Jump to content
FMSite en modo aplicación

Una mejor manera de navegar. Saber más

Football Manager Español - FMSite.net

Instala FMSite en modo App en tu dispositivo para mejorar la experiencia, recibir notificaciones nativas, premios y más!

Para instalar esta aplicación en iOS o iPadOS
  1. Tap the Share icon in Safari
  2. Scroll the menu and tap Add to Home Screen.
  3. Tap Add in the top-right corner.
Para instalar esta aplicación en Android
  1. Tap the 3-dot menu (⋮) in the top-right corner of the browser.
  2. Tap Add to Home screen or Install app.
  3. Confirm by tapping Install.

Respuestas destacadas

Publicado

banner-1.jpg

Capítulo 0. El inicio del intento de revolución.

- ¿Estás seguro de esto?

La voz de Heather le inquietó aún más, si es que era posible en aquella extrema situación. Su pregunta había ido a tocar el nervio central de todo aquel complejo de ideas que se le cruzaban por la cabeza desde que había aceptado aquella proposición. ¿Por qué la había aceptado? Suponía que responder esa pregunta, la cual resultaba decisiva en su actual situación, exigía irse tan atrás en el tiempo y rememorar tantas cosas malas que no valía la pena hacerlo. Al menos tenía un resumen claro y conciso: debía enmendar los errores del pasado.

- Se lo debo.

Le dio más vueltas aún a toda la vorágine que revoloteaba por su, antiguamente, vacía cabeza. La oscuridad de aquella húmeda y calurosa habitación le hacía pensar que había caído muy bajo. Pero no era eso lo que le ponía triste; era que debía haberlo hecho mucho antes, porque era la única manera de resarcirse de sus errores de antaño. Quizás lo peor de todo era que, arriesgándose a lo que se arriesgaba, no sabía si iba a ayudar de algo. Por lo menos le gustaba. Si es que le gustaba.

- El camino de cada uno es independiente, Alexander. No se lo debes.

Casi se le escapa una sonrisa a pesar de la dramática y nerviosa situación en la que estaba. Había dicho algo totalmente cierto que le ahuyentaba de hacer lo que estaba a punto de hacer. Pero lo más irónico es que era una cita de aquella misma persona a la que intentaba ayudar. En cualquier caso, pensó que era demasiado tarde para dar un paso atrás, y que era absurdo mantener una conversación en aquel lugar, en aquel momento. Levantó la mirada levemente, mirando de reojo cómo el cabello rubio de Heather caía sobre su rostro angelical. Tragó saliva, y por un momento se arrepintió de haberla seducido aquella noche de Manchester en aquel concierto de Radiohead. La había arrastrado hasta Rangún. ¿Quién en su sano juicio le haría eso al amor de su vida?

- No es a ella a quién se lo debo.

No se trató de una mentira. Las palabras de Alexander sonaron más convincentes que nunca, y aunque temerarias, hicieron calmar el ímpetu de supervivencia que sentía Heather en esa situación. Porque, si bien le iban a costar probablemente una libertad absoluta, acababa de comprobar que su esposo estaba convencido de todo aquel movimiento. Sin embargo, a la mujer le pareció algo excesivo. Un peso demasiado pesado para que un único hombre cargue sobre su espalda. Nadie es el responsable del destino de todo un país.

- Sabes que te acompañaré. Que te seguiré allá a dónde vayas. Pero piensa en todo esto. ¿De verdad quieres hacerlo?

Alexander se levantó, aunque su mirada siguió penetrante y fijada en el negro suelo sobre el que se mantenía. Su cabeza pendía de un hilo, y no parecía responder a su cuerpo y sí a la ley de gravedad. Colgaba como muerta, aunque su cuello le comenzaba a doler bastante. Respiró profundamente una y otra vez, inhalando y exhalando pausadamente. Intentó recordar momentos felices con su madre, y en menos de medio minuto ya había terminado con esa tarea. Esbozó una irónica sonrisa a la par que se pasaba la mano por su cabello negro. Forzó la mandíbula, pensativo. ¿Era todo aquello correcto? Le gustaba el fútbol, ¿pero aquello? ¿En aquella situación?

- No. Pero debo hacerlo.

Tras una mirada que duró menos de un cuarto de minuto, besó apasionadamente a Heather, que alzó su mano pasándola suave y lentamente por la mejilla de Alexander. Este volvió a suspirar largamente. En su suspiro se pudo meter sus esperanzas y sus sueños. Todas esas cosas que en aquel lugar no valían de nada. O, al menos no para nada bueno. Había llegado unas horas antes ese mismo día, y ya había visto lo que se puede sufrir por estar en el momento equivocado y en el lugar equivocado. Lo rememoró fugazmente, pero por rápido que fuese no pudo evitar volver a sentir ese odio imperativo.

