Capítulo 30. ¿Qué hago con mi vida? 02 de junio de 2025 No sabía si llamarlo o pegarle una paliza. Así de jodido estaba. Desde lo de Radu y Lucian, no sabía que hacer con mi vida. Como si cada paso que daba en el campo, en el taller, en el puto pueblo, me acercara más a una explosión inevitable. Y entonces, lo hice, cogí el teléfono, marqué y esperé a que contestara. - Ilie -dijo su voz al otro lado. - Tenemos que hablar. Cara a cara. Tudor tardó diez segundos en responder como si calculara cómo y cuándo. - Esta noche. En el campo, cuando acabe el entrenamiento. Se presentó con su típica gabardina negra. Siempre parecía que venía de enterrar a alguien. O de decidir quién iba a ser el siguiente. - ¿Qué pasa? -preguntó sin rodeos. - Mihai -solté de golpe-. El contable... me pidió que espiara a Vasil. Tudor se quedó quieto, la mandíbula se le tensó, pero no dijo nada. - ¿Lo sabías? - No. - ¿Sabes quién es Vasil, verdad? -le pregunté debido a su inexpresividad. - Claro que lo sé. Es mi hermano. Flipé con eso... - ¿Desde cuándo? - Desde siempre coño, desde cuando va a ser? El problema es que solo Stancu lo sabe fuera de aquí... Tragué saliva, porque me ardía la garganta... - ¿Y por qué me mandan a espiarlo? - Porque Ionuț y sus perros no respetan nada. A Vasil lo tengo apartado de todo lo sucio. Le conseguí ese taller. Los coches que toca, sí, son de la organización, pero él no sabe nada de lo que ocurre después. Es mi forma de protegerlo. - Pues la protección te la están rompiendo. Y no solo eso... - ¿Qué más? - Radu y Lucian -dije miirándolo fijamente-. Vinieron al taller... otra vez. Amenazas, insultos, uno con un cuchillo, el otro con los puños preparados para partirme la cara... No me dejaron opción. Tudor no pestañeó. Pero su ceño se frunció... - ¿Están muertos? Asentí sin casi inmutarme. - ¿Dónde? - No importa. Están bien lejos, donde nadie los va a encontrar. Se pasó la mano por la cara... - ¿Tú te das cuenta de lo que significa esto, Ilie? - Sí, que estoy jodido. - Y que ahora probablemente yo también. Nos quedamos en silencio un rato. - No puedes seguir aquí -dijo al fin-. Se acerca el final de temporada. Y esto… esto va a explotar. - ¿Qué propones? - Tengo que pensarlo bien. Estás haciendo un buen trabajo con el equipo, y tengo la forma de “recolocarte”. Un nuevo club, otro entorno... - ¿Y Vasil? - Yo me encargo. Pero te juro que si le pasa algo por culpa de Ionuț, esto no acaba con un par de cuerpos flotando. - ¿Y Mihai? - Mihai va por libre, pero responde ante Stancu. De momento, mantén el contacto y hazte el tonto. Yo te diré cuándo cortarlo. - ¿Y tú quién eres realmente, Tudor? Sonrió, mostrando cansancio en su rostro. - Alguien que está intentando arreglar lo que rompió hace años. Y que no quiere ver a su hermano enterrado ni a su entrenador favorito convertido en mártir. Esa noche, al volver a casa, dormí por primera vez en semanas sin tener una llave inglesa bajo la almohada. En lo deportivo, mucha tela que cortar. Comenzamos con la jornada 29 frente al Pecica, en casa. Previo al partido así es como estaba la cosa. El partido fue mal, pese a no haber jugado mal y pese a haber marcado dos goles. El problema es que fuimos a remolque todo el encuentro, y nunca tuvimos la sensación de poder llevarnos el partido. Finalizamos 2-4, con Andrei Carabas (MPC, 24 años), oh sorpresa de todos, como el peor del partido (6,2 de nota). Lo positivo, que el ACB Ineu también perdió y seguíamos con dos puntos