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PREFACIO

 

Muy buenas a todos.

 

Tengo muy poco tiempo como usuario del foro, pero lo cierto es que me registré principalmente para participar en esta sección y empezar mi propia historia, y la semana pasada decidí que ya no podía posponerlo más.

 

En esta primeras líneas solo tocaré algunos pequeños detalles del argumento, así como también del apartado técnico y las reglas de la historia. Recomiendo leerlo, pero es relativamente prescindible, de modo que el que quiera saltar directo al inicio de la trama puedo pasar directamente al primer recorte de periódico y leer el prólogo.

 

1. He tomado el lugar del (ficticio) hijo de Richard Páez, ex director técnico de la Selección Nacional de Venezuela, para dotar de trasfondo al personaje que estaré interpretando. Asumo este reto con todo el respeto y admiración que le tengo al Dr. Páez, y me abstendré de usar su imagen de manera irrespetuosa o incongruente con su personalidad real.

 

2. Tomaré inspiración de muchas de las historias que he leído en este foro, pero trataré de darle una personalidad propia a la mía.

 

3. Basaré mi estilo de juego en algunos principios del MLB/LLM para aplicarlos en mi partida, pero en general me guiaré por lo que yo considere la forma "real" de jugar al Football Manager. No me detendré a explicar mi filosofía, porque no es nada del otro mundo. Nada de trampas, editor, etc.

 

4. La historia podría acabar de tres formas:

 

- Sería una forma muy triste de acabar, pero si ocurre  seguramente la daré por finalizada. Quiero que la historia nazca y muera en el Portuguesa FC.

 

- Si el campeonato se me hace esquivo y lo gano tras haber jugado ya 10 temporadas (o un número que considere muy alto), sería una muestra de que las ambiciones de mi historia son mayores a mis habilidades con el FM, por lo que considero inútil tratar de alargar más la historia cuando es obvio que realizar otra hazaña (como ganar un título cotinental) me llevaría demasiado tiempo.

 

- Esta sería la forma más utópica de finalizar la partida: llegando a lo más alto del continente luego de haber empezado desde el fondo.

 

NOTA: Considero a esta historia como un ente vivo y libre que en ocasiones podría rebelarse contra el mandato del escritor, razón por la cual podría alterar los lineamientos antes mencionados si creo que esa decisión podría ser beneficiosa para la historia y, por ende, para ustedes los lectores.

 

Básicamente: puedo cambiar esas tres reglas a conveniencia. Por ejemplo, si gano la liga en la decimosegunda temporada y decido alargar la historia para ver cómo nos va en la Libertadores del año siguiente. O puede que gane la Libertadores y, en lugar de cerrar la historia inmediatamente, decida esperar y jugar el Mundial de Clubes. Creo que lo único que no cambiaría sería lo del despido, pero no prometo nada. Quizá el Portuguesa me despida y me ofrezca trabajo el Estudiantes de Mérida (uno de sus máximos rivales). No lo sé, pero me tomaré la libertad de romper cualquiera de esas tres reglas si veo que la historia se vería beneficiada con eso. Después de todo esto tiene un fin lúdico, y si ceñirse estrictamente a un reglamento destruye la diversión, ¿por qué hacerlo?

 

5. Mi personaje es, además de futbolista y ahora entrenador, profesor de historia (vamos, que es más polivalente que cualquiera de los wonderkids que hayan fichado en su vida). Siendo de Venezuela, en ocasiones puntuales de la trama he hecho comentarios acerca de eventos históricos de la época en que éramos una colonia española. Espero que nadie tome a mal ninguno de mis comentarios, ya que son hechos desde el respeto y con un fin expresivo para darle más sabor a la historia. Son cosas que pasaron hace dos siglos así que la herida ya está más que sanada.

 

Todo es parte de la atmósfera que rodea a Cristian Páez: hijo de Richard Páez, quien jugó en el Portuguesa y dirigió a la Selección Nacional que recibiría el apodo de "Los Lanceros de Páez", en honor a José Antonio Páez, general de la Guerra de Independencia famoso por su habilidad con la lanza, y por haber dirigido a una mítica unidad de caballería que ganó grandes batallas aún en condiciones de inferioridad numérica. Páez era portugueseño, y el estadio del Portuguesa FC lleva el nombre de General José Antonio Páez.

 

El aviso anterior era para los lectores europeos, con la esperanza de evitar cualquier mala vibra que pudiera causar alguno de los esporádicos comentarios históricos que se harán a lo largo de este relato.

 

En cuanto a los lectores sudamericanos: nuestros "líderes" han hecho que asociemos la historia con la política moderna, cosa que me parece muy lamentable. Quiero que quede claro que los comentarios históricos son basados en hechos y no demuestran de ninguna manera mi posición política. La política actual no tiene cabida en este topic. Simplemente soy un apasionado de la historia latinoamericana y me pareció que podía sacar partido de estos paralelismos entre las grandes batallas y el fútbol de una forma interesante y menos aburrida que esas clases de historia del colegio que algunos disfrutamos y otros soportaron como mejor pudieron.

