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Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni

FC Wacker Innsbruck

FM24
Hypo Tirol Liga ver carrera
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  • Autor

Así es compañero Lineker.Ha sido duro para Matthias rechazar al Admira Wacker con toda la carga sentimental que traía el tema. Sin duda nuestro personaje tiene una fuerte personalidad e ideas muy claras. Esta decidido que el Wacker Innsbruck sera su destino, pienso que la directiva no podrá rechazarlo, veremos en la próxima parte. Clara parece haber sido parte importante en generar esta reunión.

Con respecto al FM26 mi opinión es bastante subjetiva, pero para un jugador de mas de 25 años siento que me ha defraudado y aun siendo un buen juego le ha quitado muchas de las cosas que mas he valorado en todos este tiempo. Prueba la demo y saca tus propias conclusiones. Saludos.

  • Autor

Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
(La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni)

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Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs
(Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo)

Teil 18 – Der Vertrag des Patriarchen
(Parte 18 – El Contrato del Patriarca)

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En el Tivoli Neu, Innsbruck, Austria.

La puerta de madera maciza se cerró tras ellos, aislando el bullicio silencioso de la recepción. El despacho del presidente del FC Wacker Innsbruck era un espacio de contrastes, con grandes ventanales que enmarcaban las cumbres del Nordkette. Clara los hizo pasar con una sonrisa, y detrás del escritorio se levantó Gerarld Stocker, un hombre de 71 años que destilaba una autoridad tranquila.

—Bienvenidos a Innsbruck —dijo Stocker, saludando al grupo de entrenadores argentinos con cordialidad.

Tras invitarlos a sentarse, pidió a Clara que trajera café para todos. El presidente rompió el hielo, mirando directamente a Matthias. —Así que tú eres el famoso Matthias Schall. Tu abuelo fue una leyenda en tierras austríacas. Ahora tú tienes toda la atención de la prensa europea, que está pendiente de qué club entrenarás. Es un honor, y una sorpresa, que hayas elegido visitarnos.

Matthias, con calma, agradeció las palabras, aunque la mención de la prensa le recordó el circo que había dejado atrás. —Gracias, Herr Stocker. Es un honor para nosotros estar aquí. Permítame presentarle a mi equipo. Él es Daniel Iril, y él es Fernando Pino. Son dos entrenadores de gran talento que me acompañan en este proyecto.

Stocker asintió con una leve sonrisa, interrumpiendo. —Lo sé. Conozco a ambos de su trabajo con Markus Schopp en el cuerpo técnico del LASK Linz. —Fue directo al grano—. Imagino que están aquí para pedir que alguno de ellos sea el manager de nuestro club, después de enterarse de que Sebastian Siller se ha marchado del puesto solo dos meses después de asumir.

Matthias dejó que la sugerencia del presidente se disipara en el aire, saboreando el momento.

Me temo que no es así, Herr Stocker. En realidad, venimos a ofrecer nuestros servicios para hacernos cargo de manera integral del fútbol del FC Wacker Innsbruck. Si bien pensamos en roles definidos, en mi caso como manager del primer equipo y director del proyecto, Daniel se encargaría del Equipo B y Fernando del Equipo C, pero todos funcionaríamos como un trío integral.

El silencio se instaló, solo roto por el suave tintineo de las tazas de café. Stocker tomó un sorbo y su tono se hizo más incisivo, con escepticismo. —Una propuesta audaz, Herr Schall. Pero dígame, ¿por qué nosotros? Sé de su negativa a reunirse con el Austria Viena, de la presión sentimental del Admira Wacker. He leído las especulaciones sobre equipos alemanes y suizos.

El presidente se inclinó hacia adelante, la preocupación teñía su voz. —Matthias, tengo que ser honesto contigo. El Wacker Innsbruck es un club de ligas inferiores. Tal vez un club con un rico pasado histórico sea poco para un Wunderkind que tiene ofertas de Primera División. ¿No cree que esto es un paso hacia atrás?

Matthias no se apresuró. Tomó su café, mientras formulaba la respuesta estratégicamente irrebatible.

Herr Stocker, su pregunta es justa. Los grandes clubes que usted nombra buscan el resultado instantáneo. El Wacker Innsbruck es el último gran lienzo en blanco de Austria. He analizado cada pormenor, y sé que estamos en el lugar correcto.

Su mirada se llenó de convicción. —Mi proyecto se basa en una sola idea: devolver al club a la élite de Austria y de Europa, y hacerlo de la única manera sostenible: apoyado en su cantera y en su rica historia. Daniel, Fernando y yo venimos a construir una catedral desde sus cimientos.

