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Me llamo Bruno Sandullo, no hace mucho que he cumplido los 50 años, y, llegada esta edad, les puedo asegurar que me arrepiento de muchas de las cosas que he hecho en esta vida.

Desde bien pequeño siempre he sido muy egoista, y solo he mirado por mi bien. Es por ese motivo que nunca he tenido muchos amigos, y los pocos que he mantenido en diversas ocasiones he estado a punto de perderlos.

¿Porque he salido así? Tengo muy claro que fue un desafortunado dia lo que me cambió para siempre...

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Nací en Alghero, y siempre he vivido allí. Alghero és una ciudad de unos 43.000 habitantes, que pertenece a la provincia de Sassari, al noroeste de la isla de Cerdeña, Italia. Siendo hijo único, mi padre, pescador, y mi madre, ama de casa, siempre me inculcaron el trabajo, la modestia y el respeto. Hasta cumplir los 17 años se puede decir que fui un buen chico, aplicado en los estudios y sin dar problemas a mis padres, incluso ayudando en las labores de la casa o en el trabajo de mi padre. Pero lo que mejor se me daba era jugar al futbol. Mis entrenadores me decian que iba para estrella si seguia los buenos pasos. Siempre jugué en el equipo de mi ciudad, el Polisportiva Alghero, al que siempre llevaré en mi corazón. Mis entrenadores me contaban que el Cagliari, equipo del sur de la isla, estaba muy interesado en mis servicios, y era un gran salto cualitativo.

Pero la desgracia llegó a mi vida. Una tarde de mucho viento salí a jugar con mis amigos. Nos dedicabamos a saltar a favor de viento, dandonos la sensación que quedabamos suspendidos en el aire por escasos segundos. En uno de mis saltos, no vi a tiempo un coche que pasaba por allí. Mi rodilla derecha impactaba con violencia en la carroceria del coche. No he vuelto a jugar al futbol y de recuerdo conservo una gran cicatriz y una cojera crónica.

A partir de este suceso maté a aquel buen chico, consumido por la rabia de mi trágico destino.

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Me dediqué a trabajar con mi padre en la pesca, y todas mis ganancias me las gastaba en borracheras y fiestas con mis amigos. Las reprimendas de mis padres no hacian otra cosa que aumentar mi rabia hacia el resto de seres humanos y ahondar mi egoismo.

Los años fueron pasando en mi espiral de autodestrucción. Malas compañias, drogas, alcohol, y muy pocos amigos de verdad.

A los 29 años la vida me volvió a golpear con fuerza, dejandome huerfano. Mis padres perecieron en un tragico accidente de trafico. Un domingo soleado, con execelente visibilidad y sin otro vehiculo implicado, el coche de mis padres se salía de la calzada en las afueras de la población, cayendo por un precipicio y muriendo ambos en el acto.

Si he de decir la verdad, la muerte de mis padres no me dolió tanto como haber tenido que dejar el futbol, y logré superarlo con más rapidez. Heredé su casa y el dinero que tenian guardado y deje de trabajar. Me dediqué a vivir la vida, malgastando el dinero y mi salud.

A los 32 años tuve que vender la casa de mis padres para pagar las deudas que mi mala vida habia generado. Estaba en la calle y con pocas ganas de seguir viviendo. Por suerte, conocí a una mujer especial, Laura Olvera. Ella me sacó de la calle y de la mala vida. Dejé las drogas, las malas compañias, rebajé mucho mis dosis de alcohol diaria, y lo mejor de todo: me saqué el titulo de entrenador de futbol y empecé a entrenar a equipos de jovenes.

Ella era, sin dudas, lo mejor que me habia pasado nunca, pero, como no podia ser de otra forma, mi egoismo volvió a traicionarme. A mis 35 años, me dijo que estaba embarazada y yo, que no quería saber nada de niños, le dije que le daba mi apellido como condición de no volver a saber nada de ambos. Y la dejé en la estacada.

Me fui a vivir a la otra punta de la ciudad, dejé de entrenar y me busqué trabajos faciles pero poco remunerados. El alcohol volvió a vencerme y he vivido mis ultimos años solo, ya que he asustado a todas mis compañias.

Pero mi vida ha dado un vuelco hace apenas unos meses. Laura vino a verme a mi piso, y con lágrimas en los ojos e confesó que se moria de cancer pancreático. Tenia un mes de vida a lo sumo. Me pidió que me hiciera cargo de su hijo, el mío, después de su muerte. Y, aún no se ni como ni porque, dije: si.

Su último mes fue muy triste para todos. Fue como una constante despedida para todos, pero me sirvió para conocer más a Dante, mi hijo. Dante Sandullo Olvera. En su lecho de muerte, Laura, me hizo prometer que nunca le abandonaria y que le llevaria por el buen camino.

Es una gran tarea para mi, ya que nunca he distinguido del todo bien el buen camino del malo.

El chico sigue sin verme como a un padre a sus 15 años, más bien como a un profesor del colegio, al que intentas hacerle el minimo caso posible.

Por suerte, para ambos, tenemos algo en común: el futbol...