 

6. Utilizaré nombres e imágenes reales para ambientar la historia, pero todo será basado en situaciones generadas por el motor del juego o por la mente del autor, y no tienen relación alguna con la realidad. Cabe destacar que tanto los nombres del presidente del club y de mi segundo entrenador fueron cambiados por los de dos buenos amigos con los que solía tener largar charlas sobre fútbol, y curiosamente uno de ellos (mi "segundo entrenador") es familiar lejano de un ex-técnico del Portuguesa FC (Francesco Stifano). Fue un capricho personal, dado que son personajes que aparecerán mucho y no me sentiría tan cómodo refiriéndome a los individuos reales.

 

También utilizo materiales producidos por el departamento de prensa real del equipo y de varios medios de comunicación venezolanos, tales como fotos, videos, capturas de la página web con noticias falsas, etc. Todo con fines de entretenimiento y sin ánimos de representar el verdadero pensar de las personas y medios representados en esta historia.

 

7. Asumiré que el lector promedio tiene un conocimiento cero de la liga venezolana, así que de vez en cuando haré comentarios básicos acerca de su historia, qué equipos son grandes y qué otros son humildes, cuáles son las rivalidades más importantes, etc.

 

Este año nuestra liga sufrió un cambio de formato. Lamentablemente no fui capaz de recrearlo al 100% utilizando el editor, por lo que preferí dejarlo como estaba y utilizar eso como punto de partida para empezar la historia.

 

La liga pasó de tener 18 equipos a tener 20. El Portuguesa FC había finalizado en el último lugar, pero debido a la expansión se salvaron del descenso. En la vida real, claro. Aquí utilicé el editor para descender al Portuguesa FC y a Estudiantes de Mérida. Esto fue por un error, me confié en mi memoria en lugar de revisar la tabla del torneo pasado y bueno, descendí al equipo equivocado ::D. Debió haber descendido Llaneros de Guanare, pero ya he avanzado bastante en la partida y no quería perder el progreso sólo para corregir ese detalle. Tanto Llaneros como Estudiantes tienen una gran rivalidad con el Portuguesa, así que estar en segunda con cualquiera de esos dos equipos nos garantiza que tendremos al menos un clásico.

 

En cuanto a la partida como tal: estoy jugando al FM2015 agregué un parche de nombres reales, las ligas de Sudamérica que no vienen por defecto en el juego y cargué todas esas ligas junto con las 5 grandes de Europa (Alemania, España, Francia, Inglaterra e Italia), aunque solo la venezolana está en modo jugable.

 

Utilicé el editor antes de empezar la partida para realizar algunos cambios menores en el sistema de la liga (que no era 100% fiel a la realidad), así como también para editar ciertos detalles en el equipo que voy a manejar. Nada que altere el funcionamiento del juego o lo haga más fácil, claro está (excepto el detalle del descenso del equipo ya explicado, pero eso realmente hace las cosas más difíciles e interesantes). También agregué datos históricos  que no aparecían en la base de datos para hacer el juego más realista, como la fecha de construcción del estadio o los 5 títulos que el equipo ganó en los años 70 (el juego solo tiene registros de la liga a partir de 1980). Son tonterías, pero yo soy muy necio (tiquis miquis, como dicen en España) y además de tener la necesidad de hacer esos cambios, también me sentí moralmente obligado a mencionarlo.

 

Acerca de la regularidad: en este momento TRATARÉ de publicar un capítulo cada dos días (actualizaré este punto según mi disponibilidad y tiempo libre vayan cambiando).

 

El formato general será de un recorte de periódico (cuando sea necesario) y luego el capítulo como tal. En ocasiones haré un artículo de previa, uno para el partido y otro para el post partido. Del mismo modo, puede que otras veces decida resumir varios partidos en un mismo capítulo, o que escriba un capítulo de 15 párrafos únicamente hablado de las diatribas mentales del protagonista, sin siquiera mencionar el fútbol. Bueno, quizás exageré con eso último, pero lo que sí es cierto es que todo dependerá de lo que considere más adecuado en un punto determinado de la historia.

 

Soy más un escritor aficionado que un gurú del Football Manager, por lo que aceptaré cualquier consejo o ayuda técnica que me sirva para mejorar a lo largo de la historia (siempre y cuando la hagan llegar con un tono respetuoso ya que, como dije, no soy ningún experto). No me gustaría verme obligado a terminar la historia solo porque el reto era superior a mis habilidades, así que la ayuda de todos los lectores es bienvenida (aunque, como es lógico, yo siempre tendré la última palabra a la hora de decidir qué hacer con el equipo).

 

Sin más preámbulos, ¡vamos #JuntosPaPrimera!

 

 

 

Editado por ayrtonsom16

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ÍNDICE (EN CONSTRUCCIÓN)

Editado por ayrtonsom16

  • Autor

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Editado por ayrtonsom16

Te doy la bienvenida a la sección y felicidades por hacer tan pronto una historia en Venezuela, hace poco había una historia escrita de tierras llaneras, eres la segunda historia que veo en poco tiempo :)  espero verte a menudo por estos lados.
Sólo te faltó aclarar ¿que FM vas a jugar? todo lo demás, está muy, pero muy bien.