Matthias enumeró sus condiciones con la frialdad de un manifiesto. —A cambio, solo pido tres cosas innegociables: Paciencia (un plazo de tres años garantizado); Libertad para trabajar (control total técnico); y Apoyo total al proyecto a nivel directivo. Usted dice que un club de ligas inferiores es poco para mí. Yo le digo: tengo en mente una revolución de Innsbruck para Europa.

Stocker regresó a la realidad financiera. —Su visión es clara, pero las limitaciones económicas son severas. El club solo puede destinar 2.800 euros al pago de su salario y el de sus dos ayudantes. ¿Están dispuestos a comenzar una revolución con ese presupuesto?

Matthias se limitó a sonreír, con satisfacción. —Herr Stocker, eso no es un problema. Si usted está de acuerdo con las condiciones que he expuesto, ya mismo firmamos el contrato.

El presidente Gerarld Stocker soltó una carcajada profunda. Tomó el teléfono de su escritorio. —Peter, soy Gerarld. Por favor, necesito que vengas a mi oficina. Trae el contrato de manager estándar que usamos para Siller. Tenemos un nuevo director de proyecto. Matthias Schall firma hoy mismo.

El destino del trío argentino y del "gigante dormido" quedaba sellado en ese instante.

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Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
(La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni)

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Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs
(Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo)

Teil 19 – Der Schlüssel zum Tirol
(Parte 19 – La Llave del Tirol)

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En el Tivoli Neu, Innsbruck, Austria.

La reunión había sido intensa. Tras la bomba de la "Revolución Tirolesa" y la aceptación del irrisorio presupuesto, el directivo Peter Magreiter había llegado con el contrato estándar, redactado en apresurada legalidad dominical. La letra pequeña no era relevante: las cláusulas clave eran las condiciones innegociables que Matthias había dictado a Gerarld Stocker —paciencia, libertad, apoyo total—, las cuales habían quedado registradas en un apéndice verbal y un apretón de manos de hierro.

La firma se ejecutó sin dilación. El trío argentino se había convertido, oficialmente, en la nueva dirección técnica del FC Wacker Innsbruck.

Matthias salió de la oficina junto a Daniel Iril y Fernando Pino, la adrenalina reemplazada por una euforia silenciosa y profunda. La sonrisa en su rostro era la de un hombre que había completado una misión y había impuesto su voluntad. Daniel y Fernando lo seguían, aliviados y exultantes; el trabajo que creían perdido en Viena estaba ahora en sus manos, bajo sus propias reglas, aunque con un salario precario.

El grupo cruzó la recepción. Matthias se desvió de la salida y se acercó a saludar afectuosamente a Clara, la secretaria cubana que había sido la llave maestra de todo el proceso.

—¡Mi niña! El trato está hecho. Gracias por el timing perfecto —dijo Matthias, con una familiaridad que seguía sorprendiendo a sus amigos.

Clara, su rostro moreno radiante de alegría, le devolvió el afecto. Le tendió la mano, y en la palma de Matthias, dejó caer un pequeño manojo de llaves. Eran unas llaves de aspecto antiguo, metálicas y sólidas.

El Tivoli Neu es el corazón del club, Matthias, y a veces hay que empezar por el corazón —dijo Clara, con un tono enigmático. Luego, inclinando la cabeza con esa dulzura caribeña que contrastaba con la frialdad alpina, añadió—: Nos vemos en la noche.

El enigma de la reunión nocturna, sumado a las extrañas llaves, quedó suspendido en el aire mientras Matthias guardaba el manojo en su bolsillo. Daniel y Fernando observaron el intercambio con una mezcla de curiosidad y la certeza de que el pasado de Matthias con la misteriosa secretaria era mucho más profundo de lo que habían imaginado.

Mientras salían de las oficinas del club, Daniel Iril no pudo contenerse. La intriga pudo más que el decoro.

—Matthias, ¿qué pasa con Clara? No es normal ese nivel de confianza con la secretaria de un presidente. Te trata como si fueran novios de toda la vida. ¿Te ha dado las llaves de su casa? —preguntó Daniel, con la ceja levantada y una sonrisa pícara.

Matthias detuvo su marcha justo en la salida, sintiendo la fresca brisa de la tarde tirolesa. Miró a Daniel, su sonrisa se amplió, pero la respuesta fue extrañamente seria.

—No, Daniel. Nos ha dado la llave de nuestra casa.

Daniel se quedó inmóvil, sin entender en absoluto. —¿Qué? —preguntó, la simple interrogación reflejando su confusión total.

Matthias miró las cimas de las montañas, el lugar donde su familia y su proyecto convergerían.

