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artyom.jpg

Capítulo XLIII. El sol poniente.

"Cuando aparece el primer nosotros es cuando comienzan las responsabilidades".

hospital2.jpg

Puertas traseras del hospital de Chernobyl.

Abrió la puerta sin preocuparse en cómo lo hacía. Acertó de casualidad con la llave, y a la primera entró a su casa. Aún pensaba en muchas cosas, no tenía capacidad para encargarse de lo que ocurría a su alrededor. Ni se acordó de Nadina hasta que la vio tumbada sobre el sofá, inconsciente. Probablemente durmiendo. Con los ojos cerrados, respirando y con una presencia que parecía inmune a todo. Parecía que, pasase lo que pasase, no se despertaría. Y así lo comprobó al sonar el teléfono haciendo muchísimo ruido. Artyom lo cogió rápidamente.

- ¿Diga?

- Artyom.

- Azrael.

- Tengo el coche en la entrada.

- ¿Para... para qué?
-preguntó dudando.

- Para llevarnos a Nadina de aquí
-paró unos segundos-
y llevarnos al Fürher de este mundo.

Una vorágine de ideas, sensaciones y pensamientos corrían de un lado a otro por su cabeza. Empezó a sudar, sin saber qué hacer. Toda su vida dependía de esa decisión. Y también las vidas de millones de seres humanos. La reacción de Nadina, de su madre, de todos. Si lo hacía, debía hacerlo silenciosa y fugazmente. A ambos lados de su cara el sudor corría en cascada desde la frente hasta el cuello para terminar colisionando con el frío suelo del piso de su chica. Cada gota que impactaba con la superficie le parecía una bomba que inundaba su cabeza. El sonido de una atrocidad. Engullendo y tragando saliva, observando el precioso rostro de Nadina, agarró el teléfono totalmente decidido.

- No.

- ¿Perdón?

- Tendré a mi hijo, Azrael
-respondió secamente-.
Lo tendré y lo cuidaré.

- ¿Estás seguro de eso, Artyom?

- Sí. No hace falta que esperes ahí abajo.

- Bueno
-suspiró-,
yo lo decía por tu bien, y por el bien de toda la humanidad. Tú has elegido.

- Así es.

- Hasta siempre, chico.

El teléfono comenzó a comunicar con esos sonidos secos y tenebrosos. Tras unos intensos segundos en los que se sintió completamente paralizado, Artyom colgó y se levantó silenciosamente. Con sumo cautelo se acercó a Nadina y se sentó en el pequeño sillón que estaba al lado del sofá donde la chica dormía plácidamente. Sin saber qué hacer, ni tener nada que realizar, esperó a que la joven se despertase. Tras casi una hora en total silencio, Nadina empezó a abrir los ojos costosamente. Intentando aclararse, levantó la cabeza aún acostada, buscando saber la hora. Su vista se topó con la sonrisa de Artyom, que tranquilamente la miraba con ternura. La joven le devolvió la sonrisa, y se interesó por él.

- ¿Qué estás haciendo, Artyom?

- Observarte.

- ¿Observarme? ¿No tienes nada mejor que hacer?
-rió.

- ¿Acaso hay algo mejor?
-le respondió-
Llegué del último entrenamiento y te vi dormida.

- Sí. A media tarde me entraron unas ganas de dormir tremendas
-se alisó el pelo con la mano-.
Serán las cosas del embarazo.

- Bueno, siempre es importante que descanses. Así el chaval saldrá con fuerzas.

- Por supuesto. Hablando de nuestro hijo...

- ¿Sí?

- ¿Al final has decidido su nombre?
-preguntó Nadina.

- El que tú quieras.

- Ivan.

- Me parece perfecto.

Ambos sonrieron y Artyom se abalanzó con cuidado sobre ella para darle un apasionado beso. Una hora más tarde, la feliz pareja paseaba por las calles de Dnipro ante la atenta mirada de casi todos los habitantes, que paraban una y otra vez al joven exterior zurdo del equipo de la ciudad para pedirle un autógrafo o una foto, cualquier recuerdo de que se lo habían encontrado por la calle. Toda una celebridad de la zona. Nadina sonreía cada vez que tenía que apartarse para que su novio se encargase de retratarse o para que tuviese espacio a la hora de firmar cualquier cosa. Aquel introvertido chaval de Chernobyl se había convertido en un ídolo de masas. En una pequeña ciudad, pero ídolo de masas.