Espero que seas constante y verte por acá a menudo

  • Autor

Te doy la bienvenida a la sección y felicidades por hacer tan pronto una historia en Venezuela, hace poco había una historia escrita de tierras llaneras, eres la segunda historia que veo en poco tiempo :)  espero verte a menudo por estos lados.
Sólo te faltó aclarar ¿que FM vas a jugar? todo lo demás, está muy, pero muy bien.

Espero que seas constante y verte por acá a menudo

Pues qué bien comenzar leyendo un comentario tuyo por aquí :D Me registré en el foro pocos días después de que empezaste tu historia con el Auckland City y la he estado leyendo desde entonces. De más está decir que me está encantando.

Tengo un par de capítulos ya escritos para no tener poder escribir los próximos sin presión, y los iré publicando de a poco. Trataré de ser constante, de verdad me ilusiona mucho esta partida.

PD: ya edito el primer post para dejar claro que juego el FM2015.

  • Autor

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Editado por ayrtonsom16

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PRÓLOGO: ¡VUELVAN CARAS!

 

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(1819)

 

...y fue allí cuando los 153 lanceros del Ejército Patriota, comandados por José Antonio Páez, salieron a todo galope con la mira puesta en las filas de miles de solados del Ejército Realista. Pero de pronto ocurrió algo que dejó a sus enemigos desconcertados: tras romper sus filas con ese ataque relámpago, los llaneros emprendieron una huida que no parecía encajar con la actitud temeraria que mostró ese pequeño pelotón al atacar a una fuerza militar que los superaba ampliamente en número y armamento. El general Morillo tomó esto como una muestra de debilidad, y ordenó a toda su caballería que persiguieran a la pequeña unidad comandada por Páez, y la aniquilaran. Y los mil doscientos soldados realistas persiguieron a los ciento cincuenta y tres rebeldes durante varios minutos. Estos últimos empezaron a bajar la velocidad poco a poco, pero antes de que alcanzaran a notar algo extraño en la huida de sus enemigos, Páez exclamó—

 

Interrumpí mi lectura para saludar al presidente del club, Abraham Sánchez.

 

— Buenas tardes, señor Páez. Lamento si lo hice esperar demasiado.

 

— No se preocupe, encontré una manera de entretenerme.

 

Le enseño el libro que llevo en la mano. «Grandes batallas de la independencia venezolana». Creo que además del fútbol, el único tema que siempre me ha apasionado es la historia, sobretodo la historia de las hazañas militares. Realicé los cursos de entrenador paralelamente con mi Licenciatura en Historia. Por suerte no tardó 5 años, como la universidad. Mi familia valora mucho dos cosas: el fútbol y la educación, y el mejor ejemplo es mi padre que, además de futbolista y entrenador, también era médico. Pero obtener la licencia de entrenador me llenó de una satisfacción incluso mayor que terminar la universidad, y ahora estaba allí, a punto de empezar mi primera temporada al mando de un equipo profesional. Quizá demasiado lejos de la capital (siempre fui un muchacho de ciudad), y sobretodo lejos del glamour que solía asociar con los directores técnicos (nadie acostumbra vestir de traje y corbata para dirigir, no con 40° de temperatura). Pero nada de eso importa, porque lo logré: estoy allí parado, con mi libro de historia en una mano, y la mano del presidente del Portuguesa Fútbol Club en la otra.

 

– Oh, veo que le gusta la historia. Aquí en Portuguesa sabemos mucho de historia y grandes batallas. Estoy seguro de que su padre le ha contado acerca de su etapa como jugador de nuestro club, aunque eso fue hace ya mucho tiempo.

 

— Estoy al tanto de la historia del club, pero vengo a su oficina en mi faceta de director técnico para la temporada 2014/15, no de profesor de historia. Y creo que tampoco vine a hablar de mi padre.

 

Una respuesta un poco dura para un comentario bien intencionado. Pero tienes que ser duro si quieres triunfar. Lo cierto es que no me llevo mal con mi padre, y me apasiona particularmente la historia del Portuguesa.

 

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Fundado en 1972. Campeones liga en el los años '73,'75,'76,'77 y '78. Campeones de copa en el '73, '75 y '77. Ocho títulos en sus primeros seis años de existencia. Cero títulos en sus otros 37 años, de lo cuales pasaron 14 años en la Segunda División, ascendiendo y descendiendo de manera intermitente.

 

Un desenlace triste para un equipo que cuenta con una de las historias más gloriosas de todo el fútbol venezolano. En cuanto a esa época gloriosa de los años '70,  pasaron otras cosas importante: participaron en seis Copas Libertadores y llegaron a la fase semifinal en el '77 (el formato era diferente, pero sigue siendo lo más cerca que un equipo venezolano ha estado del trofeo más deseado del continente). Contaron entre sus filas con jugadores de la talla de Jairzinho, campeón Mundial con Brasil en el '70, donde anotó 7 goles. Eran otros tiempos, hoy en día no es común ver extranjeros en el fútbol nacional, mucho menos que sean reconocidos en su país de origen, y mejor no hablemos de campeones del mundo...  

