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Brota en la retina de los aficionados con música clásica de fondo. Pulcro como pocos, parecía que jugaba con un frac que nunca ensuciaba. El público expectante esperaba que, como buen ilusionista que era, ejecutara su truco para mostrar la efímera belleza ante los ojos cándidos y atónitos de todos los observadores. Bien se merecía que se pagase una entrada para verlo deslumbrar aunque solo fuese durante un minuto.

Un gran jugador cuasi olvidado, Orestes Corbatta, conocido como El Garrincha argentino, comentó en una ocasión: ¿Sabes por qué no podían sacarme la pelota? Porque ella no se quería ir de mi lado. Otras cosas sí me sacaron, pero la pelota no. La misma expresión podría aplicarse a Dennis Bergkamp.

El holandés era un elegante bailarín que, con su pura técnica, era capaz de deslizar suavemente el esférico en un pase o mantenerlo a su lado en una danza suprema e hipnótica, por la cual a los rivales no les quedaba más remedio que sumarse a ella para ser testigos predilectos de su hechizo.

Con un sutil toque de distinción, la pelota despegaba de su pie para acabar depositada en el fondo del arco, abrazada a la red y embelesada ante la redención espiritual de semejante arte.

Todo el mundo sabía que era como una estrella de la que se espera que riele por unos momentos para emocionarnos y hacernos sentir más humanos. Su ex-compañero en el Arsenal, Ian Wright, contó de él: Si Dennis Bergkamp saliera en Star Trek, sería el mejor jugador de cualquier sistema solar en el que se encontrara.

 

¡Qué conscientes fueron todos de que mancillar con dureza su delicada exquisitez era como un borrón en un bello poema o una mancha en un hermoso cuadro! Otro ex-compañero suyo en el Arsenal, Tony Adams, al hablar de él antes de un Holanda-Inglaterra de la Eurocopa de 1996, expresó con cierta pena: Dennis Bergkamp es un hombre tan agradable, un caballero, y tiene una familia tan encantadora... Me va a costar mucho darle patadas.

 

Facturó goles tan majestuosos como en los cuartos de final del mundial de Francia 98 ante Argentina. Eran los últimos minutos de un partido inclinado a la prórroga tras el 1-1 en el marcador. Frank de Boer levantó la cabeza y envió un pase directo en largo a Bergkamp desde la defensa, mientras este hilvanaba en su mente cómo sería la estética final de su pieza. Al esférico lo acarició con un toque sedoso de su pierna derecha para aterrizarlo; con un segundo toque con la misma pierna recortó a Ayala, que asistió maravillado a una finura inusitada. Finalmente, Roa trató de cubrir para impedir la ejecución final. Cualquiera habría utilizado su otra pierna para un remate más cómodo, pero el esteta holandés dio un grácil tercer toque con esa misma pierna para batirlo por el palo largo tras su última caricia. Suponía la eliminación de Argentina. De todas formas, tiempo después de lo ocurrido, el portero y el central le llamaron para mostrarle su agradecimiento porque habían aparecido en esa obra de arte. Era todo un reconocimiento a la conmovedora armonía de un instante mágico instalado para siempre en la eternidad.

 

                                                                                                                    

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Editado por Bakero
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El presidente Dean Hoyle necesitaba un golpe de efecto si quería que su querido Huddersfield Town jugara algún día en la Premier League.

En la temporada anterior, la 2010/2011, ocuparon el tercer puesto en la League One y no pudieron lograr el ansiado ascenso. Había que planificarlo  todo concienzudamente, analizando minuciosamente los cambios que iba a implantar en el equipo para tratar de darle el empuje que requería a un proyecto de tal envergadura.

Reunido con sus directivos en su despacho, salió a la palestra el tema del nuevo entrenador. Fue analizada una cohorte de posibles managers, hasta que el directivo Sean Jarvis propuso el nombre de Dennis Bergkamp.

-Por lo que tengo entendido, recientemente ha obtenido el carné de entrenador. Vive en Londres y tiene la experiencia de haber jugado en equipos grandes –dijo él-.

-Pero no tiene experiencia en los banquillos. Quizás esa apuesta sea demasiado arriesgada –replicó el presidente-.

El otro directivo, Nigel Clibbens, no acababa de ver clara la propuesta de su compañero, y movía la cabeza de un lado a otro ante su falta de convencimiento.