de ventaja sobre ellos y tres sobre el Dumbravita. La jornada 30 nos hacía recibir al Roberto Ziduri, pero antes de hacerlo, ya había jugado el ACB Ineu, ganando su partido, por lo que sabíamos que teníamos que ganar sí o sí, si queríamos seguir arriba. El rival no generó peligro, no nos vamos a engañar. Pero nosotros tampoco, con Carabas otra vez siendo de los peores y arreglando el entuerto su sustituto Cristian Movila (MPC, 18 años). Gol al final del partido que nos mantenía líderes. Tras el partido, Gheorghe Mirciov (MEI, 38 años) vino a hablar conmigo por una promesa que, según él, no he cumplido. No le he mandado a la mierda literalmente, pero le he dicho que vaya a recoger el estiercol de las vacas de la granja de su tío. Un par de días después, la liga juvenil llegó a su fin, y aunque últimamente no estoy muy pendiente de ella, además que ya no estoy utilizando tantos jugadores de su plantilla debido a las normas más laxas de la Liga 3, diré que este año lo han vuelto a hacer bastante bien y han quedado subcampeones de liga. Tras un amistoso ganado para tratar de subir la moral, fuimos al campo del Ghiroda, donde nos dieron un meneo que pa qué. 4-2, sin crear peligro, aunque con mucha posesión. Carabas, aunque algo mejor, no fue el que nos tiene acostumbrados, y nos está pasando factura. Esta derrota y la victoria del ACB Ineu, nos hacía caer a la segunda posición y estábamos a solo dos puntos del Dumbravita, último partido de la temporada liguera. Por tanto, que necesitábamos? Ganar. Y si no? Empatar. Y sino? Me suicidaba. Lo tenía claro. Pues empezamos el partido en casa, contra los dumbravitenses, con más de 400 feligreses animando en las gradas. Marcamos pronto, por medio de Vasile Vincu (MPD, 23 años). No tardaron en empatarnos, y tampoco tardaron en demostrar que querían más el partido que nosotros. Tenían más el balón, más ocasiones, eran más precisos, corrían más... Nos estában dando un baño, pero no fue hasta la segunda parte en la que ese baño se reflejó en el marcador, con un gol suyo en el 63. Nosotros, heridos pero no muertos, fuimos con todo. Dejé una defensa de 3. Puse cuatro arriba, ordené balones colgados y disparar desde donde fuese. Tenía la soga al lado del banquillo. La miraba de reojo, pero me resistía. Y los chavales también. En el minuto 70 llegó la euforia al Hristo Stoichkov, porque Vincu, de nuevo, marcaba gol y lográbamos empatar. Los últimos 20 minutos fueron una batalla, faltas, golpes, perdidas de tiempo, juego sucio y rastrero del que el ser humano saca lo peor de sí. ¿Sirvió? Sí, rotundamente. Este empate nos aseguraba, de primeras, participar en el playoff de ascenso. Además, para sorpresa nuestra, el ACB Ineu perdió en casa por 0-3. ¿Y que significa esto? Que nos hemos proclamado campeones del grupo!! Mismos puntos, misma diferencia de goles, pero mejor goalaverage con ellos, ya que solo perdimos un partido, empatamos otro y ganamos dos. Muy ajustado, pero vencedores al fin y al cabo. Con esto, el club recibe 300 mil euros. Y con esto también, pasamos a la fase de playoff, que consiste en una primera eliminatoria a ida y vuelta, que si es superada, se jugará una segunda eliminatoria, también a ida y vuelta. Vamos, que ascender es jodido de cojones. Nuestro rival será dentro de unos días, en casa del Aerostar Bacau, segundo clasificado del grupo 1. Veremos que tal va todo...
Archivado
Este hilo está archivado y por tanto cerrado a incorporar nuevas respuestas.