 

También hay que episodio particular de su historia que vale la pena recordar: el partido contra el Cosmos de Nueva York, en la despedida de Pelé del fútbol profesional. Aquel mítico equipo que, además de contar con O’Rei, tenía entre sus filas a jugadores de la talla de Franz Beckenbauer y Carlos Alberto, visitó Venezuela para jugar contra el Portuguesa y rendirle honores a su estrella, que se retiraba tras una carrera fantástica. Pero le aguaron la fiesta: un partido muy accidentado que finalizó empatado 1 - 1, donde Pelé no pudo anotar. Al final del partido, Pelé dijo a la prensa: “Me marcho un poco triste porque esperaba que mi despedida estuviera rodeada de un gol, y también nos hubiera gustado ganar pero el juez lo impidió”. El simple hecho de que esos jugadores de talla mundial se enfrentaran al Portuguesa ya representaba un orgullo, pero pero el hecho de que lograran frustar al mejor jugador de la historia y hacer que terminara culpando al árbitro le dio un poco más de sabor al asunto.

 

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Pero tenían el dinero y el prestigio para permitirse esas cosas. Y en cuanto al talento nacional, en el año '77 rompieron el récord del precio más alto pagado por un jugador venezolano: Richard Páez Monzón, proveniente de Estudiantes de Mérida, por 200.000 Bs. En la actualidad, con ese dinero podrías comprarte una botella de refresco y poco más. Pero eso no es importante. Lo importante es que Richard Páez es mi padre.

 

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El mismo Richard Páez que tras su carrera como jugador dirigiría a la selección nacional de Venezuela. la "Vinotinto". Pero no fue un entrenador más. Fue el seleccionador más trascendente en la historia del fútbol venezolano. Podría decir "el más querido", de no ser porque su despedida no fue tan decorosa como debió haber sido. Presentó su renuncia cuando no soportó más las críticas de la prensa y los fanáticos por alinear a su hijo Ricardo David (mi hermano), aún cuando algunos pensaban que había mejores jugadores que podían ocupar su puesto en la selección. Todos quieren ser el DT. Pero no todos pueden. ¿Podré yo? Lo cierto es que no lo sé. Pero mientras lo descubro actuaré como si estuviera seguro de que soy el tipo que le pondrá cinco estrellas más al escudo del Portuguesa y los llevará a ser el primer equipo venezolano en ganar la Copa Libertadores de América.

 

— ¿Qué dices tú? ¿No habrías hecho lo mismo que ese tipo si tuvieras la oportunidad? Llámame loco, pero yo no desperdiciaría un momento así.

 

Oh mierda, ¿este hombre ha estado hablando todo este tiempo, mientras yo estaba aquí divagando? Parece que es un orador nato, y yo soy muy bueno simulando que escucho atentamente a las personas. No sé si su pregunta es sobre fútbol, sobre algo que le pasó en la mañana camino a su oficina o si me está hablando sobre algún avance informativo que observó en el pequeño televisor que permanecía encendido mientras hablaba. Pero sí él estaba de acuerdo, pues yo también.

 

Sin dudas yo también habría hecho lo mismo. La vida –y el fútbol– se trata de aprovechar el momento y tomar las decisiones correctas.

 

Me alegra ver que compartimos puntos de vista en este asunto, pero vayamos al grano. ¿para qué querías verme? No te esperaba por aquí.

 

Bueno, señor —tartamudeo. Tanto pensar en la historia del Portuguesa me sacó de mi papel de tipo duro—. Verá, hay una gotera en mi oficina. Está arruinando el piso por completo, pero no logro ubicar al conserje. De hecho, no lo he visto desde que llegué al club.

 

Oh –dijo, y luego soltó una ruidosa carcajada–. Lamento haberte aburrido durante tanto tiempo aquí cuando tenías una consulta tan simple. Olvidé avisarte que regresa de vacaciones mañana, y haré que arregle tu oficina. ¿Algo más?

 

No, señor. Creo que volveré al trabajo.

 

Perfecto. Ya sabes que puedes buscarme si necesitas algo más.

 

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Pero en lugar de volver a mi oficina, me tomé un momento para atravesar el túnel que llevaba al campo, y admirar por unos segundos el Estadio José Antonio Páez (simple casualidad, ya que no comparto ningún parentesco con el general de la Independencia Venezolana). No era ninguna maravilla arquitectónica, las gradas nos tenían sillas pero las habían pintado recientemente con los colores del equipo: rojo y negro. Tiene una capacidad para 18.000 espectadores. No será el estadio más cómodo, pero puedes apostar que se convierte en un infierno para el rival cuando se llena por completo. Pero a los últimos partidos no han acudido más de 1.200 personas, y también será mi trabajo cambiar eso.