-Con el debido respeto, presidente –retomando de nuevo Jarvis la palabra-, todos los managers han tenido que empezar en algún momento su carrera. Nos encontramos en la League One y no somos un equipo de los grandes de la Premier. No veo mejor escenario posible que este para su inicio. Además, su dilatada trayectoria nos podrá venir muy bien. Creo que es una persona con templanza que sabrá interpretar adecuadamente las necesidades de cada jugador.

-No sé, no sé. La verdad es que yo tampoco lo veo claro-interrumpió Clibbens-. Me da miedo de que su inexperiencia nos conduzca a un estrepitoso fracaso.

-En ese caso –inquirió con sorna Jarvis-, contrataremos a Ferguson o a Mourinho. Seguro que estarán encantados de venir a un equipo de la League One. Sigo opinando que me parece un entrenador ideal para el club.

-De acuerdo-pronunció el presidente tras un rato de reflexión-. Bergkamp no conoce bien nuestra casa y no es un hombre del club, pero puede que su experiencia como jugador de grandes equipos y de la selección holandesa combine perfectamente con su capacidad a la hora de llevar en condiciones un vestuario. Llámalo, exponle las condiciones, y si está de acuerdo mañana firmará su contrato.

-Pero, presidente, ¿no recordáis su aerofobia? Ya sabéis la fama que se ganó como jugador con su miedo a volar. Si afortunadamente todo va bien y a largo plazo viajamos para enfrentarnos a equipos extranjeros, ¿qué haremos? ¿Entrenará al equipo su segundo? ¿Se ausentará de un partido de liga para viajar antes? Sería demasiado lío-objetó el indeciso Clibbens.

-No pongas la tirita antes de la herida, querido Clibbens- le espetó el presidente-. Cuando llegue el momento, ya se verá.

Y de esta forma, Jarvis partió esperanzado para tratar de convencer al antiguo crack holandés de que iniciar su carrera como manager en un equipo como el Huddersfield Town es lo ideal para empezar a curtirse en el difícil oficio de manager.

                                                                                                

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                                                                                                  A la izqda. el presidente Dean Hoyle y a la dcha. el directivo Sean Jarvis

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El Huddersfield Town fue fundado en 1908 y solo dos años después comenzó a participar en la Football League en la Segunda Categoría. Su primer ascenso a la First Division se produjo en 1920, fecha en la que comienza la mejor época de la historia del club. En ese mismo año fue subcampeón de la FA Cup sin haber debutado en la máxima división, perdiendo en la final ante el Aston Villa. En 1922 conquisto su primer título al vencer en la final de la FA Cup al Preston North End por 1-0, ya con el gran Herbert Chapman en el banquillo. Además, venció en la Charity Shield al Liverpool también por 1-0. En la temporada siguiente acabó tercero en la clasificación y en la temporada 1923/24 logró su primer título de liga. Repitió título en la 1924/25 en la última temporada de Chapman en el banquillo antes de marcharse al Arsenal, donde se hizo famoso con la innovadora táctica conocida como WM. A pesar de la marcha de su gran entrenador, el Huddersfield consigue su tercera liga en 1926, quedando por delante del Arsenal de Chapman y convirtiéndose en el primer equipo en ganar tres ligas inglesas de manera consecutiva. Fue subcampeón en la dos temporadas posteriores en Liga (1926/27 y 1927/28) y de la FA Cup en 1928, en la que perdió ante el Blackburn Rovers, poniendo fin a una década irrepetible para los Terriers. En la década de los 30 siguió siendo un equipo importante, aunque no pudo lograr ningún título más. Fue segundo en la temporada 1933/34 tras el Arsenal de Chapman y tercero en la 35/36, perdiendo las finales de Copa de 1930 ante el Arsenal (cómo no) y en 1938 ante el Preston.

