Ensayo contundente ante Villa San Carlos 🔴 Entregó un amistoso perfecto: siete goles, rotación completa, intensidad y pura inspiración individual. La preparación de Estudiantes continúa y el equipo comienza a mover la pelota. Los once que saltaron al campo fueron Fabricio Iacovich en el arco; línea de fondo con Andrés Madruga, Fabrizio Sebastiani, Lucás Pasquale, Leonardo Flores y Juan Zales; un mediocampo compuesto por Gabriel Galván, José Mauri y Julián Orosco, mientras que en la delantera Lisandro Tablada y José Palma fueron la dupla ofensiva. Benavídez quedó al margen por un golpe en el tobillo (reposo de dos días) y Clavijo sigue en recuperación tras su lesión en el comienzo de la pretemporada. La intensidad apareció desde la primera chispa: a los 2 minutos, José Mauri cazó un balón suelto en la frontal y estampó el 1-0 con una definición seca, preludio del tono del partido. Era la clase de gol que enciende al equipo y despeja dudas. El segundo tanto llegó como puñalada al espacio: Tablada leyó perfecto el contragolpe, filtró un pase limpio, y José Palma resolvió con serenidad a los 9 minutos. La escena tuvo algo de poesía: una transición de cuatro toques, una diagonal exacta y un remate que viajó sin apuro al mismo rincón donde descansan los goles simples y hermosos. A los 24 minutos, José Mauri volvió a aparecer, esta vez en una jugada de pura tenacidad. Recuperó, encaró, resistió dos marcas y definió con rabia controlada para firmar el 3-0. Cuatro minutos después, a los 28, José Palma coronó un avance impecable del sector derecho y puso el 4-0. El primer tiempo terminó con la sensación de que cada ataque encontraba un cauce, como si el equipo caminara cuesta abajo. Para el complemento, se presentó un once totalmente renovado y también un rival que no logró encontrar respuestas. El inicio del segundo acto repitió la tónica de la mañana: a los 48 minutos, un córner bien colocado encontró el cabezazo firme de Jorge Rodríguez, que estiró la cuenta a 5-0. El sexto llegó a los 54 minutos: Sepúlveda desbordó con soltura por la derecha y envió un centro tenso que Mateo Pellegrino empujó para el 6-0. Poco después, a los 65, el propio Bruno Sepúlveda celebró el suyo, aprovechando un balón suelto en el área para fijar el 7-0 final. El amistoso concluyó con un paseo futbolero. Dos equipos distintos pero unidos por una misma convicción defendieron la camiseta de Estudiantes. Fue una mañana de señales claras: presión, pelea en el mediocampo, movilidad en ataque, variantes convincentes y una ejecución que dejó siete goles y una certeza innegociable. La preparación continúa, pero el mensaje ya está escrito: cuando Estudiantes juega a lo Estudiantes sueña con algo serio.
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