 

De pronto, esas 1.200 personas y el estadio José Antonio Páez me recordaron a Páez y su lucha contra los 1.200 soldados realistas. Me senté en el banco de suplentes y continué con la lectura que hace poco había interrumpido el presidente:


 

... Y los mil doscientos soldados realistas persiguieron a los ciento cincuenta y tres rebeldes durante varios minutos. Estos últimos empezaron a bajar la velocidad poco a poco, hasta que el General José Antonio Páez alzó su lanza por todo lo alto y exclamó: «¡Vuelvan caras, carajo!». Y el pelotón de soldados patriotas dio vuelta a sus caballos, y dejaron de huir para cabalgar a toda velocidad de frente hacia sus perseguidores. Lo maniobra tomó por sorpresa a los soldados realistas que, desconcertados, no supieron cómo reaccionar. Y poco a poco fueron cayendo las primeras filas de caballería. Los que se encontraban al centro y al fondo tuvieron tiempo de actuar, darse la vuelta y emprender su retirada. Pero el desorden en sus filas causado por esa maniobra inesperada lo dificultó enormemente. Los caballos y los jinetes caían a manos de los rebeldes, y los que quedaban de pie tenían el camino bloqueado. Solo quedaron unos 800 jinetes realistas, los cuales volvieron al campamento galopando con tal ímpetu y velocidad que fueron incapaces de detener a sus caballos, y los soldados que quedaron de guardia en la base tuvieron que huir y refugiarse en un bosque cercano para no ser aplastados por sus propios camaradas.

 

Y los ciento cincuenta y tres lanceros patriotas que, si bien eran los mejores de su ejército, se encontraban mal armados, mal alimentados y sin ningún entrenamiento militar verdadero, ganaron esa batalla contra los mil doscientos realistas, la mayoría soldados de profesión con mejores caballos y armamento. Les ganaron con inteligencia y astucia, y la valentía necesaria para correr los riesgos que otros habrían rechazado tomar. Y gracias a eso es que hoy son recordados como héroes.

 

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Y por alguna razón, aunque salvando las distancias, lo relacioné con mi situación actual en el club. Sabía que con lograr el ascenso y mantener la categoría durante una temporada la directiva estaría feliz, y lo cierto es que el equipo que tenía no me permitía hacer mucho más. Pero yo siempre quería conseguirlo todo. El general Páez sacó lo mejor de sus 153 soldados y ganó la batalla. Mi padre Richard Páez tomó a la selección, que era considerada la “Cenicienta” de América, e hizo que todo un país se ilusionara con llegar por primera vez a un Mundial (y casi lo logró). Pero ya no era momento de leer sobre las hazañas de otros, esta era mi propia historia. ¿Sería yo capaz de hacer que la hinchada soñara con recuperar un poco de la gloria de la que disfrutaron en los años ‘70? Y aún más importante, ¿sería capaz de hacer realidad esos sueños?

Editado por ayrtonsom16

Siempre es bueno ver historia con equipos sudamericanos, esta del Portuguesa no será la excepción. En lo personal no conocía al club, ni tampoco soy especialista del fútbol venezolano, así que esta es una buena oportunidad para aumentar mi escaso conocimiento.

El objetivo es claro: Ascender, ascender, ascender y ascender, además de ser competitivos por lo demás. Un equipo con tanta historia, quizás algo añeja, pero historia al fin y al cabo, no puede seguir en esta posición. Debemos salir a flote y volver a ser el equipo que brilló con luces propias en el pasado.

Excelente el relato de esa batalla épica contra los realistas, y mucho mejor aún su relación con la historia. Notable.

Saludos y te sigo :)

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1. HONOR A QUIEN HONOR MERECE

 

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Lunes, 7 de julio de 2014

 

Hoy es el día. Los jugadores vuelven de sus vacaciones y por fin me presentaré ante ellos. Estamos a 7 de julio, pero ellos no jugaban un partido oficial desde el 3 de mayo, cuando perdieron 4-0 contra el Aragua Fútbol Club. Y ese fue su último partido en Primera División. Ya venían de cinco derrotas seguidas, y finalizaron en el último puesto de la tabla acumulada, con 23 puntos en 34 partidos y una diferencia de goles de -30. Tuve bastante tiempo para estudiar la última temporada del club, para tratar de entender cómo un equipo que ascendió como campeón de la Segunda División la pasó tan mal en la máxima categoría. Nadie esperaba una actuación espectacular, pero fueron aplastados. Últimos en el Apertura, últimos en el Clausura y solo ganaron cuatro partidos en toda la temporada, a pesar de que contaban con una plantilla llena de jóvenes promesas, veteranos que tenían muchísima experiencia en Primera como Wuiswell Isea y Tulio Etchemaite, y varios jugadores de calidad cedidos por los equipos más grandes del país, como el juvenil Ronaldo Peña que había sido una de las sensaciones del Sudamericano sub-17 disputado en 2013, donde Venezuela fue subcampeona. Y el inicio de esa temporada en primera fue prometedor: ganaron en el Clásico de los Llanos, contra Llaneros de Guanare. Luego empataron en casa contra Mineros de Guayana, uno de los equipos grandes del país, y después empataron a un gol contra el Deportivo Táchira, que luego sería campeón, en condición de visitante. Un comienzo bastante bueno para un equipo recién ascendido, pero no serviría de nada.

 

La calidad general de la plantilla, junto al hecho de que se obtuvieron resultados importantes en momentos determinados me hicieron llegar a la conclusión de que llevar a este equipo a lo más alto era un proyecto viable, aunque no por ello menos complicado: ¿sería un problema de dirección, causado por el técnico anterior? ¿O quizás se trataba de algo extradeportivo, como la actitud de los jugadores o la inestabilidad económica del club? Lo cierto es que debíamos (el cuerpo técnico, la directiva y yo) abordar este desafío desde varios frentes si queríamos dejar de ser campeones de Segunda División para luego volver a descender la temporada siguiente.