El Huddersfield permaneció de manera interrumpida en la First Division hasta 1952 para volver solo una temporada después, en la 1953/54. Fue su última temporada brillante al concluir tercero en Primera. En 1956 descendió y permaneció en la Second Division hasta 1970, año en el que alcanzó su último ascenso a la First Division. Poco duró la estancia en la máxima categoría, porque descendió en 1972 (junto al Forest) siendo esta su última temporada disputada en la Primera División hasta ahora. El Huddersfield comenzó un gran declive que le llevo a la 4ª División en 1975, permaneciendo hasta 1980. En los ochenta el equipo remontó hasta alcanzar la Second División entre 1983 y 1988, para volver a caer a la tercera categoría. Su última estancia en la Segunda División inglesa fue entre 1995 y 2001, volviendo a caer a la cuarta categoría en 2003. En la 2003/04 consiguió el ascenso a la League One al vencer en el play-off y desde entonces milita en dicha categoría.

.Junto al Preston, forma parte de los dos equipos que habiendo obtenido un título de liga, jamás militó en la Premier League.

Para la temporada 2011/2012 es muy importante perfilar un buen proyecto que le permita a largo plazo disputar por vez primera la Premier League y asentarse en la máxima categoría, sin los vaivenes continuos de ascensos y descensos que han acompañado al club durante tantos años.

Con una capacidad para 24590 espectadores, el moderno The Galpharm Stadium es el talismán más preciado para llevar al equipo en volandas con el aliento de su afición, porque por historia el ladrido de los Terriers merece resonar de nuevo en la cúspide de la que nunca debió bajar.

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                                                                                                                                                   El moderno estadio del Huddersfield Town

Fuente:

http://cityground.blogspot.com.es/2009/12/huddersfield-town-un-grande-en-los-anos.html

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Dennis Bergkamp partió hacia The Galpharm Stadium para la rueda de prensa de su presentación oficial como nuevo técnico del Huddersfield Town. Entró en la sala con la serenidad que siempre le ha caracterizado. Parecía que llevaba diez años ejerciendo de entrenador. Los periodistas esperaban expectantes la llegada de uno de los futbolistas más técnicos de la historia del fútbol. ¿Cómo sería ahora en su nueva faceta de manager? Solo el tiempo lo dirá. Lo que sí es seguro es que una figura como la del holandés genera un interés elevado.

Previamente, el presidente Dean Hoyle le dedicó unas palabras elogiosas y le transmitió la ilusión y la confianza que sentía por este nuevo proyecto. Tomaba el turno Bergkamp ante aquellos ansiosos periodistas:

-Buenas tardes, señor Bergkamp. Comienza su nueva andadura como manager en el mismo país que le vio retirarse como jugador. Nunca perteneció a este club ni ha experimentado una categoría como la League One. Además, tampoco tiene experiencia en el mundo de los banquillos. A pesar de ello, ¿considera que es la persona ideal para tomar las riendas de un club como el Huddersfield Town?

-Créame que no estaría aquí si no me sintiera preparado para entrenar. Soy consciente de que voy a aprender muchísimo día a día y, como usted dice, nunca he experimentado una categoría como la League One. Me gusta ir paso a paso. Por eso prefiero comenzar en este nivel que no en un club de élite, que sería además bastante improbable por mi inexperiencia como técnico.

-Señor Bergkamp, ¿qué objetivos se marca con el club a largo plazo?

-Me marea tratar de mirar a largo plazo y prefiero observar el día a día. No niego que me gustaría ver a este equipo de nuevo en la élite después de tantos años, pero estoy completamente centrado en el objetivo primordial: luchar por ascender a la Championship.

-La temporada pasada el equipo estuvo a las puertas de lograrlo. ¿Qué considera esencial para ascender por fin de categoría?

-Muchísimo trabajo y la confianza recíproca en la relación entrenador/jugadores. Es importante la armonía en el vestuario y ser una familia unida. Que todo lo que transmita cale profundamente en el corazón y en la mente de cada miembro de la plantilla. No hay mejor recompensa para un entrenador que ver plasmadas sus ideas en un terreno de juego.

-Usted aprendió en su etapa como jugador de grandes técnicos como Johan Cruyff, Louis Van Gaal o Arsene Wenger. ¿Podremos ver plasmadas sus diferentes ideas en su filosofía?

-Si hay una característica en común que los tres comparten es su amor por el fútbol ofensivo y de calidad. No hay duda de que ese tipo de fútbol es mi predilección, pero debo tener la inteligencia suficiente como para que mi equipo sepa amoldarse perfectamente a todas las filosofías posibles: a nivel defensivo, al contraataque, al fútbol de control, al ofensivo... Cada rival es distinto y hay que saber sacarle el máximo partido a cada situación.