Te sigo.... Promete esta historia =)

Pinta muy interesante esta historia. Te sigo xD

Terrible arranque. No suelo interesarme en historias ''literarias'' y me gustan mas las historias simples sin ''ficción'', pero esta me ha impactado. Sin dudas ya me ''compraste'' para seguir la historia bien atento a lo que pasé.

Suerte en la historia xD

Me ha enganchado este comienzo. Saludos te sigo

  • Autor

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nucke: Bienvenido! Espero que te guste...

Se_Guille: Hola! En breve sigo con ella.

RoJoPaSiOn: Me alegro de haberte "comprado", y a ver si te animas a seguir mas historias "literarias", para mi las mejores.

Bosko: Gracias!

osjamiriz: Bien, espero que te siga gustando!

Saludos y gracias a todos!

  • Autor

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Si le preguntaramos a cualquier padre del mundo si alguna vez ha sentido miedo por no saber si va a ser un buen espejo para su hijo, estoy seguro que un alto porcentaje contestaria que si. En mi caso sentia pánico. Pero no tenia muy claro porque sentia más miedo; si por no llevarle por el buen camino, o por los cambios que iba a haber en mi vida.

Mi gente más allegada me decia que tarde o temprano se me despertaria la vena paternal, buscaria una esposa y tendria hijos. Pero ya cuento con 50 años en mis espaldas y hasta hace poco estaba muy bien en mi soledad. Sino fuera por los recientes acontecimientos, creo que hubiera acabado mis dias en soledad.

Les mentiria si dijera que no he sentido nada en estos pocos meses de convivencia con mi hijo. Aparte del miedo, he sentido cariño hacia el chaval; preocupación, cuando ha tardado más de lo normal en llegar a casa; y responsabilidad, por tener a alguien a mi cargo y cuidado. Es por esto último que he encauzado mi vida laboral nuevamente hacia le mundo del futbol.

Como ya les habia dicho, mis padres siempre vivieron y me educaron en la modestia, y quizá fue de las pocas cosas buenas que siempre conservé. Es por esto que jamás me gustaron los equipos de futbol grandes, que lo ganaban todo, y fui siempre un fiel seguidor del Alghero. Además siempre, o casi siempre, estuve involucrado, de una manera u otra, con el club, pero sobretodo entrenando categorias base.

La fortuna empezó a sonreirme el dia en que recibi la llamada de Corrado Sanna, presidente del club. Al parecer, el manager del club habia dimitido por motivos personales y se marchaba de la isla de Cerdeña. El señor Sanna habia pensado en mi para sacar el equipo adelante esta temporada, ya que el club no podia permitirse el lujo de contratar a un manager más experimentado, y se habia pensado en alguien "de la casa". Es por eso que me ofrecieron "la batuta" del equipo, pero tan solo por una temporada, hasta finales de Junio del 2.009. En esta temporada recibiré unos 29.000€, que me iran muy bien para sacar mi nueva pequeña familia adelante.

Pero no iba a ser mi última sopresa...

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Después de rubricar mi contrato me pasé por el estadio para ver el entrenamiento del equipo juvenil, que hacia bastante tiempo que no iba a ver. Me senté en las gradas vacias a ver el "partidillo" típico antes de acabar el entrenamiento. Enseguida me fijé en un muchacho que sobresalia del resto. Su osadía de encarar casi siempre al contrario me gustó en sobremanera, y sus dos goles me hicieron bajar a pie de campo para conocerle al acabar el partido.

Pero la verdad es que ya le conocía, era mi hijo. Desde la grada no le había reconocido, y una vez allí a pie de campo me quedé con la boca abierta, mientras él me miraba de reojo al pasar a mi lado de camino a la ducha.

Ni siquiera sabia que jugara a futbol. Aunque él tampoco sabia que yo iba a entrenar al primer equipo, y que por primera vez en mi vida me habia sentido orgulloso de alguien que no fuera yo...

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Antes de seguir con la historia me gustaria ponerles un poco al dia sobre la Polisportiva Alghero.

Es un club fundado en 1.945, que milita en la antigua Serie C2, conocida ahora como 2ª División, encuadrado en el Grupo A. Es un club medianamente joven, pero ya profesionalizado, que cuenta con una campeonato de la Serie D como su mayor logro.

La temporada pasada, en Serie D, se clasificó para el play-off de ascenso, pero quedó eliminado en semifinales por el Colligiana.

Pero la desaparición del Sassari Torres y el Nuorese le hicieron conseguir un billete para la 2ª División en esta temporada.

Su presidente es Corrado Sanna, y su sede es el Estadio Mariotti, donde juega sus partidos como local, con un aforo para 3.500 espectadores.

Como ya he dicho, es un club algo joven, pero deseando crecer...

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Primera, segunda y tercera equipación, respectivamente.

Que gran reto! A ver si padre e hijo consiguen exitos en Cerdeña

Te sigo con el Alghero, suerte :(.

Bueno mucha suerte con un equipo joven en las duras ligas italianas.

Supongo que el chaval no tardará en dar el salto al primer equipo... aunque claro con enchufe... No pasarán desapercibidas las miradas en el vuestuario...

Saludos!!

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