 

Mientras revisaba tablas de estadísticas e intentaba descifrar el desastre de la temporada anterior, escuché que alguien abría la puerta. Entró un sujeto con la camisa de entrenamiento del equipo. Asumí que sería un jugador, pero no lo reconocí. Parecía que abría la boca para presentarse, pero lo interrumpí con palabras cortantes:

 

— Espera en el pasillo. Llámame cuando estén todos.

 

— Está bien, profe — me dijo, tartamudeando. La forma en que su cara se palideció y la subsecuente reacción de respeto y obediencia me hizo pensar que era un canterano. Me aproveché de la debilidad mostrada para agregar otra frase:

 

— Y no dejes que nadie más toque esa puerta hasta que esté toda la plantilla contigo.

 

Y salió sin decir ni una palabra, cerrando la puerta detrás de sí.

 

Fue un alivio que se tratara de un juvenil, porque yo apenas tenía 27 años y de haberme topado con un jugador veterano puede que el desenlace de la escena hubiera sido menos pacífico. Pero sabía que debía tener esa actitud fuerte y "resteada" (como le dicen en los llanos venezolanos) si quería que jugadores varios años mayores que yo me tomaran en serio.

 

———

 

Debo admitir que cuando estoy centrado en un tema, puedo analizarlo durante horas sin distraerme. Mientras revisaba una lista de jugadores destacados del equipo filial que me hizo llegar mi segundo, GIovanni Stifano, escuché nuevamente la puerta.

 

— Ya están todos, profe — dijo el mismo jugador que había tocado la puerta hace ¿10 minutos? ¿Una hora? Lo cierto es que no lo sabía.

 

— Bien — me levanté de mi escritorio y me acerqué a la puerta. Me tendió la mano para presentarse, pero seguí adelante sin prestarle atención. Salí de la oficina y empecé a caminar por el medio del pasillo, con dos filas de jugadores a mi lado, cada uno con una mirada de desprecio peor que la anterior. Sin decir ni una sola palabra más, empecé a caminar en dirección al campo de juego y me paré en el punto central. Los jugadores me siguieron y se sentaron frente a mi.

 

— Buenas tardes —dije, con tono firme.

 

— Buenas tardes — respondieron varios jugadores, al unísono. Algunos todavía mantenían esa mueca de desprecio (¿hacia mí?) en sus rostros.

 

— Sólo quiero informarles que planeo ser campeón de la Segunda División y ascender con el Portuguesa FC. A los que quieran formar parte de mi equipo, los veo aquí  mañana a las 7:00 am. El que no esté hecho para campeón puede dejarle una hoja con sus datos a mi secretaria y con gusto los agregará a la lista de transferibles, y con suerte encontrarán un equipo que encaje mejor con su mentalidad. Eso es todo por hoy — dije, y empecé a caminar hacia mi oficina.

 

— ¿No le parece que son palabras demasiado fuertes para un novato? —dijo un jugador. Yo me encontraba de espaldas, así que aún hoy no sé quién pronunció esas palabras. Me detuve en seco mientras él continuaba—. Tengo más tiempo jugando al fútbol del que tú tienes en este mundo y no voy a aceptar las amenazas de un recién llegado que viene exigiendo títulos sin haber hecho nada por este equipo.

 

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— Puede que yo sea un recién llegado, pero ustedes no tienen ni idea de dónde estás parado —dije, mientras me daba la vuelta, caminaba hacia el círculo central y me sentaba frente a frente con los jugadores—, y tampoco tienen idea de lo que significa este equipo. Esa camiseta que estás vistiendo pertenece a un club que en algún momento fue la más gloriosa de Venezuela, y una de los más grandes de América, y mientras yo esté aquí no permitiré que ningún perdedor la vista y la deshonre. Ya descendieron, pero eso no importa. Lo importante es que todos mis jugadores darán el 100%, y no descansarán hasta que dejen de llamar “penta” al Portuguesa FC. No descansarán ni aunque en 5 años tengan que llamarnos decacampeones, porque ni siquiera eso será suficiente para saciar la sed de este equipo que pasó tantos años siendo pisoteado por entrenadores, jugadores y directivos por igual, y cuya única intención mientras yo esté al mando será hacer que los logros de hace 40 años se parezcan pequeños ante los que conseguiremos en esta nueva era. Si no están dispuestos a hacer eso, pues tengan por seguro que ni siquiera los honraré con un puesto en la banca del Portuguesa Fútbol Club — exhalé, me levanté, y continué mi camino hacia la oficina.

 

No sé cómo habrá calado aquella más bien breve reunión en la psique de la plantilla, pero lo cierto es que a las 7:00 de la mañana se presentó toda la plantilla para el primer entrenamiento de la pretemporada. Tras finalizar esa primera sesión de reconocimiento, me quedé conversando con mi segundo entrenador, Giovanni Stifano, que ya conocía a al plantilla y me habló un poco sobre los puntos fuertes y las debilidades del equipo.