-También experimentó como jugador del Inter lo que es jugar en un fútbol acostumbrado al catenaccio...

-Antes de marchar al Inter de Milán, sopesé seriamente el interés que tuvo Johan Cruyff por ficharme para su Dream Team. Él opinaba que en un fútbol como el italiano, por el tipo de jugador que yo era, tendría más problemas para adaptarme. Al final tomé la decisión de fichar por el Inter de Milán porque quería experimentar la sensación de jugar en la liga más grande en aquella época. No quería ir al Milán porque Gullit, Van Basten y Rijkaard habían ido allí. Todo quedaba entre la Juventus o el Inter y tuvimos una mejor sensación con la gente del Inter. Hicieron muchas promesas, que luego descubrí que eran constantes. Te decían: ‘Vamos a jugar más ofensivo’. Y lo hacían, pero solo durante un mes. No fue lo que yo esperaba. Pero Italia fue buena para mi desarrollo. Aprendí a ser más profesional.

Por otra parte, no era fácil rechazar el interés de todo un mito como Cruyff, pero yo ya había sido entrenado por él en el Ajax y quería vivir una nueva experiencia en un país como Italia. Recuerdo que en el Ajax Cruyff era el entrenador del primer equipo. Una noche vino a nuestro campo de entrenamiento y dirigió la sesión, que fue realmente intimidante. ¡Un nombre tan grande entrenando a niños de 12 años! Pero me habló de una manera muy relajante: ‘Simplemente juega y disfruta’. Más tarde, me llevó al primer equipo. Otros, en el club, me dijeron que no era lo suficientemente fuerte o agresivo, pero él me dijo: ‘Céntrate solo en el talento’”.

-No puedo evitar preguntarle por el paralelismo que podría ocurrir entre una leyenda en el Huddersfield Town como Herbert Chapman y usted. Ya sabe que él triunfó entrenando a este club y luego fichó por el Arsenal...

-Herbert Chapman fue uno de los padres del fútbol y un adelantado a su tiempo. Me asombró saber que cuando entrenaba al Huddersfield en la década dorada de los años 20, su ideal del fútbol era una defensa fuerte, combinar el contragolpe y el juego de toque, extremos rápidos que centraran raso... Además, implantó su filosofía consiguiendo que los filiales del club jugaran de la misma forma. Sin duda, fueron las claves de su éxito en este equipo. Yo no soy el padre de nada. Imagino que lo dirá por la posibilidad de que algún día entrene también al Arsenal. Es un equipo que llevo en el corazón y claro que algún día me gustaría dirigirlo, pero prefiero vivir en la realidad del momento.

-¿Cuál va a ser su planteamiento táctico?

-El equipo sabrá amoldarse perfectamente tanto a tácticas ofensivas, de control y a la contra. Sabrá defender, jugar de forma directa, al toque… En definitiva, todos los recursos con los que debe contar un equipo serán asimilados perfectamente por mis jugadores. Tengo varias tácticas pensadas, pero no voy a desvelarlas ahora.

-¿Qué nos espera en el mercado de fichajes? ¿Piensa en una revolución o en pocos fichajes?

-Creo mucho en la plantilla que tenemos y se realizarán pocas incorporaciones.

-¿Y qué me dice de los empleados? ¿Habrá muchas caras nuevas?

-Esa cuestión no puedo responderla ahora porque primero debo conocer a fondo a todos los integrantes para tomar luego una decisión.

-¿Tendrá en cuenta a la cantera?

-La cantera es una parte muy importante en un equipo de fútbol. Debemos formar a los canteranos con la misma filosofía del primer equipo y preocuparnos de que vayan mejorando con los años. Invirtiendo en la cantera, aumentaremos su potencial. Si se esmeran, seguro que tendrán oportunidades de jugar con el primer equipo.

Dennis Bergkamp se despidió con una apacible sonrisa de su primera rueda de prensa. Muchos periodistas están ilusionados con su fichaje porque piensan que alguien de su trayectoria profesional puede ayudar mucho al club, aunque algunos escépticos consideran que su inexperiencia es inviable para el camino al éxito.

                                                                                                                                                             

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                                                                                                                                    Dennis Bergkamp en un momento de la rueda de prensa

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