- Heather, tú también lo viste, ¿no?

Tragó saliva. Mantuvo su frente pegada a la de su esposo. Ambas respiraciones se unían rítmicamente. El único soplo de vida verdadera en todo aquel edificio.

- Sí. Fue… Sí, lo vi.

Alexander se separó mientras cabeceaba afirmativamente con la cabeza repetidamente, aunque de manera corta, como convenciéndose a sí mismo de que estaba en lo correcto.

- Eso debe cambiar. Que te ocurre eso por una miserable canción…

- Claro, ¿pero qué te hace pensar que serás tú el que lo cambie?

- Sabes que mucha gente me escucharé por ser quien soy, Heather. Debo utilizar esa baza a mi favor. Y lo haré.

- ¡Pero mucha gente querrá matarte por el mismo motivo!

El grito desesperado de Heather retumbó en la pequeña sala, y sobrepasó la débil puerta que les separaba del exterior. Alexander sabía que estaba en lo cierto, pero seguía teniendo esa esperanza.

- Eso no me da derecho a dejar morir a toda esta gente.

soldado.jpg

Unos instantes después, y sin saber a ciencia cierta si estaba bien con su mujer, Alexander giró al fin el pomo de la puerta y se expuso a los flashes de las cámaras. Más de cuarenta se podían contar en aquella rueda de prensa, aunque lo sorprendente es que tan solo una fuera local. El único medio autorizado en el país. Un joven vestido de militar era el encargado de tomar las primeras planas de Alexander Aris para sorpresa y asombro del resto de periodistas desplazados hasta Rangún para cubrir aquella noticia que tan poco tenía de deportiva. Hechas las escuetas presentaciones, Alexander comenzó a responder preguntas flanqueado de cuatro militares y un hombre de avanzada edad que vestía chaqueta y corbata. Todos los presentes miraron con algo de respeto al representante local, pero al ver que no tomaba la palabra, fue un corresponsal japonés quien realizó la primera pregunta tras alzar la mano.

- Shunsuke Kuroko, para el Tokio Shimbun. ¿Cómo afronta este reto? ¿Cree que echará en falta la experiencia que otros sí tienen o han tenido?

- Sí, es cierto que no tengo demasiada experiencia en estas lides y que quizás sufra al principio, pero afronto todo esto con muchísimos ánimos, porque creo que se puede lograr mucho en el terreno de juego. Poco a poco, paso a paso. Veremos a dónde nos llevan los resultados.

- Pero es consciente de las limitaciones del equipo, ¿no?

- Claro. Sería de loco decir ahora que, por ejemplo, vamos a clasificarnos para la próxima Copa Asia o para el próximo Mundial. Soy realista y me fijo objetivos más acordes a nuestra calidad. Aún así, no renunciaremos a nada en ningún momento. Creo que salvo dos o tres selecciones, el resto de países están a un nivel alcanzable para nosotros. Así que habrá que entrenar mucho.

Había salvado esas dos primeras preguntas de una manera limpia y concisa. Quizás no fuese tan mal todo aquello. Lo que era totalmente cierto es que ya no había vuelta atrás. Tragó un poco de agua que venía embotellada, y vio de reojo a Heather, que aguardaba tras una gran cortina negra que no dejaba ver nada a los periodistas. Estos siguieron con la ronda de preguntas animadamente, pero con suma cautela.

- Lee Kwon-Yeon, del Chimsun Ilbo. La noticia de su contratación fue fugaz y resultó una sorpresa para la mayoría de la gente. ¿Qué le llevo a aceptar este cargo?

- Una cuenta… Bueno, acepté este cargo porque me agradaba la idea de entrenar en este país. Es una experiencia muy bonita de la que sé que podré aprender muchísimo. Estoy seguro de que muchas cosas que comprenda en estos años podré utilizarlas en mi carrera como entrenador, así que este ánimo fue el que me llevó a aceptar el cargo.

- ¿Pero no tuvo que ver nada el hecho de… ya sabe, de su ascendencia?

El silencio se apoderó de la sala. Alexander había pensado demasiado y ya no le daba tiempo a responder de manera concisa para así olvidar la metedura de pata del periodista surcoreano, que había tocado lo sensible de la situación. El cámara local echó al cronista una mirada fulminante y asesina, para luego seguir grabando. Esa fue la señal de que ya podía responder.

- En ningún momento pensé en ello cuando acepté esta oferta. Sólo me interesa mi carrera deportiva. Nada más.