 

Esa charla después del entrenamiento fue mucho más productiva que todas las horas que pasé analizando estadísticas. En ocasiones me dejo llevar por la metodología de trabajo de mi profesión anterior, y olvido que el fútbol se juega con un balón y no con diagramas de tácticas o números en una tabla. Pero para eso tengo a Giovanni: para evitar que se me olvide, y mantenerme conectado con la plantilla, por muy distante que pueda parecer el trato que les doy.

 

Me dijo que organizó un partido amistoso contra el equipo "B" al día siguiente, para así poder matar dos pájaros de un tiro y conocer con qué material contábamos en el filial. También aprovechó para mostrarme el calendario oficial de la pretemporada, con cronogramas para los entrenamientos y las fechas de los partidos amistosos que organizó según mis indicaciones: contra Newell's Old Boys de la Primera Argentina, y contra el Aragua FC de la Primera División de Venezuela. Fue un verdadero logro conseguir que un equipo extranjero de nivel aceptara jugar un amistoso contra un equipo como el nuestro, pero me pareció una enorme muestra de compromiso por parte de Stifano, así como también de la disposición del presidente Abraham Sánchez para invertir en el desarrollo del club. Exigí rivales de primer nivel, y los consiguieron. Ahora debía concentrarme en preparar mis primeros partidos como director técnico del Portugesa FC, y yo todavía no tenía idea de qué formación era la mejor para este grupo de jugadores, y mucho menos de con qué once debía salir. Pero para esto son los amistosos, ¿no? Lo cierto es que yo tenía ganas de ganar los tres partidos como si de ellos dependiera mi continuidad en el club, y haría todo lo posible para transmitir esa mentalidad a los jugadores, que parecían no confiar del todo en mis promesas de campeonato y ascenso.

 

Editado por ayrtonsom16

  • Autor

Siempre es bueno ver historia con equipos sudamericanos, esta del Portuguesa no será la excepción. En lo personal no conocía al club, ni tampoco soy especialista del fútbol venezolano, así que esta es una buena oportunidad para aumentar mi escaso conocimiento.

El objetivo es claro: Ascender, ascender, ascender y ascender, además de ser competitivos por lo demás. Un equipo con tanta historia, quizás algo añeja, pero historia al fin y al cabo, no puede seguir en esta posición. Debemos salir a flote y volver a ser el equipo que brilló con luces propias en el pasado.

Excelente el relato de esa batalla épica contra los realistas, y mucho mejor aún su relación con la historia. Notable.

Saludos y te sigo :)

Yo recuerdo que quedé impresionado cuando leí acerca de su historia por primera vez siendo sólo un niño. Ese tipo de cosas no abundan en el fútbol venezolano, aquí todo es tan desordenado que los equipos van y vienen, cambian de nombre y de colores como los otros equipos cambian de diseño de camiseta, y el Portuguesa es uno de esos equipos que, además de haber mantenido sus colores y nombre desde su fundación (lo cual, hasta dónde he podido ver, es algo que solo han hecho dos equipos más), también tiene una historia de glorias nacionales e internacionales que contar. Todavía alucino cuando recuerdo que Pelé y Beckenbauer jugaron un partido en el estadio de mi equipo (el Caracas), o que un club venezolano fichó al goleador de la Selección de Brasil que acababa de ganar el Mundial (qee) Esas cosas ya no pasan, y por como van las cosas creo que tampoco pasarán.

El ascenso lo veo posible, de hecho el Portuguesa en la vida real suele ser el favorito indiscutible para volver a subir cada vez que desciende, pero ser los reyes de la segunda división no es suficiente. Me preocupa cómo nos irá contra equipos de Primera, pero ya lo veremos cuando tengamos el primer partido de Copa.

Gracias por tomarte el tiempo de comentar, yo trato de hacerlo cuando puedo pero es que llegué al foro hace cosa de dos semanas y he pasado más tiempo leyendo que escibiendo (lo cuál debe cambiar, lo sé).

Una pena que ningún equipo venezolano haya pasado de grupo en tu historia de la Libertadores, pero realmente no es sorpresa (el grupo de Mineros con Corinthians, River y Colo Colo era para ponerse a llorar :(). Me tocará hinchar San Lorenzo que es, por así decirlo, el equipo de mi otra ciudad (Buenos Aires).

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2. PASADO, PRESENTE Y FUTURO

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Martes, 8 de julio de 2014

 

Eran las dos de la tarde cuando empezó el partido en el José Antonio Páez. Había más gente en la cancha que en las gradas, pero aún así yo tenía la ¿presión? propia de mi debut como técnico. No hablo solo del Portuguesa: era mi debut absoluto al frente de un equipo profesional, y ese día también hacía el papel de ojeador: nos enfrentamos al equipo filial, y debía observar qué jugadores merecían un puesto en el primer equipo, además de velar por el correcto funcionamiento de la oncena que yo dirigía.

 

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Terminó 5-3 a favor del primer equipo, con dobletes de Ronaldo Peña, Wilber Bravo, pero quien se ganaría mi atención sería el juvenil Raigel Márquez, sobretodo después del golazo que marcó desde fuera del área.