—Esta mañana, cuando llamé a Clara para agendar la reunión con el presidente, también le hice un pedido adicional. Le dije que alquilara una casa, en realidad, es un complejo habitacional. Una casa principal para mí y Angeles; un departamento cómodo para mi madre y mi hermana, que llegarán en las próximas semanas; otro departamento completo para ustedes dos; y un último departamento que será nuestra oficina de trabajo y centro de operaciones. Todo está a pocas cuadras de aquí. —Matthias levantó el manojo de llaves—. Clara me dio las llaves del complejo.

Daniel parpadeó, absorbiendo la increíble previsión de Matthias. Pero el enigma personal seguía picándole.

—Entiendo el complejo. Pero, ¿quién y qué es ella, Matthias? ¿Por qué una secretaria tiene ese poder y esa familiaridad contigo?

Matthias se puso en marcha hacia la camioneta, el sol alpino brillando en sus ojos. Dejó caer el misterio como un susurro al aire.

—Ella es Clara. Un ángel en mi pasado, nada más que eso.

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Die Geschichte von Matthias - Der Enkel des Kleinen Toni
(La historia de Matthias - El nieto del pequeño Toni)

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Kapitel 3 – Der Endgültige Kurs
(Capítulo 3 – El Rumbo Definitivo)

Teil 20 – Das Bunker im Tirol
(Parte 20 – El Búnker en el Tirol)

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En el Tivoli Neu, Innsbruck, Austria.

El sol alpino brillaba sobre la fachada del Tivoli Neu mientras el trío se dirigía a la camioneta. La euforia de la firma se mezclaba con la realidad económica. Daniel Iril, que había mantenido la compostura ante el presidente Stocker, no pudo contenerse. Frenó en seco a Matthias, justo en el estacionamiento.

—Matthias, antes de que te escapes con esas llaves y esa cubana —dijo Daniel, su voz apenas un susurro tenso—. Tenemos que hablar de los 2.800 euros. ¿Estás demente? Eso no cubre un buen alquiler en una ciudad como esta, y somos tres.

Fernando Pino asintió, visiblemente preocupado. —No quiero que el dinero sea un problema, pero honestamente, ¿cómo subsistiremos mientras construimos una "catedral"? Necesitamos subsistir para trabajar.

Matthias detuvo su marcha, se volteó y colocó sus manos sobre los hombros de Daniel con firmeza, su mirada intensa. —Daniel, ¿recuerdas lo que dije en la reunión? El dinero no puede ser nuestra motivación. Lo que acabamos de conseguir es libertad absoluta para trabajar en la élite.

Matthias bajó la voz, su tono ahora paternal y lleno de una certeza absoluta. —Te prometo que el dinero no será una preocupación ni para ti, ni para Fernando, ni para mi familia. Ten paciencia. Ya movimos la pieza más grande, ahora toca la logística.

Con esa promesa, Matthias se puso en marcha hacia la camioneta. Siguiendo sus precisas instrucciones, Daniel condujo hasta un callejón lateral. El complejo habitacional estaba a pocas cuadras del estadio, un lugar exclusivo y privado.

—Bienvenidos a nuestra nueva base de operaciones —dijo Matthias, señalando el edificio.

El trío se bajó del coche, y la euforia por la firma había dado paso a la concentración absoluta. Matthias, con el manojo de llaves, dio las primeras órdenes formales en su nuevo rol.

—Bien, muchachos. La urgencia es máxima. Acomodamos las mochilas y las pertenencias básicas. Ustedes dos comparten el departamento número 2. Tómense quince minutos. Nos juntamos enseguida en el departamento número 3. Ese será nuestro búnker. Necesito que conecten los portátiles y preparen el análisis de la plantilla.

Fernando y Daniel, calmados por la promesa de Matthias, asintieron.

—¿Y por qué tanta prisa? —preguntó Daniel.

Matthias sonrió. —No. Pero ya confirmé la visita de un par de personas. Pronto recibiremos algunas visitas importantes aquí, en el búnker. Es hora de activar la "Revolución Tirolesa".

Una vez instalados, el tridente se puso manos a la obra en el departamento 3. No habían pasado ni diez minutos cuando el móvil de Matthias vibró.

Ahí te abro —respondió brevemente.

Se levantó y recibió a un hombre alto y metódico. —Muchachos, él es Kevin Honmann. Kevin será mi segundo entrenador aquí. La buena noticia es que él no ha perdido el tiempo. Ya está en funciones desde esta mañana revisando la logística del club.

Kevin saludó a los argentinos. Matthias retomó la palabra. —Kevin, gracias por venir. Mañana será la presentación oficial del resto de los empleados importantes del FC Wacker Innsbruck. Pero hoy, decidiremos cosas cruciales. Tendremos un par de horas intensas de trabajo aquí en el búnker. Y después de eso, todos descansaremos un rato. A la noche, tal como prometí, con Clara iremos todos a festejar al centro. A un bistró que ella me recomendó.

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