Uno de los militares de la mesa se levantó nada más terminar de hablar Alexander para dar por finalizada la rueda de prensa. Todos los periodistas quedaron decepcionados, pero ninguno estuvo cerca de oponerse a aquella decisión. Mientras recogían, dos de los soldados escoltaron al entrevistador surcoreano hasta una habitación trasera.

Varios minutos más tarde todo se encontraba mucho más calmado. Apenas había rastro de militares en la zona, salvo los dos o tres que vigilaban el edificio. Alexander estaba tomando un poco de aire, observando a Heather comprar algo para picar. El camino de vuelta al hotel era largo. El hombre bien vestido se acercó a Alexander.

- ¿Qué tal el nuevo seleccionador de los Sangre Roja?

- Vivo. Es bastante, ¿no?

Ambos rieron. El viejo era Aung Win, presidente de la federación de fútbol del país. Un cargo que tenía más nombre que poder, pero que de algo le servía en contadas ocasiones. De poco, pero era algo en aquel país. Sacar provecho… no era poco menos que un honor y privilegio. Tras detenerse en su carcajada, se miraron fijamente y el anciano inquirió convencido.

- Mentiste con respecto a esa última pregunta, ¿no?

- ¿La de mi ascendencia? No sé si-

- Esto es Birmania, no Myanmar. Podemos ser un país libre. Puedes hablar conmigo abiertamente. Es más, te pido que lo hagas; jamás estaré tan cerca de Aung San Suu Kyi. Y ella es nuestra mayor esperanza. Ahora lo eres tú también.

- Entiendo que sienta eso señor Win, pero debe entender que mediante el fútbol no-

- ¿No qué? El fútbol es capaz de muchas cosas Alexander. Sólo tenemos que esperar.

El viejo se levantó mientras le estrechaba la mano al nuevo entrenador de la selección de Birmania. Del futuro nada sabía, pero se vislumbraba esperanzador entre tanta sangre.

banner-1.jpg

Te gusta dejarme en ridículo, verdad? Y que mi historia parezca un panfleto al lado de tu best-seller ;).

Mucha suerte con la historia, pequeño Pio. Será un éxito, como siempre. Mucho ánimo!

Bueno, bueno, bueno, nueva historia de Pio², una gran noticia. Aún me acuerdo del gran éxito que tuviste con Uzbekistán, a ver si puedes repetirlo con estos ;)

Suerte!

No te das un descanso, Pio? jeje

Felicidades por conseguir el HoF con la historia de Ayrtom y por suerte podré seguirte desde el principio que sin duda será igual o mejor que la pasada.

Primera historia en al que tendré el placer de seguirte desde el principio, siempre llegué tarde a las demás, cuando ya iban bastantes páginas... Suerte en tu andadura con Birmania. Seguro que detrás del hecho de entrenar a esta selección se encuentra una gran trama.

Editado por Xisco

Noo!!

Que grande Pio.. Termina una, y no cualquiera, y empieza otra.. Sos un grande. Te empiezo a seguir desde el principio asi no me pierdo capo!

Suerte, y a ver si esta tambien es HoF.

Saludos

pues, practicamente es un deber seguirte ;)....

la otra no la segui pues llegue muy tarde....

vamos a ver como le va a Alexander dirigiendo la selección de Birmania...

bonito reto Pio Pio....

suerte y salu2 :D

Anunciaste que volverías con otra historia pero nadie pensaba que tan pronto . Suerte con este nuevo reto del mito de las historias.

Uf... anda que has tardado en empezar una nueva historia. Esta además me recuerda a tus historias más "clásicas" (Uzbekistán, Bermudas), aunque veo que le vas a dar un toque "activista/polémico" con un protagonista así... La historia de Suu Kyi y su familia es admirable. Suerte por allá, esta vez espero seguirla al ritmo al que vayas publicando.

Estaremos por aquí Pio! Suerte.

Birmania... tremendo reto y más con las connotaciones políticas...

Te vuelvo a seguir una vez más, a ver que es lo que puede ofrecer ese pequeño país... sin duda el fútbol puede aportar y mucho a su desarrollo, más allá de éxitos o no.

Saludos ;)

Únete a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte después. Si ya tienes una cuenta, accede ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a este tema...
¿Cómo adjuntar imágenes? Súbelas a postimages y copia el "Enlace directo" en el mensaje.

viendo esta sección 0

  • Ningún usuario registrado viendo esta página.

Configure browser push notifications

Chrome (Android)
  1. Tap the lock icon next to the address bar.
  2. Tap Permissions → Notifications.
  3. Adjust your preference.
Chrome (Desktop)
  1. Click the padlock icon in the address bar.
  2. Select Site settings.
  3. Find Notifications and adjust your preference.