 

 

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Me preocupó un poco que el equipo B nos anotara tres goles, pero más allá del resultado valoro las importantes conclusiones que saqué de aquel partido.


 

Al menos en principio, me pareció que con estos jugadores debería usar un 4-3-1-2. Una línea defensiva compuesta por dos centrales clásicos y dos laterales que intentarían apoyar las jugadas de ataque siempre que les fuera posible. Luego una primera línea de tres mediocampistas con funciones ofensivas, que jugarían muy cerca unos de otros para facilitar el jego de toque y de posesión, y permitir que sean los laterales quienes aprovechen las bandas. Esta primera línea de mediocampistas también debería ayudar en labores defensivas para no dejar desguarnecida a la defensa ante un contraataque o una salida demasiado arriesgada de los laterales. Luego tendríamos un enganche, que sería el principal encargado de dirigir las jugadas de ataque del equipo, y se asociaría con dos delanteros cuyas funciones específicas definiría tras elegir mi once titular.

 

Hubo seis o siete jugadores del equipo  "B"  cuyo nivel me sorprendió tanto que los ascendí inmediatamente, pero no quería empezar a hablar de nombres hasta contar con la plantilla completa para jugar el amistoso contra Newell’s, por lo que para decidir la alineación para dicho partido me dejé llevar por los consejos de mi segundo entrenador. Ya solo quedaba esperar que llegara el día del partido…


 

Sábado, 19 de julio de 2014

 

El autobús de Newell's había llegado al José Antonio Páez a la hora indicada. Seguro más de un jugador se sorprendió al observar las condiciones del estadio, dado que vienen de una de las ligas más prestigiosas del continente. No sé cómo arreglaron este partido, pero sin importar que fuera un amistoso o que el rival fuera ampliamente superior, queríamos ganarlo.

 

Tras una corta charla de vestuario donde me limité a decir que la pretemporada solo tendría dos partidos amistosos y que debían impresionarme si querían un puesto en mi equipo, salimos al campo y me paré en mi rectángulo, a un lado del terreno de juego. Y empezó el partido…

 

Caminaba de un lado a otro, rezando para que no nos golearan. Lo que sabía del presente de este equipo era que habían sido aplastados por los otros 17 equipos de la primera división venezolana, y ahora nos enfrentábamos ante un equipo de parte alta de la tabla en Argentina. Pero los muchachos lo hicieron bien: jugaron buen fútbol, hicieron lo que les pedí y nos fuimos al descanso con un empate a cero. Hice un par cambios para observar a la mayor cantidad de jugadores posibles, y les recordé que todos eran prescindibles y debían rendir al máximo todo el tiempo si querían estar en este equipo.

 

Mientras salían al terreno de juego para disputar la segunda parte, yo me quedé observando los ahora vacíos graderíos del José Antonio Páez, y recordé que este estadio fue inaugurado en un partido de Copa Libertadores por allá en el año 1973. Podía imaginar el contraste de las tristes tribunas que veía ante mis ojos con la vibrante hinchada que llenó el JAP en todas aquellas noches de Libertadores, de las cuales mi padre jugó unas cuántas. Ahora estábamos ante un rival sudamericano por primera vez en décadas y, aunque el contexto era totalmente diferente, aquella retrospección me hizo recordar por qué me apasionaba tanto el proyecto del Portuguesa, y por qué ansiaba tanto devolverle la gloria a este viejo gigante.

 

Pero mientras pensaba en aquellas mágicas noches de las que sólo había podido leer en viejos artículos de periódico, volví al presente y recordé cuál era mi función aquí. Tuve que observar cómo el equipo era superado ampliamente, pero nos estábamos enfrentando a un rival vastamente superior y ya habían aguantado una hora de partido con el marcador igualado. En el minuto ‘64 llegaría el único gol del partido, y sería para Newell’s: Juan Neira inició una jugada desde la banda, la tocó y se mandó una diagonal hacia la medialuna, mientras el resto del equipo realizaba pases inofensivos al borde del área pensando en cómo abrir nuestra defensa. Finalmente Neira recibiría el balón en la frontal y sacaría un disparo potente que fue a parar directo a la escuadra derecha.

 

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Al final del partido me informaron que el registro de la posesión había sido de aproximadamente 70-30, y solo llegué a ver dos ocasiones claras a nuestro favor en todo el partido. Aún así, estaba satisfecho: amarramos a un gigante y el partido habría quedado empatado de no ser por esa individualidad. Realmente no podíamos hacer mucho más, al menos no por ahora. Pero tras observar las sesiones de entrenamiento, el partido contra el filial y este último que jugamos contra Newell’s, tenía una idea de por dónde tenía que empezar a reconstruir al Portuguesa, y con estos objetivos en mente, me reuní con mis ojeadores y mi segundo entrenador Giovanni Stifano para planear la mejor forma de invertir los 130,000 $ que teníamos disponibles como presupuesto de fichajes para formar una plantilla capaz de lograr el ascenso y, quizás más importante, adquirir la competitividad necesaria para luchar con los grandes la próxima temporada donde, si todo salía bien, estaríamos en Primera...

 

Editado por ayrtonsom16

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