[Comienzos de febrero de 2012]

Los aficionados al fútbol de la ciudad del Río Dnieper, y también los del fútbol ucraniano en general estaban consternados por la marcha a la Serie A italiana de la gran estrella del Dnipro, el rumano Ionut Mazilu, por 7 millones de euros. El punta internacional con el país del este había indicado que, pese a que agradecía a todos sus compañeros y a sus entrenadores la gran posibilidad que le habían dado a lo largo de estos años, deseaba ahora probar nuevas sensaciones y marcarse nuevos retos. De la noche a la mañana apareció un Chievo Verona que puso sobre la mesa lo que pidió el club ucraniano, que unos días más tarde confirmaba la adquisición de Marko Markovski, delantero de 25 años de Serbia. La ida de los octavos en Pucela, Valladolid, estaba cerca, y los entrenamientos ya estaban a la orden del día.

Artyom se disponía a marcharse, pero justo al tocar el pomo de la puerta se percató de que se había olvidado de las botas de repuesto, las de entrenamiento. Dejó la bolsa en una silla, y entró a su habitación para buscarlas y llevarlas. De paso por el pasillo se topó con una foto de Nadina, que de un momento a otro podría parir a aquel díscolo hijo. Desde hacía casi dos meses no tenía información de Azrael, que parecía haber cumplido con aquello de desaparecer. La joven ahora estaría tomando el café con su madre, aunque acto seguido recibió una llamada ilusionante a la par que temible.

- ¿Diga?

- ¿Artyom? ¿Eres tú hijo?
-hablaba desde el otro lado una anciana mujer.

- ¿Mamá? ¿Qué ocurre?

- Es Nadina hijo
-respondió Yekaterina-.
Ha roto aguas. Estamos de camino al hospital.

- ¿¡Pero quién está conduciendo!?
-exclamó nervioso Artyom.

- Estamos en un taxi. Tranquilo, tranquilo. Ven para acá en cuanto puedas.

- Claro
-dijo afirmativamente Artyom-,
ya mismo salgo. Esperadme ahí.

- Sí hijo
-dejó unos segundos en blanco-.
¿Sigues ahí hijo?

- Dime, dime.

- Nadina te quiere decir algo
-le comunicó Yekaterina.

- Pásamela.

- ¿Artyom?
-preguntó Nadina.

- Sí cariño, soy yo. Todo va a salir bien.

- Claro que sí amor. Ven rápido. Vamos a tener un hijo. ¡Vamos a tener un hijo!

Nadina colgó antes de que Artyom pudiese responder, aunque si hubiese tenido la ocasión, no hubiese podido articular palabra alguna. La emoción le había invadido por completo. Tras aquellas palabras de su novia, todo estaba más cerca de lo que nunca pudo imaginar. Ahora no importaba los inventos de un loco que había intentado evitar el nacimiento de su criatura, pues ahí estaba. Iba a nacer convirtiéndole en padre. Hasta ese mismo instante, hasta esos prolegómenos cercanos a lo que iba a suceder, no había llegado a entender lo grande que resultaba ser padre, tener un hijo. La mayor responsabilidad que podía tener. Y, sin lugar a duda, le encantaban los retos.

Una media hora más tarde, Artyom se encontró con su madre Yekaterina en la sala de espera del hospital de la ciudad. Revolucionado, con el corazón a cien por hora, saludó a su madre y la abrazó. Ambos hablaron de cómo había llegado la chica al recinto, y cuánto tiempo deberían tardar. Los dos se sentaron en la sala, que en ese momento estaba para ellos solos. Nadie más se encontraba allí, y sólo la puerta del fondo que daba a la sala de parto parecía ser una salida. El silencio se apoderó de lugar, y la mujer quiso tranquilizar a su hijo.

- Tranquilo Artyom, todo saldrá bien.

- Claro, claro
-respondió tranquilo.

- Recuerdo el día que te tuve. El cielo estaba nublado
-dijo nostálgicamente Yekaterina-,
pero dio igual. Fue el día más feliz de mi vida. Esperaba parir a un pobre ser humano deforme, o con problemas cardíacos. Y sin embargo, di a luz a un chico sano, todo un roble.

- Tuviste suerte
-sonrió el chaval mientras se sonrojaba.

- Vaya si la tuve. Entre tu padre y aquel extraño enfermero que ayudaba al Doctor Roman, me tranquilizaron
-siguió contando-.
Fueron de gran ayuda.

- ¿Extraño enfermero?
-preguntó intrigado Artyom.

