la posiciones que no tenemos ya.>>

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