- Sí. Recuerdo que ese día no estaba Nadia, la chica de Moscú que solía ayudar al doctor. Pero por suerte estaba aquel forastero... no recuerdo su nombre. Pero fue siempre muy amable. La primera imagen que tengo de ti
-le miró y le acarició el rostro-
es en manos de ese hombre. Trajo suerte al parecer.

- Mucha.

Ambos pararon una conversación que parecía ya muerte ante la aparición de una enfermera, que acababa de salir de la zona de partos y que se quitaba con prisa los blancos guantes que llevaba en las manos. Se secó el sudor de la frente con la manga de su mono verde de trabajo, y puso una expresión un tanto de extraña. De una alegría agridulce. Respiró profundo, y esperó hasta que Artyom llegara ante ella.

- ¿Es usted la pareja?
-preguntó dirigentemente la asistente.

- Sí, así es
-acertó a responder nerviosamente.

- Me alegra poder comunicarle que acaba de ser padre de un precioso y sano varón
-sonrió justo antes de volver a poner una extraña mueca en su rostro-.
Pero...

- ¿Pero qué? ¿Qué ocurre? ¿Le ha pasado algo malo a Nadina?
-quiso indagar Artyom totalmente fuera de sí.

- No ha soportado el dolor del parto. Siento decirle que... su mujer ha fallecido.

Algo andaba mal en esa oración, y por desgracia no era que había fallecido. Su novia Nadina, había muerto. Yekaterina se abalanzó rápidamente sobre su hijo, que ya yacía desconsolado en el suelo, evitando derramar lágrimas. Quizás no pudiese.

sol.jpg

El sol empezaba a ponerse, y sobre la cabeza de Artyom se concentraba toda la oscuridad.

Foreros asesinos, habeis matado a Nadina y habeis hecho nacer a un dictador, espero que esteis orgullosos ........ xDxD

Pobre Artyom, a ver como se recupera de este golpe.

Bueno, después de la respuesta que me diste ya note yo algo raro, es más te lo he dicho hace apenas una hora mas o menos xD. Bueno ha si un palo durísimo, algo que dentro de lo que todos (Yo incluido) no habíamos imaginado ni tenido en cuenta, pero ahora mismo acabo de recordar algo referente al tema de Nadina si nacía el niño.... Ahora se ve enfrascado en una vida de padre soltero, lo bueno que quizás este su madre. Por ahora lo que realmente me preocupa es la decisión que puede contraer en el futuro de Artyom y sobre todo si no se le va la cabeza con su hijo, y culpándose así mismo de su muerte.

PD: Disfruta de las vacaciones!!

Naaa putazo! Mataste a Nadina... bueno a ver que tal lo lleva Arty como padre soltero aunque por ahi estara su madre para ayudarlo...xD

xD no lo pueedo creer

pobre chico que le pasan cada vez cosas peores!!!

Creo que mate a Nadina.. Ahora que me acuerdo no tuve en cuenta que habia leido que Nadina moria si nacia el hijo esperemos que no se cumpla todo y que nada mas pase eso y que el pequeñon Iván no sea un dicatador en un tiempo.. Hay que esperar a ver como se aguanta Arty esto de ser papá solo.. Esperemos que exitos deportivos le hagan aguantar el dolor, en este momento seria perfecto que debute con la mayor de Ucrania.

Como te atreves a matar a Nadina, ahora dejo de leerte :hello:

:(:):(xD

Supongo que entre todo yo maté a Nadina junto a muchos otros, me siento muy culpable :)

Editado por Ivan-SK8

Nooooo murio nadina,esperemos que Artyom siga jugando al mismo nivel y vamos a ver que hace como "padre soltero" :hello::(

Saludos y Suerte Pio!!

no se porque pense que cuando abriera la historia iba a haber algun muerto.. y creo que no he fallado.. no se que me entristece mas.. que Nadina haya muerto o que Ionut Mazilu deja el Dnipro..

pobre de Artyom :hello:

cada vez que vuelvo me encuentro con un muerto.... pero que es esto???

parece que la nueva abuela va a tener que hacer las veces de madre esperemos que no trastoque los planes futboleros del nuevo padre....

cada vez va pareciendo esto mas a una serie de television.. k pasa que nadina pedia subir el contrato y la has echado no??? por favor ramon calderon leete esto y vende al robinho :hello:

vamos dnipro proximo campeon de liga!!!!!

Ay que ver, matar a la pobre Nadina... podrías haberlo dejado en un farol y todos felices... que lástima, realmente le teníamos cariño a la chica...

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